miércoles, 16 de abril de 2014

LUIS GARCÍA MORA, HAY QUE DESMONTAR EL DESENCUENTRO HENRIQUE/LEOPOLDO, AL LÍMITE

Un examen frío, desde enero hasta abril, hace imperativa una nueva estrategia de la oposición. Una estrategia que parta de la protesta pacífica: sin abandonar y abriéndose al diálogo.

 La oposición debe negociar.

Debe hacerlo desde una posición firme, como la actual, y por encima de todo con un compromiso fuerte y no mercenario con el proyecto de oposición democrática que se ofrece desde la MUD y desde fuera de la MUD.

 Como afirmaba un experimentado líder y estadista: “Nadie que no crea en lo que hace y ofrece genera esa credibilidad imprescindible para el ejercicio del liderazgo”. Y es cierto: todos somos una mezcla de valores e intereses, pero el liderazgo político es más poderoso en cuanto menos intereses personales o grupales o mezquinos involucre el compromiso.

 Y esto va con Henrique, Leopoldo y María Corina. Y todavía más allá: con la parte sana de la MUD (dentro y fuera de ella) y la no tan sana (dentro y fuera del país).

 El compromiso es demasiado grande y no admite errores ni inescrupulosidades de ninguna índole.

 Se impone la hora del juego limpio.

 Sobrevenido del cronograma político e institucional para el régimen, a la oposición democrática se le impone el momento de relegitimar legal y constitucionalmente la composición del nuevo CNE y de lo que funge como Tribunal Supremo de Justicia.

 Se trata de un hecho y un mandato. Importante. Fundamental. Y esto no puede ser manejado con criterios de pulgas amaestradas.

 No es fácil. No va a ser fácil. La dirección de la Oposición (sí, con mayúscula) tendrá que abandonar de una vez por todas este acostumbrado pero ahora peligroso manejo en las catacumbas. Y así deberá dirigirse al país: hablarle de frente, al opositor y al no opositor.

 Hay una indudable fuerza en Maduro y su régimen. La única que le queda: la cívico militar.  O, mejor dicho, la militar cívica. Al revés.

 No cuenta con los trabajadores ni con los estudiantes. Ni con los empresarios ni con las academias. Ni con las universidades ni con la Iglesia. En lo que se refiere a las estadísticas de popularidad, ni él ni su gobierno son mayoría. Y lo saben: ya la Oposición no es minoría. En lo que va de enero a marzo, según el cruce de las encuestas, el bloque pasó de 37 puntos a 47. Compacto, radicalizado, frente a un bloque gubernamental entre 36 y 37 puntos.

 Se ha producido un quiebre relevante.

 Y el poder omnímodo oficialista cuenta solamente con un partido y con una estructura férrea: el PSUV, movible pero de donde nadie se retira, y las Fuerzas Armadas Nacionales, una estructura organizativa que se rige por rangos y cargos y que se transforma todos los años. Ésa es la únicaunión (o cemento) que mantiene el Gobierno que, desde ahí, mueve sus tentáculos hacia los Poderes Públicos controlando el Estado.

 Por un lado, estas circunstancias lo hacen represivo por su condición estalinista y militar, sin el concepto civil de ciudadanía. Por el otro, lo peligroso es que la estructura que soporta todo es la de la figura presidencial: la institucionalidad de la Presidencia, que siempre en nuestra democracia fue objeto de preocupación e intención de reinvención y reforma pero que, sobre todo durante los lustros de Chávez, ha sufrido una hipertrofia que la hace voluptuosamente apetecible para ese mismo estamento cívico militar.

 Y esta visual es de suma importancia para entender la situación. En una frase: la conducción de la actual resistencia no puede continuar desgastándose entre los extremos de la resistencia pacífica y la violenta. Entre una oposición que no entiende que se puede caminar y mascar chicle a la vez, sin irse al piso e insiste en desmovilizar el momento. Y otra masiva y multitudinaria en ciernes, que por su cuenta y a la deriva toma las calles. El sacrificio y coraje de esa juventud requiere de atención inmediata.

 Uno considera que constituiría un error desconectarse de esta inmensa masa de energía política cargada de disidencia civil que, como acaba de denunciar la Iglesia Católica, es objeto del intento de pacificación y apaciguamiento por medio de la amenaza, la violencia verbal y la más brutal represión física que recordemos.

 Por eso que se cree que, primero, hay que desmontar de inmediato el desencuentro entre Henrique Capriles Radonski y Leopoldo López y entre éste último y Primero Justicia y Julio Borges. Y María Corina. Ya. Y no hablemos del resto de la composición de la MUD.

 Este desencuentro mellizal, cargado de profundidades que por el momento sobran, está afectando una agenda política superior. Todos los implicados en este momento tienen un compromiso del más alto nivel, por sus liderazgos reales, con la conducción total y la búsqueda de una salida a la actual situación.

 Esto es un hecho.

 Y se podría decir que, después de obtener un triunfo en el primer round, quienes pensaban que era una pelea de un solo asalto ya a estas alturas deben de haber comprendido que la ruta rápida es sólo deseo, voluntarismo y riesgos inútiles si no se articula en el tiempo de una poderosa protesta pacífica. Orgánica. Organizada.

 Como demuestra el Instituto de la Paz (PRIO) en Oslo, en su estudio La estrategia lógica del conflicto no violento, las campañas pacíficas de resistencia civil han sido doblemente más eficientes para lograr sus objetivos que las insurgencias violentas, incluso ante regímenes autoritarios. Y, como afirma Erica Chenoweth en una entrevista con Andrés Correa en Nueva York sobre su teoría de la regla del 3.5%, el poder no está en las armas sino en la gente. Ningún gobierno puede soportar resistencia constante, activa, visible, coordinada e inclusiva de apenas 3.5% de su población, sin terminar cediendo ante las demandas o desintegrándose.

 De manera que, sin desactivar la protesta civil e incluso incrementándola con concentraciones y movilizaciones masivas, sin desactivar las iniciativas de diálogo actualmente en marcha, pues el Gobierno está obligado a crear las condiciones para que lo haya, la Oposición debe reacomodar la estrategia.

 Con coraje, sin miedo y sin complejos, debe reconducir estas aguas. Sin traicionarlas.

 Como pragmáticamente advierte Amnistía Internacional: “Es cierto que hay dificultades para el diálogo, para ese acercamiento, pero en la situación en la que estamos, con altos índices de criminalidad y proliferación de armas y municiones en manos de la población, resulta indispensable”. No sólo es el caos al que ha conducido este Gobierno, más la amenaza de guerra civil que alimenta y cimenta, sino también el peligro de disolución social que enfrentamos, sin apoyo y sin institucionalidad que nos soporte.

 Se sabe y se dice, adentro y afuera, que “sin una salida pacifica lo que hay es un conflicto armado”. Realmente es necesario mantener el impulso.

 Esto se parece al régimen de Nicolás I… o de Putin. Podríamos (sin saberlo) estar en medio de la desintegración.

 Es imperativo trazar los límites ya.

 CRÁTERES

 - Podemos ampliar la base social de la protesta, ¿pero con cuál salida? Si ambos, Leopoldo y Henrique, quedan enterrados en un callejón sin salida, salga bien uno de ellos o no, todos nosotros saldríamos divididos. Éste era el juicio político de dos partidarios de ambos, al examinar lo delicado de la situación. “Hay que dar pequeños gestos, pues en alguna parte hay interés en que no haya unidad. Y la agenda de ambos está afectada por los viejos recuerdos”. “Hay que pasar urgentemente la página de las disputas, de los antagonismos…”

 - La escalada de la Sala Constitucional del TSJ, según advierte la jurista Beatriz Di Totto (cabeza de una lógica jurídica casi kantiana), al destituir sumariamente a los alcaldes Scarano y Ceballos y a la diputada María Corina Machado, aparte de los actos de agresión e intimidación física realizados contra ciudadanos indefensos, constituye todo un salto cualitativo en la violación de la Constitución y las leyes. “Es probable que los acontecimientos del país, encendido en protestas y desbordado por vías de hecho en todos los órdenes, nos distraigan y abrumen hasta el punto de que no advirtamos que esta jurisprudencia eleva mucho la magnitud de la escalada que, sin duda, es tal. No sólo por la jerarquía del órgano que la emprende sino, sobre todo, por la naturaleza de sus funciones garantistas de los derechos ciudadanos y nacidas bajo el amparo de la Constitución de 1999. Acabamos de romper otro dique. Lo más triste es que quien lo destruye es justamente el mismo órgano cuya razón de ser era velar por su preservación”.

 - Como decía un amigo, se trasladan a San Cristóbal nada más y nada menos que la Ministra de la Defensa y el comandante del CEO Padrino López para liberar la esquina de la Ferrero Tamayo con la Carabobo y el ingreso a Los Pirineos, sin detenerse a pensar en lo absurdamente “asimétrico” de su actuación…

 - Y como decía alguien más, el objetivo de la política democrática no consiste en eliminar las pasiones ni en relegarlas a la esfera privada, sino en movilizarlas y ponerlas en escena dentro del respeto del pluralismo. Así que algunos dirigentes no tendrían que tener temor de moverse…

 - Y admitámoslo: lo que están haciendo con Julio Borges y Ramón Guillermo Aveledo es muy burdo…

Luis Garcia Mora
aguilaluis_7@hotmail.com
@LuisGarciaMora

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TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ, LOS HUECOS DEL LABERINTO

En 1957 Monseñor Arias Blanco emite al país una pastoral que sería leída en cada templo. No hay un llamado a derrocar a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Lo que hay es una apelación a un cambio histórico que el ilustre prelado sustenta en la doctrina social de la Iglesia. Eran los tiempos de la migración rural a las ciudades, de la mala distribución de la riqueza y de una situación profundamente negativa para los trabajadores. Es así como aquella pastoral procura una respuesta que no se centra en un diálogo sino en una superación definitiva de aquel presente. Era un país naciente regido por un gobierno incapaz de entenderlo, desde sus formas dictatoriales y desde su inepcia conceptual.

La Conferencia Episcopal Venezolana emitió un documento sobre este otro presente con severas denuncias contra el régimen, con la ilación de lo que todos conocemos, con algunas críticas suaves a los sucesos de calle y con un llamado al diálogo enmarcado en una afirmación tajante que lo contradice: el “totalitarismo” está encarnado en el “plan de la patria”. Casi banal recordar que ese “plan” es ley y constituye el corazón mismo del actual régimen. En otras palabras, el diálogo sería sobre lo tangencial, aunque sea grave y doloroso, puesto que podremos considerar que quienes gobiernan no estarían dispuestos a arrancarse ese órgano vital. Por encima de las palabras duras no hay planteamiento alguno hacia una transición y menos hacia un cambio histórico como lo planteaba Arias Blanco. En otras palabras, para quienes comparan 1957 y 2014 desde el ángulo de la Iglesia, no hay nada en común.

En este cuadro uno recuerda la veteranía y sapiencia de la diplomacia vaticana. Como también debe hacer mención a UNASUR en sus esfuerzos de diálogo, puesto que es notorio que estos mis artículos de opinión irán a parar a un libro que escribo sobre este duro año 2014 con el único propósito de ayudar a entender a algún historiador ignoto que dentro de 50 años merodee por estos tiempos tormentosos.

La palabra “diálogo” tiene sus propias connotaciones y las reuniones sus propias reglas, tales como establecer número de delegados de cada parte, nombres, lugar de reunión y agenda. Contradictorio reunirse sin haber tenido la más mínima injerencia en los sucesos que se discuten y sin llamar a formar parte de la propia delegación a quienes desde la cárcel o desde la calle han sido sus protagonistas. No se hace porque se tiene una franquicia, que si bien es sólo electoral, bien sirve para revivir desde la falta de protagonismo y sirve como bombona de oxígeno para mantener con vida aparente a la clase dirigente sin perspectiva.

Sobre el presente seguramente habrá demoras, esguinces y contradicciones. Mientras, el acoso represivo sobre una zona de Caracas por más de seis horas es “resuelto” diciendo que se establecen siete u ocho puntos de control para evitar violentos y se llama a la población a no hacer caso de grupos minoritarios. Dije en Twitter que antes los alcaldes construían alcantarillas y ahora las tapan y que antes los alcaldes agradecían a sus electores mientras ahora los llaman “grupos minoritarios”. Me he permitido recordar mi constante afirmación de que las posibilidades de este país pasan por defenestrar a la clase dirigente.

En situaciones como la que vivimos el laberinto está lleno de huecos, no precisamente como respiraderos, más bien como efectos de una implacable polilla. Venezuela es un país sin memoria. Ya no recuerda en los sucesos de los años pasados se nombró una Comisión de la Verdad que jamás se instaló y que hubiese impedido, por ejemplo, la prisión de Iván Simonovis. Ya nadie recuerda al único firmante que se precinó y que hoy preside CEDICE y que dentro de pocos días tendrá una sesión en Caracas con la presencia de Mario Vargas Llosa. No podemos especular con que ahora alguien se haga la señal de la cruz sobre sí, pues tal vez colegiraríamos  que Parolín es santo y que Francisco ya hace milagros.

Lo digo porque es difícil hablarle a un país sin memoria. Este país suele arrebatarse de ira por dos días cuando al tercero ya no recuerda la causa de su ira y los protagonistas de las engañifas comienzan a tejer las nuevas. No hay respuestas sobre las preguntas de fondo, porque el avenir suele estar lleno de imprevistos. Baste recordar que hay que construir una nueva opción para el futuro desde el cual se cambia al presente, que debe procurarse un cambio histórico y que las restauraciones no conducen sino a una revolución repetida. 

Si ese desconocido historiador para el cual armo el expediente no logra entender seguramente la explicación se encontrará en que nació en el exterior hijo de venezolanos que emigraron mientras una clase dirigente vivía de la alharaca y de los simulacros.

Teódulo López Meléndez
tlopezmelendez@cantv.net
@TeoduloLopezM

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ENRIQUE PRIETO SILVA, DIÁLOGO ENTRE EL PODER Y EL ESTADO

Hay una relación implícita entre el Estado y el Poder que tiene que ser comprendida para poder establecer los parámetros de los dos conceptos. 

El Estado es el todo, mientras que el Poder es la circunstancia o motor que logra impulsarlo. Bien dijo Doughtery: "la política es el procedimiento para ordenar poderes entre individuos competidores y grupos sociales, y para arreglar prioridades entre propósitos y objetivos rivales, sean éstos utilitarios o de valores"; y en teoría, el Poder, es considerado como el dominio o imperio para mandar e imponer la voluntad del Estado sobre sus súbditos y sobre los otros Estados, por lo que adquiere diferentes significados y formas. Existe como palanca de la riqueza económica; como ciencia y tecnología para la solución de problemas; como sistema de comunicaciones para influir en la opinión, en las ideas y en los valores; como arma política para ordenar el Estado; como arma del sistema jurídico. Todos los grupos humanos organizados o no, tratan en una u otra forma, de llevar al máximo su posición de poder, o de usar el poder que posean en forma ventajosa para ellos; pero bien sabemos, que en muchos casos el régimen de gobierno se apropia del Poder para imponer su voluntad a todos los gobernados, surgiendo así el poder tiránico o dictadura.

La relación implícita entre el Estado y el Poder, podemos verla cuando en el Estado o Nación, como es nuestro caso, el poder está regulado por la  Constitución, que le fija los límites y define las relaciones entre los poderes del Estado, estableciendo las bases del gobierno y la garantía de los derechos ciudadanos. Así, como bella filosofía, en la constitución escrita se le asocia históricamente al liberalismo político y a la civilización que Rudolf Kjellen, compara el Estado con un organismo viviente, cuyo centro rector sería un gobierno con fundamento legal y administrativo, convencidos además, de que su poderío depende de la perfecta armonía y grado de relación entre sus órganos, pues, al igual que cualquier organismo, el predominio de alguno de ellos produce desequilibrios en su funcionamiento, cuya seriedad y magnitud puede dar al traste con su existencia o vida. Es historia repetida, el morbo subyacente en los gobernantes, que transforman al Poder en un fin en sí mismo, haciendo culto de él como el arma poderosa para imponer su ideología sin recato. Así, muchos al referirse al poder gubernamental, estoicamente lo denominan y confunden con el Estado, que inconscientemente nos excluye como pueblo, reforzándole  el morbo al gobernante, al extremo que él mismo se autodenomina Estado: ¡El Estado soy yo! Lo vemos en esta Venezuela adolorida y sin rumbo por el descalabrado régimen heredado del “difunto” que quieren imponer a trocha y moche con la intolerable inconsciencia de quienes creen que puede perdurar esta “revolución” fallida.
No podemos imaginarnos el futuro venezolano, cuando los regentes del ideario insepulto insisten en el diálogo entre factores opuestos a muerte, sin reconocer, no solo su fracaso, sino que quieren imponernos el Poder, obviando lo fundamental: el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia consagrado por la Constitución, que implica la división de los poderes, el imperio de la Constitución y las leyes como expresión de la soberanía popular, la sujeción de los Poderes Públicos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico, y la garantía procesal efectiva de los derechos humanos y de las libertades públicas, que requieren la existencia de órganos caracterizados por su independencia, con potestad que les permita ejecutar y aplicar imparcialmente las normas expresadas por la voluntad popular. 
Es decir, poderes públicos sometidos al cumplimiento de la Constitución y las leyes, el control de la legalidad de la actuación administrativa y ofrecer a todas las personas tutela efectiva en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos. Solo así, podremos dialogar.
Enrique Prieto Silva,
eprieto@cantv.net
@Enriqueprietos

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ALBERTO JORDÁN HERNÁNDEZ, AQUEL 13 DE ABRIL, CON VOZ PROPIA

Doce años se cumplieron este viernes de la más grande manifestación, solo comparable con la promovida y liderada por la juventud universitaria el 14 de febrero 1936. Ambos movimientos marchaban con destino a Miraflores.

La consigna del siglo pasado muy bien identificaba a la protesta estudiantil surgida el 12 de febrero del 2014.
 “No somos comunistas, queremos prensa libre y garantías constitucionales”.
En ambas oportunidades ocupaban la sede del Gobierno Nacional dos figuras militares, muy distantes en el ejercicio del mando; el primero con mentalidad civil abrió las puertas del Palacio y el segundo en posición guerrera, las cerró.
Esto condujo a la pacificación del gobierno de transición a la democracia del General Eleazar López Contreras y a la deplorable crisis la del comandante Hugo Chávez, que lo llevó a la renuncia del cargo. Todo fue consecuencia del Paro decretado contra desmantelamiento gerencial de la industria petrolera que en forma burlesca anuncio con pitazos en  su programa Aló Presidente.  Dicho paro se hizo indefinido y resaltó el 11 de abril del 2002. Allí surgieron las criminales milicias incitadas por injerencia de la dictadura cubana, que desde el Puente Llaguno causaron 19 muertes y unos 300 heridos.
Según análisis del ex Comandante del Ejército general Carlos Peñaloza, Fidel Castro vio la oportunidad de montar trampa para apoderarse de PDVSA, dejar fuera de juego a la CTV, dominar la calle, y purgar a los antichavistas de la Fuerza Armada. Pero la dignidad  impidió esa intromisión, como lo demostró el general Manuel Rosendo, Jefe del Comando Unificado, con la desobediencia de activar el Plan Ávila.
Significativa fue actuación de la Iglesia en dicha crisis, como lo está siendo en la vigente que entró en su segundo mes. Al abandonar el Poder la madrugada del 12 de abril, con solicitud de bendición, el Comandante rogó a Monseñor Baltazar Porras, acompañarlo al avión que lo llevaría a Cuba. Quizá ignoraba que su mentor Castro  no quería recibirlo y pidió que lo hiciera al Jefe del Gobierno español, José María Aznar. Testigos de excepción fueron también el Cardenal Ignacio Velasco y monseñor José Luis Azuaje.
Hasta el Cardenal Jorge Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires actuó con la Oración y ahora como Papa Francisco invocó "un diálogo sincero" con una "justicia que afronte temas concretos”.
En nota publicada el 13 de abril del 2002, el director del diario tenido como oficialista observó en el renunciante Presidente “poca voluntad de diálogo”.  De allí que, en su opinión “La mayoría del país recibió complacida la formación de un nuevo gobierno presidido por Pedro Carmona Estanga”.
Enfatizaba una afirmación plenamente vigente y que de seguro ahora niega:
 “Un país que ha estado lleno de pugnacidades, que se ha caracterizado por la confrontación en todos los campos, que ha estado dividido, lleno de angustias e incertidumbres, necesita cuanto antes recorrer el camino del diálogo y de la reconciliación”.
AL MARGEN. Era vox populi, pero para los cogollericos dirigentes de partidos de oposición lo presentaban como secreto. Nos referimos al diálogo.
Alberto Jordan Hernandez
Jordanalberto18@yahoo.com
@albertojordanh

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GERÓNIMO FIGUEROA FIGUERA, ENSAYARON EL JUEGO Y LOS DEJARON SEGUIR, NUESTRA OPTICA

La historia es buena recordarla de vez en cuando para que no se olvide. 

Todo comenzó el mes de diciembre de 2008 cuando Antonio Ledezma asumió como Alcalde Metropolitano de Caracas, y el presidente Chávez no solo desconoció su triunfo, sino que estimuló la toma de las dependencias pertenecientes a esta Institución por parte de fanáticos y militantes del PSUV que no aceptaron nunca el resultado electoral a favor de Antonio Ledezma y en contra de Aristóbulo Isturiz, con mas de mas de 700 mil votos.

En esa oportunidad fueron muy pocas voces y acciones solidarias que recibió el burgomaestre de la Gran Caracas. Hubo voces expresadas tan tímidamente que parecían que estuvieran hablando para que no los escucharan. Luego vino la orden de Chávez para que la Asamblea Nacional aprobara la Ley a dos niveles que le quito las competencias y el 98% de los recursos que la Constitución Nacional le asigna a la Alcaldía Metropolitana de Caracas,  y crear un mamotreto llamado Gobierno del Distrito Capital muy parecido a la eliminada gobernación del Distrito Federal, cuyo titular lo designa a dedo el presidente de la república.
Y cuando muchos de los que no hablaron cuando despojaron a Ledezma de sus competencias, sintieron en carne propia como las gobernaciones, especialmente las controladas por opositores al chavismo, fueron despojadas de las competencias  en puertos, aeropuertos y carreteras. Sobre esta decisión del gobierno nacional hubo declaraciones mediáticas, pero muy pocas acciones de calle que hicieran sentir el malestar y el respeto a la Constitución Nacional. Al cometer estas fechorías, el régimen chavista percibió cierta debilidad en los sectores democráticos para reclamar los derechos, y siguió abusando del poder impunemente contra la Constitución Nacional. 
Después vino el allanamiento de forma express por parte del TSJ al diputado disidente del chavismo, Wilmer Azuaje, quien recibió muy poca solidaridad de los sectores opositores a pesar de tratarse del fuero parlamentario, algo muy sagrado para el  funcionamiento del sistema democrático. En esa oportunidad Azuaje fue al CICPC a poner una denuncia, y el régimen aprovechó la oportunidad para montarle una trampa donde una funcionaria alegó que el diputado la había agredido. En el CICPC hay cámaras para registrar todo, pero esas grabaciones no fueron presentadas por el CICPC ni solicitadas por el TSJ, solo  bastó la declaración de la funcionaria.
Luego vino la trampa contra el diputado Richard Mardo, a quien le quitaron la inmunidad parlamentaria acusándolo de peculado con pruebas forjadas y con una mayoría simple en la Cámara, cuando la Constitución Nacional habla claramente  de los dos tercios. Sin embargo, este juicio se paralizó el mismo momento que destituyeron al diputado. En esa oportunidad, a parte de las respectivas declaraciones en la televisión y prensa escrita, solo hubo una concentración en el elevado de Los Ruices en Caracas, con algunas banderas amarillas y por poco tiempo.
En 2013 el régimen necesitaba  un diputado para completar 99 y poder aprobar la ley habilitante para Nicolás Maduro, y aplicando el mismo método que uso contra Mardo, la Asamblea Nacional y el TSJ, le allanaron de forma express la inmunidad a la diputada María Mercedes Aranguren e incorporaron al suplente que es chavista. En esa oportunidad las manifestaciones solidarias por parte de la oposición fueron solamente frente al Tribunal Supremo de Justicia.
Hoy, con todo lo ocurrido, hay quienes creen en la sinceridad del diálogo planteado por el gobierno y les aterroriza las acciones de calles pacífica que realizan los estudiantes solicitando respeto a la Constitución Nacional. Algunos directivos de la MUD aceptaron un dialogo donde actúan como árbitros los cancilleres de UNAUR, sabiendo que estos señores están comprometidos con la chequera petrolera. Pareciera que a los que representan este tolete de la MUD, se  les olvidó que el 18 de diciembre de 2013, Maduro monto otro circo en Miraflores que terminó el pasado mes de marzo con la detención de Leopoldo López, los Alcaldes Daniel Ceballos  y Enzo Scarano, así como con el despojo de la inmunidad parlamentaria a María Corina Machado.
Gerónimo Figueroa Figuera
geron2ff@hotmail.com
@lodicetodo
CNP: 569
  
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PLINIO APULEYO MENDOZA, MI VENEZUELA DE AYER Y DE HOY, DESDE COLOMBIA

(El escritor plasma recuerdos y vivencias imborrables en un país que hoy se juega su destino.)

La primera vez me pareció que Caracas tenía un aire rural y en todo caso provinciano. Bajo los tamarindos de la plaza de Bolívar había gente tomando el fresco. Grillos que latían en el crepúsculo, faroles antiguos y un capitolio con su cúpula blanca y elevada como una torta de bodas parecían pertenecer a otros tiempos; quizás a los de Juan Vicente Gómez.
Yo era todavía un adolescente y aquel fue mi primer viaje solo fuera de Colombia. Caminaba por El Silencio, cuando un amigo de mi padre, Vicente Gerbasi, me reconoció por casualidad y me llevó a una fuente de soda, El Lido. Situado en un confín de la ciudad, era un islote de luz en medio de prados donde titilaban de noche las luciérnagas y los grillos hilvanaban una letárgica sinfonía rural.
No podía sospechar yo en aquel momento que Caracas iba a ser sacudida por tres décadas de vértigo; que la paz de sus patios y crepúsculos iba a saltar en añicos y que enjambres de inmigrantes españoles, italianos y portugueses llegarían a una ciudad de recientes autopistas, que se abrían o se enroscaban como pulpos y arañas, con derroches de neón, artificios de vidrio y acero. Todo aquello iba a darle a Caracas otro perfil, sin dejar casi nada de lo antiguo, salvo el Ávila y un vago perfume de flores que todavía sigue sintiéndose cuando anochece.
Tampoco podía yo imaginar entonces hasta qué punto Venezuela sería una carta constante en mi destino personal. Allí viviría por toda una década, dejando amigos, nexos, recuerdos que cualquier efímero regreso hacen revivir con intensidad. A los 22 años, cuando dejé a París, donde adelantaba estudios de Ciencias Políticas, para radicarme en Caracas y acompañar a mi padre en su exilio, mi protector y guía fue Ramón J. Velásquez. Historiador, periodista, senador y muchos años más tarde Presidente de la República, es el venezolano nacido en el Táchira que mejor conoce a Colombia.
Hoy tiene más de 90 años y yo lo conocí cuando no había cumplido 30. Entonces era un abogado pobre y flaco, que conspiraba contra la dictadura de Pérez Jiménez.
Recuerdo su casa en el barrio El Conde, muy modesta, y los artículos suyos firmados con un seudónimo que yo iba a recoger para publicarlos en un suplemento del diario La Esfera, casi clandestinamente, pues su firma era rehuida entonces por muchos directores de diarios para no tener problemas con la dictadura.
El día que agentes de la Seguridad Nacional irrumpieron en su casa a las cinco de la mañana y se lo llevaron preso, yo lo reemplacé en la dirección de la revista Élite, entonces la más importante del país, dirección que él ejercía de hecho, pero no nominalmente. Me sentí muy extraño ocupando el escritorio de aquel amigo y protector que en ese momento, quizás con esposas en las muñecas, era llevado a una cárcel de Ciudad Bolívar, de donde saldría años más tarde, en la mañana del 23 de enero de 1958.
EL REGRESO DE LA DEMOCRACIA
¡Qué día inolvidable! Tras años de vivir en un país hermético, donde nadie se atrevía a dar opiniones sobre el régimen, vi aparecer otra Venezuela. Luego de un frustrado levantamiento de una base militar de Maracay, durante tres semanas estallaron en las calles gritos y protestas –como los que hoy vemos– hasta que en aquella madrugada histórica del 23 de enero cayó Pérez Jiménez.
Gabo y yo vimos desde el balcón de mi apartamento, a las tres de la madrugada, el avión que lo llevaba a la República Dominicana. Yo no estaba en Élite, sino en la revista Momento. Había conseguido que Gabo dejara de pasar hambres en París para trabajar conmigo. Nos veo en una sala de redacción desierta escribiendo un editorial –el primero de la democracia–, mientras la ciudad vivía, en la primera luz de la madrugada y en medio de pitos y sirenas, el delirio por la caída del dictador.
“En esta primera hora de la democracia, los venezolanos celebramos...” Tan cercanos estábamos a Venezuela que podíamos escribirlo así, impunemente.
Vivimos muy de cerca la reaparición de los partidos, el regreso de su exilio de grandes dirigentes como Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, los entrevistamos y escribimos muchos informes políticos, hasta que el propietario de la publicación decidió confiar aquella sección de la revista a un joven diputado de Copei, esbelto y de rotundo bigote negro: Luis Herrera Campins. ¿Podíamos imaginar que años después sería Presidente de la República? “¿Te acuerdas cómo lo regañabas por sus retrasos?”, me decía Gabo con risa.
En realidad, ninguno de los más emblemáticos personajes de esa nueva democracia nos fue ajeno. La primera entrevista con Rómulo Betancourt, cuando fue elegido Presidente, se la hice yo en su casa para este diario. A Carlos Andrés Pérez lo acompañé en un avión privado a sus parajes natales, en el Táchira. El día que fue elegido Presidente por primera vez desayuné en su casa.
De Gustavo Machado, fundador y dirigente del Partido Comunista venezolano, fui cercano amigo. Escribí, tras muchas horas de conversaciones con él, una completa biografía suya. Fue reeditada cuando cumplió 80 años y él me la envió con una nota, que todavía conservo, en la cual me llama “testigo y actor del periodismo venezolano”.
PERSONAJES INOLVIDABLES
Son muchos. Por petición de su madre, me convertí en protector paternal de una jovencita venezolana de cuya vocación de cineasta me hice cargo haciéndola viajar a París para estudiar en el Idhec. Hoy es famosa directora de cine: Fina Torres.
Nunca he podido olvidar a dos grandes figuras del periodismo venezolano, cercanos amigos: Miguel Ángel Capriles y Miguel Otero Silva, el famoso escritor y director de El Nacional. Miguel Henrique, su hijo, libra hoy una heroica batalla contra el régimen chavista.
Teodoro Petkoff, el fundador del MAS y también valeroso director del diario Tal Cual, tiene para mí una connotación familiar. Hace muchos años –no recuerdo cuántos– hicimos un largo viaje en su automóvil por las riberas del lago de Maracaibo y luego por los Andes y los llanos. Nunca olvidó él, años más tarde, que, gracias a una intervención mía, Gabo le dio a su partido, el MAS, los dineros del premio Rómulo Gallegos.
Luego de vivir en Venezuela en los años cincuenta, regresé a Colombia y luego a Francia, pero jamás perdí contacto con este, mi segundo país. Volví allí cada año. Dos hermanas permanecían en Caracas dirigiendo conocidas publicaciones. Sí, a medida que se aproximaba el fin del siglo XX no dejaba de inquietarme cierto deterioro de la democracia por culpa de una clase política, vinculada a los dos grandes partidos, que iba encerrándose, como la nuestra, en sus exclusivos intereses. El fervor popular de otros días había desaparecido.
LA VENEZUELA DE HOY¿Pude imaginar el desastre que iba a representar para Venezuela, incluso para el continente, la llegada de Chávez al poder? Francamente, no. Incluso, cercanos amigos, hoy perseguidos por Maduro, lo vieron en su momento como una nueva y promisoria alternativa. Quince años después, el desastre dejado por el régimen chavista es monumental. Puede expresarse en tres palabras: despilfarro, corrupción y autoritarismo. El chavismo tiene a la vez sesgos propios del fascismo y del castrismo.Con su desaforado populismo, logró por primera vez en Venezuela y en los países que han seguido el mismo rumbo, una peligrosa fractura social. De un lado, aparecen las maltrechas clases populares que se beneficiaron de manera efímera con las prebendas obtenidas por la renta petrolera.Del otro lado, las clases media y alta y sectores sindicales, que miran con toda lucidez las funestas políticas que han arrasado al país: la manera abusiva como el Estado ha puesto su mano en la actividad económica con su control de precios, de cambios, del comercio exterior, y el clima ingrato que ha creado para los inversionistas locales e internacionales. Baja producción, obligada importación de productos básicos, delirante escasez, la inflación más alta del continente (56 por ciento), creciente devaluación de la moneda, y las divisas agotándose cada día más.Un desastre, al cual se agrega la grave crisis hospitalaria con ausencia de medicamentos básicos, cortes eléctricos y una inseguridad que hace de Caracas la ciudad más peligrosa del planeta, con más de 25.000 homicidios por año, además de robos y secuestros.La Venezuela que ahora sale a las calles para impugnar el régimen de Maduro me recuerda a la Venezuela de ayer, la que apareció repentinamente en los primeros días de 1958, con mítines y protestas que acabaron produciendo la caída de Pérez Jiménez. Tal fenómeno, que hierve en las raíces históricas del país, ha vuelto a estallar en las calles con más fuerza que nunca. Sí, es el grito de un bravo pueblo que cuando aparece no se rinde.
Plinio Apuleyo Mendoza.
plinioapuleyom@gmail.com

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MALÚ KIKUCHI, ¿QUIÉN GANÓ?, DESDE ARGENTINA

Vamos por partes, total, Argentina ya está descuartizada. Es por un problema de orden en el caos que nos rodea, cuestión de intentar, ojalá lo consiga, entender algo. Aunque sea un poquito.

¡Primer paro nacional! Ya sé que no es el primero, pero casi, y sé que no fue nacional, pero casi. Lo más destacable: un paro peronista a un gobierno que se dice peronista cuando le conviene y ahora le conviene. Más debilitada está Cristina, más necesita del PJ. ¿Pero el PJ necesita a Cristina? Pregunta que sólo un peronista puede contestar. Julio Bárbaro,¡auxilio!

El paro, liderado por Moyano, Barrionuevo y Micheli (el sabio Maquiavelo decía que “no siempre el amigo de nuestros amigos, es nuestro amigo; pero siempre el enemigo de nuestros enemigos, es nuestro amigo”. El paro del 10/4 lo confirma. Y no lo armó Magneto, ni la SRA, ni contó con apoyo de la CIA.

El paro tenía 8 razones para ser un paro casi nacional. Recuerdo algunas: paritarias libres, subir el mínimo no imponible, el 82% móvil, la inseguridad, el ajuste, la inflación, y algunas otras. Según Aragón (que la pega con todas las encuestas), el 60% de los argentinos no sabía por qué se paraba. Estoy segura que más del 60% quería el paro ¡porque están, estamos HARTOOOOSSSS! ¿Quedó claro?

Hasta acá vamos bastante bien. Pero el diablo, perdón, la izquierda metió la cola y decidió hacer piquetes para imposibilitar las entradas a la ciudad de Buenos Aires. Los dueños del paro repudiaron los piquetes. Querían un paro en paz. Lo más increíble es que los apóstoles de los piquetes, o sea el gobierno, también los repudiaron, hasta reprimió el de la Panamericana.

iLas cosas que hace la realidad cuando es adversa! De no creer. ¿Qué pasó con eso de “no judicializar la protesta” y “no dejar los principios en la puerta de la Rosada? El hecho es que a pesar de los cortes de la izquierda no queridos por los padres del paro, ni por el gobierno, estos demostraron que siempre los que no se quieren se pueden poner de acuerdo en algo, es cuestión de esforzarse y encontrar un enemigo común. Ninguno quería los cortes. Los del paro para demostrar que el paro era voluntario, el gobierno para permitir que los que querían trabajar pudieran hacerlo.

¡Ojo!, la izquierda crece todos los días. Y como la naturaleza es enemiga del vacío,  si la oposición (-no se ría-, escribí “oposición”, de alguna manera hay que llamarla), no se despierta de la siesta y muestra alguna disposición de querer ser gobierno, la izquierda está de pie y viene marchando.

El paro fue político, todo paro es político. Este en particular representó una demonstración de fuerza ante el gobierno. Una forma elemental pero contundente de decirle a Cristina, al Chino, a Axel y a alguno más, podemos parar el país y hacerlo en paz. No necesitamos ni choris, ni gaseosas, ni planes que ya escasean.

La lucha, se disfrace como se disfrace, con palabras grandielocuentes y objetivos altruistas, siempre es por el poder, desde Aníbal Barca pasando por las Cruzadas. Siempre es el poder. Y el poder es dinero. Ha sido así desde el principio de los tiempos y lo será hasta que el ser humano decida crecer por dentro. Y para eso nos falta mucho.

Conclusiones primitivas y subjetivas. El paro fue un éxito rotundo en todo el país. El agua y el aceite se pueden mezclar si enfrentan un enemigo común. Los pedidos que dieron forma al paro no serán ni siquiera discutidos por el gobierno. Cristina necesita llegar al 10/12/2015 en las mejores condiciones posibles y para eso tendrá que seguir tragando el aceite de ricino de las recetas ortodoxas en materia económica.

La izquierda sigue avanzando, dando a su vez muestras de un poder que crece sin que nadie se anime a detenerla. Por lo menos no se avizora en el horizonte al que sea capaz de hacerlo. El gobierno sale debilitado. Por supuesto que no se va a dar por enterado y Cristina nos regalará una vez más con alguna otra “condena” nacional, quizás esta vez con una vedette realizando el baile del caño. Desde Tecnópolis y sin Tinelli.

El paro pasó. ¿Quién ganó? El gobierno perdió. Los “gordos”, los de la CGT de Caló, perdieron. La inexistente CTA de Yasky, perdió. Moyano, Barrionuevo y Micheli ganaron (¡juntos! difícil de imaginar), pero no solucionaron nada. La izquierda creció.

La inseguridad continúa (mataron a una embarazada más) y  la inflación sigue engordando precios. Los jubilados siguen condenados a una paupérrima supervivencia y los despidos seguirán el ritmo de la inflación que traerá más recesión. Puede que suban el mínimo no imponible. Pero la devaluación ya fue y la próxima vendrá y los chicos perdieron un día más de clases y casi nadie trabajó. Por lo tanto, ¿quién ganó?

Perdimos todos. Perdió el país.

Malu Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi

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CARLOS BELGRANO, LO QUE NADIE ANALIZO SOBRE EL PARO, DESDE ARGENTINA

Como es de ordinario, todos los comentarios sobre la huelga general del ultimo jueves, fue su impacto en la Sociedad.
Obviamente la conclusión, aceptada o no por el gobierno, es que fue un paliza de la oposición al "modelo".
Que Massa se ha erigido como el auténtico triunfador en esta suerte de "interna peronista", medida por el cese abrupto de actividades. Y que los "gordos" se alinearan en torno a su candidatura.
Con tal bagaje de apoyo sindical, sus posibilidades de imponerse en las próximas elecciones, sumadas al desgaste inevitable de los K, podríamos comenzar a descontarlo como previsible, a partir de ahora.
Macri, es muy probable que sea desinsaculado, como su compañero de fórmula, ya que entre ambos habrán de conformar doblemente a una expectante clase media no peronista y a parte del aparato que siéndolo, se sumara por generación espontánea. Con ambos presupuestos de su lado, esta pulseada con la Presidente, tuvo un innegable ganador.
Por ello, no creo desatinado suponer que Sergio Massa, será el nuevo inquilino de la Rosada.
Toda vez que Scioli, de quien ya señalé que es el adalid de los "cuatros de copas", es demasiado alcahuete, como para desafiar a esta Doña *#%$ y esa devoción, ya lo ha depositado en el cuarto trasero de los perdedores.
Pero fuera de esta breve semblanza futurista, no es este pronóstico lo que me trae a despachar estas líneas. Sino lo que económicamente esta lidia y puja por la toma del poder, le ha irrogado a la Patria.
Este lock out, digamos obrero, tuvo un costo cierto que ha rondado los ocho mil millones de dólares. Imaginemos por segundos que esa monumental cifra, se hubiera destinado a la construcción de cincuenta hospitales de alta complejidad en todo el territorio nacional. O en su defecto, cien mil viviendas para los carenciados, a un costo individual de ochenta mil pesos. que sería lo que el gobierno hubiera podido recaudar, si hubiese decretado que esa o cualquiera otra jornada laboral, fuese donada por el aparato productivo para dichos emprendimientos.
En otras palabras, una reyerta de altísimo costo, para que emergiera el abanderado opositor, le ha privado a la Nación, de ingentes recursos para fortalecer el bienestar de los que más lo necesitan. Lo que acredita, sin extractar de más complejas deducciones, la baja estofa de cómo lo señalan los cursis, "el arco político".
Por ello, quienes abrevamos en la discontinuidad de este sistema de premios sin castigos, contamos con elementos indubitables, para afirmar sin que nos tiemble el teclado que esta deformada Democracia, cada día suma un eslabón más en esta cadena de iniquidades. Que nos adicionan solo más postración, porque quienes dirimen sus ambiciones personales para hacerse de los resortes de nuestro destino, son sin distingo alguno entre ellos, sujetos que ignoran lo más elemental de un gobernante, que es la correcta y adecuada administración de los recursos del Estado. Porque han tomado a éste como un mero cautivo de sus planes personales, desde diciembre de 1983.
Los Militares que tampoco supieron gobernar, al menos tenían una visión diferente, aunque precaria de al menos un aspecto: El Orden Social.
En ese interinato, la gente no temía por su vida ni por sus bienes como en la actualidad. Ni existía esta terminología de "motochorros", "secuestros exprés" o el "homicidio por placer". En fin, La Argentina de entonces, solo era presa del pánico, por los desmanes criminales de la subversión cobarde de los atentados.
A los Chacareros, no se los despojaba con un impuesto extraordinario y confiscatorio a la exportación, para que estos K, fomenten la vagancia y hagan germinar a toda una generación que diariamente sale "de caño".
Las policías no estaban asociadas al delito organizado como ahora, simplemente porque existía en ellas, el temor reverencial hacia una Superioridad que no pertenecía a esas Instituciones. Y el País con sus más y con sus menos, estaba organizado dentro de los parámetros de la cordura social.
Por cuanto otro ingrediente, como el actual del "vandalismo escolar degenerativo" y que faculta a los estudiantes, sobre todo de enseñanza media y universitaria, a emprenderla a golpes e insultos al Profesorado, no era concebible en la mentalidad de los educandos de aquellos tiempos.
Sintetizando, esta cultura en aras de los derechos individuales que tanto preconizan todos estos delincuentes, disfrazados de políticos, no hicieron más que distorsionar esos vocablos, que nos ubican en la actualidad en esta "jungla de cemento" de sobrevivir por casualidad a las garras del delito. Y que sepulta, según este periodismo de utilería, a los "arrestadores ciudadanos" como simples "linchadores", porque esa supina ignorancia que los gobierna, no les ha enseñado que la "detención civil", esta tutelada expresamente por la Ley.
Y un último aspecto, muchas veces inadvertido, pero que está enraizado en la cultura general, que es la afición del ciudadano promedio hacia la corrupción, que le ha inoculado -por su indemnidad- a ansiar ingresar a ella, por cualquier medio posible.
Quizás en este último ítem, encontremos la endemia de nuestro flagelo principal. Los desfalcos presidenciales y ministeriales, con más sus homónimos provinciales y municipales, vemos que no constituyen la principal causa del disgusto y rechazo social.
Y en dicha ajenidad del Argentino corriente, respecto a su perpetuación, sin que sea trascendente el giro del gobierno de turno, si hurgamos tan solo un poco, encontraremos la liminar causa de esta disociación popular e inconexa. En la etapa del último Gobierno Militar, muchos de sus miembros tomaron parte de lo ajeno, incluyendo los "tristemente célebres botines de guerra", propiedad de los disolventes detenidos; y debemos reconocer estas desviaciones para anticiparnos a los detractores de argumentos de fuste.
Pero con todo ello y más aún, la proporción de dichos desarreglos, con relación a estos, fue infinitesimal. Lo que me lleva a concluir que estas tres décadas de este republicanismo berreta por donde se lo observe y analice, no solo nos ha devaluado el libre juego de valores cívicos. Nos produjo un retraso cultural que posiblemente nos llevará otros treinta años restaurar.
Tal vez lo preindicado sea
LO QUE NADIE ANALIZO SOBRE EL PARO.
Carlos Belgrano
alarosadatodos@gmail.com  

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JOSÉ LUIS MÉNDEZ LA FUENTE, EN LA TRAMPA DEL DIALOGO

Estuve viendo el jueves pasado por TV, como muchos otros venezolanos, el “dialogo” que en la primera reunión  protagonizaron representantes de la oposición y del gobierno hasta altas horas de la madrugada, y debo confesar,  sin dármelas  de adivino,  que el desarrollo del evento  no trajo ninguna novedad impensada, es decir, inesperada, que estuviese fuera de mis cálculos y expectativas, como creo le ocurrió al resto de la audiencia.

Y es que conociendo a los actores, algunos de los cuales ya habían sostenido intercambios verbales en la Asamblea Nacional, en alguna que otra sesión intempestiva, no había razones para suponer que los argumentos e ideas que saldrían a la luz serian de otro calibre, ni diferente su tratamiento. Igualmente,  en las declaraciones del mismo tenor, que dieron algunos de los representantes del oficialismo con motivo de la sesión de instalación, semanas atrás, de la Comisión Política nombrada por el Ejecutivo para coordinar la Conferencia de Paz, y que eran los mismos que estaban en Miraflores, ya se dejó ver cuáles eran las verdaderas  intenciones del gobierno con todo este show mediático que se ha montado y que forma parte de su estrategia para tratar de lavarse la cara frente a  la opinión pública nacional e internacional.
Pero no hay que hilar tan fino para llegar a esa conclusión, basta con ver cuál es la posición en este tema, del propio presidente Maduro,  quien en vísperas de la instalación de la mesa de dialogo en Miraflores, al referirse a unas  declaraciones del expresidente Lula, recomendándole bajar la intensidad del debate político y gobernar más, dijo textualmente:  "No tengo nada que negociar con nadie (...) ni negociación ni pacto, aquí lo que hay es un debate, diálogo, que es diferente a una negociación y un pacto".
Un dialogo así concebido, sin reconocimientos implícitos, sin excusas,  sin llegar a acuerdos, no vendría a ser más que un monologo de dos, donde cada quien dice lo que quiere, sin compromisos de ningún tipo, sin finalidad positiva alguna, que no serviría para nada práctico, salvo demostrar que el gobierno y la revolución están por encima de todos y de todo; que desde el  Olimpo, como un Zeus criollo, se dedican a lanzan rayos a la oposición y a hablar con su palabra omnímoda para solamente unos elegidos. Algo de lo cual ya teníamos antecedentes en Chávez cuando era presidente, pues una de las críticas que precisamente se le hacían era  que no dialogaba, sino que mandaba y monologaba desde el poder, a través de su programa dominical “Alo’ Presidente”, pero siempre sin debatir y sin nadie delante que confrontara sus ideas.
Por otra parte, tampoco tenemos claro en ese “dialogo” tan particular, quien representa a quien. Si bien decimos al inicio de este artículo que esta primera reunión la  protagonizaron representantes de la oposición y del gobierno, eso que debería ser lo ideal, no fue ni siquiera lo correcto, al encontrarnos con  que en  la representación del sector oficial, por ejemplo, había un representante de los Tupamaros y que en la denominada oposición no estaban todos los que son, ni eran todos los que estaban. Mientras que en el oficialismo el mensaje pareciera ser que el gobierno es algo más que su tren ejecutivo formal y que se gobierna incluso con grupos civiles armados, más allá del ejército propiamente dicho, en la oposición no hay una relación directa de afinidad entre quienes se sentaron en la mesa del dialogo y los manifestantes de las calles de Caracas y del interior del país. ¿Representan los miembros de la Mesa de la Unidad presentes en el dialogo a los estudiantes y al resto de la sociedad civil reprimida por la fuerza bruta del estado chavista? ¿Cómo puede el presidente Maduro afirmar, como lo hizo esa noche, que los colectivos no están armados y que se dedican a labores sociales y culturales cuando precisamente tiene un representante de los Tupamaros en esa mesa de dialogo hablando en nombre del gobierno?
Con cinismo, prepotencia y refiriéndose siempre al pasado como causa de  todos los males del país, no obstante los quince años de chavismo transcurridos en el poder, es imposible establecer base alguna para un dialogo sobre el presente y ,lo más importante, sobre  el futuro del país.
Mientras una parte de la oposición venezolana cayo en la trampa del dialogo, y es que es difícil negarse a dialogar aun cuando se sepa que no hay condiciones objetivas para ello, hay otra que se mantiene firme en su posición de protesta contra el gobierno y más ahora después de lo visto en este primer dialogo. 
Habría sobradas razones para levantarse de la mesa  antes del final, si no se acuerdan condiciones elementales para proseguir y bastaría tan solo con que el oficialismo se niegue o evada su responsabilidad para tomar algunas decisiones para las que no hace falta pacto alguno. Pero cualquier cosa que haga la oposición en aquel sentido va a tener un costo político, así que será una cuestión de paciencia y de habilidad política mantener una posición firme en ese dialogo sin salirse del carril.
Los venezolanos estaremos pendientes de las próximas reuniones de la mesa de dialogo, aunque en mi caso particular, no estoy  seguro de tener estomago suficiente para  escuchar lo que viene.
Jose Luis Mendez
Xlmlf1@gmail.com
@Xlmlf1

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SUSANA MORFFE, VENENO POLITICO (ENTRE CIELO Y TIERRA)

Dicen que la experiencia se obtiene de los errores cometidos y la sabiduría se obtiene de los errores de otros. De este modo el dialogo que capturó la atención de los venezolanos y extranjeros la noche del jueves, dejo claramente expuesto quien tiene y a quien le falta experiencia y a ninguno le sobra sabiduría.

El primer error fue anunciar un dialogo cuando en realidad lo que hizo cada participante, en total 21, fue soltar el veneno acumulado de larga data. Los rojos ya habían han dicho que “ni negociaban ni pactaban”. Dialogo o debate, los más noqueados fueron los telespectadores que en cadena de radio y televisión, esperaban alguna respuesta a lo que se ha hecho sentir, decir y hacer en las protestas que llevan más de dos meses en el país. La perspectiva no es volver a ver a los políticos en la misma posición.

Lo que más gustó fue la intervención  Ramos Allup, con suficiente verbo para debatir los postulados constitucionales, lo que hizo incomodar de la silla al presidente de la Asamblea Nacional. A la vez, este último se ganó una advertencia: “No soy subalterno tuyo”. Ramos Allup dijo lo apropiado y algunos recordaban ¿Por qué no dijo algo bueno cuando decidió que todos abandonaran la Asamblea años atrás?

Nada que decir del moderador porque cualquier abono a su postura sería inútil ante lo que tristemente se pudo observar. Arreaza no moderaba, más bien intervenía y opinaba sin ningún criterio de metodología para la conducción de una reunión tan importante para el país. Hasta en eso Venezuela esperaba un cambio.  Al menos las redes sociales fueron el aliciente para no dejar caer la atención de lo importante.

La propuesta de un proyecto de Amnistía,  llevada a la mesa por Andrés Velásquez, no fue una novedad, ya que en repetidas ocasiones se ha planteado. Lo que si fue desbordante y digno de un enfoque  de pantalla en 3D, la propuesta  del jefe Tupamaro de un Premio Nobel de la Paz para el presidente Nicolás Maduro. Ni a María Bolívar se le hubiese ocurrido semejante idea.

Algo que le movió  los labios a más de uno fue la insustancial exposición de Jorge Rodríguez, cuando dijo que si los cerros no han bajado, es porque todo va bien, incapaz de entender que los que subieron al cerro de la miseria y la inseguridad  fue la clase media, por lo que sumando dos más dos, ahora hay más pobres. Ojala que no bajen los pobres que mantienen en los cerros, ante la inminente escasez que los ataca. Algo más, alguien que diga si es más entretenido el veneno de los políticos, un dialogo insustancial o pagar para hacer guarimbas.

Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com

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