MIGUEL A. MEGIAS |
El
momento de la Navidad, fiesta de alegría y amor, es propicia para evaluar los
tiempos en que vivimos. Leo con preocupación muchos artículos donde se pinta de
gris el futuro próximo. Pareciera que el 2015 es el año del colapso final, el
año de la quiebra, el fin del mundo. Que nada nos salvará de la debacle que se
nos viene encima ocasionada por los bajos precios del petróleo. Casi todos los
articulistas describen la tragedia por venir. Casi todos coinciden en que se
acercan tiempos de gran dificultad. Pero yo mantengo lo contrario, y así se los
manifiesto. Y aquí les explico el por qué.
Venezuela
es un gran país, dotado de una maravillosa naturaleza: agua en abundancia,
terrenos buenos para el cultivo o la ganadería, minerales tales como hierro,
oro y bauxita. Y petróleo y gas en abundancia. Además, y esto es lo mas
importante, tiene una población que ha estudiado diversas profesiones, en
prestigiosas universidades y colegios nacionales y extranjeros. La situación
actual, a nuestro juicio, es temporal. El país cuenta con los recursos humanos
y materiales para que, tal como decía el difunto Chavez, pueda ser una potencia.
Y creo que, en su debido momento, el país retornará al camino de la democracia,
de las libertadas, del bienestar económico y del avance espiritual.
La
felicidad de los ciudadanos del un país tiene mucho que ver con la paz interior
de cada quien y poco que ver con los bienes materiales. Hay muchos seres
humanos en el mundo que, a pesar de estar sumidos en la pobreza, son felices en
el entorno en que les ha tocado vivir. La felicidad no depende de lo que se
tenga o se carezca.
Que
no hay jabón para lavar la ropa; o que escasea la mantequilla; o el papel
higiénico; o el aceite para motores; o la pasta dental. ¿Es eso motivo de
infelicidad? De incomodidad tal vez, pero no de infelicidad. La felicidad va
mucho más allá de los bienes materiales; más bien, la felicidad es un estado de
ánimo que consiste en estar conforme con lo que tenemos, sin angustiarnos por
lo que no tenemos. Desde luego, todo ser humano debe aspirar a llenar sus
necesidades básicas. Pero sin que las carencias le produzcan un sentimiento de
infelicidad. Aunque el venezolano se ha acostumbrado a disponer de muchos
bienes y productos que ahora escasean, miro a mi alrededor y todavía veo mucha
abundancia. Ese es el ánimo que quisiera transmitir a las amigos lectores y a
los pesimistas: miremos el lado positivo de la actual situación y tomemos la
actual crisis como el punto de partida para hacer un mejor país.
El
período que nos está tocando vivir parece ser un bache, un terrible bache; pero
en realidad es un tiempo que puede estar lleno de oportunidades, de
posibilidades. Dejemos de quejarnos; actuemos con optimismo; y si queremos un
futuro mejor para nosotros o para nuestros hijos, pongámonos manos a la obra,
hagamos algo mas creativo que reclamarle al gobierno que no hay mi marca favorita
de tal o cual cosa. Ya vendrán, sin duda, tiempos mejores. En especial, si
nosotros como individuos, y en conjunto como nación, así nos lo proponemos.
¡Felicidades,
amigos! ¡Brindemos con el excelente ron criollo, que todavía abunda, si no
conseguimos el whisky favorito importado!
Miguel
A. Megias
autonomiaspoliticas@gmail.com
@mmegias
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.