sábado, 26 de octubre de 2013

GERMÁN CABRERA, NO ES DIFÍCIL, ES FACIL DESTRUIR

No es difícil convertir un país en un No País, en territorio yermo, hostil y sin certezas, en comarca de ambigüedades y confusión, en región  anárquica dominada por la incertidumbre y las inseguridades del cuerpo y del espíritu. No es difícil (lo sabe el sufrido continente africano, lo supo la Yugoeslavia atomizada), descubrirse un día, atónito, en medio de un caos absoluto en el cual los hasta ayer vecinos o familiares han comenzado a matarse mutuamente  y donde el ciudadano desconoce si quien violó a su familia y quemó su hogar era militar, guerrillero, bandolero o hueste azuzada.

En Venezuela, bajo el humor tropical, el precio del dólar, Cadivi, la inflación y las grescas por una lata de leche, repta el peligro verdadero: el ofidio de la intolerancia cargado de un coctel de toxinas del cual las verdades absolutas y el desprecio por el otro son ingredientes substanciales.
Muchos piensan que la idiosincrasia del venezolano impedirá el desastre, pero ¡cuidado!, no somos inmunes al horror ya que para deconstruir un país, basta con seguir caminos similares al elegido por los Elegidos del Siglo XXI.
Basta con adoptar la propaganda goebbeliana y tergiversar la historia nacional para crear una épica inexistente, machacar unas pocas  ideas elementales y slogans fácilmente digeribles por el pueblo iletrado, polarizar maniqueamente entre explotados y explotadores, patriotas y traidores, avivar el resentimiento, despreciar e insultar al disidente y llevar la política al terreno de la Fe. Exacerbar la religiosidad como elemento de manipulación, arrodillar los Poderes del Estado ante el Ejecutivo, transformar el desbordamiento del hampa en arma de amedrentamiento. Acordar con los eufemísticos “líderes negativos” de las cárceles, fomentar la anarquía conductual de los motorizados, aupar y celebrar las acciones violentas de los grupos paramilitares oficialistas. Ideologizar a la Guardia Nacional y las FFAA para ponerlas al servicio del Partido, ignorar la corrupción policial, el avance indetenible del narcotráfico en las instancias del poder, la obscena rapacería del liderazgo “revolucionario”. Abandonar los servicios públicos, desde la recolección de basura a la salud, ideologizar la educación, aplicar medidas económicas anacrónicas aunque la realidad demuestre su fracaso, adjudicar a la disidencia el desabastecimiento, intentos de magnicidio, complots, sabotajes.
La lista sería infinita.
Es más fácil salir de una  típica dictadura de derecha latinoamericana que de este populismo neo-comunista bananero.
Aquella llega para “poner orden”, tortura, secuestra, asesina, se gana el desprecio internacional y cuando logra imponer “la paz de los sepulcros” comienza a pensar en una retirada que le garantice impunidad.
Este régimen actúa de otra forma. Su afán consiste en destruir todo para construir algún día lejano la sociedad perfecta. Se nutre del caos, el facilismo, la impunidad, crea un macro Estado para fomentar la dependencia del ciudadano y en nombre de la probidad y la justicia se vende hacia fuera como el libertador de los oprimidos.
Tamaña tarea tenemos: intentar salir de esta pesadilla mediante métodos democráticos.
Eso sí es difícil.
Pero lo demás puede ser Ruanda.
german_cabrera_t@yahoo.es                             

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.