miércoles, 16 de abril de 2014

MALÚ KIKUCHI, ¿QUIÉN GANÓ?, DESDE ARGENTINA

Vamos por partes, total, Argentina ya está descuartizada. Es por un problema de orden en el caos que nos rodea, cuestión de intentar, ojalá lo consiga, entender algo. Aunque sea un poquito.

¡Primer paro nacional! Ya sé que no es el primero, pero casi, y sé que no fue nacional, pero casi. Lo más destacable: un paro peronista a un gobierno que se dice peronista cuando le conviene y ahora le conviene. Más debilitada está Cristina, más necesita del PJ. ¿Pero el PJ necesita a Cristina? Pregunta que sólo un peronista puede contestar. Julio Bárbaro,¡auxilio!

El paro, liderado por Moyano, Barrionuevo y Micheli (el sabio Maquiavelo decía que “no siempre el amigo de nuestros amigos, es nuestro amigo; pero siempre el enemigo de nuestros enemigos, es nuestro amigo”. El paro del 10/4 lo confirma. Y no lo armó Magneto, ni la SRA, ni contó con apoyo de la CIA.

El paro tenía 8 razones para ser un paro casi nacional. Recuerdo algunas: paritarias libres, subir el mínimo no imponible, el 82% móvil, la inseguridad, el ajuste, la inflación, y algunas otras. Según Aragón (que la pega con todas las encuestas), el 60% de los argentinos no sabía por qué se paraba. Estoy segura que más del 60% quería el paro ¡porque están, estamos HARTOOOOSSSS! ¿Quedó claro?

Hasta acá vamos bastante bien. Pero el diablo, perdón, la izquierda metió la cola y decidió hacer piquetes para imposibilitar las entradas a la ciudad de Buenos Aires. Los dueños del paro repudiaron los piquetes. Querían un paro en paz. Lo más increíble es que los apóstoles de los piquetes, o sea el gobierno, también los repudiaron, hasta reprimió el de la Panamericana.

iLas cosas que hace la realidad cuando es adversa! De no creer. ¿Qué pasó con eso de “no judicializar la protesta” y “no dejar los principios en la puerta de la Rosada? El hecho es que a pesar de los cortes de la izquierda no queridos por los padres del paro, ni por el gobierno, estos demostraron que siempre los que no se quieren se pueden poner de acuerdo en algo, es cuestión de esforzarse y encontrar un enemigo común. Ninguno quería los cortes. Los del paro para demostrar que el paro era voluntario, el gobierno para permitir que los que querían trabajar pudieran hacerlo.

¡Ojo!, la izquierda crece todos los días. Y como la naturaleza es enemiga del vacío,  si la oposición (-no se ría-, escribí “oposición”, de alguna manera hay que llamarla), no se despierta de la siesta y muestra alguna disposición de querer ser gobierno, la izquierda está de pie y viene marchando.

El paro fue político, todo paro es político. Este en particular representó una demonstración de fuerza ante el gobierno. Una forma elemental pero contundente de decirle a Cristina, al Chino, a Axel y a alguno más, podemos parar el país y hacerlo en paz. No necesitamos ni choris, ni gaseosas, ni planes que ya escasean.

La lucha, se disfrace como se disfrace, con palabras grandielocuentes y objetivos altruistas, siempre es por el poder, desde Aníbal Barca pasando por las Cruzadas. Siempre es el poder. Y el poder es dinero. Ha sido así desde el principio de los tiempos y lo será hasta que el ser humano decida crecer por dentro. Y para eso nos falta mucho.

Conclusiones primitivas y subjetivas. El paro fue un éxito rotundo en todo el país. El agua y el aceite se pueden mezclar si enfrentan un enemigo común. Los pedidos que dieron forma al paro no serán ni siquiera discutidos por el gobierno. Cristina necesita llegar al 10/12/2015 en las mejores condiciones posibles y para eso tendrá que seguir tragando el aceite de ricino de las recetas ortodoxas en materia económica.

La izquierda sigue avanzando, dando a su vez muestras de un poder que crece sin que nadie se anime a detenerla. Por lo menos no se avizora en el horizonte al que sea capaz de hacerlo. El gobierno sale debilitado. Por supuesto que no se va a dar por enterado y Cristina nos regalará una vez más con alguna otra “condena” nacional, quizás esta vez con una vedette realizando el baile del caño. Desde Tecnópolis y sin Tinelli.

El paro pasó. ¿Quién ganó? El gobierno perdió. Los “gordos”, los de la CGT de Caló, perdieron. La inexistente CTA de Yasky, perdió. Moyano, Barrionuevo y Micheli ganaron (¡juntos! difícil de imaginar), pero no solucionaron nada. La izquierda creció.

La inseguridad continúa (mataron a una embarazada más) y  la inflación sigue engordando precios. Los jubilados siguen condenados a una paupérrima supervivencia y los despidos seguirán el ritmo de la inflación que traerá más recesión. Puede que suban el mínimo no imponible. Pero la devaluación ya fue y la próxima vendrá y los chicos perdieron un día más de clases y casi nadie trabajó. Por lo tanto, ¿quién ganó?

Perdimos todos. Perdió el país.

Malu Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi

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