El gobierno chavista nunca ha sido responsable.
Al contrario, se ha tratado de un estilo de gobernar evasivo, manipulador,
embustero y el más teflón de toda la historia. No les importa nada. Lo único
que les importa es seguir en el poder y manejar los reales sin temor a juicios
e investigaciones. Esa es la clave.
Como está la impunidad por estos días está
claro que un chavista de cierto peso, digamos que llega a un ministerio y sin
necesidad de conocer la materia que trabajará, de inmediato hará tres cosas:
asegurarse de jalar lo suficiente al militar en jefe para asegurar el cargo la
mayor cantidad de tiempo posible, no le vaya a pasar como al pistolero de
Tierras a quien despidieron con todo su combo sin pena televisiva.
La otra segura es averiguar bien cómo es el
negocio de las comisiones, los contratos, las regalías, las compras y hasta los
chantajes posibles a ejecutar en el sector de su competencia. Con tanta plata
rodando, con una contraloría y una fiscalía amiga de todo lo que sea rojo y sin
temor a juicios, esta es la vía para entrar al capitalismo, asegurar el futuro
a punta de dólares y seguir siendo socialista de uña en el rabo sin ninguna
pena. En esta fase debe asegurarse de contar con la asesoría suficientemente
buena como para que la plata vaya a un lugar seguro en el exterior sin
posibilidades de que la cuenta sea identificada ni detectada.
Y la tercera, tal vez la más fácil, buscar un
culpable que asuma las ineficiencias que vienen pegadas a la piratería del
nombramiento, a la piratería en la gestión y al robo parejo que impedirá que el
dinero aprobado por Chávez en cadena llegue siquiera para comprar una poceta.
En esta sección, que además complace mucho al jefe, el pirata funcionario debe
ceñirse a la lista que toda la mafia roja usa con increíble coherencia. Los
culpables corporativos del chavismo son: el imperio, los cuarenta años, los
adecos, los copeyanos, los gobiernos anteriores, la Mesa de la Unidad
Democrática, la oposición, los conspiradores, los saboteadores, la iguana, el Niño,
la Niña, la canalla, Bush, Obama, el capitalismo, el neoliberalismo, el sector
privado, los empresarios, los medios de comunicación y ahora, muy importante,
Henrique Capriles Radonsky.
Es verdad que el chavismo, y especialmente el
rey convaleciente, han sido muy hábiles en eso de lanzar la culpa a otros y de
nunca admitir responsabilidades de nada. Unas estrellas de la
irresponsabilidad, sin duda. Ningún chavista que se respete dirá jamás:
¡Caramba! Se me quedó la comida en el contenedor más tiempo del debido y se
dañaron 5 mil kilos de carne de Brasil. Asumo la responsabilidad ante el país y
ante las autoridades. Jamás. Dirá en cadena nacional, al lado de
micomandantepresidente, que un submarino del imperio atacó el buque en el que
venía la carne retrasando la entrega. De hecho cuando la carne llegó ya estaba
podrida. Así que todo debe quedar claro: fue el imperio.
Ahora con Capriles como líder de la democracia
y encaminado a la presidencia se agrega al listado de honor del chavismo
irresponsable. Si hay un derrame, fue Capriles. Si agredieron a la oposición en
Cotiza, fue por culpa de Capriles. Si se robaron el oro del BCV, fue Capriles.
¡Qué piratas son estos chavistas!
Twitter: @Ejrl
erojas@eluniversal.com
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