miércoles, 16 de abril de 2014

CARLOS BELGRANO, LO QUE NADIE ANALIZO SOBRE EL PARO, DESDE ARGENTINA

Como es de ordinario, todos los comentarios sobre la huelga general del ultimo jueves, fue su impacto en la Sociedad.
Obviamente la conclusión, aceptada o no por el gobierno, es que fue un paliza de la oposición al "modelo".
Que Massa se ha erigido como el auténtico triunfador en esta suerte de "interna peronista", medida por el cese abrupto de actividades. Y que los "gordos" se alinearan en torno a su candidatura.
Con tal bagaje de apoyo sindical, sus posibilidades de imponerse en las próximas elecciones, sumadas al desgaste inevitable de los K, podríamos comenzar a descontarlo como previsible, a partir de ahora.
Macri, es muy probable que sea desinsaculado, como su compañero de fórmula, ya que entre ambos habrán de conformar doblemente a una expectante clase media no peronista y a parte del aparato que siéndolo, se sumara por generación espontánea. Con ambos presupuestos de su lado, esta pulseada con la Presidente, tuvo un innegable ganador.
Por ello, no creo desatinado suponer que Sergio Massa, será el nuevo inquilino de la Rosada.
Toda vez que Scioli, de quien ya señalé que es el adalid de los "cuatros de copas", es demasiado alcahuete, como para desafiar a esta Doña *#%$ y esa devoción, ya lo ha depositado en el cuarto trasero de los perdedores.
Pero fuera de esta breve semblanza futurista, no es este pronóstico lo que me trae a despachar estas líneas. Sino lo que económicamente esta lidia y puja por la toma del poder, le ha irrogado a la Patria.
Este lock out, digamos obrero, tuvo un costo cierto que ha rondado los ocho mil millones de dólares. Imaginemos por segundos que esa monumental cifra, se hubiera destinado a la construcción de cincuenta hospitales de alta complejidad en todo el territorio nacional. O en su defecto, cien mil viviendas para los carenciados, a un costo individual de ochenta mil pesos. que sería lo que el gobierno hubiera podido recaudar, si hubiese decretado que esa o cualquiera otra jornada laboral, fuese donada por el aparato productivo para dichos emprendimientos.
En otras palabras, una reyerta de altísimo costo, para que emergiera el abanderado opositor, le ha privado a la Nación, de ingentes recursos para fortalecer el bienestar de los que más lo necesitan. Lo que acredita, sin extractar de más complejas deducciones, la baja estofa de cómo lo señalan los cursis, "el arco político".
Por ello, quienes abrevamos en la discontinuidad de este sistema de premios sin castigos, contamos con elementos indubitables, para afirmar sin que nos tiemble el teclado que esta deformada Democracia, cada día suma un eslabón más en esta cadena de iniquidades. Que nos adicionan solo más postración, porque quienes dirimen sus ambiciones personales para hacerse de los resortes de nuestro destino, son sin distingo alguno entre ellos, sujetos que ignoran lo más elemental de un gobernante, que es la correcta y adecuada administración de los recursos del Estado. Porque han tomado a éste como un mero cautivo de sus planes personales, desde diciembre de 1983.
Los Militares que tampoco supieron gobernar, al menos tenían una visión diferente, aunque precaria de al menos un aspecto: El Orden Social.
En ese interinato, la gente no temía por su vida ni por sus bienes como en la actualidad. Ni existía esta terminología de "motochorros", "secuestros exprés" o el "homicidio por placer". En fin, La Argentina de entonces, solo era presa del pánico, por los desmanes criminales de la subversión cobarde de los atentados.
A los Chacareros, no se los despojaba con un impuesto extraordinario y confiscatorio a la exportación, para que estos K, fomenten la vagancia y hagan germinar a toda una generación que diariamente sale "de caño".
Las policías no estaban asociadas al delito organizado como ahora, simplemente porque existía en ellas, el temor reverencial hacia una Superioridad que no pertenecía a esas Instituciones. Y el País con sus más y con sus menos, estaba organizado dentro de los parámetros de la cordura social.
Por cuanto otro ingrediente, como el actual del "vandalismo escolar degenerativo" y que faculta a los estudiantes, sobre todo de enseñanza media y universitaria, a emprenderla a golpes e insultos al Profesorado, no era concebible en la mentalidad de los educandos de aquellos tiempos.
Sintetizando, esta cultura en aras de los derechos individuales que tanto preconizan todos estos delincuentes, disfrazados de políticos, no hicieron más que distorsionar esos vocablos, que nos ubican en la actualidad en esta "jungla de cemento" de sobrevivir por casualidad a las garras del delito. Y que sepulta, según este periodismo de utilería, a los "arrestadores ciudadanos" como simples "linchadores", porque esa supina ignorancia que los gobierna, no les ha enseñado que la "detención civil", esta tutelada expresamente por la Ley.
Y un último aspecto, muchas veces inadvertido, pero que está enraizado en la cultura general, que es la afición del ciudadano promedio hacia la corrupción, que le ha inoculado -por su indemnidad- a ansiar ingresar a ella, por cualquier medio posible.
Quizás en este último ítem, encontremos la endemia de nuestro flagelo principal. Los desfalcos presidenciales y ministeriales, con más sus homónimos provinciales y municipales, vemos que no constituyen la principal causa del disgusto y rechazo social.
Y en dicha ajenidad del Argentino corriente, respecto a su perpetuación, sin que sea trascendente el giro del gobierno de turno, si hurgamos tan solo un poco, encontraremos la liminar causa de esta disociación popular e inconexa. En la etapa del último Gobierno Militar, muchos de sus miembros tomaron parte de lo ajeno, incluyendo los "tristemente célebres botines de guerra", propiedad de los disolventes detenidos; y debemos reconocer estas desviaciones para anticiparnos a los detractores de argumentos de fuste.
Pero con todo ello y más aún, la proporción de dichos desarreglos, con relación a estos, fue infinitesimal. Lo que me lleva a concluir que estas tres décadas de este republicanismo berreta por donde se lo observe y analice, no solo nos ha devaluado el libre juego de valores cívicos. Nos produjo un retraso cultural que posiblemente nos llevará otros treinta años restaurar.
Tal vez lo preindicado sea
LO QUE NADIE ANALIZO SOBRE EL PARO.
Carlos Belgrano
alarosadatodos@gmail.com  

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