La dimensión del problema ecológico es otro. Es higiénico, de salud pública.
Hoy Copenhague es escenario de una farsa internacional. Todos repetimos como loros que estamos perturbando el clima del planeta. Esto no sería tan absurdo si no fuera porque, primero, la industria no afecta al clima más allá de lo que un escupitajo sube el nivel una piscina y porque, segundo, no importa lo que hagamos, el clima cambiará. Como lo ha hecho desde hace 4.500 millones de años que tiene la Tierra.
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¿Sabía usted, querido lector, que los humanos sólo producimos el 3% de todo el CO2 del planeta, que si el Polo Norte se derrite no elevaría ni un centímetro el nivel del mar y que la Antártida está engrosando su capa de hielo? El clima va a cambiar porque así sucede desde que el mundo es mundo. A veces de manera apocalíptica. Nos lo grita la historia geológica. Más del 99% de todas las especies animales y vegetales de la Tierra se han extinguido y los humanos no tenemos ni el más mínimo remoto poder para alterar las fuerzas catastróficas de la naturaleza. A lo sumo podríamos adaptarnos.
La dimensión del problema ecológico es otro. Es higiénico, de salud pública. Si queremos vivir mejor, como especie, debemos ser más limpios y armoniosos. Y tener menos hijos.
Jorge Sayegh
http://jorgesayegh.blogspot.com/
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