Se trata de una tarea
de enormes dimensiones y que demanda de Jaua algo más que palabras y declaraciones
que no convencen a la oposición ni a su propio partido
El vicepresidente,
Elías Jaua, recordó ayer que el Gobierno le ha pedido insistentemente a sus
seguidores que "permitan el libre debate de las ideas", al referirse
al atentado cometido este fin de semana contra varios de los militantes del
candidato unitario de la oposición, Henrique Capriles, cuando visitaba la zona
de Cotiza en Caracas.
En el tiroteo desatado
por los militantes rojitos resultó herido un joven estudiante de Medicina, hijo
de Ismael García, candidato a la alcaldía de Caracas. Estos hechos de
violencia, grabados por habitantes de la zona y fotografiados por los
reporteros gráficos de los diarios capitalinos, demuestran, a las claras, que
las instrucciones del vicepresidente no son seguidas por los sectores más
radicales de su partido, que prefieren disparar antes que discutir
pacíficamente.
Pero lo más grave es
que el propio vicepresidente de la República pretenda desconocer y justificar
lo peligroso de estos hechos que no sólo alteran la paz pública sino que pueden
servir como mal ejemplo al resto de las bandas armadas oficialistas. En primer
lugar, Jaua no ha caracterizado su vida política por ser un predicador de la
paz social y del respeto al otro. Muy al contrario, siempre se le vio, desde
muy joven, como un agitador de la violencia en la UCV.
De manera que el país
le exige al vicepresidente un esfuerzo serio y permanente en función de lograr
la paz en estos meses que anteceden a las elecciones presidenciales de octubre.
Se trata de una tarea de enormes dimensiones y que demanda de Jaua algo más que
palabras y declaraciones que no convencen a la oposición ni a su propio
partido.
Las bandas armadas que
actúan contra la oposición, no sólo aquí en Caracas sino también en el interior
del país, no compraron esas armas con dinero de su propio bolsillo, sino que
fueron abastecidas de manera ilegal desde el poder que predica que esta es
"una revolución pacífica pero armada". Mayor cinismo imposible. Por
lo general esos grupos terminan actuando de forma anárquica y, como es el caso
de La Piedrita, ni siquiera le obedecen al propio Presidente de la República,
ni respetan a la Fuerza Armada ni a los cuerpos de seguridad del Estado.
En segundo lugar, tanto
el vicepresidente Jaua como su nuevo mejor amigo, el presidente de la Asamblea
Nacional, Diosdado Cabello, han declarado a los medios de comunicación que
Henrique Capriles estaba llevando a cabo "una campaña electoral ilegal",
como si recorrer un barrio y hablar con la gente estuviera prohibido en
Venezuela.
Ahora resulta que
Capriles está confinado en una zona, como en la época de la dictadura de Pérez,
desde donde no puede viajar, hablar, declarar o conversar con sus partidarios,
sin que le caigan a tiros. Mientras tanto, el PSUV pregona a los cuatro vientos
que hasta la fecha sus militantes han visitado y entregado material electoral a
más de 25.000 hogares en todo el país. La ley del embudo.
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La información de todo este blog es muy sesgada, tienen una posición pro imperialismo de mercado, deben agradecer que alguien les hace al menos una crítica.
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