martes, 31 de marzo de 2015

CLAUDIO FERMIN, BASTA DE COGOLLOS

Venezuela está en malas manos. 

Quienes toman las decisiones económicas han reducido al país a la penosa situación de importar hasta papel sanitario. 

Cada día cierran empresas y aumenta la incertidumbre. La administración de los servicios públicos es de una precariedad vergonzosa: ciudades a oscuras, llenas de basura, transporte público insuficiente y de pésima calidad.

Los canales regulares no funcionan y los ciudadanos han tomado las calles para demandar atención de los organismos públicos. La respuesta ha sido represión y violencia por parte de las autoridades.

Todo ese cuadro ha generado un intenso debate desde diversos frentes de la sociedad. Gremios, sindicatos, asociaciones de productores, centros de estudiantes, partidos políticos, empresarios organizados, páginas de opinión, ciudadanos en la plaza pública, en todos esos escenarios los venezolanos discutimos nuestros problemas y asomamos soluciones.

Sin embargo, el sistema político que a golpes y porrazos se ha ido imponiendo en Venezuela no permite que esas propuestas circulen entre las instituciones encargadas de procesarlas y ponerlas en práctica. Estamos ante un gobierno cerrado, blindado, que sólo se oye a sí mismo.

Ese aislamiento oficialista coincide con un sistema de partidos también aislado de las comunidades, de las fincas, de las fábricas y universidades, de los sindicatos y los colegios profesionales. Tampoco los miles de activistas que sirven de soporte a los partidos políticos tienen entrada al exclusivo círculo de la toma de decisiones.

Un reducido número de directivos de algunos partidos políticos se arreglan para definir estrategias que han logrado posicionar ante la opinión pública como las de “la oposición” y en la acera de enfrente cuatro o cinco militares que junto con Maduro conducen el gobierno, se presentan como los albaceas del pensamiento y obra de Chávez.

Esta faja que le han impuesto al país esos dos pequeños anillos de poder mantiene comprimidos mensajes, propuestas, soluciones y discursos a los que se les dificulta llegar a los ciudadanos porque la cultura de la polarización los penaliza.

De un lado, se consideran antipatriotas los simpatizantes del chavismo que no se rindan ante los antojos de la cúpula de Maduro. Del otro lado, a quienes están en desacuerdo con los arreglos privados de tres o cuatro directivos de partidos para colocar a sus allegados, se les difama como vendidos al gobierno o se les acusa de divisionistas y culpables de derrotas por venir.

Este sistema de chantajes para silencias las libres voces del pueblo ya no da para más. Los cogollos están en evidencia. No sirven. Sólo han logrado distanciar a los dirigentes de sus bases y ponerlos de rodilla ante los dueños de postulaciones y otras prebendas. Es un sistema podrido con el que hay que acabar.

Llamo a los ciudadanos a reunirse en asambleas,  a congregarse en las plazas y manifestar sus preferencias, a consultarse por diversos medios y establecer sus propias estrategias. Miles de activistas de los partidos que hoy no son oídos deben hacer valer sus voces. Millones de independientes deben hacerse presentes y hablar por Venezuela.

No perdamos más tiempo y consultemos a los ciudadanos para postular a los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional que mañana como Diputados defiendan y propongan las tesis que en las asambleas de ciudadanos, en las universidades, en los sindicatos y en la calle se han venido discutiendo. Defendamos al pueblo con sus propias voces y herramientas. ¡Ya basta de cogollos!

Claudio Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin

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BEATRIZ DE MAJO, APESTAMOS, SOBREDOSIS,

Dura, elocuente, veraz y lapidaria fue la calificación otorgada por Francisco, el Papa Universal, a las sociedades corruptas¨: apestan, son malolientes, causan repulsión. No cabe duda que la máxima autoridad de la Iglesia pensaba, sin nombrarnos, en conglomerados como el nuestro.

Pero nuestro gobierno permanece inmutable ante la podredumbre, lerdo ante la plaga del saqueo del país, inmóvil ante el asco mundial. Como si los hallazgos recientes de corrupción y podredumbre que la prensa mundial ha rebotado sin cansancio, perpetrados con la complicidad de las autoridades y por allegados o miembros de sus huestes, no tuvieran que ver con ellos. Como si fuera cosa de otros.  

El descaro es mayúsculo. No se dan por notificados.  Ni para adelantar explicaciones, para escudarse en estratagemas o para excusar a los criminales, ni para elucubrar argumentos razonables o mentiras útiles para lavarles es rostro a los protagonistas, trasladando la culpa revolucionaria a otros actores. Ni para escurrir el bulto. Ni siquiera para argumentar que la contaminación solo es de unos pocos y que en su médula, sus propósitos de adecentamiento, sus ideas y sus doctrinas permanecen intactos. Ni para salvar a nuestra primerísima industria del oprobio público e internacional, ni para proteger el prestigio que aun pueda quedar en la imagen otras empresas y entes públicos no envueltas en trapisondas como las que han aflorado hasta esta hora. Ni para darles el frente a quienes en el seno del partido de gobierno contra viento y marea se esmeran en condenar la corrupción que rampa y la impunidad ajena.     

El tamaño de las bribonerías es superlativo, colosal, tan mayúsculo como su propia desvergüenza. Tan abultado como la falta de moral de sus figuras resaltantes, pero a la vez tan inmenso como la complicidad de todos los que lo hicieron posible. No se salva nadie, porque si en el en el momento en que ocurrieron,  los desfalcos y negociados los encontraron desprevenidos y no se pusieron de bulto las artimañas, tramposerías y complicidades que tuvieron lugar, hoy pretenden con su silencio, ocultar la responsabilidad de todos al meter las inmundicias de los robos y negociados debajo  de la alfombra.   

A estas alturas la población de a pie debe estarse interrogando como es que, escudados en un discurso inflamado y falaz que buscaba solidarizar a los líderes revolucionarios con la exclusión de los más pobres, se dedicaron de manera tan desvergonzada como organizada a rellenar los bolsillos y las cuentas de sus miembros y allegados con el dinero de aquellos que decían defender. 

Son cómplices todos en todas las instancias de poder. Por falta de vigilancia, por permisividad o por connivencia con los delitos y el saqueo. Son corresponsables los que actuaron y los que hoy callan u ocultan la inmensidad de los robos.  Nada tienen que ver ni la “guerra económica” ni la “insolente bota del extranjero” en el robo más descomunal del patrimonio de los venezolanos que haya montado administración alguna. Pero a esta hora gris para ellos, están todos solos y desnudos.

Si , Papa Francisco, si apestamos, pero este tipo de afrentas a la sociedad se termina develando en sus detalles más íntimos  y estos delitos se terminan castigando … más temprano que tarde.    
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo

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PEDRO ALCALA, LA SOCIEDAD VENEZOLANA Y SU LABERINTO, LA MUD

La sociedad venezolana, en los actuales momentos, está siendo sometida a un estrés, como pocas veces en su historia. La profunda y prolongada  crisis económica y moral, impulsada por un gobierno incapaz, apátrida y corrupto como ninguno en nuestra historia, la golpea de manera implacable, amenazando con arrebatarle su vida y con embargarle el esfuerzo de toda una vida. La clase media está a punto de extinguirse este año. Los pobres ya ni piensan en un futuro. La escalada social a través del estudio y el esfuerzo, dejo de ser una opción, sustituida por la necesidad de sobrevivir un día más, con la esperanza de vivir la salida de esta pesadilla. Ya han emigrado más de un millón de profesionales y empresarios con sus familias. Talento que no regresará.

La pregunta recurrente es: como es que un pueblo, que fue capaz de sacar a patadas no solo de sus tierras, sino de las tierras de cuatro países más a una de las grandes potencias imperiales de su época,  se someta a semejante desastre si dar la menor muestra de resistencia ante el pillaje, vejación y  entrega del país a intereses extranjeros?

Inmovilización es la respuesta. La capacidad de respuesta de la sociedad venezolana, ha sido neutralizada por dos factores que cooperan y hacen perfecta dupla.  Por un lado, un aparato propagandístico desalmado, en manos de un gobierno miserable que descaradamente manipula las necesidades de los más necesitados, haciendo  del populismo una política de estado con el único fin de mantenerse en el poder así sea disolviendo el país en ese empeño; y por el otro lado, una mayoritaria dirigencia de oposición, nucleada en la MUD, que ha hecho de la convivencia con la barbarie un modus vivendi y operandi que tiene como objetivos: 1.- Conseguir cargos de poder en el estado (alcaldías y gobernaciones), para malversar los dineros públicos en el  financiamiento de las actividades de sus partidos políticos, y así: 2.- Seguir, manteniendo su estatus de dirigentes de la oposición, estatus éste último que solo se siente en época de elecciones, y que solo sirve para justificar el objetivo 1.

Como llego la dirigencia de partidos históricamente combativos del abuso y las tiranías,  como  AD y Copei (por mencionar a los más viejos), al triste y criminal papel que hoy juegan es esta tragedia de destrucción nacional que el gobierno adelanta?  

Pues esa es la entrada a nuestro laberinto. A los actuales dirigentes de esos partidos, se les olvidó una regla básica de la política: Nadie puede ser dirigente político, sin ser antes dirigente social. La actual dirigencia opositora, está “haciendo” política, como si el ambiente nacional no hubiese cambiado en los últimos 40 años. En algún lugar, a mediados de los 70’, luego de derrotada la guerrilla castro-comunista, se implantó en el país una forma de hacer política que solo actuaba en las alturas del poder, en los cogollos. Y fue así, porque la sociedad estaba tranquila en un país donde se crecía en base al trabajo y el estudio, o ambos. Y los que decidían no crecer, se mantenían bien con cualquier empleo, porque nuestra moneda era tan dura, que se podía vivir tranquilamente con trabajar apenas 15 días al mes. Así, a nadie le importaba lo que los políticos hacían, porque sus acciones no tenían grandes consecuencias inmediatas sobre la sociedad; y los políticos, ergo, no tenían necesidad alguna de consultar a la sociedad para hacer lo que quisieran. 

En este ambiente, aprendió a “hacer” política la actual dirigencia de oposición que hoy maneja la MUD, creyendo que en el esa función, también maneja a la sociedad… la parte opositora, me refiero. En ese periodo, la “dirigencia oficialista” también aprendió a “hacer” política con unas consecuencias similares, pero ese será tema de otro artículo. Así, ya sabemos el por que  la actual dirigencia política nacional en su conjunto esta incapacitada para dar repuestas a la crisis actual que atormenta y amenaza a nuestra sociedad actual; no pueden dar respuestas, porque no saben cómo hacerlo. Nadie les enseñó cómo, y  personalmente creo, que no les importa mucho aprender a hacerlo. Y este es el centro de nuestro laberinto.

Por supuesto, como bien prueba el principio del sapo en la olla de agua que se calienta poco a poco, en estos 40 años esa forma de “hacer” política trajo sus consecuencias, las cuales vivimos ahora. Es esa la razón, por la cual nuestra sociedad esta inmovilizada, porque no está representada por nadie, y al no tener dirigentes que ella reconozca como tales, pues se centra en lo mismo que el segmento más necesitado de ella: en sobrevivir un día más, con la esperanza de vivir la salida de esta pesadilla. En la esperanza que esta salida llegue por la vía del milagro, porque en la política actual no ve salida alguna.

Y mientras ese milagro sucede, que hacemos con los restos de Venezuela?  Apagamos las luces y nos vamos? … dirá más de uno.  De ninguna manera, este es nuestro país y aquí  habemos  muchos que no lo entregaremos sin antes dar una buena pelea. Entonces, si la fuerza y las personas para hacer el milagro están, como se hace ese milagro de salir de la pesadilla? Ese milagro lo hacemos, dándonos como nación una dirigencia política no sólo capacitada académicamente  y con experticia técnica para poder afrontar esa tarea, sino que principalmente tenga como valor fundamental para “hacer” política, el reconocernos a todos como ciudadanos con iguales deberes y derechos, y que oiga al ciudadano en particular y  la sociedad en lo general. Sólo así, nuestras manos podrán trabajar juntas para lavar la cara nacional y poder recomponer nuestra trama social, nuestros valores como nación y nuestra economía.

Hay tiempo de formar una nueva dirigencia nacional que nos rescate de este desastre mancomunado mud-oficialismo? Existe en nuestro país esa dirigencia que necesitamos pero para ya?? La respuesta es un contundente SI. Esa dirigencia, con fuerte apego a nuestros valores nacionales, con gran amor por su país y ganados para el  indeclinable propósito de darle a sus hijos y nietos un país decente y que funcione,  existe aquí y ahora en nuestra sociedad, buscando un sitio donde poder sumar sus esfuerzos en esa urgente lucha. Esa dirigencia está en el movimiento estudiantil, en la legítima lucha gremial, en las comunidades organizadas en colectivos  que se están coordinando para paliar sus problemas comunes que el gobierno ignora. Esa dirigencia está allí. Solo hay que darle estructura, marco legal y una oportunidad para actuar. Esa es la tarea que se ha propuesto la Unidad Nacional Alternativa.

Así pues, la salida de nuestro laberinto está en cambiar la forma de “hacer” política, ya que esto ahora no es solo un problema político, es ya  un problema de sobrevivencia. La indignación con la mud por el tema de las primarias  indica, que nuestra sociedad ya entendió que  la política es una cosa tan seria, que no se le debe dejar solamente a los políticos.

Pedro Antonio Alcalá Avilán
pa2a@hotmail.com
Vice-presidente nacional de Solidaridad Independiente

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JOSE ANGEL BORREGO, WINSTON CHURCHILL, UTOPIAS,

“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones  y no en las próximas elecciones.”

La frase anterior la expresó el, para aquél momento, Primer Ministro del Reino Unido Sir Winston Churchill, a raíz de la propuesta de un grupo de copartidarios para desdoblarse ante un proceso en ciernes. Churchill no estaba dispuesto a baipasear su gestión por opaca de proselitismo que se presentara, para maquillarse. Claro, aquello no es solo otro mundo, sino que dentro de ese universo europeo, Gran Bretaña destaca por la individualidad jamás perdida, ni siquiera en aras del continente patrio. Y tampoco es un gesto aislado de desprendimiento asumido por políticos británicos. 

Recordamos que “La Tatcher”, a la víspera casi de las elecciones en las que resultó reelecta, desdeñó sugerencias de asesores políticos quienes le recomendaron opacar cifras, que por su contenido veraz podían afectar a doña Margaret. Pues, bien, ella se dirigió al pueblo inglés y confesó que su país no estaba en las mejores condiciones después de ese primer período suyo, pero que pondría todo su énfasis en el lapso por comenzar. Los ingleses le creyeron aunque estaba mencionando la soga en la alcoba del ahorcado y la reeligieron, en esa ocasión con más votos que en su primera incursión. 

En ese país llamado Suramérica, dentro del cual está Venezuela, pensar como la Tatcher sería un suicidio. Jamás debe decirse la verdad. Hay que mentirle al pueblo hasta más allá de lo impensable. Lo cual carecería de gravedad y resultaría inocuo para la felicidad pero no es así. Los niveles de pobreza crítica se han elevado hasta cotas más peliagudas que hace 20 años.

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SAÚL GODOY GÓMEZ, SER EGOÍSTA O ALTRUISTA,


Nunca sacrifiques algo que tengas en alta estima por algo que vale menos, ese es uno de los principios del Objetivismo de Ayn Rand, y tiene sentido, para ella es una regla de oro en el arsenal ético de las personas que se manejan con la razón, y más en una cultura como la occidental, que influenciada por los valores del cristianismo, promueven el sacrificio como valor.

Para un cristiano verdaderamente comprometido, para los santos y personas virtuosas, estar dispuestos al sacrificio es una forma de vida, pero cuidado, mal entendido, esta predisposición al sacrificio podría significar la carencia de autoestima.

Como seres humanos nuestro aparato biológico viene comprometido con la vida, de hecho la auto preservación de la vida es un instinto; ante un peligro eminente actuamos de forma automática evitándolo, sustrayéndonos de la amenaza, huyendo o enfrentándolo.

Cuando una persona prefiere sacrificar su vida o su bienestar por otra, una de dos, o el sacrificio lo hace por un valor superior (se trata de su esposa, un hijo, o un amigo) o esa persona está confundida en su escala de valores, tiene disminuida en su autoestima, o simplemente no quiere seguir viviendo.

Si la felicidad es el imperativo moral de toda vida humana, sería inmoral pedirle a una persona que subordine su vida a la necesidad de los demás, ni que el bienestar de otros anteceda al suyo propio, las personas actúan en la vida bajo códigos morales en los que su propia seguridad y felicidad debe estar de primero, si esto no es así, esa persona no sólo está en peligro, sino que puede ser manipulada por intereses ajenos que pueden perderlo.
Sucede en momentos de emergencia, cuando un extraño se ahoga en la playa, está colgado sobre un precipicio o está atrapado en un fuego, al verlo se activa en nosotros un sentimiento de empatía, nos ponemos en su lugar e inmediatamente tratamos de sustraerlo del peligro que lo embarga, esto sucede porque nos vemos reflejados en esa persona y su situación extrema.

Pero inmediatamente se activan nuestros instintos de conservación ¿Qué peligro corro si trato de ayudarlo? ¿Estoy en capacidad física de hacerlo?  Si soy buen nadador y tengo el entrenamiento para socorrer a personas ahogándose, si soy bombero voluntario y entiendo cómo se comporta el fuego, si tengo como asegurarme para no caer al vacío con la persona que trato de rescatar, quizás me atreva a ir en su auxilio, sopeso primero los pro y contras de mi acción, siempre buscando preservar mi vida primero y si el riesgo es mínimo, procedo.

Pero hay personas cuya escala de valores se encuentra invertida, la vocación de sacrificio se antepone a la de su propia sobrevivencia y actúan sin otra consideración, sobre todo inducidas por el histerismo de las personas que presencia la escena y claman por el auxilio, en ese caso cualquier cosa puede pasar, pueden que tengan éxito en el rescate, pero igual, es probable que ambos perezcan arrastrados por el siniestro.

En estas situaciones límites es que se miden los valores que rigen nuestras vidas, y cuando entendemos las enormes fuerzas del egoísmo y el altruismo.

Si soy un empresario exitoso puedo contribuir con las causas sociales que me son importantes, porque me preocupan y me intereso por ellas, pero darles mi dinero a personas que me son extrañas, con las que no tengo ninguna conexión es, cuando menos, extraño.

Y aquí vamos de nuevo a la escala del sacrificio, invertir mi dinero, esfuerzo, colaborar, poner en riesgo mi vida por persona que amo y respeto, por causas que me son importantes no significa ningún sacrificio, lo hago porque en mi escala de valores, esas personas y esas causas son primordiales en mi vida, lo hago por egoísmo. Pero hay religiones, sectas, instituciones y personas que le exigen a la personas sacrificios mayores, por ejemplo no solo dar su vida por unos principios, la patria, por ejemplo, sino renunciar a sus bienes para dárselos a otros, a extraños, el inal es siempre el mismo, si la persona acepta el sacrificio, el estado de bienestar que lo embarga es superior a la perdida y hasta puede rebasar el dolor.

El altruismo es un valor, una forma de comportamiento que para algunas religiones y maneras de pensar son altamente apreciadas, se trata de un comportamiento que tiene que ver con el desprendimiento, no solo de cosas materiales sino de atributos más personales como mi tiempo, mi trabajo y hasta mi vida, el sacrificio por los otros, por quienes no conocemos, implica una entrega absoluta, una especie de santidad, de bondad extrema que no es para todo el mundo, esto, cuando se hace a consciencia.

Pero hay un altruismo utilitario, más bien político que inducen a las personas a creer que al ser bondadoso y caritativo con el prójimo, principalmente con los que menos tienen, con los pobres, con las masas de los desposeídos te hace, de alguna manera, mejor persona, entre otras cosas, y según explican algunos psicólogos sociales, te hacen sentir bien, lo que, si es bien estudiado, puede muy bien explicarse como una forma de egoísmo, de auto satisfacer una necesidad de prestigio, me importa la gente, soy bueno.

Es el caso de los candidatos para posiciones políticas y partidos socialistas que se promocionan como adalides de los menesterosos, de las clases depauperadas, lo que buscan es justamente despertar en los votantes esa necesidad de ser buenos, de sentirse parte “de la solución” a los problemas sociales, sus programas y promesas apuntan a que, con tu apoyo, ellos se encargarán de lo que nadie más se va a ocupar, y es la atención a esas clases sociales necesitadas.

En la escala del sacrificio, si te anotas con tu apoyo a estos candidatos, o partidos, estás haciendo patria con un sacrificio mínimo que es tu voto, para que estas “buenas personas” atiendan a esa masa anónima de conciudadanos a los que no les llegan los beneficios de la democracia.

Pero ¡cuidado! Sobre esta plataforma política se monta la promesa de una burocracia enorme de funcionarios e instituciones que van a crear un estado socialista, es decir, unos intermediarios que manejarán esos fondos sociales que tu voto aprobó, para llevarlos a quienes lo necesitan, es decir, de cada cien dólares que el gobierno gasta en ayudas sociales, 80 son para mantener esa burocracia para hacer el bien, 10 que se pierden en ineficiencias y redundancias, 5 en corrupción y apenas 5 dólares les llegará a quienes requieren ver sus necesidades resueltas por el estado.

Bajo esta fórmula del estado benefactor, estos políticos y usted mi querido lector socialista, tendrán asegurados pobres hasta para lanzar por los aires, la miseria jamás menguará, las injusticias continuarán, pero lo que si tendremos son ministerios cada vez más grandes e ineficientes, un estado más voraz por recursos sociales, compañeritos de partidos socialistas cada vez más gordos y rollizos por la buena vida y hasta una unión cívico militar para asegurarles programas sociales con nuestros hermanos cubanos.

Donde exista un gobierno socialista, es señal de que algo no anda bien con los valores de esa sociedad, lo más probable es que el egoísmo sea perseguido y condenado y el altruismo exaltado y promocionado; la solidaridad y el amor por el pueblo, cuidado con esos lemas.

La respuesta a los problemas sociales deberían estar en las instituciones civiles no gubernamentales compitiendo por el interés de empresarios, ciudadanos, corporaciones que aporten dinero para sus causas, compitiendo por llamar la atención sobre sus objetivos, demostrando su eficiencia en resolver los problemas, involucrando a sus donantes en sus misiones de modo de clasificar alto en la escala de valores de estos inversionistas de lo social.

El gobierno ha demostrado ser el peor actor en resolver los problemas sociales, sobre todo el de las clases sociales más vulnerables, y si se trata de un gobierno socialista, es la excusa perfecta para siempre pedir más recursos y poder, pues de seguro, pondrá ese problema como prioritario en su agenda, obligando a todo el mundo a participar en su solución, eternizándolo y agravándolo para tener continuidad, tanto en las políticas, como en la burocracia que crea para, supuestamente, solucionarlo.

 Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
  
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