El Partido Popular Español obtuvo en las elecciones del domingo pasado un triunfo aplastante que le ha proporcionado la mayoría absoluta tanto en la Cámara de Diputados (186 curules sobre un total de 350), como en el Senado (136 Senadores sobre un total de 208). Mariano Rajoy, luego de dos intentos frustrados (2004 y 2008), llega a la Presidencia del Gobierno Español con un respaldo popular que ha superado todas las expectativas y con la mayor mayoría absoluta en la historia del PP.
La crisis económica, la deuda pública, el estancamiento económico y el desempleo, que alcanza a la cifra de cinco millones de españoles sin trabajo, provocaron la caída del gobierno del Partido Socialista Español (PSOE). Esa es la herencia que recibe el nuevo gobierno y que constituye su gran desafío. Así lo reconoció Rajoy en las palabras que pronunció desde el balcón de la sede del partido para saludar a la multitud que festejaba el triunfo. Dijo que los enemigos de su gobierno son el paro, el déficit y todo lo que provoque el estancamiento económico de España. El cambio de signo político no es un acto de prestidigitación que permitirá sofocar la crisis milagrosamente. El nuevo gobierno y el nuevo parlamento tendrán la pesada responsabilidad de asegurar la salida de la crisis, proporcionar empleo a los 5 millones de desempleados, y reducir la deuda pública para alejar el peligro de tener que recurrir a medidas de rescate por parte de la Unión Europea.
Veamos ahora la situación desde un punto de vista egoísta. Los venezolanos demócratas debemos contentarnos por el regreso del PP al poder en España. Este partido, a diferencia del PSOE ha sido siempre muy sensible a la situación política que reina en Venezuela. En el pasado ha dado muestras sinceras de que le preocupa la suerte de la democracia venezolana. En la dirigencia del PP hay figuras importantes que tienen vínculos estrechos con nuestro país. Aun estando en la oposición el PP promovió iniciativas en el Parlamento Europeo y en el Consejo de Europa en pro de la defensa de la democracia venezolana.
Difícilmente la dirigencia del PP puede olvidar que el führer ha acusado a esa organización política, al Ex–Presidente del Gobierno José María Aznar y a su Ex-Ministro de Relaciones Exteriores Miguel Ángel Moratinos, de haber apoyado lo que él llama “golpe de Estado” del 11 de abril de 2002. Según el propio führer esa acusación se basa en ocho telegramas enviados a su gobierno por el entonces Embajador español en Caracas, con lo cual admite que las comunicaciones de la misión diplomática española y seguramente las de todas las Embajadas en Caracas, están intervenidas. A lo anterior se agrega que en repetidas ocasiones el führer ha calificado públicamente de fascistas al PP y a sus dirigentes. Tampoco hay que olvidar aquel desagradable y vergonzoso incidente que hace cuatro años protagonizó durante la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, cuando, en presencia de todos los mandatarios participantes en ese evento tildó de fascista al Ex-Presidente del gobierno español, lo que provocó una firme reacción de Zapatero en defensa de Aznar y la célebre frase “¿Por qué no te callas?” de su Majestad el Rey de España.
Luego de conocerse los resultados de las elecciones la Cancillería emitió un comunicado en el cual informo que el führer había felicitado “a los españoles por la jornada electoral”, y expresado su voluntad “de mantener una relación constructiva con las autoridades de España”. Nótese que la felicitación está dirigida a los españoles y no mención al PP ni al nuevo presidente del gobierno de España. Como adelantándose a los acontecimientos, el conductor de la Cancillería dijo que el führer está “expectante ante la conducta que va a tomar el nuevo gobierno español con respecto de Venezuela”.
No creo que el nuevo gobierno español vaya a cobrar o vengarse de todas aquellas afrentas. Pero las espinas quedaron clavadas y de alguna manera y en algún momento se las sacará. Si bien el nuevo gobierno tendrá que honrar los compromisos de negocios contraídos por el gobierno de Zapatero con el régimen venezolano, entre los cuales destaca las venta de naves para la Armada venezolana, es de esperar que el Gobierno de Rajoy se abstenga, entre otras cosas, de venderle al de Venezuela, como lo ha hecho el de Zapatero, pertrechos y material antimotines que sólo han servido para reprimir las manifestaciones populares en defensa de la democracia y hasta para agredir a indefensas damas opositoras..
Esperemos que Rajoy no haga como Juan Manuel Santos que después de haber sido insultado declaró que el führer es su “nuevo mejor amigo”.
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