El régimen pasa por un mal momento, creo que el peor en estos 15 años de la
llamada revolución bolivariana, los
índices socioeconómicos expresan que el
socialismo propuesto y desarrollado da muestras de un rotundo fracaso. Ahora
esta en juego su sobrevivencia, no tienen las arcas del 2002 cuando Chávez en
una salida de ingeniería financiera y audacia política saco el tesoro
nacional a la calle mediante acciones de
gobierno de corte populistas como han sido las misiones sociales que le permitieron aplacar el descontento, incluso abatir
cualquier intento de inestabilidad gubernamental a costa de vaciar y endeudar a
la Nación hasta empobrecerla e hipotecarla.
El equipo de Maduro es el mismo de Chávez con
pocos enroques, este equipo esta agotado, tanto en las personas, como en sus
estrategias, lo que le imposibilita salir de la crisis que heredo, todo lo
contrario, la profundizan, sobre todo, por que la salida necesaria es un cambio
de rumbo de 180 grados en el modelo económico y la estrategia política y, eso sería reconocer el fracaso del
proyecto promovido por Hugo Chávez con el apoyo del régimen cubano. No hay
esperanzas de cambio, en lo inmediato, dentro del proceso, de manera que, van a insistir en radicalizar la llamada
revolución.
Dentro de ese escenario de terquedad política
se observa que han entrado en un estado de
desesperación y de pánico por la cercanía del fin del proyecto del
socialismo del siglo XXI, en consecuencia, se juegan el todo por el todo. La
permanencia y continuidad del régimen pasa por quedarse solos en la arena de
juego, sin contrapesos, en este sentido, le queda como alternativa arrinconar y
torcerle el brazo al adversario utilizando la amenaza, la represión y el
aniquilamiento físico y moral de la
oposición mediante la criminalización de sus actividades y sus opiniones. Ósea
profundizar aún más lo que en estos 14 años se ha venido desarrollando con los
medios de comunicación social y la opinión ciudadana: control, persecución y
represión hasta lograr la censura y autocensura. En esas circunstancias y con esas
intenciones se crea el Centro
Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA).
El decreto presidencial de creación del
Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA), publicado
en Gaceta Oficial el pasado lunes 7 de octubre de 2013 dice textualmente: “El
CESPPA tiene como atribuciones solicitar, organizar, integrar y evaluar las
informaciones de interés para el nivel estratégico de la Nación, asociadas a la
actividad enemiga interna y externa, provenientes de todos los organismos de
seguridad e inteligencia del Estado y otras entidades públicas y privadas,
según lo requiera la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana”.
Este decreto presidencial no es un simple
saludo a la bandera que los venezolanos dejemos pasar por debajo de la mesa,
todo lo contrario, esta disposición
encierra toda una filosofía y practica de propaganda política y una
estrategia de control y de represión a la información y a la opinión de los ciudadanos, en
especial, la expresión proveniente de
los sectores contrarios al régimen, usando su léxico, - la información
proveniente de la contrarrevolución -, llamada en el mismo decreto “actividad
enemiga interna”. Sobre todo, nos llama la atención que el órgano que evaluara,
interpretara, la información requerida
es la instancia política militar máxima de la revolución: La Dirección
Político-Militar de la Revolución Bolivariana, que por cierto no aparece en la
Constitución Nacional ni existe una ley que contemple la legalidad de sus actos
de gobierno.
Entendemos, ante lo difuso de la información
sobre esta instancia, que la Dirección Político-Militar de la Revolución
Bolivariana, en lo político, esta constituido por las alianzas de los partidos
de la revolución o en su defecto únicamente por el PSUV que actúa como partido
de gobierno y eje de las decisiones políticas del proceso revolucionario y, que
la patria que dicen defender y proteger es la “patria socialista”. En cuanto a
la presencia de los militares en la interpretación de la información y opinión
de los ciudadanos me resulta un gran
exabrupto y un golpe de Estado a la Constitución Nacional y a la misma Ley de
las FANB cuyos textos prohíben
taxativamente que los militares tengan
actividad y militancia política partidista al especificar con mucha claridad:
“la FANB debe estar al servicio de la Nación y no de una parcialidad
política”, como es el socialismo y/o la
patria socialista.
Así mismo, el decreto deja entrever que se
esta en un estado de guerra, con enemigos internos y externos que amenazan a la
patria. La visión de la guerra intuye enfrentamiento a un contrario al cual hay
que destruir e introducen la categoría de delitos de lesa patria o tradición a
la patria cuya cualificación y penalización estará en manos de la Dirección Político-Militar de la
Revolución Bolivariana. Una especie de Tribunal de la Inquisición. Sin
exagerar, entonces, inferimos que cualquier ciudadano que adversa la
“revolución” podrá ser considerado traidor a la patria. ¿La guerra interna: Una coartada para
militarizar al Estado?
Esta unión político-militar para el control
de la opinión de los ciudadanos es a todas luces inconstitucional y aberrante
en cuanto a que violan derechos fundamentales como es el derecho de expresión y
de opinión.- .La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en sus
artículos 51, 57, 58 y 143, consagra el derecho de todas las personas a la
información y prohíbe la censura previa. Cualquier marco normativo que
establezca medidas de censura o pretenda restringir el derecho a la información
es contrario a la Constitución, a los estándares internacionales de derechos
humanos y a las libertades fundamentales necesarias para la democracia.
El CESPPA no es algo muy original de la
revolución bolivariana, es parte de toda una historia del totalitarismo
internacional en su relación con los medios de comunicación social y la opinión
de los ciudadanos. La filosofía y
practica de la propaganda política que identifica al proceso de la
“revolución bolivariana” se asemeja a
las desarrolladas por los regimenes totalitarios como la China de Mao, la URSS
de Stalin, la Alemania de Hitler y la Cuba de los Castro quienes comprendieron desde sus orígenes las posibilidades y ventajas de los medios de
comunicación como instrumentos de poder y control social de la población, por
tanto, emplearon todas las opciones para
concentrarlos en sus manos y utilizarlos en la realización de sus fines
políticos.
La meta final de los medios de comunicación
del totalitarismo no es informar a la población, sino todo lo contrario, su fin
es desinformarla e influenciarla mediante la manipulación de la realidad,
utilizar a los medios como instrumentos acríticos y para crear modos de
comportamientos conformes a la ideología del Estado y del aparato
político-militar. Los medios de comunicación social fueron y son guías, en los
gobiernos totalitarios, de conducta de los ciudadanos para imponer la ideología
y lealtad al régimen, pero sobre todo, para amedrentar, reprimir, hasta
aniquilar moralmente a la disidencia criminalizando su activismo, su presencia
y su expresión.
El Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria
(CESPPA) se enmarca en esta filosofía y practica totalitaria de control de la
información y la opinión ciudadana.
juancdula@yahoo.es
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