Harto
pendejo sería este pueblo si se las entrega al gobierno.
Pasó
mucho tiempo para que el gobierno decidiera meterle la mano a esos dineros. El
mismo gobierno que ha acabado con cuanto dólar ha recibido, el que se comió las reservas a punta de retirarle
los millarditos, endeudó a la nación y a la compañía petrolera. No conforme con
eso, ahora decide que manejará las prestaciones sociales que está acumuladas en
fideicomisos.
Este
es el verdadero golpe de Abril 2012. Lanzaron esa bomba de humo en boca del
enfermo presidente, para medir el impacto que produciría en los trabajadores.
El resultado no se hizo esperar, colas de personas retirando sus prestaciones,
como clara e inequívoca señal de la poca credibilidad que tiene este gobierno
como administrador.
Como
lo escucha. La nueva Ley del Trabajo –en preparación- considera que las
prestaciones sociales de los
trabajadores, que ahora están en fideicomiso en los bancos, pasen a un fondo
que manejaría el gobierno, con el que construirá viviendas, entre otras cosas.
Cuando el trabajador necesite sus prestaciones, la solicitud de préstamo o
retiro de ese dinero, se le hará al estado, quien se constituye en el administrador
de esos fondos. Los maestros y una inmensa cantidad de trabajadores del
gobierno que todavía relaman su liquidación de prestaciones, luego de largos
años de haber sido jubilados o retirados, les pueden contar un cuento del vía
crucis necesario para rescatar su dinero, que al recibirlo, años después de
haberlo solicitado, sirven para poco.
Piense
en lo siguiente: un monto de prestaciones de cien millones de bolívares viejos
se convierte –producto de la inflación- en tres años en tan sólo treinta y
cuatro millones. Lo que compraba una casa, sólo comprará un carro y lo que
compraba un carro, quedará para comprar una moto. Eso si usted tiene la suerte
de recuperarlas en tres años. Conozco personas esperándolas por seis años.
Hoy
en día, ante una emergencia familiar, un trabajador puede disponer de una parte
de su dinero en horas. Imagínese ante una taquilla de gobierno explicándole a
un funcionario la gravedad de su enfermo, para recibir una promesa de
entregarle su dinero en noventa días.
El
gobierno que celebra golpes “buenos” los días cuatro de febrero y condena
golpes “malos” los once de abril de cada año, nos asoma un nuevo golpe al
bolsillo de todo aquel que permitió que sus prestaciones sociales se ahorraran
para formar parte de su pensión de retiro, o simplemente para aspirar a la
comprar de una vivienda o de un kiosko de periódicos.
Tengo
serías dudas de que el gobierno avance sobre este tema. La nación hierve ante
la noticia como una olla de presión. La reacción adversa crece cada minuto en términos
exponenciales.
Una
parte de este pueblo es chavista, pero no pendejo.
@pereiralibre
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