La
sociedad venezolana, en los actuales momentos, está siendo sometida a un
estrés, como pocas veces en su historia. La profunda y prolongada crisis económica y moral, impulsada por un
gobierno incapaz, apátrida y corrupto como ninguno en nuestra historia, la
golpea de manera implacable, amenazando con arrebatarle su vida y con
embargarle el esfuerzo de toda una vida. La clase media está a punto de
extinguirse este año. Los pobres ya ni piensan en un futuro. La escalada social
a través del estudio y el esfuerzo, dejo de ser una opción, sustituida por la
necesidad de sobrevivir un día más, con la esperanza de vivir la salida de esta
pesadilla. Ya han emigrado más de un millón de profesionales y empresarios con
sus familias. Talento que no regresará.
La pregunta recurrente es: como
es que un pueblo, que fue capaz de sacar a patadas no solo de sus tierras, sino
de las tierras de cuatro países más a una de las grandes potencias imperiales
de su época, se someta a semejante
desastre si dar la menor muestra de resistencia ante el pillaje, vejación
y entrega del país a intereses
extranjeros?
Inmovilización es la respuesta.
La capacidad de respuesta de la sociedad venezolana, ha sido neutralizada por
dos factores que cooperan y hacen perfecta dupla. Por un lado, un aparato propagandístico
desalmado, en manos de un gobierno miserable que descaradamente manipula las
necesidades de los más necesitados, haciendo del populismo una política de estado con el
único fin de mantenerse en el poder así sea disolviendo el país en ese empeño;
y por el otro lado, una mayoritaria dirigencia de oposición, nucleada en la
MUD, que ha hecho de la convivencia con la barbarie un modus vivendi y operandi
que tiene como objetivos: 1.- Conseguir cargos de poder en el estado (alcaldías
y gobernaciones), para malversar los dineros públicos en el financiamiento de las actividades de sus
partidos políticos, y así: 2.- Seguir, manteniendo su estatus de dirigentes de
la oposición, estatus éste último que solo se siente en época de elecciones, y
que solo sirve para justificar el objetivo 1.
Como llego la dirigencia de
partidos históricamente combativos del abuso y las tiranías, como
AD y Copei (por mencionar a los más viejos), al triste y criminal papel
que hoy juegan es esta tragedia de destrucción nacional que el gobierno
adelanta?
Pues esa es la entrada a
nuestro laberinto. A los actuales dirigentes de esos partidos, se les olvidó
una regla básica de la política: Nadie
puede ser dirigente político, sin ser antes dirigente social. La actual
dirigencia opositora, está “haciendo” política, como si el ambiente nacional no
hubiese cambiado en los últimos 40 años. En algún lugar, a mediados de los 70’,
luego de derrotada la guerrilla castro-comunista, se implantó en el país una
forma de hacer política que solo actuaba en las alturas del poder, en los
cogollos. Y fue así, porque la sociedad estaba tranquila en un país donde se
crecía en base al trabajo y el estudio, o ambos. Y los que decidían no crecer,
se mantenían bien con cualquier empleo, porque nuestra moneda era tan dura, que
se podía vivir tranquilamente con trabajar apenas 15 días al mes. Así, a nadie
le importaba lo que los políticos hacían, porque sus acciones no tenían grandes
consecuencias inmediatas sobre la sociedad; y los políticos, ergo, no tenían
necesidad alguna de consultar a la sociedad para hacer lo que quisieran.
En
este ambiente, aprendió a “hacer” política la actual dirigencia de oposición
que hoy maneja la MUD, creyendo que en el esa función, también maneja a la
sociedad… la parte opositora, me refiero. En ese periodo, la “dirigencia
oficialista” también aprendió a “hacer” política con unas consecuencias
similares, pero ese será tema de otro artículo. Así, ya sabemos el por que la actual dirigencia política nacional en su
conjunto esta incapacitada para dar repuestas a la crisis actual que atormenta
y amenaza a nuestra sociedad actual; no
pueden dar respuestas, porque no saben cómo hacerlo. Nadie les enseñó cómo,
y personalmente creo, que no les importa
mucho aprender a hacerlo. Y este es el centro de nuestro laberinto.
Por supuesto, como bien prueba el
principio del sapo en la olla de agua que se calienta poco a poco, en estos 40
años esa forma de “hacer” política trajo sus consecuencias, las cuales vivimos
ahora. Es esa la razón, por la cual nuestra sociedad esta inmovilizada, porque
no está representada por nadie, y al no tener dirigentes que ella reconozca
como tales, pues se centra en lo mismo que el segmento más necesitado de ella: en
sobrevivir un día más, con la esperanza de vivir la salida de esta pesadilla.
En la esperanza que esta salida llegue por la vía del milagro, porque en la
política actual no ve salida alguna.
Y mientras ese milagro sucede,
que hacemos con los restos de Venezuela?
Apagamos las luces y nos vamos? … dirá más de uno. De ninguna manera, este es nuestro país y
aquí habemos muchos que no lo entregaremos sin antes dar
una buena pelea. Entonces, si la fuerza y las personas para hacer el milagro están,
como se hace ese milagro de salir de la pesadilla? Ese milagro lo hacemos,
dándonos como nación una dirigencia política no sólo capacitada
académicamente y con experticia técnica
para poder afrontar esa tarea, sino que principalmente tenga como valor
fundamental para “hacer” política, el reconocernos a todos como ciudadanos con
iguales deberes y derechos, y que oiga al ciudadano en particular y la sociedad en lo general. Sólo así, nuestras
manos podrán trabajar juntas para lavar la cara nacional y poder recomponer
nuestra trama social, nuestros valores como nación y nuestra economía.
Hay tiempo de formar una nueva dirigencia nacional que nos rescate de
este desastre mancomunado mud-oficialismo? Existe en nuestro país esa dirigencia que necesitamos pero para ya?? La
respuesta es un contundente SI. Esa dirigencia, con fuerte apego a nuestros
valores nacionales, con gran amor por su país y ganados para el indeclinable propósito de darle a sus hijos y
nietos un país decente y que funcione, existe aquí y ahora en nuestra sociedad,
buscando un sitio donde poder sumar sus esfuerzos en esa urgente lucha. Esa
dirigencia está en el movimiento estudiantil, en la legítima lucha gremial, en
las comunidades organizadas en colectivos que se están coordinando para paliar sus
problemas comunes que el gobierno ignora. Esa dirigencia está allí. Solo hay
que darle estructura, marco legal y una oportunidad para actuar. Esa es la
tarea que se ha propuesto la Unidad Nacional Alternativa.
Así pues, la salida de nuestro laberinto está en cambiar la forma de “hacer” política, ya que esto ahora no es solo un problema político, es ya un problema de sobrevivencia. La indignación con la mud por el tema de las primarias indica, que nuestra sociedad ya entendió que la política es una cosa tan seria, que no se le debe dejar solamente a los políticos.
Pedro Antonio Alcalá Avilán
pa2a@hotmail.com
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