miércoles, 16 de abril de 2014

ALBERTO JORDÁN HERNÁNDEZ, AQUEL 13 DE ABRIL, CON VOZ PROPIA

Doce años se cumplieron este viernes de la más grande manifestación, solo comparable con la promovida y liderada por la juventud universitaria el 14 de febrero 1936. Ambos movimientos marchaban con destino a Miraflores.

La consigna del siglo pasado muy bien identificaba a la protesta estudiantil surgida el 12 de febrero del 2014.
 “No somos comunistas, queremos prensa libre y garantías constitucionales”.
En ambas oportunidades ocupaban la sede del Gobierno Nacional dos figuras militares, muy distantes en el ejercicio del mando; el primero con mentalidad civil abrió las puertas del Palacio y el segundo en posición guerrera, las cerró.
Esto condujo a la pacificación del gobierno de transición a la democracia del General Eleazar López Contreras y a la deplorable crisis la del comandante Hugo Chávez, que lo llevó a la renuncia del cargo. Todo fue consecuencia del Paro decretado contra desmantelamiento gerencial de la industria petrolera que en forma burlesca anuncio con pitazos en  su programa Aló Presidente.  Dicho paro se hizo indefinido y resaltó el 11 de abril del 2002. Allí surgieron las criminales milicias incitadas por injerencia de la dictadura cubana, que desde el Puente Llaguno causaron 19 muertes y unos 300 heridos.
Según análisis del ex Comandante del Ejército general Carlos Peñaloza, Fidel Castro vio la oportunidad de montar trampa para apoderarse de PDVSA, dejar fuera de juego a la CTV, dominar la calle, y purgar a los antichavistas de la Fuerza Armada. Pero la dignidad  impidió esa intromisión, como lo demostró el general Manuel Rosendo, Jefe del Comando Unificado, con la desobediencia de activar el Plan Ávila.
Significativa fue actuación de la Iglesia en dicha crisis, como lo está siendo en la vigente que entró en su segundo mes. Al abandonar el Poder la madrugada del 12 de abril, con solicitud de bendición, el Comandante rogó a Monseñor Baltazar Porras, acompañarlo al avión que lo llevaría a Cuba. Quizá ignoraba que su mentor Castro  no quería recibirlo y pidió que lo hiciera al Jefe del Gobierno español, José María Aznar. Testigos de excepción fueron también el Cardenal Ignacio Velasco y monseñor José Luis Azuaje.
Hasta el Cardenal Jorge Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires actuó con la Oración y ahora como Papa Francisco invocó "un diálogo sincero" con una "justicia que afronte temas concretos”.
En nota publicada el 13 de abril del 2002, el director del diario tenido como oficialista observó en el renunciante Presidente “poca voluntad de diálogo”.  De allí que, en su opinión “La mayoría del país recibió complacida la formación de un nuevo gobierno presidido por Pedro Carmona Estanga”.
Enfatizaba una afirmación plenamente vigente y que de seguro ahora niega:
 “Un país que ha estado lleno de pugnacidades, que se ha caracterizado por la confrontación en todos los campos, que ha estado dividido, lleno de angustias e incertidumbres, necesita cuanto antes recorrer el camino del diálogo y de la reconciliación”.
AL MARGEN. Era vox populi, pero para los cogollericos dirigentes de partidos de oposición lo presentaban como secreto. Nos referimos al diálogo.
Alberto Jordan Hernandez
Jordanalberto18@yahoo.com
@albertojordanh

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