jueves, 20 de marzo de 2014

GUSTAVO TOVAR ARROYO, DISPARO LA CABEZA DE VENEZUELA

La gente se pregunta el porqué tiendo a escribir entre turbaciones y gritos, por qué agarro por el cuello al chavismo en mis escritos, le escupo mis rabias y les miento la madre sin ningún tipo de estupor ni pena.

Es fácil: le están disparando en la cabeza a Venezuela, quieren asesinar nuestras ideas y sueños, hacer trizas con sus balas el bello rostro de nuestro pueblo, cegar nuestra razón nacional, ultimar nuestra libertad: simplemente decapitarnos.

¿No les parece razón suficiente?

¿Cómo permanecer impávido, insensatamente “dialogante” y neutral ante semejante realidad? ¿Cómo – coñ@ de madre- puede cualquier venezolano decente preservar la imperturbabilidad y la compostura frente a un crimen público y reiterado de tal envergadura?
Sí, ¿cómo?

No soy un cínico, no consumo drogas psiquiátricas ni me fumo un cacho de marihuana -como hacen las doñas académicas en sus colinas- cuando escribo.

Como lo he dicho y lo seguiré diciendo: soy un venezolano que siente, que se conmueve y sufre ante el asesinato de los nuestros y el desgarrador dolor que éste produce.

Así sea un solo lector el que conozca de mis irritaciones sentidas y públicas, ese es el lector imprescindible porque no finge, porque es un venezolano apasionado y puro.

Un venezolano como tú y como yo.

Al ritmo de los latidos de nuestro corazón

No todo puede ser ecuanimidad, lucidez, estadística o fumadas reflexiones académicas, también éstas son cínicas si no son cónsonas con el sentimiento del momento.

Por ejemplo, si los ilegítimos y usurpadores del poder, de manera ilegal e injusta, están persiguiendo, encarcelando, torturando, hiriendo y matando (con certeros disparos en la cabeza) a nuestros hijos, ¿cómo carajo podemos hablar de falta de azúcar, aceite o papel higiénico? ¿Cómo coño un encuestador intenta distraer la atención de la sociedad con sus cifras económicas? ¿De qué habla? ¿Para quién trabaja?

Bajo la premisa estúpida de que al “pueblo” lo que le interesa es la economía y sus problemas domésticos, los sesudos encuestadores -¿sesudos o comprados?- y sus enanos acólitos políticos, no hacen si no mostrar diagramas y láminas que tabulan su estupidez. Es insólito que no se den cuenta, que no se percaten, de que a todo ser humano, a todo hombre o mujer, a todo padre o madre, lo que más le interesa es su vida y la vida de sus hijos.

Principio fundamental de la civilización: la vida. No la desprecien.

Por eso me resisto y me resistiré siempre a través de mis escritos. Yo soy de los que siente, de los muchos o pocos que les duele el país y no lo ocultan, y lo vociferan, y lo escriben, y lo gritan, y, como no sabemos disparar (ni dispararíamos), nos pronunciamos a insultos o empujones, pero nos pronunciamos carajo. Somos venezolanos de carne y hueso. Sentimos.
¿Habrá algún político aparte de María Corina, Leopoldo y Antonio que se atreva a sentir? ¿O todos estarán alucinando números, cifras, a veces constantes y sonantes, para pronunciar sin “cálculo” lo que les dice su corazón?

No le doy la mano al asesino de mi país ni le hinco la rodilla a sus fechorías, le miento la madre viéndolo a los ojos (al menos hasta que se haga justicia) con el temple que llevó en los cromosomas de mi patria. Ni arredro ni negocio mi genuina ira, que lo hagan los sinvergüenzas e indolentes como Henry Falcón, claro él fue chavista y militar, él no se conmueve ante el asesinato a mansalva, ante el disparo en la cabeza de la juventud. Como Didalco, William Ojeda, Perucho Fernández, Ricardo Sánchez o David de Lima, pide “diálogo”, Judas besa la mejilla del pueblo que dice amar, mientras tiritan en su bolsillo las monedas.

Tiritan porque además son pocas…

Disparan a la libertad y al futuro

Quien le dispara en la cabeza a un joven o a un estudiante intenta acabar con el futuro de una nación, intenta asesinar las ideas de un país, intenta encarcelar su sueño de libertad.

Quien le dispara en la cabeza a un joven, como el despiadado chavismo ha hecho desde el primer día, aspira esclavizar a Venezuela.

Hugo Chávez lo sabía y lo practicaba, lo conversaba con el círculo más íntimo de su ferocidad asesina: Diosdado Cabello, Ameliach, Rodríguez Torres, Rodríguez Chacín, Alcalá Cordones, entre otros. Disparar en la frente de la libertad y del futuro fue su signo de combate.


Lo descubrí el 11 de abril de 2002 cuando asesinaron con una certera bala en el centro de la frente a mi amigo Jesús Mohamed Capote. Lo corroboré cuando investigué sobre las muertes del 4 de febrero de 1992 (muchos de los asesinados cayeron con disparos en sus cabezas, sobre todo los que defendieron Miraflores -Chávez- y La Casona -Rodríguez Torres-). Y trágicamente lo he confirmado estos días. Trágicamente.

No es una ficción, tampoco es una suposición, es la realidad de la bochornosa metodología del chavismo para hacerse y conservar el poder: su signo. Centenares de nombres lo certifican, muchísima sangre derramada lo confirma, nuestro dolor, nuestro grito seco, nuestra estupefacción y nuestras lágrimas lo ratifican.

Los muertos civiles y militares del 4 de febrero y del 27 de noviembre de 1992; Jesús Capote, Juan David Querales, Jhonnie Palencia, Alexis Bordones, Jorge Tortosa, Jesús Orlando Arellano, entre otros, el 11 de abril de 1992; y Bassil Da Costa, Roberto Redman, Juan Carlos Montoya, Génesis Carmona, Geraldine Moreno, Willmer Carballo, Antonio Valbuena, Joan Quintero, Giovanni Pantoja, Giselle Rubilar, Jesús Eduardo Acosta, entre otros, asesinados con certeras e implacables balas en sus cabezas en la aurora moral de 2014, son la prueba ineludible del signo que Hugo Chávez -y sus esbirros que permanecen en el poder- le han impuesto a nuestro tiempo.

No me pidan indiferencia ni indolencia, no le pidan al pueblo que cese su llanto ni que dialogue su rabia genuina. No sean…, no seamos cómplices de quienes intentan encarcelar nuestro futuro o asesinar nuestras ideas y sueños. Sean…, seamos coherentes con nuestro dolor y nuestro llanto, reivindiquemos, como el líder moral de este tiempo, Leopoldo López, nuestra dignidad y nuestro coraje…, no vacilemos, resistamos, luchemos.

Luchemos unidos, que nuestra valentía y bravura sea el infalible casco que proteja la cabeza de Venezuela.

Es ahora, eres tú, soy yo, es nuestro sueño de libertad.

No nos rindamos…

Gustavo Tovar Arroyo
elmichoacano@hotmail.com
@tovarr_english

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RAFAEL BELLO, HAMBRE Y REPRESION

Expresión lamentable en las colas de hambre por un paquete de harina precocida

La gente con las manos vacías y la protesta encendida. Se acabó la paciencia y ahora el pueblo en la calle decide el porvenir de Venezuela. El terror de la represión nada le envidia a la barbarie totalitaria en otras latitudes. Es como se subyuga a millones de seres humanos durante largos y penosos años. Eso quieren hacer en este país, pero les va quedar estanco el traje dictatorial.

En el caso venezolano el régimen resultó ser la más acabada manera de la delincuencia politiquera. El ingreso nacional alucinaba a los nuevos exponentes de la corrupción para evaporarlo prevalidos del poder abyecto. El llamado proceso era la apropiación del ingreso constante y sonante en dólares americanos de la cuota petrolera. Y era tal la codicia por los dineros públicos que el endeudamiento externo de la República también fue presa fácil de las insaciables aves de rapiña.

Allí está Venezuela con sus finanzas enclenque y el aparato productivo en la agonía de la destrucción acelerada. Eso representa miseria en el pueblo venezolano que tiene su expresión lamentable en las colas de hambre por un paquete de harina precocida. Esa desgracia está llegando a su fin porque Venezuela cuenta con la fuerza vigorosa de la juventud liderada por los estudiantes. De sus trabajadores y de la mujer que valientemente hace causa común por los derechos ciudadanos. Los venezolanos no renunciamos jamás al libre albedrío de las ideas 

Se reprime al ideal democrático que no acepta tutelaje de ninguna índole. Lo que se vive en las calles de Venezuela es lo contrario a la práctica totalitaria del silencio. Y no es por mera casualidad que la juventud estudiantil en todo el país esté al frente de una lucha valiente y decidida en correspondencia con la sociedad democrática contra la tiranía. En unidad militante el pueblo venezolano lucha en el propósito común de la libertad.

RAFAEL BELLO
bello.rafael@yahoo.es
@unidadylagente

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EMILIO NOUEL, UNASUR, DISPLICENCIA Y DESMEMORIA

UNASUR acordó en días pasados designar una comisión de cancilleres que vendría a Venezuela en la primera semana de abril próximo con el propósito de contribuir a un diálogo político entre dos sectores enfrentados.



Dicha organización suramericana ha considerado conveniente poner en práctica sus buenos oficios en el sentido de propiciar “un acuerdo que contribuya al entendimiento y la paz social” en nuestro país.

Como se sabe, el saldo de las protestas legítimas que han tenido lugar en varias ciudades es el de 30 asesinados, miles de heridos y detenidos.

Las violaciones a los derechos humanos durante el curso de estos eventos han sido notorias y bien documentadas. Pocas veces se había visto en nuestra historia patria tanta crueldad de parte de los cuerpos represivos. Cosas espantosas han sido reseñadas en los medios que no se doblegan ante las presiones del gobierno.

La participación de grupos paramilitares llamados “colectivos”, creados y financiados por el gobierno militar, ha sido evidente.  

Este cuadro brutalmente opresivo y antidemocrático, no puede ser dejado de lado o ignorado por los representantes de organismos internacionales que imparcial y objetivamente quisieran comprender lo que está sucediendo.

Si los gobiernos que participan en esos entes internacionales, de manera sincera y más allá de los intereses materiales, ideológicos o geopolíticos, desean contribuir con la estabilidad y la paz de nuestro país y la región, no pueden soslayar los graves hechos denunciados, cuyos autores son las fuerzas represivas del gobierno. Y reconocerlos tiene consecuencias claras en las normativas internacionales existentes.

Hacer lo contrario significaría el descrédito no solo de los representantes de esos gobiernos, sino también de las organizaciones supraestatales y sus reglas.

Pero también el ideal democrático también se demerita cuando sus principios y valores son devaluados o pisoteados por quienes deberían garantizarlos y defenderlos por encima de conceptos anacrónicos como el de soberanía absoluta de los Estados, no injerencia y otras zarandajas demodés.

UNASUR viene a Venezuela, y llama la atención que no se imprima la urgencia debida a esa visita, tal y como ha ocurrido en otros casos muy conocidos en la región. ¿Ya olvidamos a los cancilleres de la época, Maduro entre ellos, en los casos de Honduras y Paraguay? ¿Por qué entonces tanta displicencia ahora?

¿Es que acaso no es tan grave lo que ocurre en nuestro país?  ¿El número de muertos y de violaciones a los DDHH no son aún suficientes para que los señores cancilleres de UNASUR apresuren su viaje? ¿A qué se juega?

En Venezuela, las fuerzas en pugna deben dialogar. La alternativa es el caos político-económico, la anomia, el hambre y más muerte. En las guerras más cruentas, las partes se han sentado a una mesa a negociar. Es un espacio en el que ellas se reconocen, respetan y se hacen concesiones. Allí se llega a acuerdos que no todos nos gustan, pero que son necesarios para avanzar. Esa es la política. Cuando ésta no está presente, lo que queda es la salida suma cero, la eliminación del contrario por la violencia.

Mientras no exista un poder político y social que de manera abrumadora imponga un curso determinado a los acontecimientos, de conformidad con las reglas democráticas y constitucionales que nos hemos dado para dirimir las diferencias, no quedará más que acordarse.  

Los señores de UNASUR que vengan (si es que vienen) deben estar conscientes de la realidad  compleja que van a enfrentar. Decidir venir ya es un reconocimiento tácito de que hay problemas muy serios en nuestro país, aunque en su declaración oficial no registraron las arbitrariedades y atropellos cometidos por el gobierno militar que sufrimos los venezolanos. Que evalúen, que bajo las condiciones del país, todo apunta a que se profundizaran las confrontaciones presentes de no llegarse a un modus vivendi en que se respete la Constitución y las leyes, aceptable para las partes.

Ojalá, a la hora de valorar la situación venezolana, tengan presente en la memoria, por un lado, las atrocidades perpetradas por las dictaduras militares que largamente asolaron a sus países en otras épocas, y por otro, a las muchas víctimas que encontraron en esta patria apoyo, cobijo y trabajo. 

Y que también asuman de manera consecuente que la democracia y la libertad están en juego en Venezuela, y que podrían hacer mucho para evitar que se entronice una dictadura totalitaria. 

EMILIO NOUEL V.
@ENouelV   
emilio.nouel@gmail.com  

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LUIS JOSE SEMPRUM, ULTIMA PARADA: LA HAYA

Maduro y sus secuaces tienen las manos llenas de sangre inocente. Todo está documentado, gracias a los avances de las redes sociales. Ahí están los videos, las fotos, los testimonios y las pruebas, que hacen falta para acusar a los responsables por delitos de lesa humanidad.

El artículo 7 del Estatuto de Roma dice que “a los efectos del presente Estatuto, se entenderá por crimen de lesa humanidad cualquiera de los actos siguientes, cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque”. 

Y seguidamente enumera cuáles son esos actos: “asesinato, tortura, violación, encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional; y otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física”, entre otros (http://tinyurl.com/qgjge3u).

Al momento de escribir este artículo, desde el pasado 12 de febrero han quedado plenamente registrados 28 asesinatos, 59 casos documentados de tortura, 1.500 detenciones ilegales, al menos una violación, y muchos otros casos de trato cruel, inhumano y degradante.  Por eso, un grupo importante de parlamentarios latinoamericanos anunció que acusará a Maduro por delitos de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional de La Haya  (http://tinyurl.com/lcv325z).  

También ha quedado documentado que el régimen de Maduro promueve y ampara la acción de grupos paramilitares armados (colectivos) para atacar a la población civil. Maduro no puede negar que se trata de brigadas de exterminio, porque él mismo confesó públicamente que “los colectivos se tragarían vivos a los gringos que se atrevan a invadir a Venezuela” (http://youtu.be/aKxs25jLOkI).  

En resumen, Maduro y algunos funcionarios de su gobierno están ya montados, sin posibilidad de bajarse, en un tren cuya parada final es La Haya. Suponemos que todavía quedan algunos funcionarios conscientes que no quieren compartir el mismo destino. A ellos les decimos, éste es el momento de abandonar el tren y de manifestar públicamente su desacuerdo con las políticas represivas del Régimen.

‎Luis José Semprum
l.semprum@gmail.com
@LuisSemprumH

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TEODULO LOPEZ MELENDEZ, EL EPEJISMO DE UNA NOCHE EN ALTAMIRA

"y desaparece del Arauca el nombre de El Miedo

y todo vuelve a ser Altamira" 

Doña BárbaraRómulo Gallegos 

Es obvio que estoy usando para titular “El sueño de una noche de verano” de Shakespeare, por la sencilla razón de haber sido lo que me asaltó automáticamente con lo sucedido en la Plaza de Francia la noche del 17 de marzo.

Es paradójico, pero no tanto, que se vaya hasta el maestro inglés para escudriñar en un proceso de psicología social del siglo XXI. De aquellos tiempos en que uno decidía leer completo a Shakespeare a estos en que uno recuerda la emblemática plaza se llama “Francia” parece haber pasado una eternidad. Al fin y al cabo Shakespeare no debe su grandeza a un azar y uno no tiene la memoria para recordar con exactitud la trama de la obra que citamos; menos las ganas.

Una toma militar desproporcionada en la madrugada y en la noche una aparición de señoras rezando, una convivencia nocturna que es calificada de entendimiento cívico-militar y un estallido de celebraciones por la reconquista del lugar, un festejo que se anuncia como actos de protesta que abarcarán desde lo cultural hasta el ejercicio democrático a ella y una proclama de un pueblo que sin miedo vuelve a la civilidad frente al militarismo. Así bien podría enunciarse lo acontecido desde la óptica de un espectador de los mercados de Londres donde Shakespeare complacía a los buhoneros de la época y a sus fieles compradores, mientras nadie oteaba que ese autor ejercía una penetración fuera de límites que le merecería la inmortalidad.

Bien podría leerse la obra desde otro ángulo: En el fondo la gente acude a celebrar el cese de la violencia que perturbó su sueño, lo martirizó con incendios y barricadas, con ataques a sus viviendas, con la presencia de la muerte y del abuso. Podría leerse como un agradecimiento por el cese de la perturbación y sí, como un pacto cívico-militar, como uno que hace evaporar esa realidad perturbadora y permite de nuevo la protesta que nada cambia. Esta lectura no agradaría a los “guarimberos”, pues bien podría entenderse como la aceptación al regreso de un Tomassi de Lampedusa que demuestra que todo ha cambiado para que sobre el asunto de fondo se establezca lapidaria la sentencia de que nada ha cambiado.

La interpretación de los textos es siempre polémica. Hasta en los métodos. El presente llega hasta la psicología social, pero para los lectores –y menos para ese historiador del futuro al que creo facilito la tarea- quizás lo importante sean las consecuencias políticas inmediatas y mediatas de un espejismo en una noche de Altamira, dado que las consecuencias sobre la evolución inmediata pasarán por las retóricas preguntas de quién ganó y no sobre la manifestación de un pueblo que anhela la paz –anhelo perfectamente comprensible- y que la practica reagrupándose en ella asumiendo los viejos fracasos, mientras condena los métodos violentos que, hay que decirlo, tampoco indicaban absolutamente nada en la evolución de esta triste historia de la cándida Eréndida.

Es que esta historia de Eréndida partió de los errores, de unos que fueron olvidados en honor a la vieja sentencia de que una vez montado el potro no conviene desmontarlo o de la realización de invocaciones al azar o a esas perturbaciones que en la historia suelen llamarse imprevistos. La catalogación es inmediata: mezcla de apresurados con timoratos, de coraje sin par que lleva el nombre de nuestros muertos y de reticencia cobarde de los pronunciadores de frases de ocasión, de un pueblo que perdió el miedo con un liderazgo que oculta el suyo, de una vocación libertaria con otra de acomodo. Y yo recordando que la plaza se llama Francia y otros soltándome  frases como “recuerda este es un saco de gatos” o eso de “recordar la plaza se llama Francia es de un intelectualismo fuera de tono”. Los senos de Marianne queden a buen resguardo.

El peregrinaje por el desierto hace ver espejismos. La sed insatisfecha, el aire refractando la luz, la interpretación de los observadores, el agua que está allá una simple ilusión. Los psicólogos sociales creo hablan de espejismos emocionales. La periodista Laura Weffer escribió un texto sobre la plaza que fue censurado, lo cual no entiendo porque en verdad era una penetración singular sobre la fauna humana, desde el que creía en la búsqueda de la libertad hasta el que solo buscaba compañía. Quizás la plaza no deba llamarse Francia. Debe ser recordada como Altamira, la de Gallegos.

Teódulo López Meléndez
tlopezmel@gmail.com
@TeoduloLopezM 

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JESÚS ELORZA GARRIDO, NUESTRO, PANA HUGO,

Una vez finalizada la presentación del documental “Mi amigo Hugo” del reconocido cineasta norteamericano Oliver Stone, los comentarios no se hicieron esperar. Maravilloso, excepcional, una obra de arte fueron algunos de los lugares comunes expresados por los enchufados que buscaban retratarse con el director cinematográfico. ¡¡¡Merece un Oscar!!! llegó a decir. El ministro de cultura. Pero, lo más sorprendente fue el surgimiento progresivo de críticas al documental.

- Ese Musiu, lo que vino fue a meterse un billete utilizando la imagen de nuestro Comandante Eterno, dijo muy molesto, uno de los representantes del colectivo La Piedrita.

¿Cómo es eso? le replicó uno de los milicianos.

- No te fijaste que en toda la película el “papa de los helados”, no es Mi Comandante, sino que es el gringo….no joda, si le van a dar un Oscar, seguro que Hugo queda como actor de reparto.

Creo que estas exagerando.

- Tú crees…dime una sola escena donde no aparezca el Stone: habla, baila, canta, hace esgrima con la espada de Bolívar, entrevista a los ministros y al final se la tira de politólogo para hablar de las conquistas del proceso revolucionario….no dejo pa nadie.

Coño, ahora que lo dices así, tienes toda la razón…cuanto nos habrá costado ese montaje.

Perdón, por interrumpirlos, dijo el comisario político del grupo “Tupamaro” Estoy escuchando sus observaciones y debo decirles que las comparto plenamente. Solo quisiera agregarle que este musiu viva la pepa, dejo por fuera la imagen internacionalista de nuestro Comandante Eterno. Como es posible que no haya hecho referencias al papel de su solidaridad con los “revolucionarios” de distintos países del mundo…..solo se limitó a presentar a Fidel….por razones obvias no iba a dejarlo afuera, se trataba del verdadero jefe de estado.

No mencionar a Idi Amin Dada, Sadam Hussein, Muammar Gaddafi,  al presidente de Irán Mahmoud Ahmadineyad, a Omar Al Bashir mandatario de Sudan, Robert Mugabe Mandatario de Zimbabue, Bashar al-Asad de Siria, Aleksandr Lukashenko Presidente de Bielorrusia y Kim Il Sung por solo citar algunos, constituye una afrenta para nuestra revolución socialista del siglo XXI.

Creo, que este pobre documental, continuó explicando el comisario político, pasó por alto, la sólida formación socialista de nuestro líder, al no presentar a los ideólogos que le sirvieron de inspiración, como fuente primaria del internacionalismo proletario. Me refiero a Hitler, Mussolini, Stalin, Pol Pot y Mao Tse Tung.

- A mi comandanta Lina Ron, también la pasaron por bola, señaló un miembro de su grupo paramilitar….este gringo como que estaba cagao y se limitó a presentarnos a un Hugo Light.

- Epa, tampoco hizo referencia a su consigna central Patria, Socialismo o Muerte.

En ese momento, un pajarito carpintero revoloteo el salón y todos se imaginaron que era el espíritu del Líder Eterno. En efecto, el ave se posó en la cabeza de Oliver y comenzó a picotearlo y decirle ¡¡¡Te olvidaste de mis panas, te olvidaste de mis panas!!!

En su carrera desaforada para abandonar el salón, el cineasta, escuchaba voces de ultratumba que le decían “Ese es nuestro pana Hugo”….y coreaban la consigna “Yankee go home”.

Jesus Elorza Garrido 
jesuselorza@hotmail.com
@jesuselorza


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HUMBERTO SEIJAS PITTALUGA, DOS DICTADURAS, SESQUIPEDALIA,

El doctor Martí-Carvajal es uno de esos galenos que no pasan consultas sino que se dedican a la investigación, es muy reconocido a nivel internacional por la calidad y precisión científica de los estudios que presenta a la comunidad médica, y tengo el honor de considerarlo como un apreciado amigo.  Recientemente, me escribió para hacerme las preguntas que copio más abajo y que intentaré contestar hoy.  Antes, en el introito, me explicó que tuvo la oportunidad de presenciar algo que no dudo en calificar como una aberración: al mismo tiempo que “un policía y un paramilitar disparaban a los edificios situados al lado del Sambil”, a él lo “retuvieron porque portaba la bandera nacional (…) la bandera sí les molestó, no los disparos”.  
Ya eso dice mucho de cómo el régimen irrespeta la norma constitucional.  Por un lado, emplea armas de guerra para reprimir manifestaciones, cosa que está específicamente restringida en el texto constitucional.  Y el colmo es que hubiesen sido empleadas para constreñir a personas que estaban dentro de sus viviendas, sin participar en manifestación alguna. Por el otro, la “retención” de una persona solo por portar una bandera demuestra, cuando menos, insensatez funcionarial.  Y, por otro lado más, eso de que se permita que civiles armados actúen de consuno con unidades militares deja muy mal plantados a sus comandantes.  Además, permite ver que lo que tuiteó el detentor de la gobernación de Carabobo es cierto: el régimen está dispuesto a enfrentar a pueblo contra pueblo.  Por cierto, en lo que es una digresión, el tipo poco domina el idioma: a pesar de que pertenece a la terminología militar, no sabe que “contraataque” se escribe como una sola palabra; y desconoce lo que implica “fulminante”.  ¿O sí, y lo escribió ex profeso? 

En todo caso, retomo el tema y transcribo las interrogantes del amigo: “¿Cuándo la dictadura de Pérez Jiménez había tanta indolencia, indiferencia y frivolidad en el pueblo venezolano?  ¿Qué diferencias o similitudes existen entre esas dictaduras?  ¿Se puede hablar que uno era más malvada que otra?”

Mi respuesta: No creo que sean comparables la dictadura de Pérez Jiménez y la actual que sufrimos. Empezando porque estamos hablando de dos Venezuela diferentes. Lo que era posible en los mediados del siglo XX, ya no lo es. Sobre todo en lo que respecta a la teoría de los derechos humanos (que ya sabemos cómo es la cosa en la práctica, ayer y hoy).  El ambiente suramericano dejaba ver gobiernos de fuerza en muchos países: Perón, Odría, Stroessner, Rojas Pinilla, etc.  Por ello, el régimen del “Nuevo Ideal Nacional” se sentía que podía actuar por la libre.  Hoy, el único régimen militaroide que hay en el subcontinente es el que nosotros padecemos.  Lamentablemente, aunque no hay chafarotes en los otros países, sus mandatarios, en un caso de “ceguera grupal selectiva” se solidarizan automáticamente con el innombrable; porque están en la nómina, porque entienden a las organizaciones internacionales como “clubes de presidentes” —no como instituciones de defensa de los derechos y libertades— y porque temen que su precaria popularidad acabe y los deje desnudos ante su gente.

Otra diferencia es que PJ escogía a sus ministros por lo que sabían y valían; el afán en ese tiempo era adelantar al país hacia el desarrollo (aparte de robar, claro).  Ahora, mientras más mediocre el ministro, ¡mejor!, no hará sombra al hegemón.  Por eso es que no más de 40-50 personas se rotan desde hace quince años por los ministerios y organismos públicos.  Y por donde pasan, dejan una estela de incompetencia y latrocinios.  Hoy, lo que se busca no es que Venezuela progrese, sino que se hunda más en la anomia, donde pudieran actuar sin cortapisas. 

La gente de antes no es que fuese apática o conformista, sino que no tenía cultura política y estaba acostumbrada a los gobiernos fuertes que eran mayoría en Sur América.  Pero el gobierno tampoco se metía con los que no se metían con él.  Todo lo contrario de lo que sucede ahora, cuando —dejando de lado el apotegma de que “gobierno no busca peleas”— se disputa de manera incivilizada con todos y por todo. Si no, recuerden al Nicol-ass, adornado con banda presidencial y gran collar, insultando de la manera más baja a quienes no están de acuerdo con el pensamiento único.  Lenguaje de baja estofa todo el tiempo.  En eso también se diferencia de  Marcos Evangelista, quien leía los discursos escritos por Vallenilla en una prosa elegante y concorde con la dignidad del cargo.  El actual cree que puede irrespetar como le dé la gana, porque para eso reparte mendrugos que, él cree, sirven para mantener tranquilas a las masas. Lo malo para él es que se le está acabando el pan.

Yo creo, indudablemente, que esta dictadura es más malvada que la anterior. Porque aquella se interesaba solo en hacer obras que les permitiesen sisar réditos indebidos.  Y si para mantenerse en el poder había que mandar a algunos a la cárcel, apuntaba solo a los líderes que los antagonizaban. La dictadura actual, además de robarse todo lo que pueden —y endeudar al país para seguir medrando— quiere colonizar nuestras mentes con un “pensamiento único”, como si estuviésemos en Cuba o la URSS.  Aparte de que mete en chirona a todos los que puede agarrar.  Hasta autistas y minusválidos han sufrido prisión, con golpizas naZionales previas… 

La culpa no la tiene el ciego, sin embargo.  En verdad, lo que nos pasa es por culpa del paterrolismo y lo muerto-de-hambre de muchos de nuestros paisanos.  De todos los niveles; desde los necesitados que aguantan colas de horas al sol para que les den un pollo o un frasco de aceite, hasta los muy acomodados (incluidos muchos de los de la cúpula uniformada), más interesados en la ganancia personal que en los principios.  Provoca decir como Mariano Picón Salas: “…no cambio esta olvidada calma por el compromiso y la traición que están en la cuenta corriente de muchos triunfadores". 

Humberto Seijas Pittaluga
hacheseijaspe@gmail.com

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JAIME REQUENA, ESTA REVOLUCION NO CUAJO, CONCIENCIA

    Esta revolución no cuajó. Vacía de logros y carente de acciones, está optando por agraviar a sus cuestionadores y culpar a fantasmas de sus fracasos. De paradigma político, la revolución bolivariana ha devenido en papel; pura retórica. Si el vocablo significa cambios, será por aquello de permutar anaqueles surtidos por estantes vacíos, con el agravante de que luce imposible verlos llenos de nuevo. Si de vueltas se tratase, los últimos acontecimientos recuerdan los de hace una docena de años, con la evocación de la salida incluida. En caso de que sean giros, Chávez por Maduro es equivalente a ir de guatemala a guatepeor.
    
Negar que Venezuela está en un brete es una guasada. Cierto que en el pasado estuvimos mal pero como estamos ahora nunca lo habíamos estado. En 1999, un país ­más o menos unido­ entendió que necesitaba cambiar para atender sus grandes problemas sociales y por ello adoptó soluciones que resultaron ser inconvenientes. De hecho, se escogieron los peores caminos, tanto por su naturaleza como por la manera en que estos fueron puestos en práctica. Los malos remedios trajeron consigo una descomposición del tejido social y económico del país. Hoy por hoy, somos una sociedad fracturada. Nos hemos convertido en una nación improductiva que ha pasado a depender ­totalmente­ del excremento del diablo y de quien lo administra. Nos hemos quedado en la cola del concierto de naciones. La posibilidad de mejorar que parecía entrañar la Constitución de 1999 se evaporó como lo fue el billón de dólares que ha costado el ensayo bolivariano.
    
El futuro del país luce oscuro, muy especialmente para quienes tienen toda una vida por delante. La esperanza se pierde y la paciencia se agota. Entre quienes hacen ciencia, la desilusión es rampante. Sin la ayuda de una generación de relevo, reactivos, insumos, equipos nuevos o mejores facilidades, no es posible crear conocimiento. Los jóvenes, entre ellos los estudiantes, son los que más sienten el descalabro. Ellos están protestando pues son ­y siempre han sido­ el denominador común de los giros, vueltas y cambios que mueven el espíritu; ellos son los revolucionarios eternos.
    
Ante la protesta el gobierno debería prestar atención a las quejas. No sólo se trata de los problemas de inseguridad o desabastecimiento. El meollo es el futuro. Los jóvenes tienen exceso de razones para reclamarlo porque sólo a ellos les pertenece. Ellos no pueden ser condenados a vivir sin sueños.Tildarlos de golpistas o fascistas y enfrentarlos con sicarios uniformados o mercenarios motorizados es la respuesta vacía de quienes sólo se sienten vivos mientras envejecen aprovechándose de los excesos del poder.
   
Sirvan estas líneas para decirles a los estudiantes, especialmente a la hija que sueña con graduarse de ingeniero, que estoy con ellos en razón, espíritu y corazón. Desde lo más adentro de mi ser simpatizo con su causa y por ello condeno su represión.

Jaime Requena
conciencia.talcual@gmail.com
@jaimerequena


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PEDRO LUIS ECHEVERRIA, ¡ BASTA ¡

Cuando usted lea este artículo, Nicolás Maduro habrá utilizado el nombre de Chávez miles de veces más para promocionar su decadente liderazgo. Así lo hace y lo seguirá haciendo porque carece de  un perfil propio que lo identifique con el país. Esa es su angustia y su tragedia. 

Ello, nos exige a todos los ciudadanos reflexionar seriamente sobre los alcances y consecuencias del significado que tal situación  tiene para el futuro de la Nación y sobre la perspectiva inmediata de un gobierno que carece de viabilidad y voluntad política de actuar para evitar la secuela de circunstancias negativas que asolan a todos los ciudadanos sin distingos de ninguna naturaleza. No olvidar que la escasez, el desempleo, la inflación, la inseguridad afecta por igual a los seguidores del gobierno y los que disentimos de su forma de gobernar. La indiferencia frente al estado de cosas que vivimos no excluye a nadie de las consecuencias del resultado;  el indiferente se verá involucrado aún cuando no lo quiera y por tal razón no debería nadie aceptar pasivamente que sean otros los que resuelvan sobre las situaciones futuras en las que indefectiblemente todos nos veremos envueltos. 

Debemos pensar que el país discurre en un clima de extrema incertidumbre. Los recientes acontecimientos y su imprevisible desenlace nos obligan a situarnos mentalmente mejor para prepararnos a enfrentar las eventuales acciones que podrían derivarse de la desesperación y angustia que actualmente atenazan a las facciones chavistas y a su espurio liderazgo. Asimismo, una actitud indiferente de nuestra parte, podría cerrar las posibilidades al necesario proceso de recambio que requiere y reclama el país. Ya basta de permitir que los menos capacitados conduzcan equivocadamente la nave del Estado e impidan  el acceso al poder de nuevas generaciones de venezolanos llamados a modernizar las caducas visiones de los que han gobernado por quince años. Ser indiferente no resuelve los seculares problemas que nos afectan, por el contrario, garantiza que el país siempre tendrá lo peor de “más de lo mismo” como lo demuestran fehacientemente los continuos fracasos del gobierno actual durante el tiempo que ha gobernado. Hay cosas básicas que debemos  realizar para nuestro beneficio como ciudadanos y para deslastrarnos de un liderazgo mediocre y decadente y para eso se impone la necesidad de tomar decisiones. Ese  momento ha llegado. Tengamos presente que de cada uno de nosotros dependerá  la suerte de la República y la de nuestro entorno familiar.

Es evidente que actualmente el gobierno tiene las bazas a su favor, pero paulatinamente va entrando en el ocaso de su tiempo histórico que podría ser acelerado siempre que la participación y la voluntad  opositora por un cambio aumenten sensiblemente; de otro modo, aún cuando los errores sistemáticos del gobierno sigan presentes, no debemos permitir que solo la inercia de su deterioro sea el catalizador de su final. Lo que vive el país es un problema de todos, que todos debemos resolver. Tenemos ante nosotros, en caso que fracasen por insuficiencia de apoyo político todas las iniciativas tendentes a encontrar una salida a la situación planteada, la posibilidad de dirimir nuestras diferencias con el régimen mediante una confrontación fratricida o, en su defecto, que el continuo deterioro del país, por omisión de parte nuestra, nos desgaste, nos convierta en una entelequia, un remedo de sociedad, un frustrante recuerdo de lo que pudimos haber sido y, con ello, se imponga definitivamente la visión gubernamental que nos quiere así.

La vigencia de las agendas personales, la irresponsabilidad política, las visiones de ser los porta estandarte de la cabal interpretación de la historia y la comodidad de los que no se quieren involucrar, son las actitudes que indefectiblemente nos podrían conducir a esas situaciones que ninguno de nosotros, en su sano juicio, podría querer que se dieran en nuestro país. 

Fortalezcamos nuestras potencialidades para auspiciar el cambio de régimen político y el avance y consolidación de la democracia como la forma menos imperfecta de gobernar a una sociedad; mediante la incorporación proactiva de nuestras actitudes y capacidades a la formidable y enaltecedora tarea de cerrarle el paso definitivamente  a la cada vez más cercana amenaza comunista. 

Pedro Luis Echeverria 
pedroluis.echeverria33@gmail.com
@PLEcheverria

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PEDRO R GARCÍA M, ¿HA SURGIDO EN EL PAÍS UN NUEVO LENGUAJE POLÍTICO?, PUNTO DE QUIEBRE

"El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve."
Antonio Machado

Ubicando algunas pistas…

La introducción de nuevos términos y conceptos, tal como hace Kuhn en la filosofía de la ciencia, no sólo hará que las teorías rivales sean “inconmensurables” entre sí, esto es, intraducibles a un lenguaje común, sino que las mismas tampoco podrán ser testadas de acuerdo a los hechos y esto, porque según Kuhn, ni los conceptos se prueban ni los hechos constituyen algo independiente de los conceptos. 

Para Kuhn, carece de interés, seguir hablando de “contexto de justificación”, de “confirmación de teorías”, de acuerdo a que los enunciados se adecuen no a los hechos, donde por “extraordinario”, sobra la prueba lógico matemática y experimental. Por último el mismo Kuhn insiste en que abordar el problema de las ciencias naturales y la elección de teorías como sistemas de lenguaje, donde cambian los términos y las categorías que se interconectarán entre sí para dar una mejor respuesta a los problemas, hace que se borre, realmente la línea divisoria que hasta hace poco se mantenía entre las ciencias naturales y ciencias humanas o sociales. “Como en las revoluciones políticas sentencia Kuhn, sucede que en el tema paradigmático: no hay ninguna norma más elevada que la aceptación de la comunidad”. En este sentido son los propios paradigmas o los esquemas conceptuales los que originan sus propios y particularísimos métodos de evaluación, lo que les procura cierta inmunidad y hasta autosuficiencia, ya que no hay una instancia superior, independiente de las teorías o paradigmas en liza, a la que recurrir. De ahí que Kuhn insista que la elección de paradigmas no puede resolverse de manera inequívoca sólo mediante la lógica y la experimentación, en los periodos “extraordinarios” o “revolucionarios” tiene lugar no sólo una ruptura conceptual, si no que se hace uso de términos que nos remiten a nuevos referentes (caso la palabra “revolución” en ciertas revoluciones), Kuhn deja entrever, en claro recuerdo de Quine, que las teorías políticas en los “momentos extraordinarios” no son refutables ni falsables; y que no hay instancia superior que pueda dirimir si son verdaderas o aparentes, como no sea la sociedad y la comunidad en su conjunto al adoptarlas o rechazarlas. Cuando en los noventa Kuhn termina de delinear su Teoría de Cambio Científico, la misma acaba concediéndole a las revoluciones y cambios, caracteres eminentemente lingüísticos. De esta manera los cambios científicos se verán limitados por los cambios conceptuales (son ellos los que impiden el avance de las ciencias). De esta manera para Kuhn, las teorías, arquetípicas o marcos conceptuales, terminan siendo estructuras holísticas, no simples enunciados empíricos. Pero si esto sucede en las ciencias naturales, ¿qué nos prohíbe suponer que no ocurre lo mismo en las ciencias sociales? Si esto sucede cuando se supone que estudiamos una realidad “fija”, ¿no podríamos inferir que acontece lo mismo cuando el objeto de estudio son las acciones humanas? En el plano de la realidad social podríamos decir, por ejemplo, que es un hecho incontrastable que debe haber libertad e igualdad política ante La Ley, pero sin una teoría sobre la democracia, representativa, liberal o participativa, los hechos a los que nos referiríamos serían otros. Igualmente, podríamos considerar que es un acontecimiento donde existen diferentes clases sociales en pugna, que derivan de lo que entendemos por propiedad privada y plusvalía, pero sin una Teoría Marxista es casi seguro que los hechos fueran otros. En este sentido, no sólo la Teoría Marxista será infaltable porque no asevera nada en concreto y se vale de recursos ad hoc al ser cuestionada, como sostuviera alguna vez Popper, sino que su falsación nunca podrá proceder de una teoría diferente, ya que es ella la que produce su propia evaluación, pues como dice Habermas, las pretensiones de verdad de una teoría nunca se resuelven en la experiencia. Nada como lo percibió acertadamente Kuhn, en su artículo “Ciencias Naturales y Ciencias Humanas”, que impide considerar los cambios sociales profundos como cambios de teorías políticas y a éstas como cambios o rupturas conceptuales. Pues, ¿qué son al fin y al cabo los conceptos? Tal y como lo afirmó en su oportunidad Nietzsche: “toda palabra se convierte de manera inmediata en concepto, en tanto que justamente no ha de servir por la experiencia singular sino que debe encajar al mismo tiempo con innumerables experiencias, por así decirlo, más o menos similares, jamás idénticas estrictamente hablando”.

Todo concepto, nos los dice él, se forma por paralelo de casos no iguales. La naturaleza, pues no conoce conceptos y ante la imposibilidad que tienen los objetos de autoidentificarse nosotros utilizamos ciertos términos que cumplen esa función. Creemos saber algo de las cosas mismas dice este autor, cuando hablamos de árboles, colores, nieve y flores y no poseemos,  sin embargo mas que metáforas de las cosas. Derrida nos deja ver que el lenguaje no es un vehículo transparente y neutro de la representación sino que el mismo es la representación. 

El lenguaje no es inocente y se convierte él mismo en el productor de espaciamientos y temporalizaciones. Como señalara él en su libro, De la Gramatología, para significar el poder de la metáfora: “no hay nada fuera del texto”. La metaforización engendra así espacio, tiempo y verdad en su movimiento mismo. El lenguaje es el medio espeso de la metaforización, no el vehículo transparente, neutro y neutral de la representación, que quería cierta mitología. El lenguaje dejará siempre restos en su labor de mediación, y esos restos son los que la tarea deconstructiva deberá recorrer para subrayar el hecho de esa mediación, para luchar contra el engaño de su transparencia, su inocencia y su ingenuidad.  El lenguaje es pues la metáfora, la representación y como tal el conocimiento mismo. Es decir toda palabra, como (él sostuviera en la obra de 1873, publicada póstumamente, (“Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral”), es ya un prejuicio. Pero entonces, tal y como nos pregunta, desde sus trincheras el ciudadano de a pie: ¿Cómo saber qué discurso político elegir?, ¿cómo saber cuáles de los discursos en pugna son verdaderos y cuáles no lo son? Creemos que lo único que se puede decir sobre el lenguaje y de esos discursos en disputa es lo que venimos reiteradamente llamando “momentos extraordinarios” o “revolucionarios”, es que el único criterio que podemos utilizar, es el que la comunidad los llegue a considerar racionales, es decir argumentativamente correctos, pero además, como diría Putnan, razonables, sensatos o convenientes, y esta última cualidad, como se puede ver fácilmente, depende del momento que nos ha tocado vivir, del aquí y el ahora. Pues se podría decir que la verdad, como dijo alguna vez el mismo autor (Ibídem), es: “una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que  son: metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que 
han perdido su troquelado y no sin ahora consideradas como monedas de metal”. Para concluir, nos permitimos decir que lo relatado aquí son sólo algunas ideas sueltas sobre el rol que juega el lenguaje en los momentos políticos, más propiamente llamados revoluciones políticas, y cómo éste puede y de hecho transforma nuestra cultura política. Como dijera alguna vez Ortega y Gasset, en las épocas de crisis no sabemos los que nos pasa. Lo que sí es evidente es que el presidente Hugo Chávez introdujo un nuevo lenguaje en el debate político del país, señalando otro tipo de realidad que ha conmovido a la sociedad democrática venezolana, hasta tal extremo que dicha conmoción ha cruzado las fronteras del país y se ha alojado en otras naciones con crisis similares a la que vive el nuestro. Por ejemplo, mientras para los sectores adversos el régimen es una “realidad” el papel que juegan los medios de comunicación a favor de la libertad de expresión y de pensamiento, para el gobierno es una “realidad” que éstos forman parte de una campaña mediática y desestabilizadora. De igual manera, donde antes existía una “real” producción agrícola ahora se señala una mala distribución de la tierra y una evidente injusticia social. De este modo la adjetivación de “escuálido” por ejemplo no identifica ya en la Venezuela actual a una persona macilenta y esquelética, sino a un oligarca y opositor radical al régimen. El espectro de los referentes que este concepto pretende señalar se ha ampliado de tal forma que ya existen carros escuálidos, comidas escuálidas, ropas escuálidas y hasta licores escuálidos, otro tanto podríamos decir del termino “bolivariano”, existen infinidad de actitudes, proyectos, y planes bolivarianos, que no tienen nada que ver con las ideas originarias del Libertador, pero que, sin embargo, la mayoría no tiene problemas para identificar como tales, con curiosidad observamos igualmente que Majunche después de haberla utilizado Chávez para adjetivar a su contendor llego a convertirse en la segunda palabra mas buscada en el diccionario de la Real Academia Española.

En este mismo sentido, Ortega y Gasset, en 1923, en su obra, “El Tema de Nuestro Tiempo, ya hacia la distinción entre épocas acumulativas”, como aquellas donde no se ponía en cuestionamiento la visión imperante del mundo y “épocas eliminativas y polémicas”. Donde los cánones impuestos eran barridos por los nuevos actores. En todo caso lo que sí podemos estar seguros es de que actualmente no pasamos por un momento que podríamos calificar precisamente de “normal” que ha habido un radical cambio en el lenguaje utilizado en la árida arena política, y que hoy tenemos una realidad nacional incontrastable de la que teníamos años atrás, la palabra se ha trivializado y banalizado tanto que paradójicamente parece haberse vuelto revolucionaria”…

Pedro Rafael Garcia Molina
pgpgarcia@5gmail.com
@pgpgarcia5

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CIPRIANO HEREDIA S., LA PROTESTA PACÍFICA SIGUE, Y NO PARARÁ

Aquel domingo 02 de febrero, cuando un nutrido grupo de ciudadanos nos dimos cita en la Plaza Brion de Chacaíto convocados por la valiente diputada María Corina Machado, el fogoso exalcalde Leopoldo López, el veterano dirigente Gabriel Puerta, el incansable alcalde metropolitano Antonio Ledezma y buena parte de la dirigencia estudiantil, nuestro propósito era darle inicio a una serie de asambleas para medir el sentir ciudadano respecto a la terrible situación nacional que atravesamos y determinar las acciones pacíficas de calle a emprender para manifestarnos legítimamente. Todo ello además siempre en el marco de la Constitución, como bien lo explicaron todos los oradores de ese día.

Dos días más tarde, sin embargo, se registró un intento de violación a una joven estudiante en Táchira que generó una inmediata protesta en esa entidad, y pocos días después, el 12 de febrero, los jóvenes decidieron celebrar su día con una multitudinaria marcha hacia la sede del Ministerio Público en Caracas. Esta actividad, la cual fue apoyada también por Henrique Capriles, el resto de los factores de la Unidad y diversos sectores de la sociedad, arrancó, transcurrió y culminó en paz. Pero una vez que nos habíamos retirado buena parte de los asistentes y la dirigencia política, el Sebin y grupos paramilitares oficialistas irrumpieron por una esquina adyacente y abrieron fuego de manera irresponsable, causando las muertes del estudiante Bassil Dacosta y del dirigente de "colectivos" Juan Montoya. Horas más tarde, otro joven, Robert Redman, es también asesinado en las calles de Chacao.

Con estas innecesarias y desgraciadas muertes el gobierno y sus grupos armados tocaron la fibra de los estudiantes y de la ciudadanía en general, generándose una ola de protestas que se han extendido hasta el sol de hoy, y cuya represión ha dejado un saldo -a la hora de terminar este artículo- de 28 fallecidos, centenares de heridos y más de 1.500 detenciones, récord histórico en un solo mes en Venezuela.

Dicho esto cabe preguntarse si la razón para que estas protestas se mantengan después de un mes, obedece sólo a la indignación producida por las muertes del 12F y la brutal represión desatada por el gobierno, o si hay otras razones que lo expliquen. La respuesta a esto nos luce obvia: la protesta no sólo se mantiene sino que se ha extendido hacia el resto del país y encontrado eco en sectores populares porque todo el mundo tiene un motivo válido para protestar ante un gobierno ineficaz, corrupto y dictatorial que ha acabado con las instituciones democráticas y nos ha hundido en la más grave crisis socioeconómica de nuestra historia.

Es así como quien no protesta por el cerco mediático, la represión desmedida o la destrucción institucional, lo hace por los efectos ineludibles de la inflación más alta del mundo, ya que con el sueldo cada vez se compra menos; o porque sufre las limitaciones que genera el índice de escasez más elevado de la historia y no encuentra leche, azúcar, harina o papel tualé en los mercados; o porque simplemente no aguanta la impotencia que se siente en el segundo país más violento del planeta, y no quiere seguir perdiendo a diario a familiares y amigos en manos de la delincuencia desbordada. Es decir, hay demasiadas razones para protestar en la Venezuela de hoy en día.

Desde esta tribuna tomamos nuevamente distancia de la violencia y los actos vandálicos. No sólo porque los rechazamos por naturaleza y van en contravía del camino pacífico que promocionamos, sino porque además hay suficientes elementos que nos permiten afirmar que muchos de ellos han sido promovidos desde el gobierno para empañar la protesta legítima de los estudiantes, vecinos, sociedad civil y dirigencia política.  

De igual forma, reitero que toda nuestra lucha se enmarca dentro de la Constitución. Protestar pacíficamente es un derecho ciudadano consagrado en ella, mientras que reprimir con armas y lacrimógenas está expresamente prohibido. Así también considero que, si esta crisis multifacética sigue escalando y queda totalmente evidenciado que el gobierno es incapaz de superarla por distintas razones, pasaría a ser totalmente válido -y hasta conveniente-, exigir la renuncia del presidente y que se siga la ruta establecida en nuestra Carta Magna para este caso, garantizándose así un resultado democrático para beneficio del país.

A este último tema, que es sin duda medular, le dedicaremos nuestra próxima entrega. Mientras tanto, la protesta pacífica continúa... y no parará.

Cipriano Heredia
cipriano.heredia@gmail.com  
@CiprianoHeredia

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JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, DERRIBAN LAS ESTATUAS

Ecuador estatua de Sucre
apunta  hacia el volcán Pichincha,
Cierta vez conversaba con un distinguido historiador en el Perú sobre la condición de las estatuas, unas las que son erigidas por los gobiernos y otras las que son consagradas por los pueblos.  La diferencia es significativa según la naturaleza del Gobierno y según la naturaleza del pueblo. Cierta leyenda cuenta como los ecuatorianos, con alto patriotismo y gratitud ejemplar, llevaron en procesión de civilismo la noble estatua de Sucre que apunta con su mano extendida hacia el volcán Pichincha, escenario de su triunfo inmortal. Son precisamente esas las estatuas que los pueblos bendicen, las que perpetúan en el bronce a sus hombres de bien, esos que descubrieron o forjaron países, unificaron pueblos, conquistaron derechos o defendieron libertades y que alcanzaron lo que la obra del talento, de la virtud y del patriotismo, la obra en fin de la grandeza humana, denomina la gloria.

Algunas estatuas, las que en ocasiones imponen los gobiernos, tienen un carácter muy distinto. Son aquellas que erige el inmediato encumbramiento, la ambición, la adulancia, la pronta exaltación del interés y no el juicio exigente de la historia producto de la apreciación objetiva de los hombres expuestos al examen riguroso de las generaciones y los siglos.

Unas estatuas permanecerán en su pedestal cuando las sustenta la obra singular, hechos transcendentes, afanoso servicio, méritos auténticos, aquellos que en el juicio sensato del futuro confirman las cualidades eminentes de un ciudadano de impronta indiscutible. Las otras caerán, cuando se juzgue rectamente y se aprecie la verdad de los hombres.

Si se precisa definir un ejemplo de virtudes patrióticas, de grandeza moral, de mérito intelectual y ciudadano de cuantos debemos admirar todos los venezolanos a más de cinco décadas de su fallecimiento, hay que mencionar con elevado orgullo patrio el nombre del insigne poeta Andrés Eloy Blanco. No obstante que la historia lo ha juzgado ya, el amor de la patria lo ha reconocido y le ha tributado el honor del Panteón Nacional,  su estatua en Cumaná fue destruida en la plaza que lleva su nombre, sitio que congregó en el pasado en torno a su presencia y su recuerdo lo mejor de los valores democráticos, de la significación de la cultura, del gentilicio y de la civilidad venezolana y oriental.

Su estatua ha sido derribada por el fanatismo, el odio, la incivilidad. La barbarie venezolana otra vez enseñoreada frente a la civilización amenazando los derechos y la dignidad de todos evidenciando su talante arbitrario, insultante y desconocedor, prevalido de la fuerza bruta y de la impunidad con la cual actúa. 

Estatua de Leonardo Ruíz Pineda
derribada en una calle en San Cristóbal,
La barbarie otra vez que quiere arrasar impíamente todo lo que se le opone, nuevas tropas de antiguas hordas que en nuestra historia han cometido los peores crímenes, pretendiendo establecer un orden de cosas inadmisible en una sociedad que aspira conservar sus valores de libertad, derecho, respeto, convivencia, integración, democracia y paz.

Otra estatua que ha caído también como consecuencia de actos de agresión, ha sido la de Leonardo Ruíz Pineda derribada en una calle en San Cristóbal, así como él mismo fue tendido en una avenida de Caracas gracias a los esbirros de la dictadura que acabaron con su vida.

Andrés Eloy Blanco, alto poeta, orador, humanista, gloria de las letras hispanoamericanas, hombre que enfrentó las peores tiranías de su tiempo y que supo asumir la misión histórica de conducir a Venezuela como ciudadano, político, Parlamentario y Canciller hacia la democracia. Él encarnó como pocos: "la responsabilidad del pensamiento"-expresión suya-,  puesta al servicio de las mejores causas de su pueblo.

Leonardo Ruíz Pineda, abogado, ciudadano, militante, dirigente, demócrata, hombre que personificó la resistencia contra la dictadura perezjimenista y a quien sus propios adversarios partidistas le reconocieron su estatura como lo hizo uno de ellos, figura principal de este gobierno, y quien señaló que: "ni la pasión política ni los intereses sectarios podrán empañar jamás la memoria ciudadana de Leonardo" (J.V. Rangel, 1973), lo cual no se ha cumplido ahora en esta época de violencia y negación.

Busto de Andrés Eloy Blanco, 
Parque del Retiro, Madrid, España.

Caídas dos estatuas del civilismo, con el repudio de la conciencia democrática de la nación, ellas se levantarán nuevamente para simbolizar con mayor plenitud la significación extraordinaria de sus vidas y el mensaje ejemplar que nos expresan en esta hora difícil de la patria por la que ellos lucharon para bien de todos, y diremos como lo hizo Andrés Eloy: "Antes de contemplar la estatua, contemplemos lo que ella ha debido contener..." y es la patria sin miserias humanas, sin ruindades, ni bajas ambiciones, la patria que agrupa y reconoce, respeta y edifica, sin conculcar derechos, desconocer las libertades, acabar con la vida de sus ciudadanos: "sin dolor de palabra", "sin mojar sus ojeras", como lo aspiraba el poeta cuyo busto ha sido derribado por lo peor de Venezuela.

José Félix Díaz Bermúdez
Jfd599@gmail.com
@jfd599

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