lunes, 10 de marzo de 2014

EDUARDO GUZMÁN PÉREZ, LA PERVERSA HERENCIA DEL DIFUNTO

La profunda e histórica masiva  tragedia que vive actualmente el país heredada del nefasto gobierno  que durante  13 años realizo del difunto Hugo Chávez, profundizada  a máximos  e insoportables niveles  por el incapaz e inepto gobierno del protempore Nicolás Maduro,  que  ha desembocado en este desastre de país que tenemos,  tiene  que tener  responsables  y que  en algún momento más temprano que tarde tienen que ser castigados severamente y se sabe quiénes son los responsables.  
Un caos   que quieren detener con las armas, con la violencia irascible y delictual   actuación del empleo de la fuerza militar, llevada a cabo  por los depositarios de las armas que la republica le entrego para protegernos,   precisamente a la Guardia Nacional,  quienes  han ahogado  en sangre y represión provocando hasta ahora 17 estudiantes asesinados vilmente, situación  hoy conocida por el mundo entero, allí están las imágenes. Y para tratar de desviar  la tragedia que vivimos,  este pasado 5 de marzo   conmemoraron el presunto día de la  extraña  muerte de  Chávez en Cuba.  Quien desde el poder y tras 13 años de actuación demoledora  llevo a cabo  una masiva destrucción del país, caos que   el protempore Maduro ha continuado   monta el show de romper relaciones con Panamá siempre en la búsqueda   de un responsable de lo que ellos han hecho de este país, un guiñapo, ¿qué han hecho?  Sencillamente destruir la economía, desmantelar la agricultura, saquear grotescamente  los dineros del pueblo, establecer el odio entre los venezolanos,  y desmantelar y destruir  a PDVSA y las industrias de Guayana que hacían el sueldo de los venezolanos. Porque todo lo que le han puesto la mano lo han destruido   conduciendo  el país a la bancarrota fiscal y ruina absoluta en que nos encontramos.
 Para festejar  esta tragedia que abate a los venezolanos, el régimen criminal y represivo del protempore Maduro, el verdadero hombre de los tiranos Castro,  y la cúpula que por ahora le sostiene en el poder,  trajo al criminal dictador cubano Raúl Castro, a quien Chávez le entrego  la riqueza de este país  para sostener su criminal dictadura, destruyendo así  nuestro futuro,   en un acto  jamás visto en historia alguna de una nación,  vino de nuevo  a pisotear con su presencia  la dignidad  de los venezolanos y  el suelo de la patria que nos dejó Simón Bolívar.
 Y lo más trágico de esta tragedia que vive el país, es la inexistencia de un liderazgo opositor que tenga la auctoritas para oponerse a esta desbastacion nacional. Por el contrario,   hemos presenciado  los venezolanos en estos momentos trágicos que vive la república la  patética y lamentable  posición asumida  por hombres como Eduardo Fernández y Julio Borges, que la historia juzgara. Seguro estamos, que es  poco lo que falta para que concluya esta etapa  trágica que vivimos los venezolanos y después veremos. ALEA JACTA EST.
guzmanperez@gmail.com
@guzmanperez1

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CARLOS BLANCO, REPRESIÓN DESENFRENADA, TIEMPO DE PALABRA

"Maduro, para permanecer en el cargo que usurpa, tiene que seguir con la represión"
Represión desenfrenada
¿Por qué? ¿Hasta cuándo? Son preguntas que se hacen ciudadanos de todas las tendencias.
Cuando Nicolás Maduro se encaramó en Miraflores a través de una maniobra fraudulenta que le sustrajo el triunfo a Henrique Capriles, como toda la oposición denunció en su momento, tuvo dos opciones: la apertura o la represión; la primera en el caso de que quisiera moderar la catástrofe económica y social mediante el diálogo real; la violenta, en caso de que no quisiera o pudiera moverse de sus reductos político-ideológicos extremos. Maduro hizo un amago que se detuvo abruptamente; luego recurrió al insulto invariable hacia sus enemigos y frenó las sonrisitas pícaras que Nelson Merentes hacía a los empresarios, sobre la base de la promesa de cambiar, pero "que le dieran un tiempito y no declararan tanto".
¿Por qué Maduro no avanzó en la apertura que algunos de sus gestos sugerían? 
La hipótesis más plausible es que los grupos extremistas, tanto de "la derecha endógena" que presidiría el capitán Diosdado Cabello como la izquierda exógena, proteica, gritona y armada, no le permitieron moverse de lo que -según sus censores rojos- "habría hecho Chávez". No se paralizó con desgano y recomenzó la nueva etapa de intransigencia mortífera. Lo hizo, sin embargo, en condiciones diferentes a las que tocó vivir a su mentor, autor de una paternidad política tan absurda como irresponsable: la botija estaba, si no vacía, extenuada de tanto manoseo de camaradas, boliburgueses, bolichicos, bolichulos y otros parásitos. La escasez le estalló en la cara a un Maduro sorprendido de la falta de obediencia de la economía a sus caprichos; no alcanzaba a comprender que para gastar hay que tener ingresos porque los "vales", los fiados y los apretones de mano con promesa de pago, no funcionan en la economía contemporánea; apenas la trampa de corta vida de imprimir billetes sin respaldo.
El telón de fondo de la escasez es el crimen callejero desatado. Los venezolanos saben de esto, ya no por las noticias de periódicos y radios, sino por la dolorosísima experiencia propia o de alguien cercano. La escasez y el crimen entraron en las casas; la escasez preside las mesas mientras el crimen trepa por los muros de casas y edificios, cuando no se atraviesa al vehículo o serpentea en el autobús.
La escasez y el crimen cotidiano condensan la fuente de las rabias, democratizadas por la sórdida incompetencia del régimen. No sabían cómo resolver estos asuntos, a pesar de los planes y programas, porque ambos temas necesitan amplios consensos nacionales que incluyen a los factores de la producción -tenidos como enemigos-, a la oposición en todas sus ramas y facetas -también como enemigos- y la recomposición institucional (Fiscalía, Defensoría del Pueblo, Contraloría, Poder Judicial y, muy especialmente, del CNE) para crear un clima de honradez y decencia en el país. Hoy el Plan Patria Segura yace en la morgue de promesas rojas y la fórmula mágica para proveer dólares en el Panteón de las Ocurrencias Fallidas.
PLAN, PLOMO Y PRISIÓN.
Ante un panorama tan desolador como el referido, Nicolás Maduro podría haber reflotado la idea del diálogo con un mínimo de seriedad. El diálogo debía ser en un espacio neutral, y el régimen no puede construir su muñeco opositor para empezar a dialogar con él. Los representantes opositores tendrían que ser los dirigentes genuinos de las fuerzas democráticas; Maduro tendría que dar muestras palpables de que quiere dialogar con medidas como la liberación de Leopoldo López, de los estudiantes y los presos políticos, así como el enjuiciamiento de los asesinos que han actuado desde el 12 de febrero en adelante y destitución de sus jefes, entre otras medidas; y, finalmente llegar a una agenda convenida. En cuanto a los interlocutores no pueden ser representantes que no representan a nadie, sino los dirigentes estudiantiles y, en el campo político, al menos figuras como L. López, María C. Machado, A. Ledezma, H. Capriles y Ramón G. Aveledo, también los diputados opositores, entre otros relevantes. Si hubiese condiciones para el diálogo genuino habría que impulsarlo; no mientras sea esta farsa.
En el momento de escribir este texto, el camino de un eventual diálogo ha sido sustituido por la mascarada que se conoce. Su lugar lo ha tomado la represión. La más brutal ejercida por quienes se llenaban la boca con la "defensa" de derechos humanos, quienes enarbolaban las banderas de la rebelión social, quienes hicieron de la protesta su religión atea.
Esta represión no es signo de fortaleza sino de extrema debilidad y de tanto aprisionar a los demócratas, a los estudiantes, a los jóvenes, Maduro ha terminado como prisionero de los cuerpos represivos que comanda: no puede vivir sin ellos, no porque lo tumben, sino porque se cae. El recurso a los colectivos es la entrega del alma al diablo; con ellos logra reprimir sin medida y sin que nadie responda por los crímenes pero, al mismo tiempo, los militares y la policía se retiran parcialmente de la labor represiva en la cual unos cuantos oficiales y guardias nacionales se han envilecido hasta el asco.
Maduro se colocó en la situación en la que para permanecer en el cargo que usurpa tiene que seguir con la represión e incrementarla. Cuando se le agoten las municiones, se fatiguen los represores o se produzca desacato de sus órdenes ilegales, será el momento de la partida. Por lo tanto, no es audaz imaginar una transición pacífica debatida entre las fuerzas democráticas y factores del chavismo, que aunque sean tuertos tengan alguna ventaja en ese país de los ciegos ideológicos.
LA CALLE.
Nadie jefea la calle. Ha sido el resultado de una confluencia de factores, varios de ellos fortuitos y otros estructurales. Como todo proceso social vive inmensas contradicciones, por eso es que el pensamiento "políticamente correcto" suele fallar, como si las barricadas estuviesen diseñadas por un alto mando radical, del cual es una papaya deslindarse. Así como el Gobierno inventa su propia oposición; los mandarines inventan sus radicales para caerles a porrazos.
Los mejores métodos son los no violentos. Las barricadas -salvo cuando son para defenderse de una agresión policial, militar o paramilitar, ahora desatada- no suman sino que restan. Sin embargo, la vía del convencimiento es la mejor, antes que denigrar de los jóvenes que las usan, a veces más como instrumento de comunicación (e incomunicación) en la búsqueda de una solución inmediata a la tragedia nacional. Ha quedado demostrado que en la medida en la cual los dirigentes convocan con sentido más inclusivo, las manifestaciones combativas y pacíficas sobrepasan los combates de trincheras, circunstanciales y desventajosos, con los represores.
En medio de la humareda, dirección y organización son nuestras primeras necesidades.
www.tiempodepalabra.com
Twitter @carlosblancog

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ANTONIO JOSÉ MONAGAS, SIN CALLE Y SIN PUEBLO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

A simple vista puede reconocerse que las medidas adoptadas, están cortadas con el patrón de la intolerancia y la obstinación que domina al mediocre cuando el olor a derrota comienza a percibirlo y a preocuparlo.

SIN CALLE Y SIN PUEBLO

La actual crisis que padece el Estado venezolano, a consecuencia de la confusión que la misma gestión gubernamental ha causado en el curso de una administración que ha pretendido sabotear el devenir de la institucionalidad democrática para imponer sus criterios de execración, es la cruda expresión del agotamiento del modelo de desarrollo inspirado en un pervertido acto de egoísmo. Sobre todo, cuando las realidades dejan ver un desbarajuste que salpica al resto de manifestaciones en las que el gobierno nacional tiene el principal protagonismo. Es cuando termina de comprenderse la gravedad de la situación pues debajo de tan desvergonzada crisis, subsiste no sólo una crisis del tipo de acumulación, sino otra del tipo de dominación. Y en medio de tan dantesco problema, están movilizándose nuevas fuerzas sociales y nuevas demandas de fuerzas sociales tradicionales cuya clamor exhorta cambios de fondo pues resulta agobiante el inusitado papel del Estado, de su grosera intromisión en la sociedad y en la economía.

Parte de lo arriba expuesto, bien puede verse en el arrebato de enajenación y desconocimiento que Nicolás Maduro ha demostrado en el fragor de un febrero tan embarazado por perturbaciones, como el vivido a consecuencia de la insolente insurrección de militares contra la democracia representativa sustentada bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez en 1992. Así que ante las protestas generalizadas de un pueblo asfixiado por la ingobernabilidad vigente, el Ejecutivo Nacional parece haberse perdido entre las comisuras de un espacio político gravemente fracturado. A simple vista puede reconocerse que las medidas adoptadas, todas cortadas con el patrón de la intolerancia y la obstinación que domina al mediocre cuando el olor a derrota comienza a percibirlo, han apuntado a revolverlo todo.

El país está en ascuas.  Las realidades han sido apabulladas por la imposibilidad gubernamental de equilibrar las demandas sociales con la oferta política en un escenario de dificultades desvestidas por las inclemencias de una gestión pública obscurecida por intereses que en ningún momento se han correspondido con las necesidades de una país ansioso de democracia.

Es así como Nicolás Maduro ha adoptado decisiones no sólo unilaterales. Sino además, inmorales. Al mismo estilo de las encauzadas por cualquier tiranía. Sólo que éstas son sazonadas por los efectos de medios de comunicación sometidos que las disfrazan de “populares y necesarias” con el propósito de calumniar la voz de factores políticos que contrapongan sus recurrentes maquinaciones. Ahora, lidiar con la incertidumbre se le convirtió al régimen en una pesada carga cuyos resultados superan los aberrantes cálculos políticos realizados con la saña de un socialismo de mentira. Para ello, posiblemente el gobierno se habrá valido de la horda de militares de alta graduación cuya adulación es punto de honor para seguir vaciando las arcas de la República. Tendrá consigo la fuerza de choque de bandos armados cuyo alarde de poder lo constituye una motocicleta y una capucha. Pero aún así, debe saberse que a pesar de tanta fanfarronería, este gobierno comenzó a sentir que está quedándosesin calle y sin pueblo.

VENTANA DE PAPEL

A MERCED DE DISOCIADOS

Lo que viene advirtiéndose estos días de “guarimba”, es expresión del grave estado de anomia al que se ha llegado por culpa de la intransigencia e incompetencia de quienes gobiernan a Venezuela. Todo ello, en el marco de un proyecto político de gobierno montado sobre propuestas alimentadas sobre peligrosas contradicciones. Propuestas éstas que leídas con apuro, poco o nada revelan. Pero cuando se leen con el escrúpulo propio del análisis politológico, infieren un vulgar provecho por parte de quienes profanan el poder político desde la estructura gubernamental. La asincronía o incongruencia provocada entre la oferta política y las demandas sociales, reflejan una profunda insuficiencia de la cual se vale el actual gobernante para justificar los desmanes que, por razones del populismo implícito, le achaca a la oposición.

En medio de este cuadro de contrariedades, se han provocado agudos problemas de distinta caracterización. Pero en todos, cabalga una angustia cuyo impacto es proporcional al tamaño de la polarización que ha venido desatándose en el país. Precisamente, es acá donde un gobierno sensato y responsable estaría haciendo su mejor esfuerzo para superar los embates incitados por cualquier tipo de efervescencia social. Frente a esto, es pertinente citar al Marqués de La Fayette, militar y político francés (1757-1834) quien se atrevió a decir que “cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”. Y es lo que, de alguna forma, puede explicar la rebeldía popular que se instaló en el país desde los primeros días de febrero.

Y si bien este acoplo de condiciones definen lo que actualmente vive Venezuela, luce absurdo que el gobierno recurra a determinaciones que sólo conducen a elevar los niveles de opresión cuando estimula y permite a grupos forajidos (paramilitares) a arrogarse la fuerza necesaria para enfrentar, sin recato alguno, las protestas de calle protagonizadas por esa inmensa porción de pueblo fustigado por medidas que sólo han generado humillación y miseria. Aunque es inconcebible, ver que estos ataques de pandillas de encapuchados armados, cuenta con el respaldo de la fuerza militar y policial por precisas órdenes del propio “presidente de la República”. Ante tan espeluznantes hechos que han devenido en asesinatos de apreciados venezolanos, no hay duda en asentir que el país se encuentra a merced de disociados.

ENTRE EL VANDALISMO Y EL DESPELOTE

El país vive en medio de un vandalismo contradictoriamente animado por quien debería actuar en consonancia con la altura del cargo que ostenta. Nada menos que el propio “presidente” Maduro Moros. Su tácita declaración de  guerra de pueblo contra pueblo, al lado de la feroz proclama “candelita que se prende candelita que se apaga” en ocasión del desfile político militar en celebración de un año de la partida de Chávez, constituye una brutal  y excesiva afrenta que pasará, indiscutiblemente, a los anales de la historia política contemporánea venezolana. Aún peor, a la historia de la infamia política nacional. Su mordaz discurso alienta el paramilitarismo que es igual a decir que pone en el disparadero a la violencia a partir de la cual se cuecen las muertes que han venido dándose sin que el régimen haga algo que revierta lo que acontece.

Bajo tan grotesco llamado a la violencia, se inspira la voz de otros actores gubernamentales cuya impudicia supera los límites del descaro y la desvergüenza. Sobre ellos, miembros del gabinete o gobernadores oficialistas, recae la culpa del descalabro que se escurre entre los preceptos de una Constitución que resultó ser de adorno del esperpento llamado socialismo del siglo XXI. El gobierno central no ha querido reconocer a su opuesto. Su equivocado sentido de la gerencia, es consecuencia del influjo militarista y fascista que heredó del pensamiento obtuso contenido a lo largo de años de sectarismo marxista vividos durante la época negra de la URSS. La ideología pregonada por el régimen luce tan burda como ridícula. Resultó ser la manera de gobernar, pero sólo para una parte.

Y es que en definitiva, tal como lo expresó el francés Paúl Bocuse, “se necesita poco para hacer las cosas bien, pero menos aún para hacerlas mal”. O sea, la manera que sigue el régimen toda vez que lo que lo moviliza es el propósito de continuar repartiendo migajas o las sobras de lo que deja la boliburguesía importadora y sus policastros. Entonces, en el ambiente caliente que el régimen ha activado, sólo garantizará, a contracorriente, continuar viviendo entre el vandalismo y el despelote.

 “En política, las decisiones no siempre tienen el desenlace esperado. Muchas veces, mientras mayor es el esfuerzo por el logro de propuestas, mayor es el costo político implicado pero menor es la satisfacción generada. Y esto sucede con más reticencia, cuando se gobierna con ínfulas de tiranía, desatendiendo las razones de la democracia” AJMonagas

Antonio Jose Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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OSWALDO ÁLVAREZ PAZ, PALABRAS PROSTITUIDAS, DESDE EL PUENTE

Mario Vargas Llosa, en su columna dominical, nos recuerda las reflexiones de Orwell sobre la prostitución de las palabras. En este caso se refiere al uso y abuso de la palabra “fascismo”. 
Hoy día se aplica como calificativo a todo. Se acusa como tales a tirios y troyanos, pero quien más la utiliza es Maduro para descalificar a los demócratas. 
Estoy seguro que desconoce su verdadero significado. Lamentablemente tenemos al frente del Estado a un hombre de ignorancia enciclopédica. Es decir, se puede escribir una enciclopedia con las cosas que Maduro no sabe.
Pero no vale la pena intentar que entienda. Lo cierto es que la palabrita ha quedado solamente para identificar autocracias con vocación totalitaria y represiva. El régimen se autodefine. Imposible que sirva para satanizar a demócratas en ejercicio de sus derechos fundamentales.
La mil millonaria campaña por la Paz encabezada por el mismo personaje, con sus repetitivas frases y convocatorias a eventos carentes de honestidad intelectual y política, también erosiona una palabra que como concepto, tiene que estar vinculada a la Verdad y a la búsqueda de la Justicia. Ambas cosas son inexistentes para el gobierno actual.
El tipo, además de la manifiesta ignorancia, pierde la cabeza con facilidad. Por estos días sigue acusando al expresidentes Álvaro Uribe de las consecuencias de su propia incapacidad, provoca al presidente Santos, rompe relaciones con Panamá insultando al presidente Martinelli en términos propios de botiquín baratero, retoma la línea ofensiva contra Estados Unidos y el mundo libre y, para colmo, termina acusando de “tramposa” a Christiane Amanpour, famosa periodista de CNN a quien le concedió una reciente entrevista.
Mientras tanto la represión continúa sin lograr detener la acción libertaria de los estudiantes y de la nación que los apoya. Maduro es víctima de sí mismo. Chávez debe estar revolcándose en la urna.
oalvarezpaz@gmail.com 
@OswaldoAlvarez8

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LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., GRACIAS COMANDANTE

Huber Matos un hombre cuya vida lo había llevado a confrontar los totalitarismos
Mucho se ha hablado del comandante en estos días. Además de recordar su heroicidad, no deja de mencionarse su humildad, característica que combinaba con una apasionante defensa de sus principios, buscando la democracia. Pese a lo mucho que fue maltratado, supo sonreír a la vida y soñar con que algún día las metas se alcanzarán, perdonando incluso a los que estuvieron a su lado y luego lo adversaron.
Una vida llena de lucha y entrega por sus ideales lo llevó a manifestar fervientemente sus ideas. Sin embargo, cuando observó que el rumbo no era el adecuado dio un paso al costado. Fue un verdadero honor haber podido conocer a Huber Matos un hombre cuya vida lo había llevado a confrontar todos los totalitarismos. De ser un revolucionario que combatió la dictadura de Fulgencio Batista, se convirtió en uno de los presos políticos más emblemáticos de la dictadura cubana cuando el 19 de octubre de 1959 le manifestó a Fidel Castro, a través de una carta, que abandonaba la revolución, entre otras razones porque no se admitía la disidencia.
Huber Matos Benítez
 (Yara, Cuba, 26 de noviembre de 1918 -
Miami, 27 de febrero de 2014)
La vida de Huber Matos estuvo llena de tormentos en mazmorras dictatoriales en las que el debido proceso era una quimera, la tortura una realidad y la humillación una constante. Sin embargo, la tiranía fracasó en destruirlo moralmente, pues el comandante Matos llevó siempre en alto los valores de la justicia y la verdad.
Gracias por su ejemplo moral comandante Matos y por servir de estandarte para los que, pese a las penurias y maltratos desde el poder, saben que evocar la democracia es posible. Su último sueño, ver a Cuba libre, a lo mejor no lo disfrutó, pero su lucha será el modelo a emular para que los que torturan, mancillan y amedrentan no sean más que tristes recuerdos de la historia.
luisdalvarezva@hotmail.com
@luisdalvarezva

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GERÓNIMO FIGUEROA FIGUERA, CONFERENCIA DE PAZ ES PARA DISTRAER, NUESTRA OPTICA

Es una lástima que algunas personas no entiendan o no les de la gana entender que los gobiernos fascistas y comunistas utilizan las herramientas democráticas como barniz y cuando se sienten acorralados inventan escenarios distraccioncitas y recurren a la represión. Durante estos 15 años el régimen ha hecho esos ensayos y le han salido bien, por lo que la convocatoria a la conferencia de paz realizada por Nicolás Maduro el miércoles 26 de febrero y donde asistieron cinco alcaldes y dos diputados suplentes electos con la tarjeta de la MUD, así como dirigentes gremiales del sector empresarial y personas individuales no puede ser la excepción. 

Hubo algunos discursos coherentes como el pronunciado por el Alcalde de Churuguara de Falcón, que no solo denunció los atropellos cometidos contra los estudiantes sino que reclamó los recursos para su municipio, pero hubo otros que solo buscaban templar mecates, para ver como se enchufan en el gobierno. El presidente de Fedecámaras en vez de decir que no era el jefe de la guerra económica se dedicó a un lloriqueo y pedirle a Maduro que cuando viaje al exterior lo lleve en el avión presidencial.
Pero lo mas patético fue el discurso de Miguel Cochola que además de corto y pobre en contenido, fue incapaz de fijar posición y decir la verdad, sin que eso significara faltarle el respeto a Nicolás Maduro, perdió la oportunidad de decir en cadena de radio y televisión que él no era ningún ladrón ni acaparador, tal como lo dijo Maduro 10 días antes del 8 de diciembre del año pasado cuando se realizaron las elecciones municipales. Tampoco tuvo coraje para recordar que en Valencia los paramilitares armados por el gobierno de Maduro, habían asesinado a una joven estudiantes que soñaba con la democracia y  la libertad. Igualmente que habían muchos ciudadanos heridos, detenidos y torturados por efectivos del gobierno nacional. 
Génesis Carmona, una joven de 20 años de edad, con muchos sueños y esperanzas, era una luchadora a favor de la democracia y la libertad, lo cual demostraba con la asistencia a las marchas convocadas por los sectores democráticos. No tenemos dudas que Génesis por ser habitante de la ciudad de Valencia, el 8 de diciembre del año pasado hizo su respectiva cola para votar por Miguel Cochola para que fuese electo Alcalde. Cochola se dedicó a dar las gracias a Maduro por la iniciativa de convocar a esa reunión por la paz y que la ciudad de Valencia necesitaba unos camiones para recoger la basura.
No somos agentes del imperio ni vendidos al gobierno de Maduro, pero comportamientos como el que tuvo Miguel Cochola y los otros come flores el miércoles 26 de febrero en horas de la noche en Miraflores, es lo que ha hecho crecer la desconfianza y la credibilidad en algunos dirigentes (no todos) de la Unidad Democrática y que alimenta la abstención en algunas personas cada vez que se les convoca a votar, lo cual  es calificado por algunos desviados de irresponsabilidad, pero no se detienen a pensar porque se produce la abstención.
También hubo discursos destemplados como el de Diosdado Cabello, Aristóbulo Isturiz y Jorge Rodríguez, quienes no solo ratificaron el odio que siente por los sectores democráticos, sino que justificaron las agresiones y prácticamente dijeron que los estudiantes eran quienes habían agredido a los guardias nacionales y colectivos armados. Afortunadamente a estas alturas son muy pocos los que quedan con ganas de seguir reuniéndose en la conferencia de paz inventada por Maduro, solo  algunos come flores siguen hablando el discurso de la paz.
La prueba de que la reunión era una farsa, fue que mientras en Miraflores se realizaba el torneo de discursos, en toda Venezuela la Guardia Nacional y los colectivos armados por el gobierno reprimían a los estudiantes. Es más, sería interesante preguntar en que pararon las reuniones que tuvo el vicepresidente Arreaza con los empresarios para buscar solución a la escasez en el año 2012, antes que el difunto se fuera al otro mundo.
 
geron2ff@hotmail.com
@lodicetodo
CNP: 569

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SAÚL GODOY GÓMEZ, SIN CARETAS,

Luego de los sucesos del 12 de Febrero del 2014, día de la juventud, el país entró en un ciclo de conmoción y ajuste como nunca antes; los estudiantes decidieron, sin ayuda ni apoyo del país político, tomar las calles en modo de protesta, y razones para la protesta había, por toneladas.

El gobierno fascista de Nicolás Maduro se puso bruto, como era de esperar, y trató, por todos los medios posibles, de anular la acción estudiantil.  Todo empezó en el estado Táchira, reclamando la inseguridad que se vivía en la universidad, la protesta fue reprimida por la Guardia Nacional, sin medida ni respeto por las garantías ciudadanas, la protesta creció, y aparecieron los colectivos armados.
Fue como encender un reguero de pólvora, ciudad tras ciudad, a lo ancho y largo del país se unieron a las protestas y, a medida que aumentaba el reclamo, la represión subía de volumen.
Es de destacar que la respuesta chavista a un problema con los estudiantes fue, desde un principio, de carácter militar, parte de un plan pre-establecido por la cúpula militar y con asesoría de los cubanos, de apoyarse en los colectivos armados, sostenidos por el gobierno de Maduro, grupos paramilitares fuera de la ley que operarían bajo protección militar, y como eran grupos mercenarios, no tenían sujeción a ninguna norma, ni compromiso con ninguna causa social o de justicia, su misión era herir, matar y destruir vidas y bienes civiles; este plan se había urdido hacía ya un tiempo, cuando se veía los nubarrones de malestar social en el horizonte, debido a las difíciles condiciones económicas impuestas al país por el llamado Plan de la Patria, o sea, la imposición del castrocomunismo en nuestro país.
El Táchira era el globo de ensayo, nunca se les ocurrió que los tachirenses iban a oponer tal resistencia a la violencia chavista y, cuando en apenas días tenían al país movilizado, se dieron cuenta de que también habían subestimado la organización y la dirección del movimiento estudiantil; en ese momento se decidió, en La Habana, la intervención directa de los cubanos, que empezaron a entrar al país en contingentes disimulados, para no levantar mucho polvo y llamar la atención.
Pero entonces se les dividió la oposición, aparecieron Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma hablando de La Salida, y la MUD, que el Gobierno creía tener bajo control, también llamó a la calle, al menos la parte de la MUD que no estaba de acuerdo con la brutal respuesta del régimen para con los muchachos y que creía en retomar los espacios públicos para visibilizar el descontento ante la situación política que planteaba el gobierno.
A medida que las semanas se fueron montando en protestas masivas, a pesar del blackout informativo, de la terrible autocensura de los medios privados, de los ataques a los servicios de telefonía e internet, donde se desempeñaban las redes sociales, los abusos y crímenes contra la población civil empezaron a filtrarse a borbotones hacia el exterior.
Varios puntos debemos resaltar; uno de ellos, la actitud de Capriles con respecto a sus colegas y amigos que apoyaron a los estudiantes, la impresión de que Capriles estaba molesto con lo que sucedía quedó marcada, no era su plan, no era su respuesta, y su pacifismo a ultranza, en medio de esta violencia, se veía ya no ridículo, sino absurdo; pero lo peor vino con el anuncio de la MUD, en vocería de Julio Borges, de guardar el luto el día 5 de Marzo en memoria de Chávez, que fue recibido como un nuevo intento de la MUD por quitarle el apoyo a los estudiantes, de tratar de darle validez y legitimidad a un gobierno criminal, de virar los acontecimientos de nuevo, a favor de esa extraña “conchupancia” de un sector político de la oposición con la “normalidad” que el gobierno chavista exigía, y a pesar que nuestros jóvenes ya habían puesto 18 muertos y un número incontable de heridos, presos y desaparecidos en su lucha por Venezuela, pareciera que ganó el bozal de arepas y los intereses económicos, que prevalecen en ese cónclave de hombres probos y respetuosos de la ley, de manera que, de nuevo, la MUD intentó suprimir las acciones de calle y enfriar las protestas hasta “un momento más adecuado, cuando seamos mayoría”, o sea, nunca, porque en estos casos la mayoría no se convence con argumentos sino con acciones, con valor y arriesgando la vida como corresponde con unos usurpadores asesinos.
Mientras tanto, que Leopoldo López se pudra en la cárcel, junto a otros tantos presos políticos que la MUD ha estado negociando infructuosamente su liberación.
El otro asunto fue la decisiva respuesta de los venezolanos en el exterior que, alrededor del planeta, pusieron a billones de personas a vibrar de nuestro lado, al punto que grandes medios, eventos y artistas se unieron a nuestra causa, por primera vez el chavismo sintió el rechazo mundial a sus pretensiones de que las cosas son como a ellos les da la gana. Los mecanismos de observación internacionales empezaron a moverse, las alarmas sobre violaciones de lesa humanidad están encendidas, puede que esta vez no se salgan con la suya.
En ese momento, los carnavales venían muy a propósito al Gobierno para enfriar el caldeado ambiente y el aniversario de la desaparición oficial de Chávez extendería el tiempo vacacional y ayudaría a cohesionar un chavismo en desbandada. Crasos errores de juicio, todo les funcionó al revés.
Ya las máscaras cayeron, los chavistas no son demócratas ni creen en el amor, Chávez destruyó el país, los del PSUV y sus aliados son unos entreguistas, traidores a la patria, la mayor parte de los miembros de la MUD sólo ha servido para cuidar sus intereses, Maduro es un factor de los cubanos en Venezuela, perdimos por cobardía a nuestras FFAA y, aún así, el pueblo está de pie y dispuesto a la reconquista de su libertad; los pueblos, caseríos, barrios y zonas que eran rojas rojitas también tienen razones para protestar y están levantando sus voces, haciendo sonar sus cacerolas y pronto estarán en las calles con los estudiantes, igual que sus padres y amigos, que todos nosotros, porque lo que viene es historia pura, una nueva independencia de esos comunistas retrógrados y hambreadores.
En las actuales circunstancias, el gobierno no gobierna, el país se ha hecho inviable, como dijo uno de los alucinados dirigentes del gobierno, se pasó del punto del no retorno, ya sabemos quién es quién y de qué lado está. La reacción en cadena comenzó, Venezuela jamás será colonia cubana.-
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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ENRIQUE PRIETO SILVA, LOS DDHH DE LA “REVOLUCIÓN”


La reivindicación política considerada irreversible por los estudiantes y su pueblo, ha creado un clima enrarecido en el acontecer nacional, pero de aparente fertilidad del sosiego que hemos adolecido por tres lustros, que hoy parecen una eternidad insoslayable. Parodiando a los dirigentes “revolucionarios”, el país se ha convertido en una gran cancha deportiva jugando a la “candelita”, cuyo encendido es inapagable. Así los cuerpos de seguridad necesitan gran habilidad de bomberos, para que “candelita que se enciende, candelita que se apaga”, pero ni para eso alcanza la mesmedad gubernamental adolecente de deficiencia capacitaría para resolver la mínima crisis social.
 Tomamos “La dolorosa verdad” de Fernando Londoño, que expresa con simpleza: “Lo que pasa en Venezuela tenía que llegar y llegó, así sea que todavía falte lo peor”. Nada fue impredecible. Los que nos jactamos de sentir el sol en cuatro dedos de frente, pronosticamos que el chavismo sería “recordado como autor de un milagro económico a la inversa”, que como bien lo dice nuestro comentado articulista, milagro “de los que se registran pocos en el devenir de los pueblos: Convertir en país miserable el más rico de América no es hazaña de todos los días.
Antes dijimos con palabras de una político nacional, que “la peor tragedia que Chávez arrojó sobre este país es la de habernos envenenado el alma sacando de cada uno de nosotros lo peor que teníamos por dentro, para convertirnos en un país de enemigos… irreconciliables… proyecto que resultó trágico y cómico, copiando todo lo autocrático, mesiánico, autoritario, megalómano y militarista de Stalin, Mussolini, Hitler, Fidel y Raúl Castro. Destruyo todo y no creó nada; deformó en vez de formar, arruinó al país, eliminó las instituciones, subordinó todos los poderes a su capricho, acabó con la economía, con el trabajo, con la producción, con la enorme infraestructura que construyo la democracia para envidia de Latinoamérica, pulverizó la moneda, desato una espantosa inflación, provocó el desabastecimiento y la carestía”; y si fuera poco, sus seguidores compungidos por su muerte, que no aceptan, quieren mantenerlo “vivo” en el ambiente bastante enrarecido de nuestra patria.
Ya vimos al “canciller”, que antes fue agricultor, reformador y multisapiente como todas las fichas del ajedrez “chavista”, rondando por los países adláteres y chuleadores como saltimbanqui y jornalero practicante de magia, para convencer al mundo exterior, ese que le es negado a la cultura “revolucionaria”, de que su comparsa, que hasta hace un año fue orientada y dirigida por el “difunto eterno”, siguieron las reglas de la Madre Teresa de Calcuta, con el debido respeto de esta santa religiosa, para convertir a nuestro país en “el de las maravillas”. Sinceramente, un grandísimo descaro, que con números y “records” comprados con la “petrochequera” que arruinó al país, -dice- que no se merece “el uso de los DDHH con fines ajenos a su verdadera naturaleza por parte de países poderosos, para socavar el entendimiento entre las naciones, quebrantando los principios y normas de la Carta de las Naciones Unidas, que van en detrimento de la paz internacional”.
¡Sinceramente, es risible!. Piensa Jaua, que en este momento de la información abierta e inmediata por las redes sociales, puede presentarse con un discurso kindergaterino para convencer al Órgano Internacional de que “Venezuela, no acostumbra, exponer sus logros y desafíos en estos foros internacionales”, que lo que ocurre en Venezuela, “es el producto de una campaña internacional de mentiras y falsedades que presentan hoy a nuestra Patria en situación de caos y guerra civil...”, y con descaro manifiesta estar “obligado a hablar en nombre del derecho a la paz y a la dignidad que tiene un pueblo libre como el venezolano”. Piensa que el mundo no se ha percatado de lo que ocurre aquí entre nosotros, que tristes y avergonzados hemos tenido que asumir la pena de esta desidia y novelesca “revolución bolivariana”, que nada tiene que ver con Bolívar, ni con revolución, e intenta convencerlos de que hay una campaña de “potencias imperiales” que han frenado su “buena acción de gobierno” y quieren impedir que el pueblo siga disfrutando de las bondades de un modelo “revolucionario socialista”, que atribuye a “poderosos laboratorios mediáticos nacionales e internacionales empleados para una guerra psicológica sistemática “contra mi país, amplificando las noticias negativas que salen de Venezuela, pretendiendo hacer ver que en nuestro país hay un caos generalizado, represión indiscriminada y desproporcionada de las autoridades hacia el pueblo para así justificar la intervención extranjera en los asuntos internos y promover condenas y sanciones injustas”.
¡Que torpe es este canciller! Es capaz de justificar las colas para obtener productos básicos como la causa de la escasez y la inseguridad, pero ya en Ginebra tienen la apreciación de lo que ocurre; y tomamos otro párrafo del antes mencionado Londoño, que hasta nos avergüenza y da tristeza: “El pueblo está en las calles, dispuesto a hacerse matar. Y lo están matando. La juventud estudiantil, que sabe cerrados los caminos del porvenir, le apuesta a cualquier cosa, menos al continuismo cobarde. Los empresarios lo perdieron todo hace rato. No tienen cuentas para hacer. Y los paniaguados del sistema ven con horror que el sistema ya no tiene mercados para comprar sus conciencias”. Pero pareciera que el sol da luz y al fin, no podrán tapar el sol con un dedo.
eprieto@cantv.net
@Enriqueprietos

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RÓMULO LANDER HOFFMANN, PASAJEROS DE LA HISTORIA

Si bien es cierto que en momentos de exacerbación política y efervescencia social es necesario la presencia de voces ponderadas, que no timoratas, nunca me imagine que las voces de la estulticia se pronunciaran en nombre de toda la Mesa de la unidad.

Tampoco, como personajes que han demostrado una valentía excepcional y un don de liderazgo a toda prueba, como Antonio Ledesma, se sumara a esta infeliz declaración de duelo, o al menos que no se deslindara de ella. Mucho menos que un Veterano (sin alusiones de ningún tipo) como Aveledo se dejara pasar ese strike.
Que lo propusiera alguna gente que medra dentro de la mesa, de las que no valen ni siquiera el gasto de la tinta para mencionarlas, no me extraña, pero dejarse arrastrar por semejante insensatez no tiene excusa.
Como bien dicen los Mejicanos: Calladito te ves más bonito!!: La simple declaración de acordar luto y/o respeto por quien nunca respeto a nadie, por quien profirió las mas deleznables opiniones de personajes, con los que podía estar de acuerdo o no, cosa absolutamente irrelevante al caso, podría interpretarse como que se está de acuerdo con lo que el sátrapa dijo en su momento; (La esposa de Cesar no solo debe ser honesta, también debe parecerlo.)
Les recuerdo algunas de ellas:
1.- Yo no pateo perro muerto
2.- Me alegra que haya muerto ese demonio vestido de sotana, ojalá se esté pudriendo en el infierno.
3.- Palabras de Hugo Chávez después de la tragedia de Amuay: “El show debe continuar”
Me pregunto; ¿ si algunos de sus padres, madres o hermanos fueran los aludidos en estas frases igual decretarían ustedes el cese de actividades y luto por quien NUNCA quiso a Venezuela ni a los venezolanos?
Y a efectos de sus cavilaciones (que buena falta les hace) tengan en cuenta una cosa, acaso la más importante de todo lo aquí dicho; A Uds. no es que los dejo el autobús de la historia, Uds. se bajaron de el cuando estaba andando. Y su mayor estupidez fue no querer darse cuenta que el autobusero estaba adentro y a punto de chocarlo.
Amanecerá y veremos.
ROMULO LANDER
rlander48@yahoo.com
@rlander48

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BRIAN FINCHELTUB, EL DISCURSO OFICIAL

El manejo del discurso en situaciones de crisis es clave al momento de bajar o subir los niveles de conflictividad social y política. Cuando usted tiene una responsabilidad de liderazgo modela conductas. En consecuencia, lo que dice o deja de decir influye directamente sobre sus seguidores. Lo que uno espera del liderazgo es un mínimo sentido de responsabilidad, mucho más cuando hablamos del jefe de Estado. Las palabras es imposible recogerlas, detener sus consecuencias aun más difícil.

Nadie puede apagar la “candelita” echándole gasolina, nadie puede llamar a la paz con un discurso incendiario. Las palabras de Nicolás Maduro esta semana ordenando a los llamados “colectivos” disolver barricadas representan un acto de enorme irresponsabilidad. Primero porque no compete a civiles el control de manifestaciones públicas y segundo porque enfrentar pueblo contra pueblo lo que trae es más violencia. Tal como quedó demostrado con los lamentables hechos de Los Ruices.

Un presidente debe evaluar muy bien el impacto que tienen sus palabras sobre la opinión pública. No puede una persona que ocupa la primera magistratura del país salir en cadena de radio y televisión dando mensajes que en nada tranquilizan a la población. No quiero pensar que sea algo premeditado, no quiero pensar que algunos estén interesados en llevarnos a un escenario de caos y muerte para sacarnos del foco sobre los verdaderos problemas de Venezuela: escasez, inflación, inseguridad, corrupción y desempleo.

Es contradictorio verlos un día en televisión con globos blancos llamando a la paz y al otro día rodeados de militares llamando a la confrontación. Nadie los entiende, así es imposible creer en un posible dialogo, sobre todo porque la calle te dice otra cosa: Siguen las detenciones y la represión. Ahora con el componente de los grupos paramilitares que a punta de pistola disuelven manifestación.

Es momento que desde el poder entiendan que la paz está en sus manos. No pueden borrar las demandas sociales de un amplio sector de la sociedad a punta de balas. Tampoco tratar de invisibilizar a más de 7 millones de venezolanos llamándolos fascistas. Mientras veamos al contrario como enemigo y no como adversario alimentamos la violencia. El país necesita un lenguaje de paz que les hable a todos sin dividir, sin odios, sin resentimientos. Pero para que haya paz debe haber justicia, que los nombres de los jóvenes asesinados en estos días no se sumen a las listas del olvido que ha generado la impunidad.

Brian Fincheltub
Brian@juventudsucre.com
@Brianfincheltub

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JOAQUÍN VILLALOBOS, CÓMO ENFRENTARSE AL CHAVISMO (PUBLICADO EL DIARIO EL PAÍS DE ESPAÑA)

“La oposición no debe inventarse una insurrección, sino llegar a ser mayoría”

Es en realidad posible que a corto plazo se derrumbe el Gobierno chavista?; ¿puede ocurrir en Venezuela lo que acaba de ocurrir en Ucrania o lo que pasó recientemente en el mundo árabe?; ¿está el modelo bolivariano social y políticamente agotado?; ¿son similares las condiciones que vive Maduro con las que tumbaron a Fujimori en Perú y a otros Gobiernos del continente? Las informaciones que llegan de Venezuela, sobre todo de los opositores, dejan la impresión de que el gobierno de Maduro está a punto de caer fruto de las protestas callejeras. Sin embargo, derrocar Gobiernos a partir de movimientos civiles no es fácil.

La polarización que domina Venezuela ha contaminado los análisis políticos con una lógica de buenos o malos, empobreciendo el debate intelectual sobre lo que está pasando en ese país. Luego de una década, denunciar las maldades antidemocráticas del chavismo se ha vuelto repetitivo e irrelevante. 
Es público que en las actuales protestas callejeras no solo están presentes descontentos sociales, sino una lucha entre las estrategias de los dos principales líderes opositores sobre cómo enfrentarse al chavismo. La estrategia de Leopoldo López se inclina por provocar la caída a corto plazo del gobierno de Maduro y la de Henrique Capriles se orienta a acumular fuerzas para enfrentarse al chavismo y derrotarle en futuros procesos electorales. ¿Cuál de estos líderes tiene la razón?
Toda protesta rompe la normalidad de quienes participan y de quienes no participan; esto vuelve imposible mantener de forma indefinida a miles de personas movilizadas permanentemente. La lucha de calle tiene por ello un periodo de ascenso y un periodo de descenso que ocurre por agotamiento natural. Una protesta social solo puede sostenerse de forma prolongada si hay un motivo de gran potencia que sea retroalimentado por una represión tan brutal como la de Ucrania. La crisis económica y la inseguridad son factores potentes para motivar una protesta social normal, pero no para tumbar un Gobierno. Las elecciones son el mecanismo más efectivo para descargar descontentos sociales y Venezuela ha tenido casi una elección anual durante los últimos 15 años.
López intenta provocar la caída rápida de Maduro y Capriles prefiere agrupar  fuerzas para las elecciones
La oposición ha sobrevalorado el factor externo en su lucha, sin considerar que la presión internacional hace ruido, pero no derrumba Gobiernos, a menos que se trate de una intervención militar, que es impensable en Venezuela. Hay mayoría de gobiernos de izquierda en Latinoamérica y estos seguirán apoyando a Maduro a partir de considerar que si este llegó por los votos, solo por los votos debe salir del poder. Este argumento no tiene nada que ver con solidaridad izquierdista, sino con defender la propia estabilidad de sus gobiernos.
Los gobiernos bolivarianos manipulan las instituciones, aplican la justicia a su antojo, coartan la libertad de expresión, pero no matan y usan la represión de forma moderada. Cuando una represión es brutal, ni se puede ocultar, ni es necesario exagerarla. Teniendo a cuenta los quince años de polarización extrema que tiene Venezuela, la violencia política sigue siendo poco relevante. Ni el Gobierno quiere matar, ni los opositores están dispuestos a provocar que les maten. La realización sucesiva de eventos electorales ha impedido que la violencia se generalice.
Si López persiste en su estrategia de revuelta popular para que “Maduro se vaya ya”, las protestas tenderán a ser cada vez menos masivas, menos pacíficas, más violentas y más impopulares. 
Los grupos de choque de López se enfrentarán a los grupos de choque de Maduro por el control de la calle, hasta volverse una situación cotidiana desgastante que producirá muertos por goteo de lado y lado, tal como ya está empezando a ocurrir. 
Las protestas pueden servir para acumular fuerzas, denunciar y debilitar al chavismo, pero no podrán por sí solas derrocar al Gobierno de Maduro. La oposición no cuenta con ningún instrumento de poder para generar un desenlace y esto solo sería posible si se produjera una división en el Ejército o en las filas chavistas.
Sin embargo, la estrategia “insurreccional” de López genera miedo al revanchismo en las filas chavistas y el miedo es un factor de unidad y no de división. Por lo tanto, López está cohesionando más al chavismo en vez de dividirlo.
Capriles tiene razón: la estrategia de López divide a la oposición venezolana
Las crisis económicas hacen perder elecciones, pero no derrumban gobiernos automáticamente. El chavismo como fenómeno político ha sido un proceso de inclusión social y de construcción de nuevas élites. Ambas cosas han ocurrido mediante una reorientación desordenada de la renta petrolera con mecanismos que pueden ser considerados corruptos, ineficientes y populistas, pero este tipo de mecanismos son históricamente similares a los que dieron base a muchas otras élites y fuerzas políticas en el pasado en todo el continente. Se trata de una fuerza social que nació políticamente con Chávez, y esto genera unas lealtades que no se degradan tan rápidamente por efecto de la crisis económica o porque se violen libertades.
La oposición venezolana cometió graves errores en el pasado, siguieron una estrategia invertida que se inició con un golpe de Estado y continuó con huelga, protestas callejeras, elecciones, denuncia de fraude y retiro de las elecciones hasta fragmentarse en decenas de pequeños grupos. Ese error implicó que los opositores le regalaran a Chávez el control total del Ejército, del petróleo, del Parlamento, de la justicia y del poder electoral. Luego corrigieron, se unieron, regresaron a las elecciones, ascendieron en resultados y cometieron un nuevo error al convertir en derrota su excelente resultado frente a Maduro. Su obsesión por denunciar “fraudes” electorales inciertos termina en deslegitimación de las elecciones, que son el único instrumento que tienen para llegar al gobierno. No es lo mismo enfrentarse a un fraude que competir en desventaja.
Sin duda Maduro es un pésimo gobernante, Venezuela vive una terrible crisis y el chavismo se está agotando, pero su fuerza social es suficiente para mantenerlo en pie. El problema central de la oposición venezolana no es inventarse una insurrección, sino convertirse en mayoría superando las arbitrariedades antidemocráticas, dar seguridades al chavismo de que no habrá revancha, ganar elecciones y reunificar a Venezuela con chavistas incluidos. 
El medio siglo de castrismo habría sido imposible sin la cooperación de la oposición recalcitrante del anticastrismo de Miami y el bloqueo de Estados Unidos. Capriles tiene razón: hay que acumular fuerzas. La estrategia de López paradójicamente puede dividir a la oposición y darle fuerza a Maduro. El debate principal no es sobre la maldad del chavismo, sino sobre la estrategia de la oposición, porque la suerte de Venezuela, solo los venezolanos pueden decidirla.
Joaquín Villalobos fue guerrillero salvadoreño y es consultor para la resolución de conflictos internacionales.
http://elpais.com/elpais/2014/03/02/opinion/1393795243_401646.html

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ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, EL FORO DE SAO PAULO, LA IZQUIERDA REAL Y LA NUEVA IZQUIERDA


1
LULA Y CASTRO
VERDUGOS DE LAS DEMOCRACIAS
Muy pocos analistas políticos advirtieron en su momento fundacional –corría el año de 1990– las verdaderas intenciones del sindicalista Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores del Brasil, al organizar, conjuntamente con Fidel Castro y el Partido Comunista de Cuba, el llamado Foro de Sao Paulo. El derrumbe de la Unión Soviética consumado tras la caída del Muro de Berlín había conducido a la precipitada e insólita presunción de que con la desaparición de la URSS y la hegemonía sin contrapesos de Estados Unidos como única gran potencia en el escenario mundial cesarían como por arte de magia los conflictos entre las naciones y, lo que rayaba en el absurdo, al desaparecer los conflictos desaparecía el motor de la historia. Lo que llevaría al analista Francis Fukuyama a declarar oficialmente el fin de la historia en un libro altamente polémico y best seller del mismo nombre.

¿Cuáles eran esos propósitos? Llenar el vacío dejado por la desaparición de la Unión Soviética como principal sostén material del comunismo mundial y del PCUS, su partido, como faro ideológico y político de los partidos afines en América Latina. Una operación de alto calibre, orientada a responder a la confundida feligresía de la izquierda marxista hasta entonces controlada por el eje La Habana-Moscú y huérfanos de toda dirección estratégica. Agudizada dicha crisis por la derrota sufrida desde los años sesenta-setenta por la política expansionista del régimen cubano y su control de los factores más radicalizados de la izquierda socialista latinoamericana.

La importancia de Lula da Silva y su equipo de asesores provenientes del trotskismo, radicaba en la comprensión de un fenómeno crucial impuesto por la brutal derrota de la vía armada: la necesidad de imponer una línea pacífica, constitucional y electoralista, aparentemente anticomunista e inmanente al sistema, flexible y adecuada a las características específicas de cada nación, de modo de apoderarse de los respectivos Estados desde dentro de sus instituciones y actuar en función del campo de maniobra que dejaran las crisis de los respectivos sistemas de dominación que preveían o habían decidido precipitar. Lula lo expresó sin ambages, al señalar en algunas entrevistas que aun siendo comunista, como su hermano, tenía perfectamente claro que como comunista sería inmediatamente rechazado por la sociedad brasileña: inventó al efecto el Partido de los Trabajadores. Y se travistió de demócrata impoluto, independiente y progresista. Distante del marxismo y héroe de la pobreza, de donde provenía. Adecuando todo su accionar interno a no ir en sus reivindicaciones populares ni un centímetro más allá de las coordenadas que le dictaban unas instituciones fuertemente asentadas tras la caída de la dictadura. Particularmente sus ejércitos y su potente empresariado.

Por lo menos en Brasil, pivote del Foro y desde antaño centro de ambiciones subimperiales de su élite dominante, el PT no osaría reclamar en lo inmediato el control absoluto, unidimensional y tendencialmente totalitario del aparato de Estado. Otro sería el cantar para aquellas naciones del subcontinente en las cuales el esfuerzo forista se encaminaría a subvertir las estructuras y avanzar hacia un socialismo de nuevo cuño: la revolución bolivariana.

2
La primera pieza del ajedrez regional a conquistar por el Foro de Sao Paulo sería Venezuela. Joya de la corona de las ambiciones de Fidel Castro debido a su posición geoestratégica privilegiada hacia el Caribe y Estados Unidos, al mismo tiempo que corredor natural hacia la región andina y amazónica; dueña de recursos petroleros como para financiar la gran operación de reconquista que planeara desde mucho antes del asalto al poder en 1959 y en situación suficientemente crítica como para asestarle un golpe mortal a su sistema político y apoderársela en un audaz golpe de mano, como los que pusiera en práctica para apoderarse de Cuba con una docena de aventureros.

El golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 vino a colmar sus pantagruélicas apetencias de poder imperial con los clásicos golpes de suerte que acompañan a los tiranos. Inconsciente del trasfondo filocastrista de su principal protagonista, comenzó por desautorizar el golpe considerándolo una boutade de los carapintadas, respaldando al socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, con el que fraguara cierta discreta relación tras décadas de antagonismos. Pero muy pronto se le revelarían las gigantescas perspectivas que se le abrían a él y al Foro si cooptaba al teniente coronel para su causa. Bastó un encuentro en La Habana, rápidamente concertado tras la puesta en libertad del golpista venezolano, para que no solo lo cooptara, sino lo convirtiera en un hijo putativo, debido a sus megalómanos trastornos psicopáticos manipulable hasta el delirio, irresponsable e irreflexivo y dispuesto a entregarle no solo el petróleo venezolano, sino Venezuela entera. Con soberanía y todo. Incluso su vida, como en efecto. Nació el proyecto estratégico de lo que algunos analistas han dado en llamar Cubazuela. O Venecuba.

Poco importa que al llegar la hora de la fragua, incluso constitucional, ese rocambolesco engendro fracasara sin remedio. La oposición venezolana a tan delirante proyecto de refundación nacional obligó a seguir transitando los caminos verdes del neofascismo forista. Utilizando a las decadentes élites políticas, artísticas e intelectuales del castrismo congénito al establecimiento venezolano habrá favorecido la defenestración de Carlos Andrés Pérez y, promoviendo el sistemático hundimiento del sistema político puntofijista, el fulgurante asalto al poder de la cría más promisoria de su criadero.

No desperdiciaron un segundo los Castro y los líderes del Foro, Lula, jefe de la supuesta “nueva izquierda”, a la cabeza de una izquierda real comprometida con la estrategia castrocomunista, en apoderarse del petróleo venezolano, en primer lugar, de las instituciones jurídico-políticas, en segundo lugar, y de las fuerzas armadas venezolanas, en tercer lugar. Para montar una dictadura de nuevo cuño, travestida de democracia de nueva izquierda, para dar los zarpazos consiguientes, siguiendo el mismo esquema, convertido en estrategia de asalto al poder continental: generar graves crisis de gobernabilidad, quebrar la estabilidad institucional, apoderarse de las palancas del poder mediante elecciones plebiscitarias, montar asambleas constituyentes y terminar por construir un sistema de poder continental que partiendo de la conquista del poder en Venezuela se expandió gracias al uso de sus gigantescos recursos petroleros a Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Brasil, Argentina  y Uruguay. Estando a un tris de conquistar México, Perú y Colombia. Llegando a controlar y desplazar a la OEA, en manos del socialista chileno José Miguel Insulza, principal organismo multinacional de la región desde 1947, para montar su propio parapeto de poder regional: la Unasur, el ALBA y la Celac.

3
Esta vasta operación de alta política geoestratégica desmiente en la forma más categórica la supuesta existencia en nuestra región de las dos izquierdas y las diferencias de fondo que se les pretende endosar: una democrática, lulista, progresista y democrática, y otra dictatorial, represiva, conservadora, real y castrochavista. Es más, y ello reviste una gravedad absolutamente ignorada o menospreciada por los grandes poderes hemisféricos: esa realidad bifronte que es la izquierda latinoamericana en cualquiera de sus dos caras, hoy absolutamente dominante en la región, ha logrado limar las asperezas, temores e inhibiciones de los partidos auténticamente democráticos –de centro o de derecha– que han permitido ser ideológicamente manipulados y desplazados del control del contexto regional y han aceptado de buen grado su convivencia sin hiatos ni contradicciones con regímenes tan abiertamente dictatoriales y antidemocráticos como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Frente a los cuales cualquier invocación a la Carta Democrática de la OEA, de Unasur o de la Celac es risible letra muerta.

Esta vasta operación de control geoestratégico condujo a una  de las situaciones más rocambolescas y bochornosas de la historia reciente de América Latina: mientras Cuba y Venezuela, convertida en una colonia de los Castro, se preparaban para enfrentar los gravísimos sucesos que hoy sacuden a Venezuela entera y bien podrían llevar a una escalada sin precedente de las tensiones prebélicas en un país latinoamericano, haciendo más brutal y más implacable la subordinación dictatorial del país petrolero por las fuerzas represivas cubanas que intervienen abiertamente en nuestro país, 32 presidentes latinoamericanos elegidos democráticamente en procesos comiciales justos, equitativos y transparentes, se abrazaban en La Habana con Raúl Castro y el hombre del gobierno cubano en Caracas, según titular a todo lo ancho de Fidel Castro, quien señalaba en el Granma sin el menor tapujo: “Sin el petróleo venezolano la revolución fracasará. Maduro es nuestro hombre en Caracas…”.

El abrazo de Sebastián Piñera con Raúl Castro en ocasión de la cumbre de presidentes de España, América Latina y el Caribe celebrado en Santiago de Chile, tras 40 años del letal antagonismo que condujera a la peor tragedia vivida por el país austral en su historia, pareció borrar ese sórdido y paradigmático capítulo de enfrentamientos entre la tiranía cubana y la democracia chilena. Selló un acuerdo de inmensas implicaciones: Cuba parecía encaminada a reconciliarse con las democracias latinoamericanas. Sin embargo, bastó un remezón de la oposición venezolana para que volviera a despertar el tiránico monstruo caribeño, más totalitario, más represivo y más brutal que nunca antes. Pero lo hace ante un continente controlado por la tiranía, obsecuente con todos los abusos totalitarios del régimen castrista, ciego, sordo y mudo ante los trágicos sucesos de Caracas. Salvo los ex presidentes Uribe, Arias y Toledo, el resto parece ignorar la dimensión de lo que está en juego. La apatía regional es tan desconcertante como lo fuera la europea ante el asalto de Hitler al poder de Alemania.

No solo no ha habido diferencia alguna en las reacciones de gobiernos abiertamente autocráticos, representante de la izquierda real, y los supuestamente democráticos de la nueva izquierda, desarmando las supuestas diferencias de fondo entre ambas caras de la misma moneda. Lo trágico es el silencio de aquellos en los que un sensato observador de nuestras penurias podría encontrar ideas de centro, de centroderecha o directamente de derecha.

Esta práctica catalepsia ideológica y política inducida desde el Foro de Sao Paulo encuentra trágicos ecos en una dirigencia inexperta, ignorante y fácil presa de patrañas y embaucamientos como la nuestra: los más importantes líderes de la oposición venezolana han escogido al trotskista Lula da Silva como ejemplo a seguir. Aún no se enteran de que es el verdugo que los lleva al cadalso.

sanchezgarciacaracas@gmail.com
@Sangarccs

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