“Los países, tarde o temprano terminan por
parecerse a sus dictadores” escribía el periodista Rafael Gumucio sobre
François Duvalier, el dictador de Haití (El País 2006). “los tiranos solo
pueden mantenerse en el sillón presidencial convocando sus pesadillas, su mal
gusto, su flojera o su odio. Lo más intimo y secreto de ellos”, “La
política a manos del general se vuelve un asunto privado, sexual, en el que el
Presidente, el supremo, generalísimo, el novio bien amado de la patria, se
transforma en el marido abusivo de ésta”.
A François Duvalier lo amaba su pueblo, sobre todo los más desposeídos.
Pero François Duvalier era un destructor y durante años no dejo nada más que un
lenguaje nacionalista, antiimperialista y al final, una vez muerto, su heredero
recibió unos logros inexistentes. Así que sobrevino la catástrofe humanitaria y
fueron los más pobres, los que fueron a buscar sus huesos al cementerio y los
machacaron a palos.
Por eso Hugo Chávez no fue jamás un líder
“universal” y si bien puso el nombre de Venezuela en todos los titulares del
planeta, lo hizo como François Duvalier o las decenas de líderes africanos que
precedieron esa forma de actuar. No falta el chavista que explique que Hugo
Chávez fue uno de los “hombres más influyentes” de la revista Time, pero lo fue
junto a Kim il-sung de Corea o a Osama Bin Laden, fue pues un influyente como
influyen los malos en el planeta. Y muy posiblemente le pase lo que a François
Duvalier.
Para entender que Maduro no ha destruido nada, es necesario recurrir a
ejemplos sobre la verdad de lo ocurrido. Cuando le preguntaron al difunto
siendo candidato en 1998 sobre la producción petrolera, dijo que “serían
bienvenidas las inversiones privadas” para desarrollar a Venezuela, porque el
Estado tenía que concentrarse en aumentar la producción petrolera a 6 millones
de barriles. No tardó ni un año en patear la mesa y gritar que no se debía
aumentar la producción petrolera. Así en su primer discurso sobre el tema
esgrimió que: “los planes petroleros no tenían conexión con la realidad del
mercado. Ustedes recuerdan aquel plan de expansión, el año pasado (1998) Pdvsa
quería llevar la explotación a 6 millones de barriles” (Discursos Fundamentales
1999 pág. 311). Así que fue él, y nadie más que él, quien mandó a parar toda
inversión durante años.
FRANÇOIS DUVALIER
Transcurridos 6 años de esa negación, aún gritaba que: “sectores muy
poderosos quieren que Venezuela produzca 6 millones de barriles diarios de
petróleo, con lo cual quisiera pensarse, ¡qué bueno! ¿Qué bueno? Nada bueno,…
(Discursos Fundamentales 2004 pág. 191). Y todas las inversiones de Pdvsa y los
miles de millones de dólares fueron reorientados a dar comida importada a los
venezolanos. 11 años más tarde (2009) continuaba explicando que no
permitiría que se aumentara la producción de Venezuela: “¡Una locura! Venezuela
estaría produciendo hoy 6 millones de barriles” (enero 2009), sin siquiera
permitir compensar la importación o satisfacer la demanda local, mientras la
demanda mundial pasó de 73 millones de barriles en su primer discurso (anuario
OPEC 1999, pág. 24) a 91,4 millones en mayo pasado (Reporte Mensual pág. 1) y
en total, 18 millones de barriles nuevos inundaron el mercado y los precios no
dejaron de subir.
Su enorme desconocimiento –además de ser el único venezolano que
continuaba llamando bituminosa a la faja del Orinoco- causó que Venezuela se
retrasara descomunalmente y su discurso continuó inalterado en 2011 cuando de
nuevo cargó contra los que sostenían que debía aumentarse la producción (pág.
56). Mientras los chinos permitían inversiones mil millonarias y Vladimir Putin
quitaba los impuestos a sus zonas de más difícil producción y la verdad es que
el difunto permaneció hasta su muerte, con la total negación a invertir un
centavo en producir un barril más.
HUGO CHÁVEZ
Hugo Chávez fue la antítesis del proverbio chino
“Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a
pescar y lo alimentarás de por vida.”. Hugo sencillamente era el “Rey del
Pescado Frito”. Nunca le interesó algo más que él y por eso su política fue
enarbolada al mejor estilo subsahariano. Lo único que le dio como legado a su
pueblo, fueron estadísticas infladas, variables manipuladas, un gasto público
imposible de sostener en el tiempo, nominas quintuplicadas y 14 años con 400
millardos en “grandes titulares” de inversiones extrajera, la construcción de
32 refinerías y miles de kilómetros de gasoductos y oleoductos de mentira. Y
así lo hizo con todo, desde los hoteles destruyendo toda posibilidad de
turismo, hasta el campo.
Pero si bien Hugo Chávez actuaba como François Duvalier mintiendo con
una crueldad tremenda, Maduro ya es el culpable de destruir una “gestión
exitosa”, porque la gente viajaba gratis y había dinero en la calle, mientras
todo se canibalizaba. Maduro será el
“destructor” de ese “legado”, porque los más pobres, como en Haití, les importa
poco el pasado, nunca piensan en el futuro, porque solo entienden de su
presente y en el que les viene, no existirá ni perrarina.
Thays
Peñalver
tpenalver@me.com
@thayspenalver
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