lunes, 9 de febrero de 2015

CHARITO ROJAS, LA SOGA EN CASA DEL AHORCADO


Golpe de Estado: violación y vulneración de la legalidad institucional vigente en un Estado por parte de un grupo de personas que pretenden, mediante la fuerza, sustituir o derrocar el régimen existente, sustituyéndole por otro propicio y generalmente configurado por las propias fuerzas golpistas.

4 de febrero se cumplen 23 años de la intentona golpista encabezada por Hugo Chávez Frías. Y mucha sangre ha corrido por Venezuela desde aquel nefasto día. El líder murió después de haber puesto patas arriba al país, dejándolo en manos de unos que no saben cómo enderezarlo porque ni siquiera se dan cuenta de que está torcido. Hoy vamos a recordar aquel golpe de estado, aunque sea nombrar la soga en casa del ahorcado.

No hay golpe bueno. Todos dejan tras sí una nefasta estela de sangre, ilegalidad, inestabilidad. El embate de un golpe de estado es mortal en la línea de flotación política, social y económica de una nación, que por décadas queda afectada.

Después de un período de estabilidad que era ejemplo de democracia en una América Latina dominada por regímenes gorilescos y repúblicas bananeras, Venezuela es sacudida en forma inesperada por una convulsión social que desembocó en saqueos, toques de queda, muertes y un despertar del sueño bonito del “país en desarrollo”, de la “Venezuela Saudita”. De aquella época cuando éramos felices y no lo sabíamos. La aplicación de un conjunto de medidas calificadas de neoliberales y dirigidas por tecnócratas, que liberaban los precios y aumentaba la gasolina, el Caracazo fue sorteado por el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez pero la inconformidad ya había anclado en el país. La Fuerza Armada reprimió y controló el violento desborde social, en el cual hubo severos daños a la propiedad e incontables pérdidas de vidas, para seguir adelante después de ese trágico febrero de 1989.

Hacía años, en alejados cuarteles, una oficialidad joven fue penetrada por el ideario comunista, sus espíritus cautivados por esa mezcla explosiva de Marx con Bolívar, de Nietzsche con Simón Rodríguez, que los llevó a asociarse en un grupo secreto llamado el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR 200) presuntamente porque se trataba de igual número de oficiales medios, a quienes llamaban los Comacates por ser tenientes, capitanes, mayores y comandantes. Su pasión por la política y por Venezuela, los llevó a hacer juramentos bajo el histórico Samán de Güere, como si de pequeños próceres se tratare, prometiéndose liberar al país de la corrupción, pelear las fronteras perdidas y territorios entregados, mejorar las condiciones de la fuerza armada, rescatar al alto mando militar de la subordinación a elementos políticos que consideraban corruptos y corruptores.

El Caracazo estimula la fantasía de tomar el poder y cinco tenientes coroneles, que habían sido denunciados ante unos superiores que hicieron poco caso de una presunta conspiración, organizan un golpe de estado para derrocar al presidente constitucional. Hugo Chávez Frías, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta Hernández y Miguel Ortiz Contreras se reparten las responsabilidades de penetrar las zonas militares con mayor contingente armado, Distrito Federal, Aragua, Miranda, Carabobo y Zulia.

El 4 de febrero el presidente Carlos Andrés Pérez aterriza a las 10 de la noche en Maiquetía, proveniente del Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, al cual algunos jefes militares le habían recomendado no asistiese porque había un rumor en la Fuerza Armada, que el presidente y la mayoría de los jefes de fuerzas, se negaron a creer. Y en realidad pareció increíble hasta que Pérez llega a La Casona, y es puesto en sobre aviso que hay un golpe militar en marcha. ¡Un golpe militar en la democrática Venezuela de 1992!

El presidente se va a Miraflores con el ministro de la Defensa Fernando Ochoa Antich y allí recibe el parte de una movilización de tanques que rodearán el palacio presidencial. Bajo fuego, Pérez abandona Miraflores en un vehículo sin identificación y por una salida no habitual, para irse directo a Venevisión y aparecer a la una de la mañana en las pantallas de tv venezolanas anunciando que había un golpe de estado en desarrollo pero que su gobierno lo estaba controlando. Sin embargo esto no era tan cierto: a esa hora las bases aéreas de La Carlota y Maracay, los aeropuertos de Valencia, Barquisimeto y Maracaibo así como las guarniciones de estas ciudades estaban tomadas por los golpistas.

Aunque Miraflores resistió el asalto al palacio, fue a costa de muertes en la Casa Militar. La imagen de las puertas del Palacio Blanco derribadas por un tanque fueron transmitidas al mundo entero por equipos de las televisoras internacionales Univisión y WTN, que a esa hora se encontraban por casualidad en la avenida Urdaneta, cubriendo un operativo de profilaxis social de la Policía Metropolitana.

La residencia presidencial de La Casona fue atacada por un grupo comandado por el capitán Miguel Rodríguez Torres, con saldo de muertes y daños serios a la estructura. Hacia las 8 de la mañana, las fuerzas leales al gobierno constitucional habían recuperado exitosamente casi todas las plazas tomadas. El comandante golpista de Caracas, Hugo Chávez Frías, se encontraba acuartelado en el Museo Militar, de donde nunca salió hasta que una comisión de oficiales fue a buscarle para que se rindiera e hiciese que se rindieran los últimos reductos de alzados, en Maracay y en el Fuerte Paramacay y aeropuerto de Valencia.

Ese fue el momento en que pese a las órdenes de Carlos Andrés Pérez de no mostrar a los golpistas, Hugo Chávez es puesto ante las cámaras para que ordene la entrega de los restantes alzados y reconozca públicamente su fracaso. Y ese fue el punto de quiebre, aquel “Por ahora” esperanzador que no permitió que su movimiento muriese con el fracaso del golpe.

Además de los cinco cabecillas, fueron puestos a la orden de la justicia militar 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados, contingente de los 10 batallones que se alzaron.

La población civil reaccionó con sorpresa pero si bien no apoyó el golpe, pues la participación de civiles en él se limitó a algunos líderes izquierdistas y grupos armados que creyeron que podrían aprovecharse en un segundo caracazo, tampoco fue crítico del movimiento. El desgaste del sistema bipartidista, el juego de la antipolítica contra la democracia, la corrupción de cúpulas militares y políticas y una situación económica que en aquel entonces se veía con pesimismo, hacían que la popularidad de Carlos Andrés Pérez fuese cada vez menor, contrastando con el atractivo de estos “Robin Hood” de uniformes camuflados que románticamente ofrecían pulcritud, honestidad e ideales bolivarianos.

El país parecía un cementerio de calles muertas el 5 de febrero, cuando se transmitió en vivo y directo desde el Capitolio la sesión de emergencia de las dos cámaras. Las palabras pronunciadas allí quedaron para la historia. El senador por AD, David Morales Bello, pronunció un lapidario discurso condenando el golpe sin ningún atenuante. Remató con “¡Muerte a los golpistas!” Para otros, esta sesión fue un aliento a su vida política. Aristóbulo Istúriz, diputado poco conocido de La Causa R, pidió que se incluyera en el documento de rechazo al golpe un considerando que hablara de las razones alegadas por los alzados para intentar un alzamiento militar. Su propuesta fue rechazada pero Istúriz disparó su carrera política y en diciembre de ese año fue electo alcalde de Caracas, derrotando al candidato de AD, Claudio Fermín.
Rafael Caldera, como viejo tejedor de la política, supo intuir la empatía que con los más desfavorecidos tenía aquel intento de golpe, y adoptó una posición al lado del pueblo y en contra de su adversario político Carlos Andrés Pérez: “Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer y de impedir el alza exorbitante en los costos de subsistencia, cuando no ha sido capaz de poner un coto definitivo al morbo terrible de la corrupción que está consumiendo la institucionalidad”. Así el anciano líder obtuvo el boleto para ser nuevamente Presidente, en 1994.

Las cifras oficiales reconocieron 34 muertos, aunque los reporteros de las fuentes de sucesos contabilizaron más de 100 decesos en esos días de golpismo. Los militares involucrados fueron tratados con mano de seda por una justicia presionada por la popularidad de los “héroes” rebeldes y la impopularidad que abatía de la silla presidencial a un Carlos Andrés Pérez, que fue sincero cuando ante su destitución confesó: “Hubiera preferido otra muerte”.

Muchos de los sediciosos fueron liberados, porque “obedecían órdenes superiores y no sabían que iban a dar un golpe”. Otros fueron condenados a penas menores y los líderes del movimiento, indultados por Rafael Caldera en cuanto llegó a la presidencia. Pero como dijo su hijo Andrés Caldera Pietri: “Mi papá le dio la libertad a Chávez pero no lo hizo Presidente”.

En efecto, el militar golpista del 92, que no creía en las vías constitucionales para cambiar el gobierno, dedicó su primera visita después de liberado de Yare, al dictador de Cuba, Fidel Castro. Y más nunca se liberó de tal tutela. Las ilusiones cambiaron y el arañero que quería emular a Bolívar se convirtió en presidente por gracia de la democracia, que permitió a un golpista “regenerarse” e ir por el camino constitucional.

Los hechos demuestran el engaño y Venezuela tiene casi 16 años pagando el precio de su ingenuidad al creer en una falsa oferta. La revolución que no figura en la Constitución cambió la bandera, el escudo, la moneda, la hora y hasta el nombre al país. Pero jamás entendió la lección de 1992. Nunca comprendió el sentido de la palabra “democracia”.

Charito Rojas
Charitorojas2010@hotmail.com
@charitorojas                                                                                        

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OSWALDO ÁLVAREZ PAZ, INDIFERENCIA CÓMPLICE, DESDE EL PUENTE

La sobre diagnosticada crisis general de Venezuela ya no sorprende a nadie en el continente o en el mundo. Las responsabilidades están ubicadas en un régimen ideologizado y conducido por una verdadera mafia ineficiente y corrompida, convertida en corruptora del país, mal que se extiende a toda la nación.
Esto es un desastre. Nada funciona bien. Tampoco hay políticas adecuadas para rectificar rumbos y lograr que las cosas mejoren en el mediano plazo. El régimen tiene objetivos de dominación a la vista y apela a todos los instrumentos a su alcance para alcanzarlos. Han tardado demasiado tiempo por los señalados factores de ineficacia y corrupción corruptora. Empezó el año diecisiete y vamos hacia peor.
De todos los males ya inventariados, uno de los peores es la degeneración hacia un narcoestado hoy en la mira de propios y extraños. El peligro del narcotráfico dejó de ser una amenaza para convertirse en realidad concreta y palpable. Lo del Cartel de los Soles no es un chiste, ni para ser utilizado como arma politiquera a favor o en contra de individualidades. No se trata de solamente militares de alto rango. En este negocio también hay civiles, políticos, empresarios y otros quienes por necesidad o ambición desmedida de riqueza y poder, hoy están al servicio de estas estructuras criminales.
Para apenas referirnos a una muestra de lo que estamos viviendo, diremos que las matazones registradas a diario por los medios de comunicación, el sicariato generalizado y el aumento descomunal de delitos cometidos bajo la influencia de las drogas ilegales están directamente vinculadas al negocio. Hoy es relativamente fácil hacerle seguimiento al dinero sucio por lo que los capos pagan con droga a quienes se ocupan del almacenaje y tráfico hacia el exterior. Esto alimenta el buhonerismo de la droga, la existencia de pandillas con zonas específicas para la venta al detal y los enfrentamientos terribles en barrios y urbanizaciones.
Confieso una creciente decepción ante el silencio cobarde de un liderazgo exclusivamente electoralista que le saca el cuerpo a los problemas más graves por temor o complicidad. La pobreza, la escasez, la inflación, el desempleo, el deterioro de la salud, la educación y los servicios básicos, entre otras cosas, alimentan el microtráfico de las drogas ilegales, el peligro mayor para la juventud tempranera. Es criminal “hacerse los locos” e ignorar el tema. Vendrán más sorpresas, de afuera hacia adentro.
Oswaldo Alvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz

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LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., PRESOS POR NADA

Uno de los aspectos por los que puede valorarse el talante de una democracia es por el tratamiento que le da a la disidencia. Mazmorras oscuras y frías, humillantes condiciones a los detenidos y amenazantes consignas hacia los adversarios denotan un profundo desprecio hacia el ejercicio de las libertades, pudiendo sin ninguna duda tildar al gobierno de dictatorial. Esto se reafirma al observar que los sitios de reclusión son lugares inadecuados en los que no se lleva registro del motivo que provoca la detención de algún individuo, viéndose imposibilitada la familia de conocer el estado y la condición del reo.
Alarma sobremanera el tratamiento dado por el gobierno a personas que simplemente tienen una posición. Hechos que en nada resultan escandalosos o que en lo absoluto revisten peligrosidad, son atacados con celeridad por las autoridades y los cuerpos de seguridad actúan como si se tratara de un atentado a la República.
Quienes son detenidos por la fuerza pública son confinados a lugares en los que no se respetan los derechos humanos y en esos casos, priva la palabra del Poder Ejecutivo sobre cualquier otro de los poderes del Estado. La autoridad que va a ordenar la detención e incluso a fijar la pena, pasa por encima de tribunales y burla impunemente las leyes, mientras la sociedad inerte observa las arremetidas de la represión.
La saña que encierra la actitud del régimen contra los que critican es reprochable. El haber encarcelado al padre Antonio Luis Mendoza por haber condenado la inmoralidad del gobierno gomecista y por pedir a la población que rezara por la suerte de los presos de La Rotunda, fue una aberración mayúscula.
Luego de nueve años de prisión, el sacerdote y abogado Antonio Luis Mendoza murió en Caracas. El peso de los grillos que deformó sus piernas no logró silenciar su conciencia. La falsa acusación de participar en una conspiración no enlodó nunca el nombre de una figura que fue a parar a la cárcel, simplemente por querer ayudar a su prójimo.
Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva

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AMÉRICO MARTÍN, ENTRE PERÓN Y FIDEL

Con menos furia, con menos éxito, henos aquí presenciando un nuevo, un sudoroso intento de construir una epopeya en el origen del proyecto revolucionario. El 4-F es la fecha del origen divino de la revolución bolivariana Es algo tarde, el sistema hace aguas y la tendencia al cambio -democrático- en paz pareciera ya irreversible. En todo caso, ahora cuando el inspirador del modelo ya no está entre nosotros y su lugar lo ocupa un civil reputado débil, la urgencia de esmaltar heroicamente el pasado corre pareja con la profunda crisis que aplasta a todos los estamentos del país y amaga con llevarse todo al diablo.
Es un alarde más bien común. Cada vez que una fantasía tronante vive su última hora, el líder o sus causahabientes, hacen más o menos lo mismo. El taita general Joaquín Crespo, último gran caudillo del partido liberal amarillo, puso la suerte del movimiento en el general Ignacio Andrade, un hombre pusilánime, disminuido, incapaz a ojos vista de parar más tarde la ofensiva desatada por Cipriano Castro, aquel furioso ególatra que vencía con las armas, si no con su elocuencia pomposa. Crespo se había dado a reverdecer la plataforma ideológica del liberalismo, a repasar en tono rosa su historia de logros reales y supuestos, todo para abrigar a su sucesor con un chaleco ideológico, construido con el pensamiento de los ilustres fundadores de su partido.
La flauta no le sonó, más después que la bala certera de un franco tirador dispusiera del arrogante “taita” en la Mata Carmelera. El fatal accidente no impidió la victoria de su causa, pero sin el jefe insustituible, aquel fue un logro con la marca de la muerte pintada en la frente.
El 4-F siguió un curso en todo contrario. Su jefe vivió porque se rindió, la operación fue derrotada no obstante el éxito de sus subalternos. En un almuerzo de fecha muy posterior, escuché a dos de ellos, comandante Arias Cárdenas y Urdaneta, ofrecer un relato sorprendente que el primero probablemente no repetirá pero el segundo estoy seguro que sí: -Nos reunimos, ya distribuidas las responsabilidades. Uno de nosotros propuso analizar dónde reagruparse si tuvieran que retroceder.
-¡Aquí nadie retrocede, nadie se rinde!, interceptó con vehemencia Chávez. Lucharemos hasta el final.
-Muy bien, así será.
Y así fue. Por la cabeza de nadie pasó la idea de flaquear. La sorpresa, no obstante, fue escuchar al jefe implacable anunciar que había tomado la decisión de rendirse.
¡Y encima los instaba a seguir su ejemplo! Fuera de anécdotas, vale asomar un dictamen sobre la naturaleza de aquella operación militar. El gobierno de Maduro y la ortodoxia de la lealtad chavista proclaman a rabiar que el 4-F fue una ejemplar rebelión cívico-militar. Similar a la revolución rusa de 1905 que sacudió al pueblo llano y los primeros soviets del imperio zarista. Esa fecha pasó a la historia del partido comunista cual “prólogo” de la revolución también proletaria y también soviética pero vencedora, de 1917. Y similar igualmente a la toma del cuartel Moncada por la tropilla improvisada de Fidel y que por interpretación muy peculiar de sus autores, fue el prólogo de la guerra de guerrillas que se llevará en los cuernos al dictador general Fulgencio Batista.
Audacias oficializadas. ¡Y ya ustedes saben, mis amables lectores, cómo retuercen la historia las viejas y nuevas autocracias para acomodarla a su cambiante interés! El 4-F de nuestros tormentos fue un clásico madrugonazo golpista que como la gran mayoría de ellos fracasó. Ni más ni menos. Lo de “cívico-militar” no le va.
Los civiles fueron escrupulosamente excluidos. Gabriel Puerta, entonces simpatizante del audaz comandante, me dijo que su partido, Bandera Roja, aspiraba a quitarle el acusado sesgo militarista a aquella conspiración de sables y botas.
Ofrecieron su participación, les dieron una hora y cuando llegaron, encontraron que los golpistas habían salido varias horas antes. Sencillamente no confiaban en ellos.
Ese golpe militar y solo militar encajaba en un modelo clásico descrito, defendido, aplicado y teorizado por el general Juan Perón en su obra Tres Revoluciones, editada por Peña Lilllo Editor SA.
Perón homologa sin más los conceptos de revolución y golpe. Lo esencial es ­dice -sin subterfugios- que en todo golpe militar (no añado nada, son sus propias palabras) transcurren tres fases: la preparación, la ejecución y la legitimación. En las dos primeras, las decisivas, las que afirman el liderazgo, solo pueden participar militares, los civiles sobran, perjudican, enredan, discuten demasiado.
La tercera fase, la legitimación o, digamos mejor, la aclamación, es la hora de los civiles, el salto del secreto extremo al ruido de las consignas y lemas. Es la plétora de la “r” y “erre” Rrrevolución, Patrrria, Guerrrra rrrevolucionaria.
El alimento de los héroes es la Aclamación. El pueblo llano y no tan llano llamado a aplaudir en las calles. La comunicación es unidireccional, jamás bidireccional. Uno proclama y el otro acepta. Fidel patentó una vieja práctica imperial. El césar en su palco del Coliseo y la muchedumbre entre panes y circos. Fidel en lo alto de la Plaza Martí somete propuestas al voto plebeyo. Con las Declaraciones de La Habana, septiembre 1960 y febrero 1962, dictó un viraje profundo de la izquierda latinoamericana y mundial, subyugada entonces por sus inmaculadas palabras. Con la fuerza de su retórica, encauzó a todos por los carriles de la llamada, por Regis Debray, “La larga marcha de América Latina”.
Sin escuchar ni a sus validos, el brillante caudillo decidió por el universo.
Perón, Fidel: el 4-F los retrata.
Americo Martin
amermart@yahoo.com
@AmericoMartin

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LUIS GARCÍA MORA, ¿Y LA MORAL REVOLUCIONARIA?,

La corrupción. ¡Ay, la corrupción!
¿Quién iba a pensar en ese 1998, ante aquel Chávez con su proclama apocalíptica en la que aseguraba que había que freír a los corruptos en aceite, que el régimen “revolucionario” que construiría se iba a terminar de consumir en esa misma paila, descompuesto hasta lo rancio?
Traicionaron los sacrosantos fundamentos de una izquierda guerrera y comunista, a la que podían condenar por cualquier razón política o ideológica, hermano, pero jamás por saqueadora, ni por choriza, ni por arrasar con los bienes de la Nación.
Rasgar la linajuda “ética moral revolucionaria”. ¿Qué les pasó, camaradas?
¿Cómo pudieron caer tan bajo, en esta corrupción generalizada que junto al desmadre institucional que nos acoquina tiene al Presidente de la República contra la pared? Y la corruptela se entreteje con las otras crisis: la de gestión social, la económica y la política, ésas que paralizan actualmente al Estado venezolano.
La sentina se filtra por los intersticios, camaradas.
Y la presión es tan intensa que, ante la imposibilidad interna de avanzar con cualquier investigación (dada la exagerada dimensión del problema que se ha estructurado en lo regional, lo continental y lo hemisférico), ya la prensa y la comunidad internacional han comenzado a tomar cartas en el asunto para someter a nuestro abollado país a un crudo examen, dada la posibilidad real de que, si a esto no se le pone coto, se nos convierta en un “Estado fallido”.
 (Si ya no lo es)
Hasta Jorge Giordani, el otrora megaministro para la Planificación Económica Estratégica del fantasioso Socialismo del Siglo XXI, volvió a saltar a la calle desde su santuario para advertir que el termómetro marca 40 grados, que esta crisis hay que asumirla y que hay aprobar una ley draconiana contra la corrupción, aunque los involucrados en la rebatiña se opongan. Todo eso junto a un curioso elemento definitorio: que mientras desde dentro del régimen la supuesta persecución de los corruptos se cierne sobre el estamento civil (con mayor particularidad sobre los miembros del equipo ejecutivo del expresidente de PDVSA, con un Rafael Ramírez aventado a la ONU) las acusaciones más graves de todas las que nos llueven desde el exterior se enfocan sobre el componente militar.
¿Por qué? Ah, ésa es una interrogante muy oscura.
¿Y por qué estas ópticas tan dispares? Porque es ostensible que las tenazas se cierran.
Desde el propio chavismo, por ejemplo, las corrientes de Marea Socialista y Clase Media Socialista (los únicos componentes que hasta ahora están protestando abiertamente contra la corrupción) están solicitando la renuncia en pleno del gabinete.
Y mientras eso pasa, hace unos días y en una especie de discurso alucinado desde el púlpito, Nicolás Maduro hizo un llamado “a la ética bolivariana” y, por supuesto, a la lucha contra la corrupción. Es decir: hablaba contra aquel camarada que se pudrió en algún lugar de nuestro país.
Porque para Maduro, la corrupción es el disolvente más poderoso de la estabilidad gubernamental. Pero, en lugar de saltar para evitar los baches, cae en todos.
Un ejemplo: ¿cómo es posible que un presidente como Nicolás Maduro, que sabe que hay investigaciones en curso por narcotráfico contra miembros de su gobierno, se busca para reestablecer las relaciones con Washington (como si él como jefe de Estado no pudiera coger el teléfono directamente) a Samper? ¡El único presidente latinoamericano al que Estados Unidos le ha quitado la visa por asociación con el narcotráfico!
¿Qué es eso? ¿Hasta dónde puede llegar tanta confusión?
Cierto es entonces, camaradas, que en Miraflores aún están anclados en los sesenta. Y ahora es peor porque, de cara al público, parecen como triturados por la presión militar y se muestran ante el resto de Latinoamérica como los únicos que no se terminan de despertar de esta loca fantasía revolucionaria. Absolutamente fuera de sincronismo.
Y sin tocar piso, como en los volátiles del beato Angélico, no se percatan.
El país se nos está viniendo encima y, en una actitud inconcebible e inquietante, el Presidente de la República todavía no encabeza un programa serio para combatir un problema como la corrupción. Todas sus respuestas devienen tardías e insuficientes, con el efecto gatopardiano tan funesto de mantener intacto el esquema estructural.
No hace nada.
Tanto es así que lo inviable del cuadro apunta a que la situación se va a poner peor. Como decía alguien por ahí: “Pareciera que hay un entramado tan denso en la toma de decisiones del Alto Gobierno que, como todo el mundo protesta cada vez que se quiere ajustar algo, la situación se torna paralizante”.
Entonces las preguntas: ¿Desde dónde se está trancando el juego? ¿Desde el estamento militar o del civil? ¿Quién? ¿Quiénes?
Tal como indicaba en este mismo medio el economista Asdrúbal Oliveros, cuando observamos la caída de compra del salario y las cifras de pobreza, está claro que la conflictividad va a aumentar. Y el riesgo de que el Gobierno opte por acentuar la polarización en un escenario de tierra arrasada se materializa, sobre todo cuando el único objetivo es el de permanecer en el poder.
Es un secreto a voces que el Presidente tiene problemas de liderazgo y que, para decirlo en lenguaje económico, “hay grupos captadores de renta que se oponen a cualquier reforma”.
Porque, camaradas, es sabido que la democracia es un sistema que descree de la bondad universal y desconfía de la codicia humana. De ahí que exija los contrapesos y los controles más rigurosos para impedir los abusos del poder y por eso, cuando aparecen, los debe sancionar.
Pero aquí alguien dio la espalda a todo esto hace mucho tiempo. Alguien cedió ante el ofrecimiento y el soborno, las coimas, la malversación, la subvaluación y la hipervaluación de los precios, los escándalos políticos y financieros y el tráfico de influencias. Alguien cedió al uso de la fuerza pública en apoyo a dudosas decisiones judiciales y las sentencias parcializadas de los jueces, los favores indebidos y los sueldos exagerados de las amistades, a pesar de su incapacidad. Al financiamiento ilegal del partido.
Todo el librito. Entero.
De ahí que la palabra revolución se haya tornado decorativa. Y es que hacerse millonario en su nombre la ha devaluado tanto que, como diría Gabriel Zaid, “no hay una palabra más emputecida”: Revolución.
Hay que admitirlo: lo notable es que siga usándose.
¿Recuerdan hace quinquenios cuando la honestidad revolucionaria era el discurso obligado? Era como la vestimenta indispensable para ser admitido en el asunto. ¿Y todo eso para terminar en una guía práctica para acomodarse en la ruta del éxito, ante una derecha que, como diría de nuevo Gabriel Zaid, era lo inhabitable, el infierno?
Camarada, reconozcámoslo: aquí la bandera revolucionaria sólo ha servido para trepar y prosperar en nombre de los pobres que hemos reducido a la mendicidad política.
Camarada, a ti antes cualquier signo de prosperidad te hacía sentir culpable. Incluso: te hacía sentir vulnerable frente a las persecuciones y chantajes. Pero está aquel juego de palabras ético: no se está del lado bueno por tener razón sino, por el contrario, se tiene razón por estar del lado bueno.
Camarada, ¿alguna vez creíste que podías vivir en el Country o en La Lagunita? ¿Vevir en el Este de Caracas, de donde huiste con sólo abominar de la explotación? Es paradójico, sí: se adoptan las posiciones más radicales cuanto más mejoras el statu quo de tu propio subidón social y económico.
¡Ay, camarada! ¡Cuán fácil es relativizar los conceptos! Mientras tanto, como dice Freedom House, Venezuela es una mezcla tóxica de corrupción y desgobierno.
¿Pero y tú? ¿Qué vas a hacer en este momento tan delicado? ¿Seguirás exasperando los conflictos ante una élite que se muestra incapaz de resolverlos? ¿O recurrirás, como cualquier gorila latinoamericano, a escalar la crueldad, la represión y la cárcel con las armas de fuego?
Camarada: ¿cómo piensas sacarle el cuerpo al matadero?
Luis Garcia Mora
aguilaluis_7@hotmail.com
@LuisGarciaMora

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VICENTE BRITO, "EL GOBIERNO SUSTITUYE LA GUERRA ECONÓMICA POR CONFRONTACIÓN POLÍTICA CONTRA LOS PRIVADOS.", RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN.-

Es evidente que el gobierno sustituye la guerra económica por la confrontación política contra los privados, lo cual nos indica que en su estrategia de dominio de la opinión pública, ha escogido al sector privado como su contendiente. La prueba más evidente es que en las intervenciones de los voceros públicos, el tema de opinión es demostrar como el sector privado viene realizando una macro estrategia para fomentar la escasez y elevar precios para minimizar la capacidad de consumo de los venezolanos y desmejorar su calidad de vida, lograda por las políticas gubernamentales desarrolladas en los últimos años.
La toma de empresas y tierras vuelve a ser el factor protagónico de la estrategia gubernamental, ahora más necesaria ante la compleja situación de las finanzas públicas por la baja del precio del petróleo y las necesidades crecientes de importar ante la dramática caída de la producción nacional y verse el gobierno imposibilitado por no tener los dólares necesarios para realizar esas importaciones.
La acción pública es revisar depósitos, ver cuánto inventario de mercancías tienen en existencia, verificar precios y lograr la justificación para demostrar la disposición de esa empresa de "provocar escasez y especular subiendo precios "como parte de un plan denominado "guerra económica" para generar las largas colas y las dificultades que tenemos los Venezolanos para conseguir alimentos y demás productos necesarios para cubrir nuestra necesidades. Esto le resulta fácil de lograr y demostrar cómo la empresa privada lleva adelante un plan maquiavélico contra el "pueblo", lo cual justifica la acción gubernamental de confiscar mercancías, tomar empresas y meter presos a directivos y socios de estas.
Así el gobierno trata de tapar el desastre que tienen las empresas y tierras públicas que fueron tomadas por ellos de los privados, que producen muy poco o nada a pesar de tener recursos de miles de millones de dólares para importar y de bolívares para cubrir sus infinitas perdidas. Lo podemos observar en AgroVenezuela donde se colocaron más recursos en los últimos años que lo que se invierto en la producción de alimentos en Uruguay y Argentina donde producen hasta 10 veces lo que nosotros, que disminuimos producción y no se lograran las metas establecidas, que no lograron ni un 25% de lo estimado.
Los venezolanos si conocen la realidad de la situación que los angustia y sabe que esa responsabilidad la tiene la política de gobierno denominada socialismo SIGLOXXI, que sustituyó a buena parte del sector productivo privado por público. Al recorrer el país observamos grandes extensiones de tierras abandonadas, agroindustrias paralizadas y buena parte de los equipos y maquinarias en mal estado, eso sí es la guerra económica, generada por una gerencia publica ineficiente y malversadora en el manejo de grandes recursos públicos para producir, que solo logro la actual situación que padecemos los venezolanos.
Hoy los privados somos victimizados por la estrategia de opinión publica desarrollada por el gobierno que ha decido confrontarnos políticamente para fortalecerse electoralmente, para las próximas elecciones de la Asamblea Nacional.
Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución

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IVÁN OLAIZOLA D’ALESSANDRO, 4 DE FEB., PARANINFO DE LA SEMANA

23 años desde aquella madrugada que amaneció de golpe. Era yo rector de la UNEXPO y tenía residencia en Barquisimeto. La mala nueva me la comunicó mi hija desde Caracas: “Papa parece que hay un golpe de Estado, pon la televisión”. Mi primera reacción fue llamar a la casa del gobernador de Lara, para ese entonces José Mariano Navarro, me dieron alguna información y me invitaron a que me fuese para esa. Atravesé la ciudad de oeste a este, estaba totalmente sola. Con el gobernador estaban su tren ejecutivo, algunos jefes militares, miembros del partido AD, el rector de la UCLA, hoy fallecido, Ricardo García de Longoria y algunas otras personas. Las comunicaciones con Caracas, con el ministerio del Interior, difíciles. Había mucha confusión. De pronto apareció el presidente Carlos Andrés Pérez en las pantallas de Venevisión, aplomado, ordenó a los alzados que se rindieran. Algo de tranquilidad entre los presentes. Minutos después, no recuerdo cuantos, en esa misma pantalla Eduardo Fernández. Mayor tranquilidad. El principal partido de oposición repudiaba el golpe, apoyaba la constitucionalidad. Respiramos, se salvó la república. Como fue aclarando el día se fue aclarando la situación. Son pocos los alzados. Maracaibo y Maracay, solo unos pocos batallones de paracaidistas. El jefe del golpe se atrincheró en el Museo Militar. Finalizando la mañana vimos a un amigo mío, el contralmirante Daniel en TV, por cierto dada su apariencia pensé que él era el alzado rendido. Error. Fue entonces cuando oímos el “por ahora”. Volvió la calma.
En la sesión del Congreso todos los discursos condenado el fallido golpe. Un senador pidió “muerte a los golpistas”, lo que le costó la presidencia del cuerpo. Y al Dr. Caldera decir “democracia con hambre no dura”, lo que provocó una segunda intervención de Aristóbulo, esta vez dorando la píldora. Esa misma tarde regresé a Caracas, carreteras solas, indicio de que nadie apoyó el fallido golpe. Al principio apoyo mundial a CAP. Fidel, OEA, ONU, partidos, empresarios, universidades. Los Notables y sus propuestas. Las justificaciones. Yare y el peregrinar. La salida de CAP.
El chiripero, Caldera y el sobreseimiento. El comandante a la calle. A sacar cuentas, qué más conviene. RCTV, El Nacional, Cisneros, muchos intelectuales, periodistas, todos “creyones”. Bienvenido comandante, que bien comandante, usted es el hombre comandante. La Universidad de la Habana. La candidatura. El error de AD con Alfaro. La prepotencia de Salas. El 53% del 60%, es decir el 32% del electorado lo votó. El encantador de serpientes hizo el trabajo. Discurso en el Ateneo, paradigma de un vulgar engaño. Juramento ante la moribunda. Máscaras abajo. Fidel y Cuba. Un solo poder. Bolívar, Rodríguez, Zamora. Militares en todas partes. Constituyente inconstitucional, elecciones y año de ñapa. El 32% se convirtió en mayoría. 11A, vacío de poder, golpe fallido, autogolpe. 13A, regreso triunfal. Huelga general, Altamira. Solitud de Referendo, encuestas bajas.  CNE con firmas planas. A Cuba, misiones. Encuestas arriba. CNE ahora sí. Plebiscito. Perdió pero ganó. Exprópiese. Deténgase. Invádase. Amenazas. Insultos y cadenas y más cadenas. Socialismo del siglo XXI. Carnaval electoral. Barril a más de $100. El invicto. Misiones y misioncitas. Billetes para todos. País palo abajo. Y llegó la incurable. Y se murió. Y dejó un heredero. Y nos terminamos de hundir. Y el gran legado. Escasez, inseguridad, corruptos, traficantes, inflación, represión, presos y exiliados, migrantes, cero producción. No hay. Se acaban los amigos. Nubarrones.
Dios está ocupado en otras actividades, no tiene tiempo para proveer. Algo se está pudriendo. Huele mal.                                  
Iván Olaizola D’Alessandro
Iolaizola@hotmail.com

@iolaizola1 

HUGO CESAR RENES, CONFUNDIDOS PERTURBADOS, DESDE ARGENTINA

*El recogió en la avenida algo que brillaba. Un latoncito redondo con un dibujito escolar de laureles, una lámpara y una pluma. Detrás se leía Jardín Rayito de Sol y debajo Ayelen. Sintió un estremecimiento, como si esa anónima niña le estuviera diciendo algo. Y luego el escalofrío: debería desprenderse de ese objeto que quizás lo implicaba en un estupro, un secuestro, una muerte. Muchas películas, mucha alienación en una ciudad futurista del pasado, perturbada por malas noticias y presunciones siempre fatalistas
*Camina en esa hora impropia en que no es amanecer ni noche. Mira el suelo, nunca el cielo. Junta puchos. Los guarda en una bolsita de arpillera confeccionada para la ocasión. Imagino que luego los desventrará y armará los suyos. Los venderá, canjeará a otros como él por alguna cosa. Duerme en la bajada, habla solo, reza mucho y hace años que no fuma. Debe ahorrar para la empresa.
*Le hablan por el teléfono de línea insistentemente acerca de precios y cifras. Luego le pasan un largo número de celular y le sugieren que anote. Lo intenta hacer sobre un papel grande que está en su escritorio pero no lo logra. Hace un tiempo le sucede: olvida el garabato correcto para diseñar el dos, el tres o el 9. Los ha perdido en la vorágine de ventas, viajes y velocidad con que se alimenta esa bestia fenomenal que se llama Progreso. Los chorros de dinero siguen entrando pero ya no puede ni reconocerlos. Lo hace su contador que para eso está.
*Ellla venía distraída por Avenida del Rosario y atropelló a un cachorro, pero continuó su marcha sin detenerse ni mirar atrás. Por eso cada noche, cuando regresa a su casa y la reciben sus dos perrazos ella los empuja, maltrata, perturbada porque siente no merecerse el cariño de animal alguno.
*Viven en una casa con aire sagrado, verde mar con manchones de humedad. Pero si uno espía lo que verá será monstruoso: un living donde se los suele sorprender desde el atardecer hasta la medianoche mirando tevé, ambos vestidos con sus uniformes de empleados de Parques y Paseos rodeados de gatos y en medio de pilas de cajas, cajones dispersos como pilas entre los muebles, hacinados como en una fortaleza. Son "acumuladores" ambos; una enfermedad que consiste en no tirar nada. Entran la basura en lugar de sacarla. Allí, en ese castillo horroroso habrán de morir un día y quizás sean devorados por sus propios mininos.
*Todo lo que hará un gobierno y que sirva para las generaciones futuras será denostado, envilecido, maltratado, ridiculizado. No tienen visión de la sanidad ni del futuro. Se quejan, hacen barullo y sueñan con golpes de estado. Juegan con eso porque están salvados del bolsillo y en el fondo, además de lo económico, anexan el sufrimiento ajeno. Sin ello, sin percibir al dolor ajeno, nada les cierra. Es el plus de sus grietas emocionales. Se los ve correctos y modernos, pero son ancestrales monstruos de estos pantanos, impávidos, asesinos, perturbados y perturbadores.
*A las mujeres que pasan ni las miran. Toman café hablando con sus conocidos, impertérritos y eficientes. Tienen familia constituída. No hacen chistes gruesos y son muy pero muy progresistas. No obstante, a veces, en las tardes si alguien los pudiera espiar, acechan con la mirada, desde dentro de sus vidrios polarizados la salida de los niñas de los colegios religiosos.
*Creía que Dios le hablaba. Escondieron un viejo intercomunicador entre pilas livianas de papel y otro, desde una oficina empezó a susurrar su apellido. El pidió silencio y gritó si no escuchaban. La voz parecía salir desde un túnel invisible. Complotados, todos lo ignoraron. Cuando descubrió el embuste, penosamente, con rabia se echó a llorar. Y sus compañeros de trabajo, impresionados se alejaron del hecho como si lo ocurrido hubiese sido un crimen y no una broma.
*Cada noche tiene miedo de morirse durmiendo, por eso acude a las pastillas. Cuando logra conciliar el sueño imagina que está aún en estado prenatal, flotando en agua ambarinas, delicadas, junto a su mamá. El psiquiatra con tino le aconsejó compañía nocturna y le trajo de regalo un cachorro de labrador color café.
Ahora va perdiendo el terror a fallecer porque ha descubierto que tiene a quien cuidar.
- Yo estaba perturbado, pero la vida es más simple, le dice al doctor agradecido y feliz. El médico, entonces, decide él también conseguirse un animalito.
Hugo Cesar Renes
hcr1942@yahoo.com.ar
@hcr1942

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ADOLFO R. TAYLHARDAT, MANÍA PERSECUTORIA

No pretendo echármela de psiquiatra, pero evidentemente hay comportamientos en las personas que revelan desequilibrio mental. Uno de esos comportamientos es la manía persecutoria. Por lo que he leído, la manía persecutoria es una forma de esquizofrenia paranoide y entre sus manifestaciones figuran: ideas delirantes carentes de elaboración, sentimiento de ser perseguido o de estar amenazado de muerte, obsesiones, percepciones o creencias falsas.  El afectado expresa su manía persecutoria con convicción  y hace una defensa airada de su persona.
Todo esto viene a colación porque  en nuestro país hay un caso notorio de maniático persecutorio. Se trata de un personaje de altísimo nivel, el más alto de todos, que se lo pasa denunciando supuestos intentos de magnicidio de los cuales asegura tener pruebas y la identidad de los involucrados las cuales ofrece hacer públicas pero  nunca las revela, simplemente porque sólo existen en su mente trastornada. También denuncia una supuesta conspiración de lo que él denomina burguesía de extrema derecha para presuntamente derrocarlo. En esa conspiración imaginariamente estarían envueltas las autoridades del “imperio” cuyo propósito sería adueñarse de los recursos naturales de Venezuela y particularmente de su petróleo. Otra de sus fantasías es la de que la disidencia venezolana moviliza la opinión pública internacional para desacreditar su régimen. Cuando tres vicepresidentes latinoamericanos visitaron Venezuela, además de insultarlos dirigiéndoles improperios, aseguro que esos distinguidos visitantes venían a Venezuela a conspirar con la oposición para derrocarlo.   En la víspera de la reciente Cumbre de la CELAC denunció que en Costa Rica se preparaba un atentado contra él. Esto obligó al Presidente de ese país a afirmar que la seguridad de todos los participantes en la Cumbre estaba plenamente garantizada.
Pero el colmo de los colmos es lo que acaba de decir. Según el aludido, cuya identidad seguramente mis lectores habrán ubicado, “ha arrancado una campaña de guerra psicológica mundial para justificar un golpe contra Venezuela”, en la cual estarían involucrados diferentes medios internacionales. Anunció que enviará al presidente Obama  una carta para exigirle “el cese de las conspiraciones que desde su gobierno se ejecutan en contra del pueblo venezolano y la revolución bolivariana”. “Entre muchas cosas, presidente Obama, le voy a enviar una carta un poco ubicando el momento histórico que está viviendo la revolución de independencia en Venezuela y exigiéndole a su gobierno que pare todas las medidas de conspiración financiera, política, económica, psicológica y de todo tipo contra Venezuela.  Aspiro que usted…  a tiempo reconozca el fracaso de las política estadounidenses desde el presidente George Busch, para tratar de dirimir (sic) y destruir a la Venezuela bolivariana, a la Venezuela revolucionaria”. 
La obsesión aumenta día por día. El sábado pasado, en una aparición en VTV, volvió a arremeter contra el gobierno de los Estados Unidos. Dijo textualmente lo siguiente: “Presidente Obama, su gobierno en pleno está conspirando para derrocar al gobierno legítimo de Venezuela. Usted lo sabe, Presidente Obama, todas las agencias de su gobierno, DEA. CIA, FBI, NCA, todo su gobierno está metido en la conspiración. Su gobierno en pleno está conspirando contra Venezuela, está metido en un plan para llenar a Venezuela de violencia para justificar y provocar  un golpe de Estado. Todo su gobierno completo está metido en la conspiración”
¿No es todo esto manía persecutoria? Su fantasía delirante “va in crescendo”. Pasó de una supuesta guerra económica local a una campaña psicológica mundial y a una conspiración del gobierno Norteamericano  dirigida por el presidente norteamericano quien utiliza con ese fin a los medios internacionales y a todas las agencias de su administración.
Este acrecentamiento de la obsesión se advierte desde que trascendió la noticia de la deserción del Capitán Leansy Salazar. El ilegítimo y toda su corte de corruptos deben estar temblando porque Salazar, quien fue responsable de la seguridad del dictador fallecido y últimamente del presidente de la Asamblea Nacional,  presenció las  operaciones delictuosas, de corrupción, de fraude de lavado de dólares  y de tráfico de drogas que tienen lugar en las más altas esferas del régimen. Debe estar informando a las autoridades norteamericanas con información de primera mano, que revela la podredumbre que impera en la cúpula del gobierno y en los altos niveles de la fuerza armada donde militares de alto rango se han vuelto multimillonarios como miembros del “cártel de los soles.
La noticia  sobre la deserción de Salazar, de su esposa (también militar) y de otros ocho oficiales del ejército y la armada, igualmente portadores de información que compromete a la mafia de altos personajes del régimen que han expoliado las arcas de la nación durante los 16 años que lleva el chavismo usurpando el gobierno ha recorrido el mundo y ha sido divulgada por los diarios, los canales de televisión y las emisoras de radio en muchos países. Esto es lo que el ilegítimo llama “campaña de guerra psicológica mundial” promovida supuestamente por el Presidente Obama.
Hace apenas unos días  dijo que durante la Cumbre de las Américas hablará con el Presidente norteamericano sobre la posible normalización de la relaciones Venezuela – Estados Unidos y el viernes, en una aparición televisiva reveló que “Joe Biden  (el Vicepresidente de los Estados Unidos) le dijo en Brasil “queremos mejorar las relaciones con Venezuela”.
Luego, el domingo, durante una cadena nacional de radio y televisión arremetió contra el Vicepresidente norteamericano. Aseguró que durante una reunión realizada en Washington con  los países del Caribe  el Vicepresidente Biden le dijo los presidentes y primeros ministros caribeños que se encuentra en marcha un plan para derrocarlo. “El poder imperial del Norte ha entrado en  fase peligrosa de desesperación y han ido a hablar con gobiernos del continente para anunciar el derrocamiento de mi gobierno”.
Las relaciones de Venezuela con los Estados Unidos no confrontan ningún problema. El problema es entre los gobernantes venezolanos (primero el difunto dictador y ahora del ilegítimo con los presidentes del país del norte) y actualmente las Embajadas de ambos países se encuentran acéfalas como resultado de uno de esos arranques de irracionalidad que caracterizan al régimen. Las relaciones comerciales, económicas transcurren dentro de un curso normal. Estados Unidos sigue pagando en dólares el petróleo que le vende PDVSA y Venezuela le paga también en dólares al “imperio” el petróleo y derivados que le compra. El régimen sigue trayendo de los Estados Unidos  toneladas de productos alimenticios y de otros ramos para tratar de aminorar el desabastecimiento que desespera a la población. Los venezolanos viajan sin trabas  a Norteamérica -incluso muchos chavistas - y viceversa, los norteamericanos viajan sin trabas a Venezuela, aunque con mucha justificada aprehensión por la inseguridad que reina aquí.
Pero luego de estas últimas embestidas contra los Estados Unidos y sus autoridades difícilmente puede producirse un relajamiento de las tensiones. Debe preocupar a todos los venezolanos, incluso a los chavistas, que el país esté en manos de alguien con serios problemas de personalidad como los descritos.
Adolfo R. Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com
@taylhardat

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ANDRÉS HOYOS. LOS SERES HUMANOS CONSTRUIMOS JAULAS PARA ENCERRARNOS EN ELLAS.

No es la idea con la que comenzamos, claro que no. Una jaula antes de ser construida suele tener la forma de una ilusión, de un espacio abierto, de una zona de libertad. Las posibilidades se van a multiplicar para nosotros con este proyecto, con esta empresa, con esta relación, con este trabajo, con este viaje al extranjero, con este libro. Salvo por los pocos Diógenes que hay por ahí, el resto de los miembros de la especie padecemos en algún grado de la dolencia del optimismo y lo más seguro es que no veamos riesgo alguno en la jaula que empezamos a construir. Así, pronto nos vamos encariñando con el esbelto entramado, le vamos invirtiendo tiempo, dinero y afecto. Una jaula en construcción es un bello espectáculo.
Una vez terminada la jaula, la contemplamos con orgullo ciego y no nos percatamos de que su cerradura da hacia adentro o de que quien ahora vive en ella tiene las llaves para salir, pero no lo hace, porque no se anima, no se atreve, le da miedo. El mundo afuera es demasiado peligroso, demasiado solitario, demasiado incierto. En nuestra jaula nada nos amenaza, como no sea el propio encierro.
El tamaño de la jaula no es indiferente, por supuesto que no. Tonto sería decir que quien se encierra en su mansión, en su yate o en su proyecto multimillonario la pasa peor que el burócrata, el preso o la monja de clausura. Sin embargo, “aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión”. La prueba de fuego consiste en preguntarse: ¿puedo dejar mi bella jaula o estoy atrapado en ella?
Es mejor disipar el engaño: la libertad que conocieron los hombres primitivos ya no existe en el mundo contemporáneo. Y aun para ellos había la jaula de la biología, de la amenaza constante del entorno. Lo que hoy existe es una libertad derivada, adaptada, recortada. Una alternativa posible es aprender a vivir en jaulas. Cuentan que los arrendajos, de canto hermoso, pueden ser domesticados para que salgan de la jaula y vuelvan a ella. Así muchos nos juntamos con seres afines y entre ellos nos sentimos menos solos. Los invitamos a nuestras jaulas y les pedimos que se pongan cómodos. Ellos por reciprocidad nos invitan a jaulas parecidas a las nuestras, y entonces somos nosotros quienes nos ponemos cómodos. No todas las jaulas, parece decirnos la vida, se hicieron para volarse de ellas. “Quiero que me domestiques”, decía el Principito, cuyo creador, Saint-Exupéry, volaba en artefactos achacosos para escapar a cualquier encierro, hasta que un día fue dado de baja por un caza de la Luftwaffe y se estampó contra el Mediterráneo. La muerte, sobra decirlo, es el encierro definitivo.
Más difícil es salir de las jaulas, así las hayamos construido nosotros.
Pocos lo logran. Yo —lo confieso— no estoy seguro de mi capacidad de hacerlo. Además, no se puede salir en estampida porque al abandonar la jaula dejamos atrás trozos de vida, seres queridos, ilusiones rotas, propias y ajenas. Parafraseando a Beckett, quizá la mejor opción sea aprender a fracasar mejor, construyendo unas pocas jaulas nuevas, menos opresivas, más divertidas, mejor iluminadas, con menos barrotes. Un libro, por ejemplo, es una jaula de la cual el autor sí puede escapar, terminándolo.
Quizá la más extraña de todas las jaulas sea la del cuento de Kafka, una jaula que buscaba su ave. A juzgar por el destino aciago del propio Franz, nunca la encontró.
Andrés Hoyos
andreshoyos@elmalpensante.com
@andrewholes
Elespectador.com

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MAXIMILIANO DONAT, PDVSA CIUDADANA.

Hablar de la historia del petróleo y sus intríngulis, nacionalizaciones y concesiones se lo dejo a los historiadores y quienes manejan el tema con precisión, como ciudadano lego en esas cosas solo puedo referirme a lo que he vivido como venezolano hijo de un País de enormes riquezas petroleras.
No voy a referirme a la producción que hoy en día poco sabemos los ciudadanos a cuánto asciende, ni el número de empleados si antes eran 30 mil y hoy sobrepasan los 150 mil, ni de convenios con Cuba, China, etc. etc.
Como ciudadano dueño constitucionalmente de esas riquezas, deseo saber cómo han sido administradas, como se ha invertido sus ganancias, en que se han gastado, si es eficiente o no la industria petrolera. Por supuesto esto solo se lo puedo preguntar a quienes los ciudadanos hemos delegado su administración, desde que el petróleo es explotado.
Por cierto, ha sido siempre el “estado” en cabeza del presidente quien ha decidido todo lo ateniente a su administración. Eso es algo que no ha cambiado desde que comenzó la explotación petrolera en el País, unas veces en manos de dictadores otras en Jefes de Estado, teniendo ambos un común denominador, control total de la administración de las riquezas provenientes del petróleo.
Como ciudadano venezolano, se supone dueño de una parte de esas riquezas por derecho, debo verificar en que se han gastado las ganancias provenientes del petróleo, las cuales al menos no han sido, tal y como veo los resultados de años de usufructo y administración del “Estado”, redundado en el bienestar que supondría tendría como ciudadano.
Debo entender que han sido mal administradas estas riquezas, pues, el nivel de una inexistente calidad de vida como: vías de comunicación de calidad, servicios de agua potable, servicios de salud pública, inexistencia de un sistema de seguro social, deficiencia en sistemas de comunicaciones, deficiencias en sistema eléctrico, falta de políticas ambientales, entre otras cosas que una empresa petrolera bien administrada hubiese podido otorgar a sus legítimos dueños, los ciudadanos venezolanos, no se observa como resultado de su administración.
Hasta ahora los ciudadanos venezolanos hemos sido tratados como menores de edad en cuanto al tema de la administración de las riquezas petroleras, el “Estado” ha fungido como “tutor” de la herencia que tenemos por ser ciudadanos venezolanos y que la naturaleza en su generosidad nos ha otorgado para nuestro bienestar.
Hoy día los ciudadanos hemos alcanzado el grado de madurez para administrar esas riquezas, sobre todo por el hecho tangible y cierto de que nuestra herencia ha sido mal administrada por quienes hasta ahora han fungido como tutores.
Por esta madurez ciudadana, DeCiDo como Ong ciudadana, promueve la formación de una masa crítica de Ciudadanos Domine, que puedan a través de los mecanismos legales y constitucionales entregar en manos de los ciudadanos al menos el control accionario de PDVSA, de tal manera que el todopoderoso “tutor”(presidente, jefe de estado o partido gobernante de turno) ya no pueda decidir de manera omnímoda y absoluta sin consultar a sus dueños por derecho constitucional quienes conforman la directiva, como invierten las ganancias, con quienes hacen convenios, conocer a fondo el estado financiero de la empresa y planes de inversión y desarrollo de industrias conexas o de beneficio al desarrollo productivo del Pais, en fin como dijo el ilustre Arturo Uslar “sembrar el petróleo”.
El primer paso de esta madurez es asumir el poder político, y eso lo lograríamos teniendo una presencia calificada de ciudadanos domine, no partidistas que estén impulsando leyes como la antes mencionada en la Asamblea Nacional, necesitamos pues hombres y mujeres ciudadanos todos que asuman ese compromiso, en DeCiDo sabemos que no será una tarea fácil pues estaremos luchando contra dos polos que buscan lo mismo el “poder” seguir tutorizando las riquezas de los venezolanos. En ese sentido invocamos tu liderazgo como ciudadano no partidista en tu estado, municipio, parroquia, comunidad para que juntos podamos dar los primeros pasos como ciudadanos maduros y de valores morales y éticos superiores.
Maximiliano Donat
maximilianodonat@gmail.com
@maxidonat
Coordinador Ong DeCiDo (Democracia y Ciudadano Domine)

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GILBERTO J. LÓPEZ, SUCRE: VIDA Y REALIDAD, A LOS 220 AÑOS DE SU NACIMIENTO

Hay dos aspectos de la vida de Sucre, que vale la pena recordar ahora. Se sabe que Sucre nació en Cumaná; pero no se sabe a ciencia cierta en qué parte de Cumaná vió la primera luz, y el otro, que probablemente sus restos mortales, nunca jamás vengan a su tierra natal. Hablemos de ellos.
No existe en nuestros días la Casa Natal de Antonio José de Sucre. Como existe la de Ramos Sucre, la de Andrés Eloy Blanco. No se ha establecido el sitio exacto de su nacimiento: se dice que nació en la calle La Luneta, en una casa cerca del castillo de Santa María de la Cabeza, que nació en la calle de Belén de Toporo, en una casa que estuvo ubicada en la esquina del hoy Liceo Sucre, diagonal a la Plaza Andrés Eloy Blanco, y hasta se dice que nació en la Hacienda Cachamaure, que era propiedad de su padre. Son sitios señalados por la tradición, y que han pasado de boca en boca, pero no hay testimonio escrito ni material que lo sustente. Y lo que se sostenga hoy como verdad oficial, es bueno tener en cuenta que la verdad oficial puede no ser la verdadera.
Su nacimiento en la Hacienda Cachamaure se descarta fácilmente. Sucre nació el tres de febrero, y su bautizo se realiza en la Ermita del Carmen- destruida por el terremoto de 1796, se levanta en su lugar la Iglesia Santa Inés- el 21 del mismo mes, 17 días después de su nacimiento. En las condiciones de los caminos y vías de tránsito y modos de viajar,  y por las costumbres de la época, es de dudar que una mujer recién parida se traslade a los 15 o 16 días de la hacienda hasta la ciudad, por mar o tierra, para realizar el bautizo del recién nacido. No hay que olvidar que hasta fechas recientes, toda mujer después del parto cumplía la cuarentena, cuarenta días de reposo y cuidados extremos, por los riesgos después del parto. Estas limitaciones hubieran impedido el bautizo, a los pocos días de nacido, como era costumbre de las familias en la Venezuela colonial.
Queda entonces evidenciado el nacimiento sin duda de Sucre, en Cumaná, sólo que aún falta por establecer verídicamente el sitio de su nacimiento.
Aunque Sucre siempre manifestó amor e identificación profundos por su ciudad natal, no pudo regresar a ella. En el periplo de su vida, los compromisos y acontecimientos lo fueron alejando cada vez más de su tierra natal, y sus éxitos lo involucraron ampliamente con los pueblos del sur hasta ser considerado como parte de ellos. Al fracasar el Congreso Admirable, en sus intentos de evitar el derrumbe de La Gran Colombia, el impedírsele llegar hasta Venezuela, en misión de acercamiento diplomático, al regresar a Bogotá y saber de la marcha de Bolívar, le escribe su pesarosa carta de despedida, y al verse aislado y convencido de que no había nada que hacer entonces, sólo piensa en regresar a su casa, a reunirse con su esposa y su hija, aspiraba a una vida de ciudadano común. Pero su viaje al sur, fue para encontrarse con la muerte.
Las circunstancias de su muerte, le negaron la inhumación de su cadáver con los honores y reconocimientos que le merecían su brillante trayectoria de militar libertador. Su cadáver permaneció cerca de 24 horas a la intemperie, en las montañas de Berruecos, luego fue enterrado en sitio señalado por una improvisada cruz de palos; poco después su esposa lo hizo exhumar y trasladar subrepticiamente hasta la capilla de su hacienda El Deán, de donde después de un tiempo fue trasladado al Convento del Carmen Bajo, en Quito. Hasta que fueron encontrados sus restos, en abril de 1900, después de setenta años de su muerte, y depositados en la Catedral de Quito. Allí reciben el fervor y reconocimiento que los pueblos tributan a su noble existencia, y la admiración suscitada por la destacada labor cumplida, como miembro de La Gran Colombia y como miembro del Ejército Libertador.
Su extraordinaria actuación como conductor de tropas, sus rutilantes batallas, sus misiones diplomáticas, su labor como estadista y gobernante lo proyectaron como un ser humano de excepción. No es extraño que para Ecuador sea su Libertador, y para Bolivia su fundador, y lo vean como un patrimonio histórico propio, y con su agradecimiento y recuerdo se aferren a conservar sus restos mortales.
Sólo ha quedado como consuelo para nuestro país, el cenotafio, que señala su tumba vacía, como la de Miranda, en el Panteón Nacional.
Gilberto José López
gijospe@gmail.com
Enviado a nuestros correos por:
José Miguel Salas  Mejías.
Josemiguelsalasmejias1@gmail.com
http://twittervenezuela.co/profile/JoseMiguelSalasMejias

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