Hace tiempo que la agenda del Foro de Sao
Paulo se viene aplicando en América Latina. Creado por Fidel Castro y Lula da
Silva en 1990, en el momento de su fundación el único miembro en el poder en su
país, era el partido comunista de Cuba.
Guiados por la ambición del poder, veinte
años después la mayoría de sus miembros ha accedido el gobierno en los
diferentes países o forman parte de las coaliciones que se encuentran
gobernando, en otros existen como primera fuerza de oposición.
La mayoría se han, presentado con un mensaje
renovador, populista o indigenista, para unas ves ganadas las elecciones,
terminar mostrado su verdadera identidad.
Comenzaron con la elección de Hugo Chávez en
1998 en Venezuela, siguió el triunfo de Lula da Silva en 2002 en Brasil, Tabaré
Vázquez del Frente Amplio en Uruguay en 2004, Evo Morales por el Movimiento al
Socialismo en Bolivia en 2005, Rafael Correa en Ecuador en 2006, Daniel Ortega
del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua en 2006, Fernando
Lugo por la Alianza Patriótica para el Cambio en Paraguay en 2008, José Mujica
por el Frente Amplio en Uruguay en 2009, Mauricio Funes del Frente Farabundo
Martí de Liberación Nacional de El Salvador en 2009 y Ollanta Humala por el
Partido Nacionalista de Perú en 2011. Miembros del Foro de Sao Paolo que han
formado parte de las coaliciones gubernamentales respaldaron la candidatura y
el gobierno tanto de Néstor Kirchner como de su sucesora y esposa Cristina
Fernández en Argentina, como es el caso del Partido Comunista de Argentina.
Los partidos dominicanos Partido de la
Liberación Dominicana y Partido Revolucionario Dominicano ambos miembros del
Foro, han ejercido el gobierno en República Dominicana. En México el Partido de
la Revolución Democrática es la principal fuerza de oposición.
Este proyecto constituye la peor amenaza que
ha existido para Iberoamérica. Si bien han existido respetuosas diferencias en sus
gobiernos, los miembros más radicales, menos nacionalistas y dentro de la
órbita Castrista, decidieron tomar el control de todas las instituciones
democráticas, modificar las constituciones respectivas y darse la posibilidad
de re-elegirse de por vida.
El petróleo venezolano ha financiado gran
parte de sus campañas y las medidas populistas de esos gobiernos, a fin de
procurarles el voto de los sectores más necesitados, que se sienten atendidos
con las dadivas recibidas.
Si revisamos la lista de miembros,
encontramos la gran mayoría de partidos comunistas del continente, los grupos
de extrema izquierda, los representantes de movimientos insurgentes y
guerrilleros.
Con definiciones típicas de las diferentes
mascaras que utilizan, se presentan como: de liberación, revolucionarios,
humanistas, intransigentes, de vanguardia, obreros, socialistas,
socialista-frente amplio, alternativos, marxista leninista, militantes,
popular, de liberación nacional, zapatistas, sandinistas, independentista
nacional, tupamaros, bolivarianos, todos juntos y bien revueltos.
Para poder integrar otros miembros que se
habían visto obligados a separar debido a las condenas internacionales, como
las FARC y el ELN crearon la Coordinadora Continental Bolivariana. Estas
organizaciones son consideradas agrupaciones terroristas en 33 países, entre
ellos Colombia, la Unión Europea y Estados Unidos, pero no por los miembros del
foro de Sao Paulo.
En noviembre del año 2003, los más radicales
instalan los encuentros “Congreso Bolivariano de los Pueblos”. La secretaria
política la integran, entre otras organizaciones de 20 países de América: los
Piqueteros argentinos, los Sin Tierra del Brasil, el MAS boliviano, el
Pachakutik de Ecuador, el Frente Farabundo Martí de El Salvador, el Partido
Comunista Cubano y los Círculos Bolivarianos de Venezuela. El programa mínimo,
consiste en luchar contra el Plan Colombia, el ALCA, el Plan Puebla-Panamá y el
embargo a Cuba.
Todo un eje revolucionario iniciado al lado
de Cuba y que cuenta con el apoyo de distintos movimientos sociales y políticos
del continente, al que le han ido agregando pequeños satélites como Nicaragua,
Bolivia, Ecuador y Uruguay.
Indefensos y cada uno solo por su lado se
encuentran el resto de los países democráticos de esta región. Es necesario dar
una respuesta, reunirse, crear una tribuna interdisciplinaria para presentar
las realidades que se enfrentan en la región, con visiones diferentes y
encontrar soluciones que permitan desarrollar estrategias adecuadas.
Dentro de un marco jurídico-constitucional,
presentar las bases de un proyecto político-económico-social que dé respuesta a
la problemática latinoamericana, dentro del ejercicio de la democracia en un
estado de derecho y el respeto de su pilar fundamental: La separación de
poderes.
Las naciones democráticas deben avocarse al
estudio de los regímenes que si bien han alcanzado el poder legal por la vía
electoral, han perdido su legitimidad por traicionar los valores democráticos
en el ejercicio del poder.
Es necesario definir un proyecto con
políticas alternativas, que prevea el desarrollo personal de los ciudadanos, su
ingreso a los procesos productivos y la erradicación de la extrema pobreza,
rechazando cualquier distinción entre ellos.
Ese estudio deberá tomar en cuenta el respeto
de las libertades fundamentales, los derechos humanos y constitucionales, la
libertad de expresión y en el que la justicia sea igual para todos los miembros
de la sociedad.
Un aspecto importante es el relativo al tema
de la seguridad, actualmente América Latina debe enfrentar un proyecto
Supra-Nacional que se extiende en el sub-continente, sus miembros principales
son Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Nicaragua, otros Estados les
siguen el juego para aprovechar los beneficios económicos que les brinda el
petróleo venezolano.
Frente a ellos algunos países como Colombia,
México y Honduras se encuentran luchando solos frente al bloque del ALBA.
La situación es alarmante, la crisis, la
violencia reinan en muchos países, las sociedades se encuentran polarizadas, el
odio y el rencor como proyecto y programa de algunos gobiernos es lo cotidiano,
transformando a los ciudadanos en rehenes de esa nueva visión.
La tendencia indica que dichos gobiernos se
están radicalizando en la forma y en la acción. Una nueva forma de régimen se
ha impuesto en el sub-continente: la democracia totalitaria o dictadura
democrática; en donde opinar contra el gobierno se convierte en un delito,
donde hacer parte de la oposición, es ser considerado, no como un adversario
político sino un enemigo. Por lo que se justifica neutralizarlo por cualquier
medio con que cuenten dichos regímenes.
Esos gobiernos expropian y nacionalizan para
tomar el control del aparato productivo, de la empresa privada y de las fuentes
de trabajo, en consecuencia el miedo social, laboral e institucional, recorre
los países de la región. Ello es un peligro para la construcción de las nuevas
sociedades que se encuentran en proceso de afirmación.
En Europa los problemas sufridos, guerras,
crímenes contra la humanidad, el terrorismo, las crisis económicas se han
enfrentado asociando los ciudadanos al estado, para crear la conciencia
necesaria destinada a superar la situación, una manera pedagógica y
participativa para encauzarla hacia un modelo diferente. En estos países, al
contrario, se hace alusión al pasado con odio, tampoco están en la búsqueda de
soluciones judiciales objetivas necesarias, sino jugando con las conciencias
nacionales, manipulando, utilizando el pasado triste y doloroso, a fin de
dividirnos y evitar la reconciliación.
nelsoncastellano@hotmail.com
Ex
Cónsul de Venezuela en Paris
Presidente
de Venezuela-Futura, Francia
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