martes, 26 de febrero de 2013

FERNANDO FACCHIN B., HACEN FALTA MÁS QUE PALABRAS

Dijo Confucio: “Si los conceptos no son correctos, las palabras no son correctas; si las palabras no son correctas, los asuntos no se realizan; si los asuntos no se realizan, no prosperan ni la moral ni el arte; si no prosperan la moral y el arte, la justicia no acierta; si la justicia no acierta, la nación no sabe cómo obrar. En consecuencia, en las palabras no debe haber nada incorrecto. Esto es lo que importa”.
Es un lugar común afirmar que no existe oposición frente al proyecto hegemónico del chavismo sin Chávez, donde la decadente mitología chavista, perdió la potencia y fraseología del discurso del vocero mayor, lo cual pretenden copiar, sin éxito alguno, los insoportables recaderos del chavismo, adecuando el contenido a sus propios deseos de monopolizar el poder, ellos no tienen capacidad para generar entusiasmo por el futuro.
Frente a la simbología chavista, la oposición es débil, no tiene peso, es volátil, no es enérgica, está aquejada de una insoportable levedad, no se asume el riesgo de rescatar al país y se prefieren decisiones escapistas, más fáciles, livianas, para terminar comprobando que esas decisiones frágiles y huidizas se vuelven contra ellos. En ese contexto, ahora todos están preocupados por conseguir uno que otro concejal y alcalde, en unas elecciones signadas por la incertidumbre. Somos un país sin rumbo, a la deriva y supeditado a la suerte de los insoportables recaderos del chavismo decadente, constituidos en una asociación política para delinquir, dependiente de un gobierno extranjero desprestigiado y terrorista.
El país vive uno de los periodos más sucios de su historia reciente. El clima político se ha envenenado por completo, la estabilidad  social y económica se han hecho pedazos, no hay gobierno legítimo ni legal, no se gobierna se manda arbitrariamente y el fango surge libre por todas las alcantarillas. Nadie pensaba que la etapa final de la controvertida aventura política del chavismo terminara en el lodazal de la iniquidad. Lamentablemente el nivel de bajezas, venenos, chantajes, amenazas e insultos es el más ínfimo y vulgar vivido en el país. El chavismo tiene a Venezuela estancada en un ruidoso callejón sin salida.
Si queremos derrotar al chavismo, el discurso opositor debe tener un contenido trascendente de cara al futuro, atractivo, que provoque el deseo de sentirse parte de una corriente política capaz de aglutinar a la sociedad, incluyendo a los jóvenes emprendedores; Los operadores políticos no tienen nada positivo que proponer para entusiasmar a la sociedad. Por este camino no será posible derrotar al chavismo. 
 “Es a la dirigencia política a la que corresponde dar el grito, poner al país ante sí mismo, ante lo que está llegando a ser. Es a ella a la que corresponde impedir que la colectividad, abrumada por los problemas de la vida cotidiana, se hunda sin darse cuenta.” (D.B.Urbaneja-El Universal-07.02-13). En este sentido, el único dirigente político que se ha manifestado es Antonio Ledezma. Definitivamente: Hacen falta más que palabras para derrotar al chavismo.
ffacchinb@gmail.com

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