Es el mejor momento para detener el proceso que nos convertirá en los nuevos mendigos del mundo
La Habana, jueves 13 de octubre de 1960. Fidel promulga la Ley 890 que
expropia todas las empresas industriales, comerciales, fábricas, almacenes,
depósitos y demás bienes y derechos integrantes de las mismas. Esta ley incluyó
bancos, centrales azucareros, y también fábricas de peines y coloretes. Castro
se apoderó de todo el aparato productivo, tiró un manotazo a empleos y
salarios; pero sobre todo, a la calidad de vida de la gente. La población
comenzó a empobrecerse, a perder su patrimonio: viviendas, trabajos y ahorros.
A partir de ese día los cubanos se convirtieron en miserables empleados sin
derechos del Estado castrista.
MAYOR ABUSO |
La destrucción de la economía cubana desatada por esta expropiación
forzada, fue encubierta por la ayuda soviética, que entre 1960 y 1990
suministró cerca de 5.000 millones de dólares anuales, cuyo total acumulado
algunos han estimado en más de 100.000 millones de dólares. Esta transfusión
financiera es suplida ahora por Venezuela con una cantidad anual parecida y,
cruelmente, por las remesas de los exilados cubanos en EEUU, que llegan a más
de 1.100 millones de dólares al año. Tremendo fracaso el de Fidel que convirtió
a sus ciudadanos en mendigos del mundo.
Hoy, 2012, podemos hacer un crudo balance: ¿cuánto ganaron y perdieron
los cubanos con la destrucción de la propiedad privada? La economía cubana
jamás se recuperó, es más dependiente que nunca, el desabastecimiento, las
menguadas cartillas de racionamiento regulan el consumo de las familias y la
crisis de servicios públicos es total.
Cincuenta y cuatro años después, Raúl Castro inicia la lenta reversión
del gran robo cometido al pueblo cubano, cuyo único fin fue destruir la
propiedad privada. Un millón de trabajadores son botados a la calle en un país
donde no existe empleo privado, salvo el informal, y donde la gente solo sabe
servir al Estado. Se restituye la propiedad de la vivienda familiar cuando ya
las casas se caen a pedazos. Razón tenía Fidel al confesar que el socialismo no
servía ni siquiera en Cuba. Esta pesadilla se ha devorado a más de una
generación. Los músicos cubanos tragados por la revolución, reaparecen por
iniciativa de Ray Coder ¡un músico del imperio! El mundo entero vio emerger
estas envejecidas figuras: Ibrahím Ferrer, Compay Segundo, Omara Portuondo y
Rubén González, empobrecidos, llenos de talento y nostalgia por el mundo y la
vida perdida en nombre de una revolución que hoy naufraga lastimosamente.
Los cubanos fueron robados. Hoy se intenta copiar lo mismo con los
venezolanos -Cubavene-. Las leyes contra la propiedad recientemente
promulgadas, no son más que una violación de la Constitución y de nuestros
derechos humanos: Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, 2005; Decreto-Ley
Defensa de las Personas en el Acceso a Bienes y Servicios, 2010; Ley Orgánica
del Poder Popular, 2010; Ley Orgánica de las Comunas, 2010; Ley Orgánica del
Sistema Económico Comunal, 2010; Ley Especial para la Entrega de la Propiedad
de la Tierra en Barrios y Urbanizaciones Populares, 2010; Ley para la
Regularización y Control de Arrendamientos de Viviendas, 2011.
Toda esta normativa, al igual que la Ley 890 promulgada en la Cuba de
1960, encubre el gran asalto a nuestro patrimonio. Ambas perpetran un robo,
aunque se pague, porque no las mueve el interés colectivo general. Son
apropiaciones forzadas con el fin de destruir la propiedad privada e imponer el
comunismo.
Doce años después de haber comenzado el régimen chavista, el fracaso de
las expropiaciones socialistas es inocultable. Una muestra es el plan Guayana
Socialista. Los trabajadores denuncian el fiasco del colectivismo y el control
obrero: "No hay una política, no hay voluntad de ejecutar el Plan Guayana
socialista", apuntan los dirigentes sindicales, que ya sufren en sus
salarios y beneficios, la ruina e inviabilidad del socialismo.
Hoy son 2.530 actos violatorios cometidos por el Estado. En
contrapartida no existe ni un solo título de propiedad otorgado a los ciudadanos.
Las expropiaciones lo único que han producido es la desmesura de la propiedad
del Estado totalitario, una deuda pública triplicada, dependencia de las
importaciones de alimentos y una inflación que destruye 30% del valor de los
salarios, sobre todo en los hogares más pobres. Estamos en nuestro mejor
momento para detener el proceso que irremediablemente nos convertirá en los
nuevos mendigos del mundo, una triste parodia de la tragedia cubana ¡No a
Cubavene!
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