jueves, 12 de abril de 2012

ALEXANDER CAMBERO / VENEZUELA SECUESTRADA

Al final de sus días Fidel Castro ha encontrado el tesoro. Por décadas planificó cómo invadirnos, utilizó diversos métodos que le resultaron infructuosos. Los principios democráticos de los venezolanos, eran como una portentosa roca que evitaba la penetración del comunismo. Sin embargo, cuando menos lo esperaba saltó la liebre. Hugo Chávez fue hasta el Aula Magna de la universidad de La Habana en el año 1994 en donde se desató en elogios para el régimen antillano. Castro, un experto en la manipulación, sabía que aquella mente afiebrada y de temperamento díscolo, podía ser fácilmente controlada por su experiencia en el manejo de grupos.

El tiempo le dio la razón. Hugo Chávez se transformó en una marioneta en sus manos. Con él consiguieron el dinero para poder mantener al longevo gobierno cargado de muertes y fracasos monumentales, los inmensos recursos venezolanos llegaron para atiborrar el estómago insaciable de la horripilante dictadura del Caribe. Con suma habilidad fueron alimentando el ego de Hugo Chávez haciéndole creer que era la reencarnación de los justos, la espada luminosa de los pobres en pos de su triunvirato de gloria; fue cómodo manipular aquel hombre henchido de ideas calcadas de otros y que ponían en su boca para aplaudirlo en público y burlarse tras bastidores. Fidel Castro neutralizaba sus achaques manejando a los dos regímenes, increíblemente la administración venezolana no puso reparos para dejar que este actuara a sus anchas. Él concibió hasta los más mínimos detalles de cómo liquidar a una oposición que llenaba las calles con sus protestas gigantescas. Quien siempre ha tenido la última palabra en las decisiones trascendentales es el líder antillano. Chávez jamás contradice los dictámenes de su amo, obedece ciegamente y calla para repetir la cartilla que le prepara su dueño. Lo mira con una ilusión que parece arrancada de las épicas historias helénicas en donde el hombre común se arrastraba a los pies de sus dioses.
Paulatinamente lo fueron acometiendo todo. Oleadas de supuestos médicos y entrenadores cubanos vinieron a invadirnos. Tomaron los puestos claves en el organigrama del Estado. Penetraron las bases militares y colocaron a los uniformados nuestros en el triste papel de estar subordinados a un gobierno extranjero. Tomaron las notarías y hasta los pequeños espacios en donde puede medrar lo que nos corresponde. Con gran prepotencia ordenan y hasta hacen alarde de quien sostiene al presidente en Miraflores es el tenebroso G2 cubano. Actúan en las sombras espiando a dirigentes de la oposición y hasta en abierto contubernio con los grupos violentos que están en sectores claves y que reciben la colaboración de las FARC.
El cáncer presidencial le vino de perlas. Ahora minado en la salud y en sus posibilidades, el régimen caribeño arrasa con todo mientras esto se viene abajo. Debido a sus terribles dificultades orgánicas es un ser más permeable para lograr beneficios, ellos han puesto su deficiente sistema de salud oncológica para tratar de llevarlo lo más lejos posible mientras llenan sus cuentan con dinero venezolano.
Más allá de las lágrimas y la burda manipulación política. El gobierno venezolano es un traidor a la patria. Han entregado nuestra soberanía, recursos e intereses al régimen cubano. Fidel Castro hace lo que le da la gana con nuestro país. Venezuela manejada satelitalmente por una administración totalitaria y parásita que no tiene derecho a robarnos de manera tan descarada, pero si ellos son tan ruines e inmorales, peor son aquellos que le abrieron las puertas a estas sabandijas. ¡Es hora de salvar a Venezuela!
twitter @alecambero

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DE MONSENOR HERRERA RIERA A CHAVEZ / PUBLICADA EN DIARIO EL IMPULSO / BARQUISIMETO /

El honorable y convaleciente prelado asume que la prédica del odio y la violencia tiene que ver con la sangre que diariamente corre por nuestras calles y exhorta al Presidente a corregir las fallas en su gestión gubernamental
En una seria, contundente, extensa, valiente y profética misiva pública, el primer y ahora obispo emérito dela Diócesisde Carora, monseñor Eduardo Herrera Riera, hace una serie de cuestionamientos a la gestión del jefe de Estado venezolano.
El convaleciente pastor cree que la autoridad nacional se ha dejado llevar por su soberbia y es responsable de la desatada y peligrosa violencia que vive el país.
A continuación la carta enviada a la redacción de este medio en el día de ayer.
Carora 09 de abril
Señor comandante Hugo Chávez Frías. Presidente de la República.
Se dirige a usted este anciano obispo emérito de Carora, con 84 años acuesta, que además padece las graves consecuencias de un fuerte tratamiento de quimioterapia y de radioterapia, que me han dejado extremadamente débil por haber rebajado 16 kilos de peso. Soy como un esqueleto ambulante, que no se puede movilizar por sí solo, llevándome siempre en silla de ruedas. Todo eso me da la seguridad de que mi muerte está muy cercana. De todo esto podrá deducir la sinceridad y el sano deseo que me mueven para hablarle con la mayor claridad...
Hay una frase de Jesús en el Evangelio, que por cierto la acaba de citar el Cardenal Urosa en Televisión, que dice: "No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre Celestial”. Usted ha dado diversas demostraciones de fe y de confianza en Dios, llamándolo "Diosito mío", abrazando y besando crucifijos, visitando el santuario del Santo Cristo de La Grita y muchas otras cosas por el estilo. Si todo eso se hace con sinceridad, es muy laudable y se lo aplaudo; pero, lamentablemente, eso no basta para recibir el perdón de Dios y entrar en el reino de los cielos. Es estrictamente necesario, además, reparar el mal y las injusticias que se le han causado a las personas y a las instituciones, y que usted llevado por su soberbia, las ha cometido en innumerables ocasiones. "El gran pecado" llama la sagrada escritura a la soberbia, y eso fue lo que llevó al bellísimo y poderoso arcángel Luzbel a rebelarse y querer emular el poder de Dios, alzándose contra Él, junto con un grupo de ángeles que le siguieron en su loca empresa. Pero Dios envió contra ellos al poderoso arcángel San Miguel, que les presentó batalla y los venció enviándolos a los terribles y eternos sufrimientos del infierno. Desde entonces Luzbel, que ahora se llama satanás y que no ha perdido sus dotes de inteligencia y poder, no cesa de trabajar por llevar a su reino a todos los humanos que desprecian el infinito amor y misericordia de nuestro padre Dios.
Como le decía, señor Presidente, usted ha cometido muchas y muy graves injusticias. Sólo para recodarle algunos casos más emblemáticos: La injusta prisión de María de Lourdes Afiuni y la de los tres comandantes de la policía; y así como ellos, innumerables casos más que han hecho sufrir muy gravemente a ellos y a sus familias. Todo eso debe y puede ser reparado con una orden suya, que estoy cierto se cumpliría de inmediato de abrir las puertas de las prisiones a todos los presos políticos y, además, las puertas del país a todos los exiliados que se han visto obligados de abandonar su patria huyendo de las casi seguras represalias.
Prédica de violencia
Hay, además, Presidente, otro mal tremendo que le ha causado al país: Su inexplicable prédica de odio y de violencia que le han proporcionado a casi todas las ciudades de nuestra patria ese doloroso río de sangre que diariamente corre por nuestras calles. Usted como Jefe del Estado, es el que tiene la gravísima obligación, en primerísimo lugar, de procurar la paz y la seguridad de los venezolanos, empezando por todo aquel que posea un arma ilegalmente; atacando con firmeza y decisión a todos los grupos violentos, después de un estudio serio realizado y llevado a cabo por técnicos en la materia que los hay muy buenos en el país. Lamentablemente usted ha sido muy débil y descuidado en enfrentar ese gravísimo problema. Si no se enfrenta con decisión y valentía a solucionar ese terrible mal, también Dios le pedirá cuentas de su negligencia.
Habría, señor Presidente, algunos otros pecados sobre los cuales debería llamarle la atención, pero no quiero terminar sin hacerle ver su culpa en su inexplicable negligencia de enfrentar con decisión la horrorosa corrupción que asola a Venezuela, tanto es así que muchos piensan en su complicidad en esos -hechos. De allí se deriva la venalidad de la mayoría de los jueces que dictan sentencias injustas, las decisiones tomadas por los altos poderes del Estado que maneja a su leal saber y entender sin control ni respeto ala Constitucióny a las leyes. De todo eso le tomará cuenta Dios, si Ud. no corrige de inmediato esas graves faltas.
Le dirijo esta ya larga carta, públicamente, porque quiero que la lean también sus seguidores. También ellos, si quieren salvar sus almas, tienen la gravísima obligación de pedir con la mayor sinceridad de sus corazones el perdón de Dios y de reparar todas las tropelías e injusticias cometidas.
Como podrá apreciar, mi estimado Presidente, le he hablado, quizás con mucha rudeza, pero con el mejor y más santo deseo de que algún día nos encontremos gozando de la felicidad eterna en el Reino de nuestro Dios y Señor.
Atentamente,
+Eduardo Herrera Riera
Obispo Emérito de Carora
C.I. 650.501
 “Por mi vida, dice el Señor, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que del malvado cambie de conducta y viva”
Ez. 33, 11

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ALBERTO JIMÉNEZ URE / INSTITUCIONALIDAD UNIVERSITARIA SIN «MAJADERÍA REVOLUCIONARIA»

«En estos aciagos tiempos, es inocultable que las universidades públicas están degenerándose a causa de la discordia política instigada por jerarcas del Funcionariado Mayor Revolucionario»
Formalmente, las corporaciones son organismos compuestos por personas que laboran en pro de un mismo fin. En el caso de las universidades gratuitas, que están todavía distantes de la posibilidad de ser calificadas como tales, abundan grupúsculos con disímiles intereses: lo cual las convierte en instituciones atomizadas.
En nuestras públicas universidades, todos piensan, desean y actúan como que se les antoja. No existen concretos y corporativos proyectos. Sectores de estudiantes violentos, por ejemplo, destruyen sus instalaciones sin reflexionar respecto al daño que ocasionan al país y a quienes están por venir. Y ciertos profesores, con su inconcebible apoyo a la insurgencia juvenil, igual la socavan.
Los recursos financieros, que podrían destinarse a distintas y serias investigaciones, a editar libros científicos o humanísticos, suelen dispersarse en asuntos frívolos u ostentación. Quienes se adhieran a la tesis según la cual las universidades nacionales deben convertirse en corporaciones son, de inmediato, execrados. Acto reflejo del subdesarrollo intelectual, lo relevante para los trabajadores de la Educación Superior  (docentes, empleados, obreros) es proseguir con absurdas y vacuas consignas: y, por supuesto, las tradicionales «pugnas políticas» por la consecución de mandos. En realidad, durante décadas, quienes han representado jurídicamente al Estado no han favorecido, con presupuestos dignos, a las universidades «autónomas»: pero, si las han infectado de vandalismo y resentimientos.
 [¿Qué promover para mejorar la «institucionalidad universitaria»?]
En primer lugar, es menester descartar la nefasta idea de insistir en la errática postura según el cual el Estado  debe (sempiternamente) financiar universidades gratuitas o públicas. La mayoría descuida o desestima lo que no ha obtenido mediante el esfuerzo personal: nadie llora a muertos inidentificables ni multiplica fortunas de ilícita procedencia.
Las dos últimas constituciones de la República (¿«Bolivariana»?) de Venezuela han santificado la «educación gratuita». En la Postmodernidad y dada las circunstancias en las cuales nuestro país ha sido económicamente depredado, resultan insostenibles para el Estado  las megaerogaciones. 
Además, el modus educativo «socialista» ha fracasado en el mundo: porque no instruye, fomenta adhesiones ridículas, «ideas mohosas» y «comportamientos parasitarios». Es fundamental invertir en la «enseñanza básica», lo admito, pero no en esa especie de «títulos nobiliarios» representados en licencias académicas.
Los habitantes de Latinoamérica deberíamos rechazar el nefasto «populismo». Necesitamos comprender y admitir que es impostergable pagar por la instrucción superior,  como lo hacemos por los lujos. La «Educación Básica» no lo es: pero, sí la «Superior». La mayoría de quienes se la procuran lo hacen con el propósito de merecer un «status de existencia» privilegiado: en una sociedad uniformada en la miseria, escasez o austeridad, jamás en la riqueza. Un gran porcentaje de estudiantes universitarios proviene de la Clase Media y Clase Media Alta. Los de «bajísimos recursos» conforman menos de la mitad de los adscritos a las instituciones públicas para la Educación Superior.
En Mérida, por ejemplo, muchos estudiantes provienen de distantes ciudades. Es imposible para padres de modestas remuneraciones (Clase Media Baja o simplemente Baja) enviar a sus hijos a cursar en una universidad situada en otro lugar. Los gastos son elevados: transporte, alquiler de habitación, higiene personal, libros (...). Podemos deducir que no son de «miserable» procedencia.
La Educación Superior  no tendría por qué tergiversarse y podría estar destinada exclusivamente para quien tenga vocación. En una sociedad de valores distorsionados, como la venezolana, obtener una licenciatura o doctorado es suficiente requisito para exigir distinguidos puestos en la «Burocracia Parasitaria» (a los jerarcas del «Funcionariado Mayor de Estado» no les importan los méritos del ciudadano ni su propensión al trabajo honesto y arduo, sólo su adhesión incondicional al sistema que impere). Sostengo que no se requiere vivamos regidos por un «Sistema Comunista» para que fomentemos transformaciones en materia de «Igualdad», «Fraternidad» y «Justicia». El Comunismo es una chatarra filosófica-política.
Pienso que el «abismo remunerativo» entre la «Casta del Clientelismo Revolucionario» y el resto de los ciudadanos es doloroso, inmoral, mezquino y explosivo. No es de la Justicia que los jerarcas del «Funcionariado Mayor de Estado» exhiban, soberbios, un dispendioso estilo de vida mientras los obreros o empleados de organismos públicos experimenten penurias.
No es tampoco inteligente difundir, en los medios de comunicación nacionales, ideas que denigren a la persona por su condición laboral o social. Un artesano, zapatero, obrero de la construcción o aseador de calles es un ser humano: tan respetable como cualquier profesional universitario, intelectual, asambleísta, alcalde, gobernador o ministro. El día cuando ello sea entendido mejorará, sin necesidad de imponer «doctrinas políticas de factura criminal», la calidad de vida de los habitantes. Ya nadie buscará, con avidez, un título universitario ni se obsesionará por ejercer una carrera para la cual (en realidad) no sirve e intentará aprender el oficio para el cual sea apto.
Para aproximarse a lo que son las corporaciones, las universidades públicas necesitan depurarse de la «majadería revolucionaria»: deshacerse de los agitadores que convierten las instituciones académicas en «centros de convenciones» para la plática o discusión repetitiva, estéril y fatua alrededor de temas que suelen empantanarla.
 [Selección de personal con aptitudes]
La «selección de personal con aptitudes» debe realizarse sin influencias políticas o de otra índole (condición social o raza, entre otras). Quien ingrese debería someterse a «despojamientos psíquicos» (liberación de absurdos prejuicios, supersticiones, odios de clase, resentimientos, banalidades ideológicas). Las universidades corporativas exigen hombres y mujeres que la amen, cuiden y protejan de los parásitos. Requieren gente inagotable, proba, racional, disparada hacia el futuro.
Los sindicados, asociaciones de profesionales y federaciones de trabajadores de la Educación Superior desaparecerían: porque, sin presiones, todos lograrían sueldos ajustados a la realidad. Lucharíamos por una patria autosuficiente: cuyos habitantes pudieran competir humanística, científica  y tecnológicamente  con la oferta foránea.
La institucionalidad universitaria necesita experimentar acelerados cambios: auténticas transformaciones. Sus autoridades no deberían verla como un objeto para su disfrute personal o figuración pública. Tienen la obligación moral de fortalecerla, pujar para convertirla, final y felizmente, en una infalible corporación: y no en una cada vez más gigantesca «casa de vecindad» o «albergue de malvivientes».
jimenezure@hotmail.com
/albertjure@gmail.com

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MERCEDES MONTERO / CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE DE LA CORTE INTERAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA) / LA EXISTENCIA DE PRESOS POLÍTICOS EN VENEZUELA


Excelentísimo Señor:
Diego García Sayán
Presidente de la Corte Interamericana de los DDHH
Al conocer la noticia de su reelección como Presidente de ese altísimo tribunal para el período 2012 – 2013, considero de suma importancia dirigirme a usted para darle a conocer mi percepción sobre la situación de los presos y perseguidos políticos venezolanos, como causa muy representativa de la violación de los derechos humanos fundamentales por parte del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.
En ningún país en el que se viva bajo una verdadera democracia existe la persecución política por el mero hecho de disentir y muchísimo menos la prisión y denegación de justicia por tal causa.
Pero lo cierto es que lamentablemente en mi país existe una lista que crece y decrece, de acuerdo con la conveniencia del por parte del gobierno venezolano que la reduce mediante la aplicación de “medidas humanitarias”, a ciudadanos que presentan cáncer, u otras enfermedades graves después de haber pasado años encarcelados en condiciones que distan mucho de ser salubres, tales como vivir en calabozos sin ventanas, luz artificial día y noche, no permitir la salida al patio, al aire libre y solo tomar sol por una hora en el espacio de varias semanas. Calabozos en los cuales no tienen casi espacio para moverse.
Juicios retardados, jueces prevaricadores, audiencias suspendidas, asistencia médica denegada, acusaciones sin pruebas por delitos inexistentes, no cometidos por quienes han sido condenados y están siendo sometidos a juicios irritos que los mantienen en una prisión injusta.
Las condenas son de hasta 30 años de cárcel, aún habiendo probado la defensa que no hay pruebas condenatorias, que por el contrario hay pruebas de la imposibilidad de haber cometido los delitos de los que han sido acusados.
Los presos políticos son personas privadas de libertad, son víctimas de un régimen que les viola todos sus derechos, porque los quiere y necesita presos con el fin de que el resto de los ciudadanos vean el precio que se paga por disentir.
Ante el tribunal soberano que usted preside, las causas que se presentan llevan largos procedimientos, el camino de la justicia tiene muchos peldaños y cuando de quejas contra gobiernos en función se trata, se hace mas empinado. Pero los venezolanos confiamos que las gestiones en curso tendrán sus frutos y esa justicia se impondrá para hacer posible la liberación de los presos políticos venezolanos.
La existencia de presos políticos en Venezuela permite confirmar que en el país no existe estado de derecho.
mechemon99@yahoo.co.uk

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EL GOBIERNO PRETENDE OCULTAR LA COMPLEJA SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL QUE AFECTA A LOS VENEZOLANOS CON EL 11 DE ABRIL- RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN.

EL GOBIERNO PRETENDE OCULTAR LA COMPLEJA SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL QUE AFECTA A LOS VENEZOLANOS CON EL 11 DE ABRIL.

Hoy los venezolanos estamos viviendo una de las peores situaciones sociales y económicas de los últimos 60 años con unos altos niveles de desempleo y de informalidad, casi dos tercios de los ciudadanos en edad y necesidad de trabajar carecen de un empleo estable. Lo que significa que casi nueve millones de venezolanos no tienen trabajo estable y carecen de beneficios sociales.
Unido a esto hemos tenido la mayor inflación del continente en los últimos años con un aumento de precio de los alimentos hasta de un 50%. La falta de productos esenciales que son casi todos importados es evidente en alimentos, medicinas, entre otros.
El crecimiento de la deuda publica es angustiante, la caída de la producción nacional en las empresas publica esta a la vista las mismas tienen perdidas crecientes. El estado de nuestras carreteras y servicios de agua, electricidad y aseo urbano es caótico.
Ante estas calamidades el gobierno pretende convertir el 11 de abril en un acto condenatorio de la oposición venezolana, pretendiendo ocultar la  grave crisis que nos afecta por falta de un gobierno eficiente y honesto que busque soluciones. Hoy no hay nada que celebrar y si de recordar con mucha tristeza esos acontecimientos que enlutaron a la familia Venezolana.
Venezuela quiere paz y unión para salir adelante no divisiones estériles promovidas por los que no han resuelto los graves problemas sociales y económicos que nos afectan.
Vicente Brito
Presidente.

raul amiel@gmail.com

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ANÍBAL ROMERO / CULPA SIN CONTRICIÓN

Las recientes apariciones públicas del Presidente de la República permiten varias interpretaciones.
En primer término, en un plano humano elemental, resulta evidente que el jefe del Estado experimenta la perplejidad y miedo que la toma de conciencia de nuestra finitud suscita en cada uno de nosotros, en algún momento de nuestras vidas. Es un miedo normal, que en el caso de una persona acostumbrada al ejercicio del poder y rodeado de adulantes, seguramente se acentúa y multiplica.
En días recientes, Su Santidad el Papa afirmó que “la soberbia es la esencia del pecado”. Esta frase de Benedicto XVI permite, en segundo lugar, aclarar otro aspecto de la crisis individual de Hugo Chávez, y apreciar con mayor nitidez sus repercusiones institucionales. Me refiero al contraste entre, de un lado, sus plegarias al cielo, sus solicitudes a Dios para que prolongue su vida y su afirmación de que “ahora es más cristiano que nunca”, y de otro lado una trayectoria política que estos pasados años se caracterizó por sus ataques implacables a la Iglesia católica, sus ofensas a Cardenales, Obispos y sacerdotes, y su reiterada prédica marxista.
Nos enfrentamos a una  contradicción elocuente, que pone de manifiesto no solamente una falta de seriedad verdaderamente patética en cualquier ser humano, pero particularmente cuestionable en el caso de un personaje con las ansias de figuración histórica, permanente y prepotente actitud de perdonavidas y propensión a humillar a los otros, que siempre ha revelado el caudillo de la disparatada “revolución bolivariana”.
Lo más asombroso de todo esto (aunque tal vez ya nada proveniente de Hugo Chávez debería sorprendernos), es la absoluta incapacidad para la autocrítica que ha exhibido en sus intervenciones, rogando a la Divina Providencia la extensión de su existencia. Después de trece años de arbitrariedades y abuso del poder, de persecuciones e injustos encarcelamientos por motivos políticos; luego de más de una década durante la cual nuestra sociedad ha sido deliberadamente sometida a un proceso de división y propagación del odio; de un tiempo que ha visto morir violentamente a decenas de miles y la emigración masiva de otros tantos, así como el desmantelamiento de la estructura institucional y productiva que Venezuela había levantado con el empeño de varias generaciones. Después de este período de oprobiosa sumisión del país al despotismo castrista y de utilización caprichosa y sin controles de los recursos públicos, el Presidente de la República, llegada la hora de hacer un balance, se muestra tercamente renuente a abrir al menos una pequeña rendija que apunte más allá de la soberbia, el delirio y la autocomplacencia, y le posibilite comprender y asumir su culpa.
Esa culpa palpita en el corazón Venezuela. Ignoro si será juzgada en esta tierra o si tocará hacerlo al Autor del universo, más allá de nuestras limitaciones. Pero si bien la culpa, en un plano ético y político, es clara e inequívoca, de alguna contrición no se vislumbra ni atisbo. Por el contrario, y en forma cuasi-mágica y frívola, con un rosario bendito colgando del cuello, Hugo Chávez pide la intervención de Cristo para que le conceda años adicionales y proseguir así su obra destructiva.
En una dimensión adicional de las cosas, pienso que la muerte, no menos que la vida, exige de nosotros un esfuerzo de dignidad. Me pregunto si los familiares del Presidente, o los oportunistas que le circundan, captan la naturaleza poco digna de lo que estamos presenciando y procuran atenuarla. O quizás también tienen miedo.
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ELINOR MONTES / SIN ARREPENTIMIENTO NO HAY FE

Si él amara al pueblo, pediría perdón por el daño inmenso que ha hecho y permitido hacer, que sufrirán generaciones.

Semana Santa, para los creyentes es tiempo de oración, reflexión, arrepentimiento y conversión; es tiempo de sentir y comprender el amor de Dios -misericordioso, que siempre está dispuesto a perdonar-, el amor a Dios y el amor al prójimo.


Hasta los que no tienen fe piden a Dios un milagro, incluso la vida, pero como carecen de fe, no comprenden que sin ella no hay milagro posible, y si no, revisen en el evangelio y encontrarán que el único lugar donde Cristo no hizo milagros fue en Galilea porque la gente de allí no podía aceptar “que el hijo de José, el carpintero”, pudiera ser un profeta capaz de hacer milagros y muchísimo menos, aceptar que fuera el Mesías, el Hijo de Dios.

Una voz arrepentida que pide a Dios perdón y tiempo para resarcir los daños causados, muchos quizás imposibles de reparar, es escuchada; y es lo que posiblemente a la mayoría de los venezolanos les hubiese gustado oír. ¿Sería eso lo que dijo, o simplemente cuando pidió vida porque “todavía le quedan cosas por hacer” la pidió para continuar en la ruta de la “profundización” del daño, de la destrucción, de la distribución equitativa de la miseria espiritual y material, de la promoción de la violencia? Nosotros los católicos apreciamos, deseamos exigimos, respeto para Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, para nuestra liturgia y para nuestra fe. 

Los que tenemos fe debemos perdonar en el corazón a quien nos ha dañado y dejar la administración de la justicia en el mundo de los hombres a las instancias que le corresponda, debemos pedir a Dios que la persona que nos ha ofendido o dañado tenga la posibilidad de arrepentirse, pedir perdón y resarcir lo que le sea posible. Si no hay arrepentimiento, ni resarcimiento, ni propósito de la enmienda, no hay fe y cuesta mucho creer que lo que falta por hacer sea para el bien de la gente.

Una de las cosas más graves que vivimos es el  escándalo que contribuye al clima de violencia contra todos, que daña a los más sencillos, los influye al justificar el daño en la discriminación. El espiral de violencia ha degradado a niveles insospechados los crímenes incluso contra niños.

Lo más maravilloso que nos da nuestra fe es la esperanza de la resurrección que hoy celebramos. Nada es más grande que el poder de Dios, confiemos y esperemos en Él, como decía Juan Pablo II cuando no encontramos solución a una situación es porque no hemos rezado suficiente. Invito a todos los creyentes a desagraviar a Dios.

Alegrémonos en el bien del prójimo, ayudemos, compartamos, contribuyamos al bien común, a la justicia, a la verdad. No permitamos que el egoísmo, la envidia, la ira, la pereza, la avaricia y la soberbia, tome nuestros corazones, construyamos un muro de contención de la bondad que no significa ser tontos. 

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ENRIQUE PEREIRA / GOLPE SÍ… A LAS PRESTACIONES

Harto pendejo sería este pueblo si se las entrega al gobierno.
Pasó mucho tiempo para que el gobierno decidiera meterle la mano a esos dineros. El mismo gobierno que ha acabado con cuanto dólar ha recibido, el que  se comió las reservas a punta de retirarle los millarditos, endeudó a la nación y a la compañía petrolera. No conforme con eso, ahora decide que manejará las prestaciones sociales que está acumuladas en fideicomisos.
Este es el verdadero golpe de Abril 2012. Lanzaron esa bomba de humo en boca del enfermo presidente, para medir el impacto que produciría en los trabajadores. El resultado no se hizo esperar, colas de personas retirando sus prestaciones, como clara e inequívoca señal de la poca credibilidad que tiene este gobierno como administrador.
Como lo escucha. La nueva Ley del Trabajo –en preparación- considera que las prestaciones  sociales de los trabajadores, que ahora están en fideicomiso en los bancos, pasen a un fondo que manejaría el gobierno, con el que construirá viviendas, entre otras cosas. Cuando el trabajador necesite sus prestaciones, la solicitud de préstamo o retiro de ese dinero, se le hará al estado, quien se constituye en el administrador de esos fondos. Los maestros y una inmensa cantidad de trabajadores del gobierno que todavía relaman su liquidación de prestaciones, luego de largos años de haber sido jubilados o retirados, les pueden contar un cuento del vía crucis necesario para rescatar su dinero, que al recibirlo, años después de haberlo solicitado, sirven para poco.
Piense en lo siguiente: un monto de prestaciones de cien millones de bolívares viejos se convierte –producto de la inflación- en tres años en tan sólo treinta y cuatro millones. Lo que compraba una casa, sólo comprará un carro y lo que compraba un carro, quedará para comprar una moto. Eso si usted tiene la suerte de recuperarlas en tres años. Conozco personas esperándolas por seis años.
Hoy en día, ante una emergencia familiar, un trabajador puede disponer de una parte de su dinero en horas. Imagínese ante una taquilla de gobierno explicándole a un funcionario la gravedad de su enfermo, para recibir una promesa de entregarle su dinero en noventa días.
El gobierno que celebra golpes “buenos” los días cuatro de febrero y condena golpes “malos” los once de abril de cada año, nos asoma un nuevo golpe al bolsillo de todo aquel que permitió que sus prestaciones sociales se ahorraran para formar parte de su pensión de retiro, o simplemente para aspirar a la comprar de una vivienda o de un kiosko de periódicos.
Tengo serías dudas de que el gobierno avance sobre este tema. La nación hierve ante la noticia como una olla de presión. La reacción adversa crece cada minuto en términos exponenciales.
Una parte de este pueblo es chavista, pero no pendejo.
@pereiralibre

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FERNANDO MIRES: DAVID, GOLIATH Y LA POLÍTICA

Desde Irán al Caúcaso, desde Rusia y Bielorusia, pasando por Hungría, hasta llegar a Nicaragua y Venezuela, vemos, si no lo mismo, algo parecido: la emergencia de autocracias electorales; es decir: gobiernos ultra autoritarios que controlando los tres poderes del estado aplastan la libertad de prensa y ganan elecciones apelando a todos los métodos, incluyendo los ilícitos. Razón más que suficiente para que miles de politólogos se hayan dado un festín teórico buscando designar con diferentes tipologías a esas democracias que usan medios dictatoriales o a esas dictaduras que usan medios democráticos (el límite no está muy claro)
Lo cierto es que en periodos electorales los nuevos autócratas parecen invencibles. ¿Cómo derrotar a esos monstruos de la política moderna? 
Al usar la palabra monstruo mi primera asociación fue King Kong; la segunda fue Godzilla. Pero, pensándolo mejor, esas figuras son más bien comparables con dictadores de antiguo cuño: Trujillo, Somoza, Pinochet, Kim il Sung, o los Castro. Las autocracias electorales, en cambio, se encuentran, por el sólo hecho de realizar elecciones, en un estadio semipolítico. Por un lado, al estar amparadas por siniestros generales conservan  rasgos típicos del gorilaje clásico. Por otro, al buscar legitimación electoral forman parte de una especie, si no democrática, por lo menos republicana. En fin, se trata de híbridos políticos. Son -si tuviera que sugerir alguna analogía– los Goliaths de nuestro tiempo.
Como el Goliath bíblico, los autócratas electorales gozan de poderes omnímodos y están armados hasta los dientes. No obstante Goliath tenía ciertos conocimientos políticos. Por lo menos sabía que en determinados momentos la guerra debe asumir, al igual como hoy la política, una expresión representativa. Goliath se erigió así como representante único del partido de los filisteos, obligando al partido contrario, los israelíes, a erigir también un representante único, papel que asumió ese escuálido pastorcillo llamado David.
Debo decir, corriendo el riesgo de recibir reprobaciones teológicas, que me siento tentado a reivindicar en parte la figura histórica de Goliath. Pues cuando el gigante desafió a sus enemigos lo hizo con el propósito de evitar un mayor derramamiento de sangre. Goliath se erigió así como representante de todo un pueblo. Y aquí ya tenemos por lo menos un elemento propio a la lucha política: la elección de representantes.
Ciertamente, y ahí reside el carácter no político de Goliath, su desafío lo llevó a cabo sólo porque estaba absolutamente convencido de que nadie entre los israelíes tenía condiciones para derrotarlo. Si hubiera tenido alguna duda, no habría hecho ningún desafío.
Hay entre ese pasaje bíblico y la política de nuestro tiempo, otra analogía: Goliath concentró el poder del ejército filisteo en su propia persona, arriesgando todo: Si era derrotado, los filisteos correrían la misma suerte que Goliath. En otras palabras, Goliath no dejaba ninguna posibilidad para un “goliathismo sin Goliath”.
Del desigual enfrentamiento entre David y Goliath conocemos sus pormenores. Sin embargo, una lectura no literal -es decir, inteligente- de la Biblia, lleva a descubrir el enorme significado simbólico de la épica confrontación. Por de pronto, el uso de una simple honda en contra de un gigante armado nos dice claramente que nunca, en condición de inferioridad militar o política (en este caso da lo mismo), hay que usar las armas del enemigo, como proponía de modo ingenuo Saúl.
No obstante, previo a que David enviara el piedrazo que partiría la frente (el pensamiento) del desdichado Goliath, hay indicios que permiten afirmar que David ya había derrotado a Goliath. Veamos:
David aceptó el desafío, desconcertando a Goliath. Eso llevó a Goliath a decir (según 1. Samuel 17) 43: ¿“Soy yo perro para que vengas a mí con palos?” – Y maldijo a David por sus  dioses. 44: Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo”. A lo que David respondió, 46: ”Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y quitaré tu cabeza de ti: y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra: y sabrá la tierra toda que hay Dios en Israel”.
En breves palabras, David no se dejó insultar ni intimidar.
Extrapolando el conflicto bíblico a la escena política –al fin y al cabo la política viene de la guerra- es posible afirmar que para derrotar a un enemigo más poderoso hay, en primer lugar, que aceptar el desafío. En segundo lugar hay que aceptar la personalización del conflicto. Paso muy importante pues, observando los procesos electorales que han tenido lugar en Bielorrusia y en Rusia, pudimos ver como los candidatos opositores rara vez nombraban a Lukashensko o a Putin, como si les tuvieran miedo. Por ejemplo, casi siempre en sus discursos se referían a “este gobierno”, pero nunca al gobernante. Grave error.
Una elección es siempre entre personas y la despersonalización de la lucha por un contrincante lleva a su derrota segura. Eso significa: si el enemigo te insulta, tú debes responder con firmeza. Y si te tutea, tutéalo tú también, aunque el otro sea presidente. Lo peor que se puede hacer, tanto en la política como en la guerra, es ignorar al adversario. Casi nadie quiere votar por un candidato disminuido.
David enfrentó las amenazas de Goliath. Jamás se dejó intimidar. Sin insultar, respondió con la dureza necesaria. Mas todavía: tomó la iniciativa retórica (no hay política sin retórica) descolocando verbalmente a Goliath. Las frases de David, obsérvese, fueron más largas y más precisas que las de Goliath. Solo así logró David entusiasmar a su pueblo. La honda y el piedrazo –si se toman en cuenta las condiciones descritas- juegan en esta historia un papel altamente secundario.
Así fue y así será: tanto en la paz como en la guerra.
Fernando.Mires@uni-oldenburg.de

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DEMETRIO BOERSNER / SOCIALISMOS EXISTENTES E INEXISTENTES

Quienes anhelamos participar de modo práctico en la lucha por una Venezuela libre y justa, y nos ubicamos en el campo teórico socialdemócrata, basamos nuestras propuestas  en la percepción de realidades concretas, tales como el cambio climático, la crisis del capitalismo clásico y su reemplazo por modelos emergentes, el impacto de cambios técnicos y psicosociales en el ejercicio democrático, los reacomodos de la correlación de fuerzas estratégicas globales, el auge de neofascismos y amenazas terroristas, y nuestro propio drama de descomposición nacional.
Esporádicamente nos llegan las voces de una élite etérea (aunque no desinteresada) de estudiosos de teorías sociopolíticas “postmodernas” que, sin referencia a la “cochina realidad” en que todos nos debatimos, nos reprocha nuestra “banalidad” o “mediocridad” al basar nuestras propuestas en lo que realmente es, y no en lo que “debería” ser. Esa izquierda intelectual etérea quisiera que, en lugar de dar unos primeros pasos, siguiendo ejemplos reformistas de centroizquierda que han demostrado su eficacia en otros países, esperemos con los brazos cruzados a que ella nos suministre el modelo perfecto (engendrado en sus cerebros por una suerte de concepción inmaculada) de un socialismo postmoderno ideal,  ibre tanto de las lacras tiránicas del comunismo estalinista y post-estalinista como de las debilidades claudicantes que a veces caracterizaran a la socialdemocracia kautskiana, fabiana o bernsteiniana.
Sin embargo, tal “tercer tipo” de socialismo, desprovisto de fallas, jamás ha existido realmente, ni podrá existir salvo como producto de un proceso histórico de larga duración. Los únicos dos socialismos “realmente existentes” han sido y son hasta ahora el comunismo y la socialdemocracia. El primero fracasó históricamente cuando colapsó la Unión Soviética.  El otro –el socialismo democrático o socialdemocracia- ha tenido momentos gloriosos en las resistencias antifascistas y anticolonialistas, y notables éxitos en la construcción de una nueva sociedad, basada en una economía de mercado `pero orientada por los intereses y la voluntad democrática de los mayoritarios sectores laborales, populares y medios.  En Noruega,  Suecia y  otros países democráticos avanzados, construyeron Estados de Bienestar realmente post-capitalistas con elevados niveles de igualdad y calidad de vida.  En países en vías de desarrollo, ese modelo puede ser adaptado a las circunstancias de su etapa histórica.  En ambos casos, se puede avanzar, paso a paso, de la economía de mercado “capitalista” a una economía de mercado esencialmente “laborista” o socialmente democrática. Creemos que no existe otro camino. Su éxito depende de la amplitud y autenticidad de la democracia política que lo enmarque.
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ADOLFO R. TAYLHARDAT / LA ENFERMEDAD DEL PRESIDENTE

La gravedad del mal que aqueja al primer mandatario ha dejado de ser un misterio. Él mismo ha despejado la incógnita que durante tanto tiempo había permanecido en secreto y que precisamente por falta de claridad y transparencia ha dado lugar a muchas especulaciones.
De hecho, hay quienes todavía dudan. Piensan que es una estrategia electoral, que es mentira que está enfermo. Quienes así piensan parten del hecho de que él acostumbra valerse de la mentira y la comedia para apuntalarse en el poder cuando baja su popularidad y se vale de la naturaleza misericordiosa del venezolano, que generalmente tiende a sentirse solidario con el que sufre, para tratar de recuperar apoyo en el sector menos favorecido de la población .
No discuto que efectivamente es un farsante y cuentista, pero pienso que recurrir al tema de la salud propia para engañar no sólo a sus compatriotas sino tambien a sus pares y colegas jefes de Estado de otros países y a la comunidad internacional, sería la mofa más descomunal que alguien pudiera concebir. Si fuera así quedaría catalogado como un farsante que se ha burlado de la humanidad inescrupulosamente.
Personalmente en ningún momento he dudado que efectivamente está enfermo, pero nunca me imaginé que estuviera tan grave. Por respeto al prójimo en desgracia evité tocar el tema en mis artículos semanales. Sin embargo, la semana pasada él mismo levantó el velo del misterio y públicamente se encargó de revelar que está muy mal, peor de lo que se pensaba. Su enfermedad es sumamene grave. Con llanto en los ojos reconoció que teme por su vida y le ha pedido a Dios que le permita vivir un tiempo más para completar su obra . ¿Cuál obra? ¿La de seguir arruinando y destruyendo el país? Si es para eso que pide "sobretiempo" pienso que lo mejor que puede hacer Dios es dejar que la naturaleza complete su propia obra.
Lo cierto es que tiene los días contados. ¿Cuántos? El médico venezolano que ha venido haciendo el seguimiento de su situación asegura que no llega a septiembre. La información disponible sigue siendo vaga e incierta. Pero el solo hecho de que públicamente implore misericordia y que esté dispuesto a pagar penitencia para que el Señor le permita seguir con vida algún tiempo más refuerza las conjeturas que afirman que no es mucho el tiempo que le queda de vida.
No voy a especular sobre lo que puede ocurrir ahora que se conoce la gravedad de la enfermedad presidencial ni acerca de cómo se presentará la situación en las elecciones el 7 de octubre con un nuevo candidato oficialista. Esto lo dejo para los politólogos. Pero no cabe duda de que el panorama electoral luce ahora más despejado. Nunca antes como ahora la posibilidad de que el candidato de la oposición se imponga en la elección presidencia habían sido tan claras.
Por eso, el 7 de octubre hay que acudir masivamente a los centros electorales y votar por el candidato de la Unidad Democrática. Si no se aprovecha adecuadamente esa coyuntura y pierde el candidato de la oposición, entonces si es verdad, ¡sálvese quien pueda!
www.adolfotaylhardat.net/indexbisEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA