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miércoles, 15 de junio de 2011

PACIANO JOSÉ PADRÓN VALLADARES: "DÉJENLO TRABAJAR"

Una nueva arremetida publicitaria del régimen hace de la frase “Déjenlo trabajar”,  eje central de su estrategia, insinuando que el pobre Presidente no logra cumplir su palabra, ofertas electorales y planes anunciados, porque la oposición se lo impide. El gobierno intenta hacer ver al venezolano desprevenido, que otra cosa sería si Chávez no tuviera una oposición que lo obstaculizara.  “Déjenlo trabajar” es una bofetada a la inteligencia del venezolano, que debemos responder con contundencia. Este régimen tiene todas las herramientas para trabajar por Venezuela, excepto -como si fuera poco- eficiencia y honestidad en la cúpula gobernante, hoy convertida en zamurera maloliente.

Bien se sabe -no digo nada nuevo- el Presidente Chávez tiene a sus pies, genuflexos ante él, los cinco Poderes Públicos, los que maneja a su antojo, imponiéndoles groseramente su voluntad, violando así la Constitución y el principio universal de separación de los poderes públicos, consustancial a la democracia.  En el único de los cinco poderes públicos donde hay presencia opositora, es en el Poder Legislativo; allí se sientan 67 diputados democráticos desde comienzo de este 2011, quienes no constituyen mayoría, no pueden impedir leyes absurdas ni decisiones inconvenientes. Recuérdese además, que en el quinquenio parlamentario anterior, 2006-2011, por error que en la oposición hemos reconocido, no hicimos elegir ningún diputado demócrata.

“Déjenlo trabajar” no puede referirse a que no se le dan los recursos económicos necesarios, ya que dispone, y sin control alguno, un dineral que no tiene comparación con el pasado. En los últimos doce años, Chávez recibió $ 600 mil millones por exportaciones petroleras, más $ 500 mil millones por ingresos fiscales.  Esa es una cifra que multiplica varias veces la recibida por el país en los doce años previos a la pesadilla.

Pero no solo gastó lo entrado al Tesoro Nacional por concepto de petróleo y de ingreso fiscal, sino lo que pidió prestado, y ahora debemos.  Hace doce años la deuda pública era de $ 27.900 millones, hoy asciende a $ 130 mil millones.  No contento con eso, la Asamblea Nacional, contrariando la Constitución y los intereses de la República, acaba de aprobar una ley de endeudamiento adicional por $ 10.465 millones.  Obsérvese bien, estamos hablando de una nueva deuda por préstamo de Bs.F. 45 mil millones, cuando estamos vendiendo petróleo a precio récord, algo más de 100 dólares por barril.

El Presidente está tan libre para gobernar, que ni siquiera requiere negociar las leyes en la Asamblea Nacional, ya que ordenó a la representación popular cuyo mandato feneció hace pocos meses, que le aprobara una Ley Habilitante que, inconstitucional desde el primer artículo hasta el último, le otorga facultades casi ilimitadas para legislar en Consejo de Ministros, donde ninguno de sus acólitos se atreve siquiera a expresar dudas sobre lo que el amo dice.

La única fuerza que tiene la oposición -y sabemos de su inmensa importancia- es la que emana de la justicia de sus actos y de la voluntad popular que ya quiere poner fin al gobierno hegemónico, cuyo único interés y valor es sostener a Hugo Chávez en la Presidencia de la República. Más nada importa. Ese fin justifica cualquier medio y perdona cualquier atropello. En Venezuela se permite el robo del dinero público para el partido gobernante o para los bolsillos de la boliburguesía obscena, que prevarica sin límite alguno y sin temor a nada, porque no hay control público, todos los factores están en manos del Presidente, quien sabe ponerle sordina a cualquier voz que se levante.

Nuestra fuerza, la que enfrenta la hegemonía despótica, está en el pueblo y en la verdad que nos asiste.  Si eso es obstrucción, si eso le impide trabajar -entendiendo por trabajo la destrucción de las instituciones, la pérdida de valores y el caos en la administración y los servicios públicos- entonces que se prepare. Vamos con todo.

pacianopadron@gmail.com

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