sábado, 26 de octubre de 2013

JUAN CARLOS DELGADO BARRIOS, EL RÉGIMEN PRETENDE CRIMINALIZAR AÚN MÁS LA ACCIÓN POLÍTICA DE LA OPOSICIÓN

El régimen pasa por un mal momento,  creo que el peor en estos 15 años de la llamada revolución bolivariana,  los índices socioeconómicos expresan que  el socialismo propuesto y desarrollado da muestras de un rotundo fracaso. Ahora esta en juego su sobrevivencia, no tienen las arcas del 2002 cuando Chávez en una salida de ingeniería financiera y audacia política saco el tesoro nacional  a la calle mediante acciones de gobierno de corte populistas como han sido las misiones  sociales que le permitieron  aplacar el descontento, incluso abatir cualquier intento de inestabilidad gubernamental a costa de vaciar y endeudar a la Nación hasta empobrecerla e hipotecarla.
El equipo de Maduro es el mismo de Chávez con pocos enroques, este equipo esta agotado, tanto en las personas, como en sus estrategias, lo que le imposibilita salir de la crisis que heredo, todo lo contrario, la profundizan, sobre todo, por que la salida necesaria es un cambio de rumbo de 180 grados en el modelo económico y la estrategia política  y, eso sería reconocer el fracaso del proyecto promovido por Hugo Chávez con el apoyo del régimen cubano. No hay esperanzas de cambio, en lo inmediato, dentro del proceso, de manera que,  van a insistir en radicalizar la llamada revolución. 
Dentro de ese escenario de terquedad política se observa que han entrado en un estado de  desesperación y de pánico por la cercanía del fin del proyecto del socialismo del siglo XXI, en consecuencia, se juegan el todo por el todo. La permanencia y continuidad del régimen pasa por quedarse solos en la arena de juego, sin contrapesos, en este sentido, le queda como alternativa arrinconar y torcerle el brazo al adversario utilizando la amenaza, la represión y el aniquilamiento físico y moral  de la oposición mediante la criminalización de sus actividades y sus opiniones. Ósea profundizar aún más lo que en estos 14 años se ha venido desarrollando con los medios de comunicación social y la opinión ciudadana: control, persecución y represión hasta lograr la censura y autocensura.  En esas circunstancias y con esas intenciones  se crea el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA).        
El decreto presidencial de creación del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA), publicado en Gaceta Oficial el pasado lunes 7 de octubre de 2013 dice textualmente: “El CESPPA tiene como atribuciones solicitar, organizar, integrar y evaluar las informaciones de interés para el nivel estratégico de la Nación, asociadas a la actividad enemiga interna y externa, provenientes de todos los organismos de seguridad e inteligencia del Estado y otras entidades públicas y privadas, según lo requiera la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana”.
Este decreto presidencial no es un simple saludo a la bandera que los venezolanos dejemos pasar por debajo de la mesa, todo lo contrario, esta disposición  encierra toda una filosofía y practica de propaganda política y una estrategia de control y de represión a la información y  a la opinión de los ciudadanos, en especial,  la expresión proveniente de los sectores contrarios al régimen, usando su léxico, - la información proveniente de la contrarrevolución -, llamada en el mismo decreto “actividad enemiga interna”. Sobre todo, nos llama la atención que el órgano que evaluara, interpretara,  la información requerida es la instancia política militar máxima de la revolución: La Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana, que por cierto no aparece en la Constitución Nacional ni existe una ley que contemple la legalidad de sus actos de gobierno.
Entendemos, ante lo difuso de la información sobre esta instancia, que la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana, en lo político, esta constituido por las alianzas de los partidos de la revolución o en su defecto únicamente por el PSUV que actúa como partido de gobierno y eje de las decisiones políticas del proceso revolucionario y, que la patria que dicen defender y proteger es la “patria socialista”. En cuanto a la presencia de los militares en la interpretación de la información y opinión de los ciudadanos me  resulta un gran exabrupto y un golpe de Estado a la Constitución Nacional y a la misma Ley de las FANB  cuyos textos prohíben taxativamente  que los militares tengan actividad y militancia política partidista al especificar con mucha claridad: “la FANB debe estar al servicio de la Nación y no de una parcialidad política”,  como es el socialismo y/o la patria socialista.
Así mismo, el decreto deja entrever que se esta en un estado de guerra, con enemigos internos y externos que amenazan a la patria. La visión de la guerra intuye enfrentamiento a un contrario al cual hay que destruir e introducen la categoría de delitos de lesa patria o tradición a la patria cuya cualificación y penalización estará en manos  de la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana. Una especie de Tribunal de la Inquisición. Sin exagerar, entonces, inferimos que cualquier ciudadano que adversa la “revolución” podrá ser considerado traidor a la patria.   ¿La guerra interna: Una coartada para militarizar al Estado?
Esta unión político-militar para el control de la opinión de los ciudadanos es a todas luces inconstitucional y aberrante en cuanto a que violan derechos fundamentales como es el derecho de expresión y de opinión.- .La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en sus artículos 51, 57, 58 y 143, consagra el derecho de todas las personas a la información y prohíbe la censura previa. Cualquier marco normativo que establezca medidas de censura o pretenda restringir el derecho a la información es contrario a la Constitución, a los estándares internacionales de derechos humanos y a las libertades fundamentales necesarias para la democracia.
El CESPPA no es algo muy original de la revolución bolivariana, es parte de toda una historia del totalitarismo internacional en su relación con los medios de comunicación social y la opinión de los ciudadanos.  La filosofía y practica de la propaganda política que identifica al proceso de la “revolución  bolivariana” se asemeja a las desarrolladas por los regimenes totalitarios como la China de Mao, la URSS de Stalin, la Alemania de Hitler y la Cuba de los Castro quienes  comprendieron desde sus orígenes  las posibilidades y ventajas de los medios de comunicación como instrumentos de poder y control social de la población, por tanto,  emplearon todas las opciones para concentrarlos en sus manos y utilizarlos en la realización de sus fines políticos.
La meta final de los medios de comunicación del totalitarismo no es informar a la población, sino todo lo contrario, su fin es desinformarla e influenciarla mediante la manipulación de la realidad, utilizar a los medios como instrumentos acríticos y para crear modos de comportamientos conformes a la ideología del Estado y del aparato político-militar. Los medios de comunicación social fueron y son guías, en los gobiernos totalitarios, de conducta de los ciudadanos para imponer la ideología y lealtad al régimen, pero sobre todo, para amedrentar, reprimir, hasta aniquilar moralmente a la disidencia criminalizando su activismo, su presencia y su expresión. 
El Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA) se enmarca en esta filosofía y practica totalitaria de control de la información y la opinión ciudadana.
juancdula@yahoo.es

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