Nunca
sacrifiques algo que tengas en alta estima por algo que vale menos, ese es uno
de los principios del Objetivismo de Ayn Rand, y tiene sentido, para ella es
una regla de oro en el arsenal ético de las personas que se manejan con la
razón, y más en una cultura como la occidental, que influenciada por los
valores del cristianismo, promueven el sacrificio como valor.
Para
un cristiano verdaderamente comprometido, para los santos y personas virtuosas,
estar dispuestos al sacrificio es una forma de vida, pero cuidado, mal
entendido, esta predisposición al sacrificio podría significar la carencia de
autoestima.
Como
seres humanos nuestro aparato biológico viene comprometido con la vida, de
hecho la auto preservación de la vida es un instinto; ante un peligro eminente
actuamos de forma automática evitándolo, sustrayéndonos de la amenaza, huyendo
o enfrentándolo.
Cuando
una persona prefiere sacrificar su vida o su bienestar por otra, una de dos, o
el sacrificio lo hace por un valor superior (se trata de su esposa, un hijo, o
un amigo) o esa persona está confundida en su escala de valores, tiene
disminuida en su autoestima, o simplemente no quiere seguir viviendo.
Si la
felicidad es el imperativo moral de toda vida humana, sería inmoral pedirle a
una persona que subordine su vida a la necesidad de los demás, ni que el
bienestar de otros anteceda al suyo propio, las personas actúan en la vida bajo
códigos morales en los que su propia seguridad y felicidad debe estar de primero,
si esto no es así, esa persona no sólo está en peligro, sino que puede ser
manipulada por intereses ajenos que pueden perderlo.
Sucede
en momentos de emergencia, cuando un extraño se ahoga en la playa, está colgado
sobre un precipicio o está atrapado en un fuego, al verlo se activa en nosotros
un sentimiento de empatía, nos ponemos en su lugar e inmediatamente tratamos de
sustraerlo del peligro que lo embarga, esto sucede porque nos vemos reflejados
en esa persona y su situación extrema.
Pero
inmediatamente se activan nuestros instintos de conservación ¿Qué peligro corro
si trato de ayudarlo? ¿Estoy en capacidad física de hacerlo? Si soy buen nadador y tengo el entrenamiento
para socorrer a personas ahogándose, si soy bombero voluntario y entiendo cómo
se comporta el fuego, si tengo como asegurarme para no caer al vacío con la
persona que trato de rescatar, quizás me atreva a ir en su auxilio, sopeso
primero los pro y contras de mi acción, siempre buscando preservar mi vida
primero y si el riesgo es mínimo, procedo.
Pero
hay personas cuya escala de valores se encuentra invertida, la vocación de
sacrificio se antepone a la de su propia sobrevivencia y actúan sin otra
consideración, sobre todo inducidas por el histerismo de las personas que
presencia la escena y claman por el auxilio, en ese caso cualquier cosa puede
pasar, pueden que tengan éxito en el rescate, pero igual, es probable que ambos
perezcan arrastrados por el siniestro.
En
estas situaciones límites es que se miden los valores que rigen nuestras vidas,
y cuando entendemos las enormes fuerzas del egoísmo y el altruismo.
Si
soy un empresario exitoso puedo contribuir con las causas sociales que me son
importantes, porque me preocupan y me intereso por ellas, pero darles mi dinero
a personas que me son extrañas, con las que no tengo ninguna conexión es,
cuando menos, extraño.
Y
aquí vamos de nuevo a la escala del sacrificio, invertir mi dinero, esfuerzo,
colaborar, poner en riesgo mi vida por persona que amo y respeto, por causas
que me son importantes no significa ningún sacrificio, lo hago porque en mi
escala de valores, esas personas y esas causas son primordiales en mi vida, lo
hago por egoísmo. Pero hay religiones, sectas, instituciones y personas que le
exigen a la personas sacrificios mayores, por ejemplo no solo dar su vida por
unos principios, la patria, por ejemplo, sino renunciar a sus bienes para
dárselos a otros, a extraños, el inal es siempre el mismo, si la persona acepta
el sacrificio, el estado de bienestar que lo embarga es superior a la perdida y
hasta puede rebasar el dolor.
El
altruismo es un valor, una forma de comportamiento que para algunas religiones
y maneras de pensar son altamente apreciadas, se trata de un comportamiento que
tiene que ver con el desprendimiento, no solo de cosas materiales sino de
atributos más personales como mi tiempo, mi trabajo y hasta mi vida, el
sacrificio por los otros, por quienes no conocemos, implica una entrega
absoluta, una especie de santidad, de bondad extrema que no es para todo el
mundo, esto, cuando se hace a consciencia.
Pero
hay un altruismo utilitario, más bien político que inducen a las personas a
creer que al ser bondadoso y caritativo con el prójimo, principalmente con los
que menos tienen, con los pobres, con las masas de los desposeídos te hace, de
alguna manera, mejor persona, entre otras cosas, y según explican algunos
psicólogos sociales, te hacen sentir bien, lo que, si es bien estudiado, puede
muy bien explicarse como una forma de egoísmo, de auto satisfacer una necesidad
de prestigio, me importa la gente, soy bueno.
Es el
caso de los candidatos para posiciones políticas y partidos socialistas que se
promocionan como adalides de los menesterosos, de las clases depauperadas, lo
que buscan es justamente despertar en los votantes esa necesidad de ser buenos,
de sentirse parte “de la solución” a los problemas sociales, sus programas y
promesas apuntan a que, con tu apoyo, ellos se encargarán de lo que nadie más
se va a ocupar, y es la atención a esas clases sociales necesitadas.
En la
escala del sacrificio, si te anotas con tu apoyo a estos candidatos, o
partidos, estás haciendo patria con un sacrificio mínimo que es tu voto, para
que estas “buenas personas” atiendan a esa masa anónima de conciudadanos a los
que no les llegan los beneficios de la democracia.
Pero ¡cuidado!
Sobre esta plataforma política se monta la promesa de una burocracia enorme de
funcionarios e instituciones que van a crear un estado socialista, es decir,
unos intermediarios que manejarán esos fondos sociales que tu voto aprobó, para
llevarlos a quienes lo necesitan, es decir, de cada cien dólares que el
gobierno gasta en ayudas sociales, 80 son para mantener esa burocracia para
hacer el bien, 10 que se pierden en ineficiencias y redundancias, 5 en
corrupción y apenas 5 dólares les llegará a quienes requieren ver sus
necesidades resueltas por el estado.
Bajo
esta fórmula del estado benefactor, estos políticos y usted mi querido lector
socialista, tendrán asegurados pobres hasta para lanzar por los aires, la
miseria jamás menguará, las injusticias continuarán, pero lo que si tendremos
son ministerios cada vez más grandes e ineficientes, un estado más voraz por
recursos sociales, compañeritos de partidos socialistas cada vez más gordos y
rollizos por la buena vida y hasta una unión cívico militar para asegurarles
programas sociales con nuestros hermanos cubanos.
Donde
exista un gobierno socialista, es señal de que algo no anda bien con los
valores de esa sociedad, lo más probable es que el egoísmo sea perseguido y
condenado y el altruismo exaltado y promocionado; la solidaridad y el amor por
el pueblo, cuidado con esos lemas.
La
respuesta a los problemas sociales deberían estar en las instituciones civiles
no gubernamentales compitiendo por el interés de empresarios, ciudadanos,
corporaciones que aporten dinero para sus causas, compitiendo por llamar la
atención sobre sus objetivos, demostrando su eficiencia en resolver los
problemas, involucrando a sus donantes en sus misiones de modo de clasificar
alto en la escala de valores de estos inversionistas de lo social.
El
gobierno ha demostrado ser el peor actor en resolver los problemas sociales,
sobre todo el de las clases sociales más vulnerables, y si se trata de un
gobierno socialista, es la excusa perfecta para siempre pedir más recursos y
poder, pues de seguro, pondrá ese problema como prioritario en su agenda,
obligando a todo el mundo a participar en su solución, eternizándolo y
agravándolo para tener continuidad, tanto en las políticas, como en la
burocracia que crea para, supuestamente, solucionarlo.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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