Venezuela vive la más suprema crisis de los últimos
tiempos. El impresionante resultado de mas de 3 millones de votantes, que
arrojaron las votaciones de la mesa de primarias el pasado 12 de febrero, cayó
como una bomba en las toldas chavistas.
Desde ese momento el presidente se perturbó y duró
tres días sin salir a la palestra pública. Como nunca lo había hecho, al
regresar a las fulanas cadenas, se desbordó en insultos de deshonestidad elemental
contra el candidato opositor. Copó en forma desconsiderada el espacio
mediático. Siete, ocho, nueve horas diarias martillando, vociferando,
insultando, repitiendo hasta el cansancio la misma cantinela.
EL GATO ATACA |
El país empieza a verlo como un enfermo aquejado no
solo de cáncer avanzado sino de una grave dolencia mental que lo inhabilita
para seguir gobernando y sobre todo para aspirar a regir un país que en razón
de sus atípicas circunstancias, clama por un dirigente sensato y un político
capaz de enfrentar lo que viene.
Los días que faltan para el 7 de octubre, serán
tormentosos, revueltos y turbulentos. El tiempo se rebeló y retrocedió a las
oscuridades macheteras de la Venezuela analfabeta y servil del siglo XIX.
Los cuarenta años adeco copeyanos con sus innegables
errores e su indiscutible talante
democrático, se esfumaron entre los alaridos y las arbitrariedades del cuartel.
Se perdió la oportunidad de convertir a Venezuela en un país del primer mundo acorde
con su reciente herencia civilista y su multimillonario ingreso petrolero, el
cual se regaló a manos llenas a los seguidores países de la ideología
socialista-comunista a la cubana, mientras en la nación aumentó la corrupción,
la delincuencia, los sicariatos, los asesinatos, las expropiaciones de fundos y
tierras agropecuarias y propiedades privadas, así como la nacionalización de la
electricidad, Cantv, ferro-minera, las zonas agrícolas productoras de plátanos
del sur del Lago de Maracaibo, agro isleña y muchísimas mas.
A pesar de la pérdida de popularidad, Chávez puede
repetir en Miraflores (DIOS NO LO PERMITA). Su carisma populista, su demagogia
de amor a los pobres, su retórica antiimperialista, su lenguaje escatológico
que gusta a las clases populares, sus ofrecimientos de viviendas para todos los
venezolanos que viven desde 1999 en refugios y que no ha cumplido en 13 años en
el poder, el incremento de las llamadas misiones y los recursos de que dispone,
no admiten competencia.
De llegar Dios mediante Enrique Capriles al poder,
deberá emprender una obra titánica: restituir lo rescatable (que lo hay) e
intentar rehacer la plataforma petrolera, empresarial y agropecuaria de un país
destrozado por el odio, el resentimiento, la animadversión a los contrarios y
la exclusión.
Por otra parte, la enfermedad del presidente que es un
secreto de Estado, porque no se sabe dónde y en que grado está su cáncer, afila
las garras del oficialismo y desata una pelea intestina a muerte entre los
principales líderes. Los chavistas tienen mucho que perder, pero lucharán por
conservarlo a sangre y fuego si fuera necesario con el Ministro de la Defensa a
la cabeza. Que Dios nos agarre c
britozenair@gmail.com