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miércoles, 10 de noviembre de 2010

COMUNICADO SOBRE VENTA DE REFINERIAS EN EL EXTERIOR. ASOCIACION CIVIL GENTE DEL PETROLEO

AL PAIS Y A LA CONTRALORIA

En relación con la decisión del Gobierno Nacional de vender el 50% de las acciones de PDVSA en la empresa Ruhr Oel, con sede en Alemania, y el anuncio de que también se vendería CITGO, propietaria de varias refinerías en los Estados Unidos, Gente del Petróleo denuncia que estas decisiones son contrarias al interés de nuestro país e invita a los venezolanos a fijar posición al respecto.

El negocio de refinación

Como es sabido, el petróleo que es extraído de los pozos tiene que ser transformado en productos tales como gasolina, gasoil, aceites y asfaltos para ser utilizado por los consumidores. Estas operaciones se llevan a cabo en refinerías que pueden ser sencillas o muy complejas. En los inicios de nuestra producción petrolera el consumo de derivados del petróleo era mínimo dado el poco desarrollo del país, siendo ésta una de las razones por las que todo el petróleo se exportaba sin refinar. Posteriormente, y por presiones del gobierno nacional, las compañías transnacionales se vieron obligadas a construir refinerías en Venezuela. Hoy, contamos con las refinerías de Puerto La Cruz, de El Palito y del Centro de Refinación de Paraguaná ( Cardón y Amuay), además de las pequeñas de Bajo Grande y San Roque.

El margen neto del negocio de refinación es el valor de la venta de los productos elaborados, menos el costo del petróleo que compra la refinería y menos los costos operacionales y financieros. Evidentemente este margen puede ser mayor o menor, dependiendo de la demanda y precio de los productos, del tipo y precio de crudo que procese y de los costos de operación. Estos últimos están determinados por la capacidad de la refinería para elaborar los productos de mayor valor. Así, una refinería de conversión profunda puede comprar petróleo pesado que es menos costoso para elaborar productos de mayor precio, lo cual le proporciona un mayor margen.

Construir y operar una refinería requiere una elevada inversión de capital que actualmente se estima en quince mil dólares por barril procesado (15.000 $/b). Además, cada día los gobiernos les imponen mayores requisitos para evitar la contaminación atmosférica, del agua y del suelo. Sin duda es un negocio menos rentable que la extracción y venta de petróleo crudo. Por ello en el mundo se construyen pocas refinerías, pero a los países y empresas productores les interesa contar con estas plantas, las cuales algunas veces producirán elevadas ganancias, en otras las ganancias serán menores y habrá períodos de ajuste del mercado en que pueden operar a pérdida. Por ejemplo, Ecuador debe enviar parte de su petróleo a nuestras refinerías y otros países petroleros como Irán y México deben importar gasolina por no contar con suficiente capacidad de refinación. Es decir, que un país o empresa que produzca petróleo, disponga de refinerías, de una red de distribución de combustibles y además una industria petroquímica, estará en mejor posición para enfrentar las crisis económicas mundiales que quien solo produzca petróleo. Un concepto básico es que nunca debe venderse una refinería en períodos cuando el margen es bajo, ya que el precio que ofertará el comprador será poco atractivo.

La internacionalización petrolera

La estrategia de una empresa integrada con los mercados externos fue diseñada por la PDVSA meritocrática con la aprobación del Estado venezolano representado por el entonces Ministerio de Energía y Minas, con la aprobación del Congreso y el visto bueno de los partidos políticos, CTV y Fedecámaras.

El objetivo era adquirir a bajos precios refinerías en el exterior para no depender de los compradores de petróleo, tomando en cuenta que la venta de crudo y productos es de primordial importancia para nuestra economía. Cabe recordar que a mediados de la década de los ochenta, PDVSA tuvo que recortar producción en casi un millón de barriles diarios por no llegar a un acuerdo en cuanto a precios con los compradores de petróleo. Además, se tomó en consideración que nuestros crudos pesados y extrapesados, con alto contenido de azufre, eran más difíciles de colocar en los mercados y por ende sus precios de cotización eran menores. La adquisición de refinerías en el exterior con el objeto de “comprar” mercado, fue una estrategia bien diseñada; además, adquirir refinerías ya existentes y adecuarlas era mejor negocio que construirlas en Venezuela, por no disponerse de suficiente recursos financieros.

Esta estrategia se inició en la década de 1980, adquiriéndose la refinería de Curazao en alquiler y comprando total o parcialmente refinerías en los Estados Unidos y en Europa. Actualmente, la capacidad total de refinación de estas plantas en el exterior es de 2.972.000 barriles por día, correspondiendo a Venezuela una participación de 1.732.000 b/d. En Venezuela la capacidad de refinación es de 1.303.000 barriles por día.

Ciertamente no todas esas refinerías procesaban crudo venezolano, pero además de ser un buen negocio, garantizaban una mayor independencia a la hora de negociar precios con los compradores de petróleo y que no tuviésemos que cerrar producción en caso de no llegarse a acuerdos satisfactorios. Por otra parte, había que pensar a mediano y largo plazo y tener en cuenta que PDVSA aumentaría su producción, en base a su Plan de 5 años, que este régimen no llevó a cabo. En el año 2001, del total de barriles de crudo exportado por día (2.014.000 b/d), nuestras refinerías en el exterior procesaron el 48%, es decir 1.026.000 barriles por día. Ese año la ganancia neta consolidada del negocio de refinación en el exterior fue de 727 millones de dólares. La adquisición de las refinerías en el exterior le costó a PDVSA tres mil millones de dólares ($ 3.000.000.000 ); construirlas en Venezuela tenía un costo de siete mil trescientos millones de dólares( $7.300.000.000 ).

Caso Ruhr Oel:

Esta empresa estaba inicialmente constituida por la Veba Oel y PDVSA ( 50 % cada una). Posteriormente BP adquirió las acciones de la Veba. La integran cuatro refinerías ubicadas en Alemania. Como toda empresa de refinación, ha tenido años con buenos márgenes y años de pocas ganancias.

Una de las ventajas que consideró PDVSA para asociarse con la Veba Oel fue que esta empresa tenía una tecnología para el mejoramiento de crudos extra-pesados y disponía de una red de distribución de combustible a través de su filial ARAL, que con un 19% del mercado alemán era la principal empresa distribuidora de combustible. Por otra parte, esas refinerías cuentan con plantas petroquímicas asociadas. La capacidad de refinación de las cuatro refinerías de Ruhr Oel es de 1.042.000 barriles por día, correspondiéndole a PDVSA 230.000 b/d. Por contar con estas fortalezas y además por ser hoy el peor momento para vender, consideramos que el haber cedido estas instalaciones a los rusos fue lesivo para los intereses nacionales. Vender por 1.600 millones de dólares nuestra participación del 50% en cuatro refinerías y en una petroquímica, además de una participación en el mercado de combustibles en Alemania fue un pésimo negocio. Construir hoy un complejo de refinación que procese la actual capacidad de Ruhr está en los 15.000 millones de dólares. Cabe reconocer que los bajos precios del petróleo en años pasados impidieron realizar los proyectos de adecuar estas refinerías a nuestros crudos. Periódicamente en la PDVSA meritocrática se evaluaba el comportamiento de la empresa para determinar la conveniencia o no de venderla y adquirir otra en los Estados Unidos. Con la actual política de asociarnos en la Faja del Orinoco con empresas que no cuentan con tecnología, ni con músculo financiero y tampoco con gerencia no es posible que Venezuela alcance la meta de llegar a los seis millones de barriles por día. Esta será una prioridad para el nuevo gobierno y en ese momento nos harán tanta o más falta que ahora las refinerías de Ruhr Oel, las de Citgo y las restantes que están ubicadas en el exterior.

Conclusiones:

La estrategia de la PDVSA meritocrática de adquirir refinerías en el exterior no era comprar plantas, oleoductos o centros de distribución, sino “comprar” mercado para no depender de los intermediarios y garantizar la colocación de nuestra producción petrolera que en aquel entonces se visualizaba con una tendencia a aumentar.

La venta de cualquier activo de una empresa es algo normal, pero la misma debe estar sujeta a un profundo estudio sobre sus consecuencias. En caso de que la venta se considere ventajosa, es importante determinar el momento adecuado para realizarla para poder obtener el mejor precio posible, efectuar las consultas e informar a los accionistas, es decir a todos los venezolanos, de los resultados del estudio y de cómo se realizaría el proceso de venta. Con relación a la venta de nuestras acciones en Ruhr Oel, Gente del Petróleo considera que la misma se realizó sin medir las consecuencias futuras y en el peor momento. Esto último influyó en que el precio obtenido fue un buen negocio para la empresa rusa y uno pésimo para Venezuela. Denunciamos que es inmoral que el gobierno alegue que vendió Ruhr Oel porque no procesaba petróleo venezolano, lo cual es parcialmente cierto ya que en el 2009 se procesaron 26.000 b/d, y al mismo tiempo apruebe participar en una refinería en Siria para procesar petróleo iraní y argelino.

Querer vender a Citgo porque el gobierno prefiere suministrarle petróleo a China, pagando un alto costo por el flete, para cancelar los préstamos recibidos, o bien para no correr el riesgo de un embargo por las demandas en contra de PDVSA que cursan a nivel mundial, merece el rechazo de los venezolanos. Independientemente de aspectos ideológicos, para Venezuela es mejor negocio colocar su petróleo en refinerías propias en los Estados Unidos que en el lejano mercado chino. Además, es volvernos otra vez vulnerables y que nuestro ingreso fiscal dependa de los mercaderes del petróleo. Esto cambiaría una relación comercial de muchos años con un cliente sólido y cercano por una relación incierta con un cliente lejano.

Al no justificarse estratégicamente esas ventas, es de presumir que el objetivo del régimen es disponer de efectivo para la campaña política del 2012 y para la compra de armas.

Por lo antes expuesto, Gente del Petróleo hace un llamado a todos los venezolanos, sin distinción política, a rechazar el acuerdo con la empresa rusa Rosneft y a oponernos a la venta de Citgo. También instamos a la Contraloría General de la República a que cumpla con su deber e inicie una investigación sobre estas inconsultas iniciativas de la actual PDVSA.

Caracas, 9 de noviembre de 2010

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