martes, 26 de febrero de 2013

EDDIE A. RAMÍREZ S. CARNESTOLENDAS POLÍTICAS

En tiempos revolucionarios todo el año es carnaval, aunque en febrero llega a su cúspide. El día  27 de 1989 unos pillos saquearon los comercios caraqueños y, años después, el teniente coronel disfrazó  de "revolucionarios" a los participantes de ese "caracazo".  
Recordemos  que los saqueos no fueron en rechazo a las medidas económicas de Carlos Andrés, las cuales todavía no habían entrado en vigencia.   La tardanza del gobierno para actuar y las imágenes de televisión ocasionaron que la situación se desbordara en Caracas, obligando a sacar al ejército.  Lamentablemente, como los soldados no están entrenados para lidiar con este tipo de evento, se produjeron  abusos y centenares de ciudadanos resultaron muertos o heridos, pero sin esta intervención Caracas hubiese sido devastada. Sin embargo, a los oficiales que enfrentaron a los saqueadores el régimen los  disfraza  hoy de "genocidas".
El 4 de febrero de 1992 fue un golpe de Estado fallido que no contó con apoyo popular. Esos golpistas chapuceros  hoy están disfrazados de "héroes" y los rojos pretenden transformar este fracaso en una gesta  al decretar una condecoración sobre ese hecho.
El 27 de febrero del 2004, la oposición organizó una marcha pacífica para entregar  un documento a los presidentes del Grupo de los 15. La Guardia Nacional actuó con una saña nunca vista, lanzando bombas lacrimógenas delante, en el medio y detrás de la marcha, disparando perdigones a quemarropa y repartiendo peinillazos injustificadamente. En protesta, los ciudadanos cerraron varias calles de Caracas, produciéndose enfrentamientos con la Guardia. El saldo fue de cinco personas  asesinadas y más de 234 heridos de balas. A los defensores de la Constitución el régimen los disfrazó de "guarimberos subversivos", mientras que a los generales  Jesús Villegas Solarte y Marcos Rojas y a sus efectivos de la Guardia los disfrazaron de "defensores del pueblo".
Este 7 de febrero los indios pemones desarmaron y amarraron a 14 oficiales y a 28 soldados. A los indios defensores de sus derechos el régimen los disfrazó de contrabandistas de oro y de ecocidas, mientras que  a los militares los disfrazaron con una condecoración por la "valentía"  ante un enemigo poderoso.
Este 14 de febrero la Guardia Nacional agredió a un grupo de  24  estudiantes que protestaban frente a la embajada de Cuba por la intromisión de ese país  y para exigir que se respete la Constitución. El usurpador les asignó a los estudiantes el disfraz de "asaltantes de embajada" y al coronel Perozo y a sus guardias los disfrazó de "defensores de la soberanía".
Para completar el carnaval, el teniente coronel se disfrazó del "hombre invisible", Nicolás Maduro  de vicepresidente, Rafael Ramírez seguirá de Pinocho, Diosdado de boxeador, los miembros de la  Sala Constitucional  de legisladores y Ernesto Villegas  de médico.  Todo un mes de carnestolendas.
Como en botica: A nueve años del asesinato de nuestro compañero de Gente  del Petróleo, José Manuel Vilas, la fiscal Luisa Ortega  tiene paralizado un caso policialmente resuelto. Para ella solo cuentan  los caídos del período 1958-98. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!  
eddiearamirez@hotmail.com

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REBECA PERLI, ¿CASUALIDAD O PROVIDENCIA? SUCEDIO EN ISRAEL

Cada una de las cuatro progenitoras profesa una religión diferente
Un hecho insólito tuvo lugar el pasado 21 de enero en Israel: en un hospital de Naharía, una ciudad ubicada en Galilea, al norte del país, en un solo día, y con escasos minutos de diferencia, se registraron cuatro nacimientos de mellizos. 
Si bien esto es algo fuera de lo común, no es precisamente lo más extraño; lo verdaderamente extraordinario es que cada una de las cuatro progenitoras profesa una religión diferente. Una cristiana, una drusa, una musulmana y una judía son las protagonistas del feliz suceso. El personal del hospital estaba eufórico y el doctor Bassel Barhoum, director del centro, expresó así su júbilo: "Lo ocurrido en las últimas horas es muy significativo. Ha sido un día muy feliz para toda la población... Es algo que simboliza la vida en común".
La población de Israel es de 7.600.000 habitantes y está compuesta, en su gran mayoría, por judíos, pero también por musulmanes, cristianos, drusos (cuya fe religiosa es una combinación del Islam con filosofía griega) y por otras minorías que conviven en una extensión territorial del tamaño del estado Lara. Es en ese país señalado por muchos como racista y de practicar el "apartheid", el mismo que se sataniza, se deslegitima y se quiere borrar del mapa, donde ha tenido lugar este acontecimiento que unos dirán que se debe a la casualidad y otros a la providencia, pero el solo hecho de que haya ocurrido es una prueba fehaciente de la pluralidad y de la apertura que existe en Israel.
Bienvenidos sean, en todo el sentido de la palabra, esos cuatro alumbramientos que trajeron al mundo ocho nuevos ciudadanos israelíes, quienes a pesar de sus diferencias, crecerán en un suelo libre de prejuicios para consolidar un futuro de paz y de convivencia.
russoper@gmail.com

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GLORIA CUENCA, IZQUIERDAS Y DERECHAS

En mi juventud, entre los revolucionarios de entonces, ser de derecha, o derechas (como les gusta a los españoles), considerábamos a esa "gente" -la de derecha- como personas nocivas para la sociedad. Nos basamos en la antigua diferenciación, salida de la Revolución Francesa: quienes se sentaban del lado derecho eran los conservadores, y la izquierda del recinto legislativo era ocupada por los cuestionadores, revoltosos y críticos. De allí surgió esta categorización que se sigue usando, desde el siglo XVIII hasta hoy, en la segunda década del siglo XXI, especialmente en países del llamado tercer mundo.
Sin embargo, no tiene ningún sentido en la actualidad esa diferenciación: el mundo demostró que no hay derechas e izquierdas, sino modernizadores y anacrónicos. Aquí entre nosotros, el Gobierno de Venezuela, por su conducta, tipificada entre fascista y comunista, por contradictorio que parezca, con pretensiones de totalitario, tilda a quien no lo acompaña en sus locuras, arbitrariedades, ilegalidades e ilegitimidades, entre otros epítetos y pretensiones de descalificación.
Muchos compatriotas asumen la terminología de "derecha" como una ofensa. En el mundo globalizado y actual, en las grandes élites intelectuales del planeta la tal clasificación ya no cumple ningún papel, pues al descubrir lo que significaba el estalinismo, horrendo y torturante, ¿es posible creer que eso es ser de izquierda o de derecha? ¿El castrismo anacrónico y adocenado es de izquierda? ¿Dónde está el criterio independiente de los cultores de la izquierda?
Al llegar al poder se les acaba el criterio independiente y tienen que aceptar lo que sea en función de "la revolución". Ocurre una especie de castración de la crítica y de cualquier movimiento o acción del que tome conciencia de los desastres, el grupete, supuestamente revolucionario, cuya única obsesión es poder y dinero, se le advierte al camarada que no ha perdido la visión todavía y el espíritu crítico, "hay que tener cuidado, no sea que al ser crítico, se vuelva uno contrarrevolucionario". Esta es una primera advertencia. Si se insiste, puede ser que se pierda el trabajo, la confianza en el camarada tal, y empiece una sutil vigilancia, que después deja de ser sutil.
¿Actuar así es de izquierda o de derecha? Perder el derecho a expresar lo que se siente y piensa, es triste. Más cuando son tus propios camaradas quienes te censuran.
Gloria Cuenca
Periodista/Prof. UCV

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EDUARDO SEMTEI, UN INVENTARIO DE MALDADES

Cuando Pérez desarrolló el sistema de becas Gran Mariscal de Ayacucho, fueron cientos los miembros opositores, los estudiantes opositores, los hijos de dirigentes de izquierda que fueron seleccionados libremente con becas estudiantiles para pregrados y posgrados. Pensar que alguien de Primero Justicia o Copei pueda tener una beca actual en el Gran Mariscal de Ayacucho es, por lo menos, una ilusión o, más ciertamente, una estupidez. Un imposible.
Estos rojos prestados andan cargados de odios y resentimientos
Cuando hacemos un resumen de los años de los chavistas en el gobierno, podemos claramente visualizar las patrañas, maldades y pecados que han cometido contra sus opositores. Nunca han vacilado en el uso de emboscadas, guerra sucia, manipulación de la justicia, engaños, trucos y retrucos.
Si hubo una vez un matrimonio político entre verdes y blancos, quienes al turnarse en el poder daban zarpazos hirientes a sus opositores, principalmente contra nosotros, la izquierda (MAS, MIR, MEP, Bandera Roja, PRV, Liga Socialista, PCV), no es menos cierto que por las rendijas de la democracia, por los intersticios del poder a menudo se coleaban algunos para participar en las esferas del poder público. Yo mismo, siendo activista público del MIR, trabajaba libremente en el desaparecido INOS y lo hice por más de cinco años. Nunca me obligaron a usar ni franelas blancas ni franelas verdes. A las manifestaciones progubernamentales, ciertamente, todos los obreros y empleados eran convocados; a quien asistía le proveían de la misma canasta actual (franela, gorro, agua y estipendios), pero nunca, jamás de los jamases, tuve conocimiento de alguien que hubiese sido despedido por no asistir. No había temor de no asistir.
Cuando Pérez desarrolló el sistema de becas Gran Mariscal de Ayacucho, fueron cientos los miembros opositores, los estudiantes opositores, los hijos de dirigentes de izquierda que fueron seleccionados libremente con becas estudiantiles para pregrados y posgrados. Pensar que alguien de Primero Justicia o Copei pueda tener una beca actual en el Gran Mariscal de Ayacucho es, por lo menos, una ilusión o, más ciertamente, una estupidez. Un imposible. Estos rojos prestados andan cargados de odios y resentimientos.
Parece imposible que algunos dirigentes ucevistas, tan defensores ellos de la autonomía, se hayan pervertido miserablemente y convertido hoy no sólo en parias de su Alma Máter, sino en los verdugos insensibles y corruptos contra los opositores, sus antiguos amigos.
Pasaron de carne viva a miasma purulenta. Los casos de las persecuciones políticas son innombrables. Ramón Martínez.Eduardo Manuit. Manuel Rosales. El Gato Briceño. Las perversidades contra los comisarios son espeluznantes.
Fue el mismo presidente Chávez y su grupo de conjurados quienes, a pesar de protagonizar un golpe de Estado, fallido y bufo, que sorprendentemente lo celebran como victoria (hazme tú el favor) donde hubo sangre, heridos y muertos, fue puesto en libertad en procura de la unidad nacional y la reconciliación de los venezolanos. De ese hecho magnánimo no aprendió nada. El afán de odio no ha parado ni un instante.
Los distintos poderes públicos postrados y rendidos, deambulan por los pasillos de Miraflores y los ministerios buscando prebendas, contratos y perdones. Le robaron el nombre a Podemos y al PPT. Acusan temerariamente a Henri Falcón, usando para ello a los diputados y dirigentes más aberrantes y despreciables. Más tarde tratan de acorralar a Primero Justicia, atacan a Richard Mardo. Penalizan a David Uzcátegui. Amenazan con cárcel a Leopoldo López. No hay maniobra, ardid o amaño que los rojos falsos, no estén dispuestos a usar. Si alguna vez tuvieron escrúpulos seguramente los enterraron profundamente en algún lugar de su cuerpo o de su alma, para nunca más mostrarlos.
La Asamblea es incapaz, utilizando su mayoría espuria, de interpelar, de investigar, de condenar los escandalosos robos en la administración pública. Aducen corrientemente que los casos no revisten importancia. Pudreval. El maletín argentino. Sitme. La minería ilegal. Las denuncias de Aponte Aponte. Todas duermen el obligado sueño del cohecho y la conchupancia. Quizás los gerentes actuales del poder tienen el sueño del olvido. 
Les recuerdo a Jorge Luis Borges y su poema Everness.
"Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios que salva el metal, salva la escoria".

@eduardo_semtei

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VÍCTOR RODRÍGUEZ CEDEÑO, UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

El país está en un extraño y peligroso limbo, con Hugo Chávez ausente, en medio de rumores, protestas y cadenas nerviosas que muestran un chavismo fragmentado, además de la improvisación y la incapacidad de Nicolás Maduro, quien hoy manda sin la legitimidad popular requerida.
El régimen, en medio de sus debilidades, aprieta para demostrar fuerza, aterrorizar y ganar terreno en la confrontación. Por ello la negativa de una medida humanitaria a favor del comisario Iván Simonovis, contrariando no solamente las normas internacionales que exigen el respeto de su vida y su integridad física sino los criterios más básicos de humanidad. Nada menos podríamos decir de la jueza María Lourdes Afiuni, disminuida en su cárcel-casa, sin la debida atención medica, humillada, emblemas ambos del canibalismo político que ejerce el régimen de Nicolás Maduro.
El terrorismo de Estado se intensifica. Los nuevos ataques en contra de Globovisión, discriminada en el proceso de conversión del sistema de televisión digital, aunque todavía no surtirá sus efectos, reflejan, además de la persecución emprendida, el mayor desprecio por los derechos de los ciudadanos. La sola iniciativa constituye una violación del derecho de informar veraz y oportunamente, que le corresponde a la planta independiente; y, del derecho de todos de ser informados en igual forma.
En medio de todo ello, se inicia una nueva etapa, el poschavismo, lo que hace afinar las posturas y las estrategias tanto de los oficialistas como de los opositores. Los primeros, al menos los no tan ciegos, enfrentados en una lucha por el poder, más pragmática que ideológica, deberían entender la necesidad de consensos, de espacios comunes, para evitar mayores males, pero no tienen la capacidad para responder a esta exigencia. La oposición, por su parte, más sensata en el actuar, deberá lograr y consolidar la unidad interna para ser representativa de la mayoría y poder afrontar con éxito el enorme reto de la transición.
Hay oposiciones y eso no es malo ni síntoma de divisionismo. Por el contrario, como siempre lo he dicho, esa diversidad enriquece la unidad. En los contrastes está precisamente la armonía. La Mesa de la Unidad Democrática representa una oposición organizada. Es importante y todos aplaudimos sus logros. Sin embargo, la MUD no es la única estructura, el único punto de vista de los opositores ante la debacle nacional. Lejos de ser perfecta, la MUD debe ser reestructurada, ampliada y revisada para adaptarla a la realidad política que exige una visión amplia de las cosas, en la cual el exclusionismo no tiene cabida.
Hay visiones diversas en los opositores que deben respetarse, sin críticas desmedidas ni descalificaciones inconvenientes para sumar y vencer. El consenso en la oposición debe responder a una visión incluyente que tome en cuenta todos los factores, desde los estudiantes hasta los empresarios, con las amas de casa, los dirigentes locales, los profesionales, los intelectuales, los artistas y, por supuesto, todos los partidos políticos democráticos y las agrupaciones que como la nueva Junta Patriótica tienen mucho qué decir en estos momentos.
Para salir adelante, más con elecciones a la vista, se requiere con urgencia un consenso, más bien un pacto, no para distribuir posiciones y cargos en un eventual gobierno de la unidad democrática, tampoco para repartir espacios, sino para asumir compromisos y gobernar, para sacar al país de este desastre en el que nos ha sumido el chavismo, afortunadamente en sus últimos momentos.
vitoco98@hotmail.com

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ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, EL IMPERATIVO CATEGÓRICO

“El triunfo de la revolución castrista es el más trágico acontecimiento de la historia de Cuba”. Carlos Franqui, Cuba: ¿mito o realidad? Memorias de un fantasma socialista.
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Consciente de la gravedad terminal de la crisis que vivimos – una crisis de excepción que ha puesto en juego la existencia misma de la República e incluso la pérdida de nuestra soberanía – he creído que de ella sólo un milagro nos permitiría salir sin atravesar por una profunda conmoción social, como la vivida el 23 de enero de 1958, incluso con el riesgo de dolorosas pérdidas en vidas humanas, tal como sucediera el 11 de abril de 2002. Una oportunidad tan excepcional de resolverla a fondo, pues conjugó a la sociedad civil con el universo uniformado – tal como sucediera en los idus que acabaron con la dictadura perezjimenista - y que no fuéramos capaces de llevar hasta sus últimas consecuencias por debilidades humanas, políticas e institucionales inherentes a la crisis misma.
He insistido en clarificar el significado y la dimensión histórica de la crisis, teniendo especial cuidado en advertir que no estamos ante un problema de buen o mal gobierno sino ante una apuesta de vida o muerte por la existencia de la democracia misma, pues implica la mortal confrontación de dos sistemas de vida radicalmente antagónicos: democracia liberal o dictadura totalitaria. Hondamente preocupado por la incomprensión con que la sociedad en su conjunto había hecho el balance de los sucesos de abril y atribulado por las consecuencias políticas de tal incomprensión, al extremo de encontrar fuertes y ardorosos contradictores entre las propias fuerzas opositoras, escribí un libro, DICTADURA O DEMOCRACIA, VENEZUELA EN LA ENCRUCIJADA, que publiqué a poco tiempo de dichos sucesos.
Para hacer más comprensible la naturaleza de la crisis, escribí luego un ensayo CRISIS Y ESTADO DE EXCEPCIÓN EN LA VENEZUELA ACTUAL, sirviéndome al efecto del aporte esencial de un gran constitucionalista alemán, Carl Schmitt, acerca del Estado moderno y sus crisis de excepción. Independientemente del servicio que ese gran pensador le brindara en sus comienzos al nacionalsocialismo, no he encontrado mejores estudios para explicarme las causas y orígenes de las crisis terminales en estados modernos, que dieran paso a la revolución bolchevique y a la nacionalsocialista. Y desde los cuales se transparentan los graves y definitorios cambios que han dado lugar a nuevos sistemas de dominación en sociedades enfermas y desestabilizadas.
Finalmente, y sobre la base de ese diagnóstico, he considerado que agotado el ciclo modernizador abierto el 23 de enero de 1958, la sociedad venezolana se ha visto enfrentada a dar un salto hacia el futuro, la modernidad y lo que, en términos genéricos aunque insuficientes, se ha dado en llamar globalización, lo que sólo hubiera sido posible mediante una profunda reforma de nuestro sistema democrático mediante el consenso de todas las fuerzas vivas de la Nación. O a sufrir una regresión a etapas ultrapasadas de nuestro decurso histórico, esa falsa forma de superación del presente en que suelen incurrir los pueblos enfermos de infantilismo político.
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Es el confuso, perturbador y angustioso proceso en el que vivimos desde fines de los 80, cuando Carlos Andrés Pérez intentara echar a andar ese necesario proceso de modernización, en solitario, carente de todo respaldo por parte de la élite política, y ante el rechazo colectivo de un pueblo amaestrado por el Ogro Filantrópico del estatismo populista. Y que encontrara su prístina expresión en Hugo Chávez, comprometido con los sectores más conservadores y reaccionarios y las fuerzas disolventes del castrismo, que echara a andar el proceso involutivo. Enfrentada a esa disyuntiva entre modernidad o involución, una sociedad carente de plena identidad consigo misma y sufriendo de lo que Mario Briceño-Yragorri llamara “crisis de pueblo”, optó por lanzarse en brazos de la regresión. La mesa estaba servida para el más insólito proceso de auto castración sufrido por sociedad alguna en América Latina.
A partir de entonces, el desarrollo de la crisis ha ido consolidando sus claves idiosincráticas. La grave derrota de la sociedad civil, portadora de los impulsos modernizadores, dio paso a la confluencia de los dos factores que se harían con el poder y terminarían por agudizar las contradicciones hasta el punto de la aparente anomia que hoy sufrimos: el generalato de las FANB y el gobierno castrista. Quienes escudan su dominio de facto usando los sectores de la izquierda radical que ofrecen su máscara civil y administran el manejo y manipulación de las masas de respaldo. 12 años después de esa trágica derrota, y ante la práctica desaparición del Deus ex Machina de este insólito proceso involutivo, el poder queda al desnudo: lo detenta Ramiro Valdés, encargado por Raúl Castro de la gobernación de la Venezuela supuestamente chavista, y le da visos de legalidad un fantoche de la absoluta confianza de la tiranía cubana llamado Nicolás Maduro. Fenómeno de delegación de poder que conocemos de los fantoches usados por la Unión Soviética para dominar en Polonia, en Checoslovaquia, en Rumania y todos los países del bloque soviético.
Luego de la estratégica derrota de la sociedad civil del 11 de abril se sucedió la otra gran derrota que terminara por fracturar a la oposición venezolana: el fraude consumado el 15 de agosto de 2004 tras un proceso manejado todavía tímidamente por el gobierno cubano. Si el principal responsable de la primera derrota se llama Raúl Isaías Baduel, con la colaboración del chavismo civil e incluso de algunas personalidades de la llamada oposición democrática, el de la segunda fue Fidel Castro Ruz. Todavía hay quienes no se explican la retención arbitraria y contra todo derecho del comisario Iván Simonovis: quienes conocemos la historia de la tiranía cubana no albergamos la menor duda. Había que demonizar de una vez y para siempre a quien pudiera representar las ansias libertarias que en manos de la movilización popular sacara del poder a Hugo Chávez, el hombre de Fidel en Caracas. Y maniatar para siempre a esa alebrestada sociedad civil, que recurría a la experiencia de la rebelión popular del 23 de enero que diera al traste con la tiranía perezjimenista. Pues de la combinación de la acción popular y el respaldo de los sectores constitucionalistas de las fuerzas armadas se derivará la derrota de todo intento dictatorial y totalitario en la Venezuela contemporánea. Desde entonces, toda acción opositora sería encarrilada a través de la vía electoral bajo el control del CNE, convertido desde su manejo por Jorge Rodríguez – con la anuencia opositora – en ministerio electoral del régimen.
Luego de la ominosa derrota del 11 de abril y la estafa del 15 de agosto, las cartas estaban definidas para siempre: el llamado proceso revolucionario venezolano se establecería mediante al amancebamiento del chavismo con la tiranía cubana, la alianza estratégica entre las FANB y el Ejercito Revolucionario Cubano y la creación de una masa de respaldo popular mediante la utilización del clásico populismo congénito del Estado venezolano gerenciado por un partido, el PSUV, y financiada por PDVSA.
En cuanto a la oposición partidista, el régimen no ha optado por su aniquilación, sino por su integración al sistema. Fundamentalmente como elemento de legitimación de lo que el mundo, y muchísimos líderes de nuestra propia oposición, consideran ser un régimen democrático. A la cual se le ha castrado su dimensión civilista, contestaría y rebelde – su auténtico, verdadero y único poder político –, se la ha subordinado a las direcciones de los partidos, rebajándola a coprotagonista eventual de procesos electorales amañados, necesariamente condenados a la impotencia. A pesar de los aparentes triunfos numéricos, desmentidos en sus resultados prácticos.
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¿Necesito dar mayores explicaciones a lo que fundamenta mis profundas diferencias, desacuerdos y divergencias con algunos dirigentes democráticos, que consideran que ésta no es una dictadura, que las elecciones se cumplen bajo condiciones ejemplarmente democráticas, que sostienen que política es, exclusivamente, dedicarse a participar en procesos electorales, por lo cual no tienen empacho en desconocer la ejemplar acción política de gran envergadura que demostró en la práctica ser la única capaz de destronar a un dictador?
Sería altamente irresponsable e injusto acusar a dicha dirigencia de complicidad con los propósitos totalitarios del castrochavismo. Pero sería intelectualmente inmoral no advertir sobre el papel objetivamente estabilizador de una situación intolerable – la pérdida de nuestra democracia, de nuestra república y de nuestra soberanía - cumplido por quienes se niegan a comprender la gravedad histórico-existencial de la crisis que sufrimos. Insistiendo en la desmovilización popular, la imposición de la vía electoral y la alienación del reclamo y la protesta populares.
Ello explica las razones por las cuales me enfrenté a la matriz de opinión, inconsciente o deliberadamente instrumentada, según la cual sólo adolecemos de un mal gobierno, que es posible desplazar electoralmente y que para hacerlo sólo basta con seducir a las mayorías mediante una cara joven, aparentemente libre de toda responsabilidad en la gestión de la Venezuela anterior al asalto de la barbarie, con un paquete de promesas indiferenciadas de las que un sistema montado por la ingeniería totalitaria del castrismo pusiera en práctica para movilizar a un pueblo que hasta entonces le fuera renuente y no ser arrollado por el Referéndum Revocatorio: las misiones.
El perverso poder de quienes mediatizaron esa matriz de opinión y el estado de catalepsia intelectual al que hemos sido reducidos por la inclemencia del régimen, no puso la crisis en el centro de nuestras preocupaciones. Y eludió sistemáticamente durante la campaña presidencial la confrontación con quien nos ha traído a este abismo y el papel jugado por la tiranía cubana en el proceso de colonización que sufrimos. Adormeció el nervio democrático, nacionalista y patriótico de nuestra sociedad, únicos resortes capaces de producir un revés a esta situación de minusvalía existencial, distrayendo a los ciudadanos hacia ilusiones necesariamente condenadas a la frustración. Y en un acto por demás reprobable, además de darle plena legitimidad a un proceso electoral absolutamente viciado, demonizó a quienes no han cesado de advertir acerca de la brutal amenaza que nos acosa. Haciendo cómplices del estado de cosas que sufrimos a los llamados “radicales y extremistas”. Convirtiendo, posiblemente sin saber que reproducen un viejo mecanismo de los fascismos denunciado por Hannah Arendt, a las víctimas en victimarios.
La agonía del principal gestor de esta crisis y la desenmascarada entrega de nuestra soberanía a la tiranía cubana que su desaparición implica, han logrado paralizar el proceso de sometimiento que Hugo Chávez, respaldado por los Castro, llevaba a cabo. Muerto el instrumento de la colonización, el país se abre ante perspectivas inusitadas.
¿Sabremos aprovechar la crisis aparentemente irresoluble que la inevitable muerte de Hugo Chávez nos plantea? La respuesta es obvia: sólo férreamente unidos, con un pueblo consciente, movilizado y con un liderazgo patriótico armado con la verdad, decidido y dispuesto a dar la vida por la Libertad. Es el imperativo categórico que en esta hora de definiciones la historia nos plantea
sanchezgarciacaracas@gmail.com

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JOSE FELIX DIAZ BERMUDEZ, EL GOLPE DE ESTADO DEL 23F EN ESPAÑA

La imagen de soldados apuntando con sus armas a los representantes del pueblo, disparando en el sitio donde sólo debía escucharse la voz de la Nación y de la ley
ANTONIO TEJERO MOLINA 
La historia política hispanoamericana registra el 23 y el 24 de febrero de 1981 un hecho singular: el fallido golpe de Estado realizado en España cuando un grupo de guardias civiles encabezados por el teniente coronel Antonio Tejero, irrumpieron de manera violenta en las cortes durante la designación de un nuevo presidente, secuestrando así a los integrantes del poder legislativo y ejecutivo. La nueva democracia española, luego de la dictadura del general Francisco Franco, enfrentaba la amenaza del militarismo, so pretexto de defender la unidad del país.
La imagen de soldados apuntando con sus armas a los representantes del pueblo, disparando en el sitio donde sólo debía escucharse la voz de la Nación y de la ley, ha quedado grabada como uno de los más penosos actos del autoritarismo en el siglo XX.
Horas de gran incertidumbre se vivieron en España. En la madrugada del día 24, el Rey don Juan Carlos I, responsable del mando supremo de las Fuerzas Armadas, efectuó un histórico pronunciamiento: “La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum”. Asumía de esa manera la defensa de la democracia vilmente atacada. Igualmente, millones de ciudadanos se abalanzaron a las calles, testimoniando su determinación política de no regresar a la época dictatorial. El franquismo (1939-1975) impuso un gobierno de represión y violencia política de orientación fascista, luego de una dramática guerra civil.
No obstante la gravedad de los sucesos, el Consejo Supremo de Justicia Militar dictó penas insuficientes contra los implicados, las cuales fueron ampliadas por el Tribunal Supremo.
Don Adolfo Suárez, expresidente del gobierno, figura civil determinante en el proceso de transición de España hacia la democracia, reclamó el ejemplar castigo a los culpables, y advirtió:
 “…La crisis de la democracia implica necesariamente la crisis de todas las instituciones españolas (…), que sólo en el orden democrático que el pueblo español, en el ejercicio legítimo de su soberanía, se ha dado a sí mismo encuentra su verdadero sentido y fundamento”. “(…) una crisis de este tipo abriría paso al miedo como factor determinante de la política española. (…) No hay libertad bajo el miedo, no hay derechos ciudadanos bajo el miedo, no se puede gobernar bajo el miedo. (…) el miedo traería consigo la involución de la vida española”. “Con la involución viene el separatismo institucional, (…), cuyas consecuencias la historia por desgracia nos ha mostrado”.
 “Atentar contra este hecho es subvertir el orden institucional, hacer prevalecer la fuerza contra la legitimidad, tratar de usurpar la jerarquía cívica en aras de una presunta disciplina que se podría ejercer contra los supremos intereses del pueblo”. “Es preciso dejar muy claro que en España no existe un poder civil y un poder militar. El poder es sólo civil”, aseguraba Suárez, con rectitud histórica y consecuencia democrática.
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SUSANA MORFFE, JUSTICIA MOUNSTRUOSA (ENTRE CIELO Y TIERRA)

¿Cuál justicia social? Si hablamos de todos aquellos programas dirigidos a favorecer a cierta porción de la población, no se trata de justicia social, sino de política barata. Engañar al pueblo con trozos de ayuda que no se completan jamás, que solo lleva un fin específico, reciclar cada vez las ayudas para mantener a la gente dependiendo de una ayudita, es miseria institucionalizada.
La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió declarar la celebración, cada año, del Día Mundial de la Justicia Social el 20 de Febrero. Una fecha más de esas efemérides que en Venezuela resultan insólitas y es motivo para pensar sobre las verdaderas razones de su significado.
La distorsión de la justicia social es la injusticia social y las desigualdades, como también la desigualdad de oportunidades, la pobreza, el desempleo, la libre competencia y la aplicación de la justicia en asuntos que son comprobadamente amañados por la parcialidad y los intereses políticos e inhumanos. De lo antes expuesto, hay sobradas razones para afirmar que en Venezuela no hay justicia social.
Encontramos la distorsión de justicia social en los poderes públicos: El Tribunal Supremo de Justicia no aplica la justicia, en su desempeño aplica la justicia acomodaticia o impuesta por ordenes “superiores”. La Asamblea Nacional no aplica la justicia social porque dejó de ser un órgano controlador para convertirse en un ente complaciente por mayoría impuesta. El Consejo Nacional Electoral es demasiado patética su parcialidad  y la inclinación para favorecer como árbitro al equipo gobernante.
La dignidad humana que es una de las razones que exalta la justicia social, es una absoluta vergüenza cuando observamos casos como el de la jueza María Lourdes Afiuni, Iván Simonovis, los venezolanos que viven en refugios y los que mueren a diario en las calles de cada uno de los estados que conforman el mapa venezolano. Por tanto, el “Día de la Justicia Social” no pudo ser celebrado, sino recordado con tristeza, debido a la ironía de la vida que nos ha colocado como lección las circunstancias actuales.
Los casi 30 millones de habitantes que tiene Venezuela se encuentran sacando cuentas día a día,  para inventarse cómo seguir sobreviviendo con un sueldo que se redujo a su más mínimo valor. Contar las horas para que no pegue el hambre y sostenerse al menos con un café. Verdaderamente que los venezolanos tenemos resistencia física con la actual monstruosidad jurídica.
El anciano líder cubano en la misiva dirigida al presidente venezolano a su regreso al país, dijo: (…) Venezuela, un país relativamente pequeño en la dividida América (…) claro que somos pequeño en porción territorial en comparación con otros países, pero no somos un pedazo de isla como la cubana, que ha hecho desangrar los recursos de los venezolanos y ahora padecen la miseria importada del atorrante infierno ubicado en el istmo centroamericano.
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FERNANDO FACCHIN B., HACEN FALTA MÁS QUE PALABRAS

Dijo Confucio: “Si los conceptos no son correctos, las palabras no son correctas; si las palabras no son correctas, los asuntos no se realizan; si los asuntos no se realizan, no prosperan ni la moral ni el arte; si no prosperan la moral y el arte, la justicia no acierta; si la justicia no acierta, la nación no sabe cómo obrar. En consecuencia, en las palabras no debe haber nada incorrecto. Esto es lo que importa”.
Es un lugar común afirmar que no existe oposición frente al proyecto hegemónico del chavismo sin Chávez, donde la decadente mitología chavista, perdió la potencia y fraseología del discurso del vocero mayor, lo cual pretenden copiar, sin éxito alguno, los insoportables recaderos del chavismo, adecuando el contenido a sus propios deseos de monopolizar el poder, ellos no tienen capacidad para generar entusiasmo por el futuro.
Frente a la simbología chavista, la oposición es débil, no tiene peso, es volátil, no es enérgica, está aquejada de una insoportable levedad, no se asume el riesgo de rescatar al país y se prefieren decisiones escapistas, más fáciles, livianas, para terminar comprobando que esas decisiones frágiles y huidizas se vuelven contra ellos. En ese contexto, ahora todos están preocupados por conseguir uno que otro concejal y alcalde, en unas elecciones signadas por la incertidumbre. Somos un país sin rumbo, a la deriva y supeditado a la suerte de los insoportables recaderos del chavismo decadente, constituidos en una asociación política para delinquir, dependiente de un gobierno extranjero desprestigiado y terrorista.
El país vive uno de los periodos más sucios de su historia reciente. El clima político se ha envenenado por completo, la estabilidad  social y económica se han hecho pedazos, no hay gobierno legítimo ni legal, no se gobierna se manda arbitrariamente y el fango surge libre por todas las alcantarillas. Nadie pensaba que la etapa final de la controvertida aventura política del chavismo terminara en el lodazal de la iniquidad. Lamentablemente el nivel de bajezas, venenos, chantajes, amenazas e insultos es el más ínfimo y vulgar vivido en el país. El chavismo tiene a Venezuela estancada en un ruidoso callejón sin salida.
Si queremos derrotar al chavismo, el discurso opositor debe tener un contenido trascendente de cara al futuro, atractivo, que provoque el deseo de sentirse parte de una corriente política capaz de aglutinar a la sociedad, incluyendo a los jóvenes emprendedores; Los operadores políticos no tienen nada positivo que proponer para entusiasmar a la sociedad. Por este camino no será posible derrotar al chavismo. 
 “Es a la dirigencia política a la que corresponde dar el grito, poner al país ante sí mismo, ante lo que está llegando a ser. Es a ella a la que corresponde impedir que la colectividad, abrumada por los problemas de la vida cotidiana, se hunda sin darse cuenta.” (D.B.Urbaneja-El Universal-07.02-13). En este sentido, el único dirigente político que se ha manifestado es Antonio Ledezma. Definitivamente: Hacen falta más que palabras para derrotar al chavismo.
ffacchinb@gmail.com

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NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, POLÍTICAS ALTERNATIVAS EN AMÉRICA LATINA: ¿CUÁL FUTURO?

Hace tiempo que la agenda del Foro de Sao Paulo se viene aplicando en América Latina. Creado por Fidel Castro y Lula da Silva en 1990, en el momento de su fundación el único miembro en el poder en su país, era el partido comunista de Cuba.
Guiados por la ambición del poder, veinte años después la mayoría de sus miembros ha accedido el gobierno en los diferentes países o forman parte de las coaliciones que se encuentran gobernando, en otros existen como primera fuerza de oposición.
La mayoría se han, presentado con un mensaje renovador, populista o indigenista, para unas ves ganadas las elecciones, terminar mostrado su verdadera identidad.
Comenzaron con la elección de Hugo Chávez en 1998 en Venezuela, siguió el triunfo de Lula da Silva en 2002 en Brasil, Tabaré Vázquez del Frente Amplio en Uruguay en 2004, Evo Morales por el Movimiento al Socialismo en Bolivia en 2005, Rafael Correa en Ecuador en 2006, Daniel Ortega del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua en 2006, Fernando Lugo por la Alianza Patriótica para el Cambio en Paraguay en 2008, José Mujica por el Frente Amplio en Uruguay en 2009, Mauricio Funes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador en 2009 y Ollanta Humala por el Partido Nacionalista de Perú en 2011. Miembros del Foro de Sao Paolo que han formado parte de las coaliciones gubernamentales respaldaron la candidatura y el gobierno tanto de Néstor Kirchner como de su sucesora y esposa Cristina Fernández en Argentina, como es el caso del Partido Comunista de Argentina.
Los partidos dominicanos Partido de la Liberación Dominicana y Partido Revolucionario Dominicano ambos miembros del Foro, han ejercido el gobierno en República Dominicana. En México el Partido de la Revolución Democrática es la principal fuerza de oposición.
Este proyecto constituye la peor amenaza que ha existido para Iberoamérica. Si bien han existido respetuosas diferencias en sus gobiernos, los miembros más radicales, menos nacionalistas y dentro de la órbita Castrista, decidieron tomar el control de todas las instituciones democráticas, modificar las constituciones respectivas y darse la posibilidad de re-elegirse de por vida.
El petróleo venezolano ha financiado gran parte de sus campañas y las medidas populistas de esos gobiernos, a fin de procurarles el voto de los sectores más necesitados, que se sienten atendidos con las dadivas recibidas.
Si revisamos la lista de miembros, encontramos la gran mayoría de partidos comunistas del continente, los grupos de extrema izquierda, los representantes de movimientos insurgentes y guerrilleros.
Con definiciones típicas de las diferentes mascaras que utilizan, se presentan como: de liberación, revolucionarios, humanistas, intransigentes, de vanguardia, obreros, socialistas, socialista-frente amplio, alternativos, marxista leninista, militantes, popular, de liberación nacional, zapatistas, sandinistas, independentista nacional, tupamaros, bolivarianos, todos juntos y bien revueltos.
Para poder integrar otros miembros que se habían visto obligados a separar debido a las condenas internacionales, como las FARC y el ELN crearon la Coordinadora Continental Bolivariana. Estas organizaciones son consideradas agrupaciones terroristas en 33 países, entre ellos Colombia, la Unión Europea y Estados Unidos, pero no por los miembros del foro de Sao Paulo.
En noviembre del año 2003, los más radicales instalan los encuentros “Congreso Bolivariano de los Pueblos”. La secretaria política la integran, entre otras organizaciones de 20 países de América: los Piqueteros argentinos, los Sin Tierra del Brasil, el MAS boliviano, el Pachakutik de Ecuador, el Frente Farabundo Martí de El Salvador, el Partido Comunista Cubano y los Círculos Bolivarianos de Venezuela. El programa mínimo, consiste en luchar contra el Plan Colombia, el ALCA, el Plan Puebla-Panamá y el embargo a Cuba.
Todo un eje revolucionario iniciado al lado de Cuba y que cuenta con el apoyo de distintos movimientos sociales y políticos del continente, al que le han ido agregando pequeños satélites como Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Uruguay.
Indefensos y cada uno solo por su lado se encuentran el resto de los países democráticos de esta región. Es necesario dar una respuesta, reunirse, crear una tribuna interdisciplinaria para presentar las realidades que se enfrentan en la región, con visiones diferentes y encontrar soluciones que permitan desarrollar estrategias adecuadas.
Dentro de un marco jurídico-constitucional, presentar las bases de un proyecto político-económico-social que dé respuesta a la problemática latinoamericana, dentro del ejercicio de la democracia en un estado de derecho y el respeto de su pilar fundamental: La separación de poderes.
Las naciones democráticas deben avocarse al estudio de los regímenes que si bien han alcanzado el poder legal por la vía electoral, han perdido su legitimidad por traicionar los valores democráticos en el ejercicio del poder.
Es necesario definir un proyecto con políticas alternativas, que prevea el desarrollo personal de los ciudadanos, su ingreso a los procesos productivos y la erradicación de la extrema pobreza, rechazando cualquier distinción entre ellos.
Ese estudio deberá tomar en cuenta el respeto de las libertades fundamentales, los derechos humanos y constitucionales, la libertad de expresión y en el que la justicia sea igual para todos los miembros de la sociedad.
Un aspecto importante es el relativo al tema de la seguridad, actualmente América Latina debe enfrentar un proyecto Supra-Nacional que se extiende en el sub-continente, sus miembros principales son Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Nicaragua, otros Estados les siguen el juego para aprovechar los beneficios económicos que les brinda el petróleo venezolano.
Frente a ellos algunos países como Colombia, México y Honduras se encuentran luchando solos frente al bloque del ALBA.
La situación es alarmante, la crisis, la violencia reinan en muchos países, las sociedades se encuentran polarizadas, el odio y el rencor como proyecto y programa de algunos gobiernos es lo cotidiano, transformando a los ciudadanos en rehenes de esa nueva visión.
La tendencia indica que dichos gobiernos se están radicalizando en la forma y en la acción. Una nueva forma de régimen se ha impuesto en el sub-continente: la democracia totalitaria o dictadura democrática; en donde opinar contra el gobierno se convierte en un delito, donde hacer parte de la oposición, es ser considerado, no como un adversario político sino un enemigo. Por lo que se justifica neutralizarlo por cualquier medio con que cuenten dichos regímenes.
Esos gobiernos expropian y nacionalizan para tomar el control del aparato productivo, de la empresa privada y de las fuentes de trabajo, en consecuencia el miedo social, laboral e institucional, recorre los países de la región. Ello es un peligro para la construcción de las nuevas sociedades que se encuentran en proceso de afirmación.
En Europa los problemas sufridos, guerras, crímenes contra la humanidad, el terrorismo, las crisis económicas se han enfrentado asociando los ciudadanos al estado, para crear la conciencia necesaria destinada a superar la situación, una manera pedagógica y participativa para encauzarla hacia un modelo diferente. En estos países, al contrario, se hace alusión al pasado con odio, tampoco están en la búsqueda de soluciones judiciales objetivas necesarias, sino jugando con las conciencias nacionales, manipulando, utilizando el pasado triste y doloroso, a fin de dividirnos y evitar la reconciliación.
nelsoncastellano@hotmail.com
Ex Cónsul de Venezuela en Paris
Presidente de Venezuela-Futura, Francia

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