jueves, 20 de marzo de 2014

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, DERRIBAN LAS ESTATUAS

Ecuador estatua de Sucre
apunta  hacia el volcán Pichincha,
Cierta vez conversaba con un distinguido historiador en el Perú sobre la condición de las estatuas, unas las que son erigidas por los gobiernos y otras las que son consagradas por los pueblos.  La diferencia es significativa según la naturaleza del Gobierno y según la naturaleza del pueblo. Cierta leyenda cuenta como los ecuatorianos, con alto patriotismo y gratitud ejemplar, llevaron en procesión de civilismo la noble estatua de Sucre que apunta con su mano extendida hacia el volcán Pichincha, escenario de su triunfo inmortal. Son precisamente esas las estatuas que los pueblos bendicen, las que perpetúan en el bronce a sus hombres de bien, esos que descubrieron o forjaron países, unificaron pueblos, conquistaron derechos o defendieron libertades y que alcanzaron lo que la obra del talento, de la virtud y del patriotismo, la obra en fin de la grandeza humana, denomina la gloria.

Algunas estatuas, las que en ocasiones imponen los gobiernos, tienen un carácter muy distinto. Son aquellas que erige el inmediato encumbramiento, la ambición, la adulancia, la pronta exaltación del interés y no el juicio exigente de la historia producto de la apreciación objetiva de los hombres expuestos al examen riguroso de las generaciones y los siglos.

Unas estatuas permanecerán en su pedestal cuando las sustenta la obra singular, hechos transcendentes, afanoso servicio, méritos auténticos, aquellos que en el juicio sensato del futuro confirman las cualidades eminentes de un ciudadano de impronta indiscutible. Las otras caerán, cuando se juzgue rectamente y se aprecie la verdad de los hombres.

Si se precisa definir un ejemplo de virtudes patrióticas, de grandeza moral, de mérito intelectual y ciudadano de cuantos debemos admirar todos los venezolanos a más de cinco décadas de su fallecimiento, hay que mencionar con elevado orgullo patrio el nombre del insigne poeta Andrés Eloy Blanco. No obstante que la historia lo ha juzgado ya, el amor de la patria lo ha reconocido y le ha tributado el honor del Panteón Nacional,  su estatua en Cumaná fue destruida en la plaza que lleva su nombre, sitio que congregó en el pasado en torno a su presencia y su recuerdo lo mejor de los valores democráticos, de la significación de la cultura, del gentilicio y de la civilidad venezolana y oriental.

Su estatua ha sido derribada por el fanatismo, el odio, la incivilidad. La barbarie venezolana otra vez enseñoreada frente a la civilización amenazando los derechos y la dignidad de todos evidenciando su talante arbitrario, insultante y desconocedor, prevalido de la fuerza bruta y de la impunidad con la cual actúa. 

Estatua de Leonardo Ruíz Pineda
derribada en una calle en San Cristóbal,
La barbarie otra vez que quiere arrasar impíamente todo lo que se le opone, nuevas tropas de antiguas hordas que en nuestra historia han cometido los peores crímenes, pretendiendo establecer un orden de cosas inadmisible en una sociedad que aspira conservar sus valores de libertad, derecho, respeto, convivencia, integración, democracia y paz.

Otra estatua que ha caído también como consecuencia de actos de agresión, ha sido la de Leonardo Ruíz Pineda derribada en una calle en San Cristóbal, así como él mismo fue tendido en una avenida de Caracas gracias a los esbirros de la dictadura que acabaron con su vida.

Andrés Eloy Blanco, alto poeta, orador, humanista, gloria de las letras hispanoamericanas, hombre que enfrentó las peores tiranías de su tiempo y que supo asumir la misión histórica de conducir a Venezuela como ciudadano, político, Parlamentario y Canciller hacia la democracia. Él encarnó como pocos: "la responsabilidad del pensamiento"-expresión suya-,  puesta al servicio de las mejores causas de su pueblo.

Leonardo Ruíz Pineda, abogado, ciudadano, militante, dirigente, demócrata, hombre que personificó la resistencia contra la dictadura perezjimenista y a quien sus propios adversarios partidistas le reconocieron su estatura como lo hizo uno de ellos, figura principal de este gobierno, y quien señaló que: "ni la pasión política ni los intereses sectarios podrán empañar jamás la memoria ciudadana de Leonardo" (J.V. Rangel, 1973), lo cual no se ha cumplido ahora en esta época de violencia y negación.

Busto de Andrés Eloy Blanco, 
Parque del Retiro, Madrid, España.

Caídas dos estatuas del civilismo, con el repudio de la conciencia democrática de la nación, ellas se levantarán nuevamente para simbolizar con mayor plenitud la significación extraordinaria de sus vidas y el mensaje ejemplar que nos expresan en esta hora difícil de la patria por la que ellos lucharon para bien de todos, y diremos como lo hizo Andrés Eloy: "Antes de contemplar la estatua, contemplemos lo que ella ha debido contener..." y es la patria sin miserias humanas, sin ruindades, ni bajas ambiciones, la patria que agrupa y reconoce, respeta y edifica, sin conculcar derechos, desconocer las libertades, acabar con la vida de sus ciudadanos: "sin dolor de palabra", "sin mojar sus ojeras", como lo aspiraba el poeta cuyo busto ha sido derribado por lo peor de Venezuela.

José Félix Díaz Bermúdez
Jfd599@gmail.com
@jfd599

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