SAÚL GODOY GÓMEZ |
Tengo
varios años tras la pista de Nick Bostrom, quizás uno de los pensadores
más brillantes de la actualidad, filosofo a cargo del Instituto
del Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, uno de
esos wunderkid europeos, natural de Suecia, quien antes de cumplir los
veinte años se había graduado de tres carreras universitarias, filosofía,
matemáticas y lógica matemática, cursada las tres, en solo dos
años.
Bostrom
se dedicó a una de las parcelas de conocimiento mas extrañas del
mundo académico, algo que llaman, Estudios de Riesgos Existenciales,
y que trata de adivinar el futuro de la humanidad a mas de
100.000 años en el futuro, por lo menos ya tiene un limite, 4 billones
de años que será el momento en que el sol, en su agonía final,
crezca convertida en una enorme estrella enana roja, y se trague
a la tierra calcinándolo todo antes de enfriarse en una roca solitaria
en lo que era nuestro sistema solar.
Y
no es broma, forma parte de un exclusivo club, junto a Stephen Hawking,
en la Universidad de Cambridge, y otros brillantes pensadores,
cuyo único objetivo es advertirnos de los peligros que nos aguardan
en nuestro camino hacia el futuro, y que lleguemos a ese momento,
con la capacidad de tener la tecnología de saltar hacia otro lugar
en el universo, junto a otra estrella que nos asegure calor y paz
lejos de éste convulsionado barrio cósmico.
A
unos le parece un trabajo super optimista, a otros, tétrico, jugar con
la idea de la extinción de la raza humana y buscar las maneras de solventar
los riesgos y peligros para llevar a buen puerto nuestra civilización,
es, definitivamente, un asunto grueso.
Pero
tienen su público, el alto gobierno de los EEUU, entre ellos los militares
y la NASA, los más altos organismos de seguridad de la Comunidad
Europea, grupos de “tanques de pensamiento”, universidades, centros
de investigaciones, forman parte de su habitual publico en reuniones
y seminarios.
Nada
se les escapa, guerra nuclear, armas biológicas, pandemias, desastres
naturales, coaliciones con meteoritos y otros eventos cósmicos,
crisis alimentaria, sobre población, crisis ambiental, terrorismo,
desarrollos tecnológicos…
Y
sus argumentaciones no tienen desperdicio, 99% de las especies que han
vivido en nuestro planeta han desaparecido incluyendo cinco especies
de homínidos que usaban herramientas; hace un práctico ejercicio
de visualización, si dividimos la historia de nuestro planeta
en nueve etapas, cada una de 500 millones de años, es fácil darse
cuenta que ha sido en la novena, justamente donde nos encontramos,
donde se han producido los mayores eventos de extinción, erradicando
a 2/3 de las especies vivas.
Nuestro
universo es un lugar poco apacible para la vida, nuestra Tierra
un espacio sumamente frágil e impredecible y nuestra especie humana
no es muy precavida que digamos, por lo que tenemos los ingredientes
perfectos para un evento de extinción de nuestra entera civilización.
Lo
que sucede es que los tiempos geológicos y cósmicos son de una enormidad
inaprensible para nuestras cortas vidas, al menos que nos pongamos
a estudiar y observar lo que ha sucedido y pudiera pasar fuera
de nuestra escala de tiempo, es que podemos darnos cuenta que vivimos
en una falsa zona de confort, la gran mayoría no nos percatamos
que nuestra especie pende de un hilo.
Pero
lo que en realidad más le preocupa a Bostrom y su equipo, no son tanto
los eventos naturales y cósmicos, a pesar de su poder destructivo,
por ejemplo, la explosión de volcán Toba en Indonesia hace
unos 70.000 años atrás, fue de una violencia tal, que la ceniza que
desplazo a la atmósfera disparó un frio global que afectó la cadena
alimenticia del planeta y a los humanos que vivían en aquel tiempo,
reduciendo la población mundial en apenas unas pocos miles de parejas
reproductivas.
Tenemos
la suerte que basta un pequeño grupo humano para volver a empezar
a crecer y a colonizar territorio, Bostrom nos recuerda que territorios
inmensos y peligrosos como Oceanía y la misma América, fueron
colonizadas en sus inicios, por grupos no más grandes que 100 individuos.
O
las muy estudiadas explosiones supernova en el espacio estelar, hemos
tenido la suerte de no estar en las cercanías de uno de estos eventos
que ocurren en nuestra galaxia, cada 50 años aproximadamente, su
poder destructor es inmenso, irradiando el espacio a su alrededor con
una mortal marea de radiación que hace desaparecer atmósferas y vida,
dejando a su paso roca muerta.
A
Bostrom lo ocupa más lo que el hombre puede hacerse así mismo, introduciendo
nuevos fenómenos vía el uso equivocado de la tecnología.
En
uno de sus artículos, ¿Dónde están? Porque deseo que la búsqueda por
vida extraterrestre no la encuentre, publicado por la revista Technology
Review , de MIT en el 2008, nos explica que la búsqueda de vida
extraterrestre hasta los momentos ha sido infructuosa, el espacio parece
un lugar solitario y silencioso, esto, a pesar de que se han contabilizado
cerca de 100 billones de estrellas en nuestra galaxia solamente,
y otros 100 billones, “allá afuera”, con una buena probabilidades
que existan planetas con iguales condiciones, como el nuestro,
de albergar vida.
Pero
el hecho de que no hayamos podido encontrar un mensaje, un rastro de
vida, una nave, algo que nos indique que no estamos solos pareciera indicar
que, la aparición de la vida en el universo no es un hecho común,
más bien, excepcional.
Bostrom
ve este hecho como un “filtro”, una gran barrera que pudiera, o
estar detrás de nosotros, en nuestro pasado,
o adelante, en el futuro.
Si
fue en el pasado, se trata de algún paso en la evolución de la vida inteligente
que fue clave y que no sabemos cual es, todavía tenemos enormes
lagunas en nuestra historia evolutiva, empezando en como se formó
la vida en esa gran sopa primordial de elementos, crear vida es un
proceso altamente complejo y que requiere de mucho tiempo, nos ice Bostrom
que tomo 1.8 billones de años para que un organismo básico unicelular (prokaryotes) evolucionara a un organismo de
una sola célula
con membrana y un solo núcleo (eukaryotes).
Esa
clave que no tenemos y que es altamente improbable se repita, por mas
billones de planetas que tengamos para replicarla, es el filtro.
Bajo
esta perspectiva, si existe vida en el universo no estaría a nuestro
alcance ni de las futuras generaciones, estamos hablando que probablemente
exista vida inteligente al otro lado del universo, que para
efectos prácticos, es como si no existiera. Pudiera ser que estas civilizaciones
no tuvieran el impulso colonizador de la raza humana, que
prefirieran quedarse cerca de su mundo y en silencio, puede que en este
universo existan cosas en el espacio que es mejor no invitar a cenar,
y que sea esa la causa del silencio que existe.
Pero
si el filtro se encuentra en el futuro, nos enfrentamos a la hipótesis,
muy probable, que las civilizaciones tecnológicas tengan una
irremediable tendencia a la autodestrucción, y que este destino pudiera
ocurrir antes de que estuviera en capacidad de abandonar su planeta
base, e iniciar viajes estelares.
Si
es así, si hay un techo para estas civilizaciones, seria la razón de
que nos encontremos con esta pared de silencio en el universo, no nos
responde nadie porque se han destruido, y si ese es el filtro, pues
aquí en la Tierra estamos a punto de alcanzarlo.
Nuestra
civilización esta asediada por una serie de adelantos tecnológicos
que pudieran significar, si son mal usados, en la aniquilación
masiva de nuestra especie, empieza con las armas nucleares,
las armas químicas y biológicas, nuestras vulnerabilidades informáticas
de las que depende nuestra civilización, la ingeniería genética
y sus “bichos” transgénicos, la introducción de la Inteligencia
Artificial y robots, las técnicas biónicas de mejoramiento
del cuerpo humano, las nuevas armas nanotecnológicas que dejan
reducido al ejercito enemigo en una gelatina orgánica-mineral y que
puede ser reciclada para usos industriales, la manipulación climática
y otros desarrollos tecnológicos.
Bastaría
con que uno de estos adelantos se salga de control, o sean mal
utilizados, para tener nuestro propia debacle en nuestro planeta.
Por
ello me complace tener a un filosofo como Nick Bostrom al frente de
esta unidad, que cuida nuestro futuro como especie, búsquenlo en internet,
tiene su propia pagina web y es muy generoso con su conocimiento,
pueden disponer de suficiente material de lectura para todo
el 2015, si es que no sucede nada extraordinario.
Les
deseo una feliz navidad. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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