viernes, 13 de diciembre de 2013

PEDRO CORZO, EL CONTINUISMO DEMOCRÁTICO DE EL SALVADOR.

En menos de un año la República de El Salvador elegirá un nuevo presidente y aunque como toda nación en desarrollo enfrenta múltiples problemas, el hecho de haber superado en democracia  una cruenta guerra civil, es un ejemplo que deberían seguir otros países del hemisferio y en particular los mandatarios que buscan establecer en sus respectiva naciones dictaduras institucionales.

El pueblo salvadoreño ha dado ejemplos de convivencia a pesar de haber padecido una confrontación civil particularmente sangrienta que se extendió desde 1980 a 1992 y en la que según expertos en el tema hubo 75,000 muertos y desaparecidos.

Hay que destacar que durante esa cruenta guerra civil la mayoría de la población salía a ejercer el derecho al voto cuando se convocaba a elecciones. 

La guerrilla apoyada por Cuba y Nicaragua advertía que la población no debía ejercer su derechos, a la vez que amenazaba a los aspirantes, en consecuencia muchos ciudadanos y candidatos fueron asesinados por los insurgentes, pero a pesar de las amenazas hechas realidad la mayoría de los ciudadano votaba.  

El desaparecido presidente Napoleón Duarte, en cierta medida, sintetizó las ansias nacionales de construir un país estable políticamente, en el que las diferencias se solucionaran en las urnas y no con los atentados criminales de los extremismos ideológicos.

El país escindido entre guerrilleros, influenciados por el castrismo y el sandinismo, que le suministraban entrenamiento y recursos bélicos de todo tipo, asesinaban civiles, pero también a sus propios líderes como le ocurrió al poeta Roque Dalton y Armando Arteaga.

La nación era asolada también por grupos extremistas de derecha, acusado de haber asesinado al arzobispo Arnulfo Romero y otros  clérigos.

La guerra fue cruenta y los crímenes en los que incurrieron las partes numerosos y horrendos, pero las reservas morales de esa pequeña nación centroamericana lograron imponerse y las facciones que se enfrentaron con las armas, arribaron a acuerdos que han permitido una gobernabilidad satisfactoria.

Terminada la guerra civil fue elegido presidente Alfredo Cristiani, de la Alianza Republicana Nacionalista, un partido político fundado en pleno conflicto bélico por el mayor del ejército Roberto dAubuisson,  acusado de estar vinculado a grupos de extrema derecha y escuadrones de la muerte. 
La ARN  fue evolucionando al ritmo de la opinión pública y logró conservar el poder político por 20 años. 
Cuatro líderes del Partido ascendieron hasta la primera magistratura, pero en el 2009 un joven periodista, Mauricio Funes,  bajo la tolda política del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional  ganó las elecciones, lo que condujo al grupo guerrillero más extremista del país a la presidencia. 

El gobierno dirigido por  Funes ha sido una grata sorpresa para muchos salvadoreños, pero también para la mayoría de los actores sociales y políticos del hemisferio que están pendientes de lo que acontece en el continente.

La victoria de Funes, un advenedizo en el FMLN, demostraba que la generalidad de la población rechazaba el liderazgo histórico de esa fuerza política, cuatro años antes el jefe guerrillero Schafik Handal, había sido derrotado ampliamente por Elías Antonio Saca.

Funes militante y candidato de un grupo con un historial de violencia extrema, que a su vez estaba identificado con el socialismo marxista, condujo su campaña y ha ejercido la presidencia con la moderación de cualquier dirigente socialdemócrata y lejos de los pensamientos y acciones extremas del FMLN.

Durante su mandato las diferencias con el FMLN han sido numerosas. Ha actuado con independencia del Partido y ha sido consecuente con sus declaraciones de que sería el presidente de todos los salvadoreños. 

Las decisiones de Funes en política exterior coinciden en muchos aspectos con las de sus pares conservadores. Restableció relaciones con Cuba. Condenó los sucesos que en Honduras dieron lugar a la salida del presidente Manuel Zelaya, reconoció el estado Palestino, pero también rechazó el ingreso de su país  a la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, ALBA.

Funes, contrario a lo que muchos esperaban fue capaz de contener los ímpetus extremistas de sectores de la agrupación política que lo llevó al poder. Ha tenido diferencias con dirigentes del FMLN y dijo cuando accedió a la presidencia, hace varios  años que sus modelos para gobernar serian Lula da Silva y Barack Obama.

Contrario a sus pares del ALBA, hasta el momento no ha propuesto una revisión de la constitución y ha prohibido a los funcionarios de su gobierno involucrarse en actos electorales y ha sido capaz de expresar que las controversias que ha sostenido con el FMLN son normales y que en su condición de Presidente no responde a los intereses de ningún partido.

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ASDRUBAL ROMERO MUJICA, EL MODELO MUD ¿AGOTADO?

No importa la alharaca que monten a través de los canales de su hegemonía comunicacional, el Gobierno rumia en sus entrañas un preocupante resultado. Particularmente al PSUV le fue muy mal, ni siquiera logró los cinco millones de votos que la mayoría de los analistas políticos consideran es el tamaño de su clientela cautiva
(empleados públicos, beneficiarios de su misiones, etc.). 

Quizás la arriesgada estrategia “DAKA” les reportó algunos dividendos electorales, pero estos quedaron sepultados por el tsunami que se les viene en contra: el creciente descontento en sus seguidores derivado de una crisis económica que ya se les ha ido de las manos.
Me comentaba un amigo, muy informado de las interioridades del otro lado del muro, que en una elección anterior: el 70% de los electores en un nuevo urbanismo cuyas viviendas habían sido regaladas por este régimen no habían acudido a las urnas. Que a ellos les preocupaba esa “deslealtad”. ¿Y qué les extraña? Si este socialismo ramplón lo que ha servido es para criar una clientela dependiente que pide más y más, porque no dispone de medios propios para afrontar su permanente crisis vivencial. Y cuando ya no se les puede continuar dando, responden como castigo con total indiferencia electora. 
Dame, dame o sino no voto. Se sienten defraudados, con o sin razón, todavía no sienten la motivación de poner sus esperanzas en una opción del otro lado del muro, pero al oficialismo ya no le quieren votar. En una parroquia eminentemente chavista (Miguel Peña en el Municipio Valencia), la participación bajó de un 80 a un 52,5 por ciento de las presidenciales de abril a este 8D. 
Una emblemática demostración del castigo abstencionista que propinó un creciente sector otrora pro oficialista: ¡que tiene su explicación! Quizás no tan descarnada como la que les he bosquejado, con diversas variantes, pero todas contentivas de un factor común: el nefasto impacto de la crisis social y económica que a ellos más les afecta.  
  Y la abstención del lado opositor: ¿Cómo se explica? Porque vamos a estar claros, la oposición representada en la MUD también tuvo su descalabro. Se puede matizar: no tuvo prácticamente acceso a los medios de comunicación; los recursos de los que dispuso para hacer campaña brillaban por su blanca palidez frente a la grosería de dispendio electoral del Gobierno (ayer estuve en Caracas y lo de los afiches de Villegas rayaba en lo grotesco e inmoral); el CNE se dejó irrespetar hasta límites nunca vistos, permitiendo una campaña que podríamos proponer para el libro de records mundiales de Guinness por su inequidad. 
Todo lo anterior es verdad, pero   por otra parte: La crisis no es un “coco” que está por venir. Ya la tenemos instalada en nuestros predios y con tendencias claras de evolucionar hacia daños verdaderamente severos a nuestro modo de vida.  Nos ha empobrecido y nos va a empobrecer aún mucho más. Además, ya hemos sido testigo de las respuestas absurdas que este gobierno diseña para hacerle frente. ¿Qué más nos resta por ver? 
Por esto y porque en esta etapa de crisis siempre he supuesto que el voto opositor tiene en promedio un mayor nivel de educación y por ende: mayor capacidad para tomar conciencia sobre el tipo de sociedad hacia la cual se nos quiere conducir, es que no lograba entender, esa noche del 8D, que de los más de siete millones trescientos mil electores que votaron por Capriles en abril, la votación opositora fuese tan menguada por la abstención.
Así lo puse en un “tweet” y alguien me recomendó que al calor de tan frustrantes resultados mejor era: no exteriorizar opinión. Pero continuaba preguntándome: ¿Era errada mi premisa de que todos esos opositores de abril debían tener, ahora, mayor conciencia de las razones por las cuales a este gobierno había que propinarle un nocaut electoral? 
Para mí era como si en una pelea de boxeo, tuviésemos al contrario mareado, propenso a caer a la lona si le propinásemos un buen golpe, y nos abocáramos a dar saltitos mingoneando para permitirle que se mantuviese en pies hasta el final del round. Por supuesto, una imagen metafórica, como simbólica y muy acertada era la tesis de asumir estas elecciones como un plebiscito. No iba a sacar a Maduro de la Presidencia, obviamente, pero lo iba a frenar en sus intenciones que, por lo demás, a estas alturas ya están claramente develadas (por si acaso todavía alguien tenía dudas al respecto). ¿Qué tan diferente sería hoy el ambiente político en el país si la Oposición hubiese obtenido al menos unos seis millones y medio de votos?
La tesis plebiscitaria tenía además la virtud de sobre imponerse por encima de algunos niveles de ruido opositor ocasionado por el descontento con relación a algunas candidaturas locales. El caso de Evelin Trejo en Maracaibo es un ejemplo emblemático: si la motivación anti gobierno no hubiese movilizado a muchos hacia las urnas, otro gallo estaría cantando en ese patio cuyo potencial opositor fue desaprovechado. Otro tanto, aunque en menor medida, podría decirse de Cocciola en Valencia, aunque haya resultado victorioso por un buen margen (seguramente habrá otros ejemplos, pero me refiero a dos escenarios sobre los que dispuse de suficiente información). 
Al final, ese sentido de urgencia que pretendía transmitir el mensaje plebiscitario de La Unidad no cuajó en su totalidad y no queda más remedio que tratar de entender lo que me resistía a entender esa noche de duros insultos contra los opositores que no votaron. 
Eso sí, sigo negándome a creer que el único argumento explicativo sea la naturaleza local de las elecciones. Esto podría ser válido en el caso de un país en circunstancias políticas y económicas normales y ese no es, ni remotamente, nuestro caso.
          Por razones de extensión, me atreveré a proponer sólo dos temas a considerar en el análisis de las posibles causas de la abstención opositora (por supuesto que hay otros): la desconfianza en el CNE es uno. Aunque se han desarrollado buenos argumentos para motivar el voto como vehículo para derrotar también esa evidente parcialidad del árbitro electoral, se observa que la duda sigue haciendo mella en muchos electores. 

         El otro es el agotamiento del modelo MUD como plataforma integradora de las fuerzas democráticas. Es evidente que ha crecido un sentimiento disidente sobre la forma cómo se está conduciendo a la Oposición  – a lo mejor sigue siendo la adecuada, pero requiere de su legitimación en un escenario de mayor participación democrática. Esto lo reflejan los resultados del 8D: un crecimiento nada desestimable de los votos obtenidos por grupos opositores al Gobierno que actuaron fuera de la MUD (casi un 20%).  Algunos pretenden agotar la discusión acusándolos simplemente de divisionistas. ¿Por qué no pasearse por el argumento de que no se dio la adecuada acción política que permitiera alinearlos en una estrategia unificada? ¿Hasta cuándo una cofradía de partidos puede tener el derecho exclusivo de decidir sobre candidaturas sin que otras fuerzas opositoras se sientan que sus propuestas y liderazgos no son tomadas en cuenta? 

Fue ese 20% adicional lo que permitió matizar el resultado final: la Oposición ganó, sí, pero fue una victoria pírrica y no podemos darnos el lujo de repetirnos en este esquema. Por esto es que urge un esfuerzo serio de reorganización de las fuerzas democráticas, pero esto será ya objeto de consideración en otro artículo. 

Asdrubal Romero 
asdromero@gmail.com

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LUIS ALFREDO RAPOZO, LA LUCHA CONTINNUA

Entonces el mapa electoral municipal, se tiñó de rojo significativamente y la propuesta comunista se apoderó del 80% de las Alcaldías. ¡Claro, hay que entender que en las principales ciudades ganó el bando demócrata y que la afluencia de votos azules no es despreciable en absoluto! Pero, se esperaba que la oposición tuviese mejores resultados si se considera la grave situación que atraviesa el país en todos los órdenes.

Sin embargo, el gobierno entiende que es el ganador del proceso electoral y en consecuencia ha recibido el respaldo para avanzar con el comunismo: Y ese extraño mamotreto que es el plan de la patria. ¿Quiere decir, que la mayoría del pueblo desea un país comunista donde la votación general demostró proporciones equivalentes?

Obviamente, vendrán reflexiones post electorales y ambos bandos afinarán su objetivo y planificarán su futuro inmediato.

 Lo primero, que uno piensa en las fuerzas demócratas es, que necesariamente  debe darse un proceso de renovación de su dirección, que crezca como producto del análisis  y en consecuencia, la cabeza de Ramón Guillermo  Aveledo estaría guindando en un tajito, en el entendido que ya cumplió su etapa, con sus cosas positivas y negativas.

En segundo lugar, se entiende, que el gobierno gane las elecciones en los pequeños pueblos, que dependen  del gobierno y donde no hay otra fuente de ingreso para la gente, distinta a las nóminas de la gobernación; alcaldías, hospitales, escuelitas y liceos. Pero, allí la presencia de la oposición es mínima y los líderes nacionales no entran con frecuencia a esos sitios para fortalecer el aparato de resistencia. Pero, eso no quiere decir que esa población esté ganada a instalar el comunismo.

En tercer lugar, se abre un compás interesante cuando se comience a visualizar -palabra que le encanta pronunciar al gobierno-, todo el sucio que se encuentra debajo de la alfombra y que tarde o temprano brotará para decir que las políticas económicas han fracasado: Es cuestión de tiempo.

El elemento que se tiene en contra es la cada vez más precaria presencia de la oposición en los medios. En el pasado proceso electoral se evidenció profundamente la desaparición o ausencia de la oposición en el canal 8 y los medios del estado, y la autocensura que aplican los otros medios para difundir el pensamiento y la presencia de la oposición.

Las fuerzas armadas vienen participando cada vez más en la vida política: cosa que es grave, según se demuestra en las distintas experiencias históricas donde se forma un gobierno cívico militar, preñado de autocracia y la consecuente cadena de abusos, desviaciones, que inciden en los derechos humanos y las libertades de opinión y de pensamiento.

Entonces, si se considera todo lo que se señala arriba, no dudo que los próximos tiempos, exigirán mayor arrojo de los ciudadanos que desean la libertad, para combatir la exclusión, la imposición, el aplastamiento parlamentario y la imposición de criterios como sucede con organismos paralelos creados para anular a un mandatario de oposición, fuera de políticas de asfixia a su gestión y que niegan la conciliación.

luisrapozo@yahoo.es

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MARIANELLA SALAZAR, LA OPOSICION FORTALECIDA

Desde el referéndum constitucional de 2007, cuando el CNE pretendió desconocer el triunfo opositor y, a pesar de los desafueros y obscenidades proclamadas a los cuatro vientos por Hugo Chávez, no le quedó más remedio que reconocerlo, todos los resultados han sido alterados por un Poder Electoral al servicio del oficialismo y de sus candidatos. 

En las presidenciales de abril, el candidato Henrique Capriles Radonski denunció el fraude electoral, y si alguien tenía dudas, las disipó durante el apresurado acto de proclamación –sin partida de nacimiento– de Nicolás Maduro, cuando la presidente del organismo, Tibisay Lucena, en un inusitado discurso político que debió inhabilitarla como árbitro electoral, anunció que no habría conteo de los votos y acto seguido envió a la basura, o mandó a incinerar las cajas con papeletas, lo que imposibilitó la revisión.

En estas elecciones municipales, la rectora, que siempre ha hecho gala de su sangre fría, a pesar de haber soportado imperturbable las iracundias del “gigante” cuando los resultados no lo favorecían, en esta oportunidad, al hacer los primeros anuncios, se le vio nerviosa y errática, con notorios lapsus que dieron pie para sospechar que, una vez más, la contundente victoria de la oposición fue escamoteada. 

Además del ventajismo, abuso de poder, amedrentamientos y otras malas mañas, tuvieron que reconocer el triunfo en la Alcaldía Metropolitana de Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, San Cristóbal, Barinas, Valencia, Maturín, Porlamar y en otras pequeñas ciudades conquistadas por primera vez.

En el caso de Barinas, la capital del estado natal del “comandante eterno” –gobernado por Adán, su hermano mayor–, la derrota inferida a esa familia y al oficialismo en el proclamado día de la lealtad a Chávez tiene un valor simbólico. El voto ideológico y el esotérico no los favoreció.

En cuanto a los municipios que integran la Gran Caracas, la oposición mantuvo sus espacios y los fortaleció: Chacao y El Hatillo son bastiones consolidados; en Baruta, a pesar de las maquinaciones, inhabilitaciones y desventajas, el alcalde Gerardo Blyde, sin estridencias, le dio una paliza de padre y señor mío al candidato oficialista, que hasta pena da señalar el porcentaje que obtuvo; en el caso del populoso municipio Sucre, los conciertos electorales en la redoma de Petare del famoso reguetonero, exdelincuente y exdrogadicto boricua Don Omar, para apuntalar la candidatura del pelotero-cantante, no pudieron ante el sólido trabajo que durante años adelanta en los barrios el alcalde Carlos Ocariz.

Las candidaturas del Potro Álvarez y el animador Winston Vallenilla, caprichos costosos de Nicolás Maduro, tienen un precio político enorme. La gran mayoría del chavismo no pudo tragarse unas candidaturas que representaban la antítesis del socialismo y prefirieron no votar, o votar nulo. Fue un error improvisar con personajes mediáticos.

Algo parecido sucedió con la candidatura de Ismael García en el municipio Libertador. El triunfo del alcalde Jorge Rodríguez estaba cantado, el “liderazgo” de García fue construido por la administración anterior de Globovisión (Alberto Ravell), a pesar del rechazo que en algunos sectores opositores tenía y tiene el ex jefe del Comando Maisanta, cuya lista todavía es utilizada en el gobierno para pasar factura a los opositores. Esa fue una causa determinante para su derrota; por fortuna no hizo mella en el liderazgo incuestionable de Antonio Ledezma, el hombre con mayor coherencia política y espíritu conciliador de la oposición, que se ha impuesto siempre a la maquinaria demoledora del chavismo. No hay que perderlo de vista.

 @aliasmalula

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IVÁN OLAIZOLA D’ALESSANDRO, PERDIMOS PERO GANAMOS, PARANINFO DE LA SEMANA

Calmado los ánimos la verdadera cuenta es que la MUD y sus aliados y los no chavistas sacaron casi 5.300.000 votos, el 51% y los chavistas, polo patriótico incluido, menos de 5.200.000 votos, el 49%. Esas son las matemáticas electorales del 8D, no hay otra. 
Que el alma de Mandela ilumine a nuestros gobernantes. Difícil, pero los milagros existen.

Se ha cumplido otro proceso electoral, creo que con este van 19 desde que el teniente coronel felón, hoy difunto, asumió el poder. Mejor ejemplo de país democrático, imposible. Si Luis. Como siempre el comportamiento ejemplar de nuestro pueblo. Claro con la excepción de los colectivos motorizados armados que dan vueltas por los centros de votación amedrentando a los votantes no rojos, con la condescendencia cómplice de los miembros del plan república, y el abuso descarado de los altos funcionarios públicos, incluido el enchufado mayor, y de todos los medios de comunicación del Estado, encabezados por la televisora que pagamos todos los venezolanos pero que le sirve única y exclusivamente al partido del gobierno. Pero con todo eso la jornada transcurrió sin mayores contratiempos. Claro que en la medida que se aproximaban las 6 de la tarde, hora de cierre de mesas, los batallones se desesperan y en esta oportunidad vimos a Diosdado encadenarse diciendo sandeces lo que nos hizo saber que las cosas, para ellos, estaba medio peludas. Pero se lograron cerrar las mesas y transmitir los resultados al centro de cómputo.

En esta ocasión el CNE casi que cumple a la perfección lo prometido en cuanto a la hora del primer boletín. A las 10 p.m. en cadena nacional, la flamante rectora presidenta da el primer boletín. Para edulcorar los resultados y no molestar a sus jefes, comenzó a dar cómputos de votos nacionales que nada tenían que ver con el proceso municipal. La careta al suelo definitivamente. Como no pueden cambiar los resultados numéricos, yo insisto que el proceso electrónico es confiable, cambian la forma de presentarlos. Así son las cosas en esta revolución castro comunista. Luego empezó el palo de agua. 

La tierra del comandante eterno y supremo, Barinas, y en el día de la lealtad, para la MUD; Barquisimeto para la MUD, San Cristóbal, para la MUD; Mérida, para la MUD; Valera, para la MUD; Valencia para la MUD, Maturín, para la MUD; Maracaibo, para la MUD, La Asunción, para la MUD; la Alcaldía Mayor, para la MUD. “Bueno mija y nosotros qué”, chilló un vocero gubernamental rojo rojito. San Carlos, Maglio Ordóñez, Rodríguez, Garcés  y unos cuantos pueblitos más, fue la respuesta. No bien concluida la cadena de Tiby, arrancó  Nicolás. Ganamos, ganó la revolución, el socialismo, el legado de mi comandante. Sopotocientas alcaldías,  requetesopotocientos votos. Pero se lamentó de perder Barinas y Maturín, cómo es posible eso, traidores, apátridas, mal agradecidos.  Y dígame eso el vampiro otra vez. Y el maderero. Y la Rosales. Fin de mundo. Rafael cuánto nos costó cada voto. Una Boloña importada.

Calmado los ánimos la verdadera cuenta es que la MUD y sus aliados y los no chavistas sacaron casi 5.300.000 votos, el 51% y los chavistas, polo patriótico incluido, menos de 5.200.000 votos, el 49%. Esas son las matemáticas electorales del 8D, no hay otra. 

Claro que si ganaron más alcaldías, pero el principal eje urbano, industrial y comercial se lo llevó la MUD. El lomito pues. Pero sabrán leer estos resultados Nicolás, Diosdado y sus asesores. Lo dudo. El discurso sigue igualito. Violento, amenazante, grosero. Premios de consolación a los perdedores. Protectores de ciudades y estados. Reuniones solo con los rojos rojitos. Sigue el desastre. No entiende que el país se dividió en dos toletes. Uno que no quiere el castro comunismo, que lo rechaza y otro que no sabe para dónde lo llevan pero se conforma comprando plasmas y neveras, recibiendo migajas y otro grupito llenándose. La patria sigue pero sin harina, café, leche, azúcar, aceite, pollos. Y colas y más colas. Y viene el 2014 y no hay inventarios. Mucha plata inorgánica. Devaluación tras la oreja, inflación galopante y ahora la gasolina. Sin riesgo de caracazo, por ahora,  ya que los del caracazo están en el gobierno. Panorama bien oscuro. La MUD por su parte debe cerrar filas. La unión dio resultados. Los alcaldes democráticos deben unirse en una asociación. Elaborar planes conjuntos, exigir y pelar por sus derechos y sus churupos, sin miedo. Y trabajar duro, sin descanso. Este gobierno tiene plomo en el ala. Y pies de barro. Felicitaciones a todos los ganadores, de ambos lados.     

iolaizola@hotmail.com

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FERNANDO OCHOA ANTICH, SANTOS, ESTADOS UNIDOS Y VENEZUELA, CASO COLOMBIA

La reciente visita oficial de Juan Manuel Santos a los Estados Unidos, y la forma particularmente cordial en que fue recibido en la Casa Blanca por el presidente Barack Obama, me hizo reflexionar sobre uno  de los más delicados errores cometidos por Hugo Chávez y Nicolás Maduro en estos catorce años de gobierno. 

Me refiero al total deterioro de nuestras relaciones diplomáticas y políticas con los Estados Unidos  Ese deterioro va a incidir en mil cosas, pero de manera particular tiene una inmensa influencia en la estrategia venezolana ante las siempre complicadas relaciones con Colombia, las cuales permanentemente han oscilado desde dos extremos sorprendentes: un importante avance en el proceso de  integración político y económico y  a encontrarnos al borde de la guerra.

Las relaciones políticas entre Colombia y los Estados Unidos han sido particularmente muy estrechas. Recuerden la presencia de tropas colombianas en la guerra de Corea y la muy discreta posición de su gobierno ante la inaceptable presencia de la flota inglesa en nuestro continente durante la guerra de las Malvinas y el incumplimiento de los Estados Unidos a sus obligaciones militares, establecidas en el TIAR, con los demás países americanos. En contraposición, analicen la decidida actitud del gobierno del presidente Luis Herrera Campíns, quien, en dicha crisis, no sólo respaldó política y diplomáticamente a Argentina, sino que tuvo el coraje de apoyarla militarmente facilitándole material de guerra para sus aviones de combate. 

 En las dos más recientes crisis militares con Colombia, me refiero a las ocurridas en 1952, durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez,  como consecuencia de la presencia  de la fragata ARC Padilla en nuestro mar territorial, cerca del archipiélago de Los Monjes y en 1987, durante el gobierno de Jaime Lusinchi,  por la presencia de la fragata ARC Caldas en nuestro mar territorial en el golfo de Venezuela, los Estados Unidos mantuvieron una estricta posición de neutralidad durante la movilización militar venezolana, Es importante entender que preservar esa posición es fundamental para mantener el necesario equilibrio militar  entre Colombia y Venezuela y que sólo es posible lograrla, conservando nuestra absoluta libertad de acción política, mediante una  inteligente política internacional.

Los gobiernos venezolanos tuvieron la perspicacia, durante muchos años, de lograr preservar la neutralidad de los Estados Unidos, estableciendo una inteligente política que permitió a Venezuela ser garantía de seguro suministro petrolero para el mundo occidental durante la Segunda Guerra Mundial y las recurrentes crisis militares ocurridas en el Oriente Medio como las guerras de los Seis Días, de Yon Kipur y de Irak. Lamentablemente, esa pragmática política internacional que permitía a Venezuela mantener estrechas relaciones, al mismo tiempo, con los Estados Unidos, la Unión Soviética, Israel, los países árabes y Cuba fue interrumpida por la absurda e ideologizada política exterior impuesta por Hugo Chávez. La verdad es una sola: traición a la Patria...


FOchoaAntich.  EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

GIOCONDA SAN BLAS, PANDORA EN NAVIDAD

A mis afectos lejanos y a los que aquí nos acompañan. Y mi recuerdo para quienes ya nos dejaron
Panettone de Milano e higos rellenos con nueces, llegados de Italia por vía de la nonna, hallacas, pernil, pan de jamón y dulce de lechosa, hechuras de mi madre, engolosinaron mis navidades infantiles. Como tantas familias venezolanas, la mía se fundó con un padre emigrado desde el empobrecido sur de Italia y una madre de profunda raigambre oriental, espantada a Caracas junto con su familia para huir de la miseria y el paludismo que azotaban a su pueblo natal y a ella misma en la primera mitad del siglo XX.

Al paso del tiempo formé mi propio hogar. Y al menú decembrino de mis hijos se añadieron entonces la trucha canaria (un dulce navideño, no un pescado) y otras delicias aprendidas de la mano de mi suegra, emigrante de las Islas Canarias en busca de un futuro promisorio para ella y su familia.
En ese crisol de estirpes crecimos miles de venezolanos, hijos del mestizaje que encontró aquí suelo fértil para construir un país a partir del esfuerzo conjunto de nativos e inmigrantes. Hasta que en la última década los nietos comenzaron a recorrer un camino inverso al de sus abuelos, desterrados de su suelo natal por la violencia, la inseguridad y la falta de oportunidades, convirtiéndose en inmigrantes de tierras ajenas, en procura de una mejor calidad de vida para sus propias familias. Y así, a sus mesas navideñas se han ido añadiendo Christmas pudding inglés, ajiaco colombiano, ribbe noruego y otros platos típicos de sus tierras de adopción.
Con un beso los dejamos ir por saberlos en mejor destino, al tiempo que avizoramos la tristeza de los abrazos imposibles, la añoranza por el ausente, la otra cara del exilio, esa que vivieron nuestros abuelos cuando sus hijos los dejaron. Nos toca despedir a nuestros amores: hijos, sobrinos, amigos, en esa diáspora de nueva data, tan ajena a nuestro gentilicio, corridos por la violencia, la hostilidad, el desaliento.
Mientras, un exilio interno ronda a quienes nos quedamos. Una tierra dividida entre “nosotros” y “ellos”. A fuerza de un discurso pugnaz, promovido desde el poder y asumido por todos, levantamos muros de incomprensión. De una sociedad de matices hemos derivado en dos mundos que no se hablan, cada quien en su propio exilio, con sus resentimientos y frustraciones. Y en medio del agobio generado por tensiones sin fin, una Venezuela que no reconozco.
En esta navidad y fieles al legado de Pandora, perseveramos en la esperanza de reconciliar a la familia venezolana. “Ha llegado el momento de curar las heridas. El momento de salvar los abismos que nos dividen. Ha llegado el momento de construir, de actuar como un pueblo unido para lograr la reconciliación nacional y la construcción de la nación. Que haya justicia y paz para todos. Que haya trabajo, pan, agua y sal para todos (Nelson Mandela)”.

gioconda.sanblas@gmail.com

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JUAN PÁEZ ÁVILA, NO MÁS AUTORITARISMO

Los resultados de las elecciones del 8 de este mes ratifican que Venezuela sigue estando dividida en dos grandes mitades que expresan sus simpatías por el oficialismo y la oposición, por lo que también continúa planteado como de interés nacional la realización un diálogo civilizado y no  una matazón entre nosotros.

         En Siria después de una guerra civil que ha cobrado más de 100.000 muertos, la mayoría niños, ancianos y mujeres inocentes, han tenido que solicitar la intervención de las Naciones Unidas y de las grandes potencias mundiales para iniciar un diálogo    que conduzca a la paz, de una nación destruida también en su estructura física i institucional.


O como sucede en Colombia, y lo afirmamos en anterior artículo, en política el diálogo se establece entre factores de poder, que generalmente  tienen profundas diferencias ideológicas  en cuanto a la conducción del Estado, con la finalidad de normalizar la vida política, económica y social de la nación. Por eso el  diálogo se adelanta en Cuba entre representantes del gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las FARC, previo acuerdo de que el mismo tiene como objetivo buscar y encontrar la paz definitiva en el vecino país. Y por lo que traducen las últimas informaciones de ambos contendientes, todo parece indicar que el vecino país se aproxima a una definitiva solución de paz y reconciliación

         En nuestro país, afortunadamente no estamos en guerra, no obstante peligrosas manifestaciones  de violencia en los barrios populares entre bandas armadas de diferentes signos, aunque con predominio del hampa común que también amenaza a la clase media y a toda la población. Sin embargo existe un estado de permanente violación de la  Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que en nuestra opinión requiere un diálogo de interés de toda la población, para afrontar la profunda crisis económica y social que se puede agravar en 1914,  y para restablecer el Estado de Derecho.

         Y aunque como se dice en corrillos políticos, Maduro fue el candidato y ahora el Presidente de los hermanos Castro, y en esa decisión del Presidente Chávez pudo haber estado metida la mano y el pensamiento de los comandantes cubanos, lo que más nos importa a los venezolanos es evitar una confrontación violenta, que traería como consecuencia un empeoramiento de la situación económica y social que actualmente atraviesa el país, la ruina total que nos costaría años recuperar.

         Y aunque el Presidente de la República llamó a un diálogo nacional, a los alcaldes que resulten electos el 8 de diciembre, sería importante que el gobierno  diera algunos pasos para se produzca la liberación de los presos políticos y el regreso de los exiliados. La navidad es una fecha apropiada para satisfacer la aspiración de muchas familias venezolanas de recibir en sus hogares a sus seres queridos, que están tras las rejas o en el ostracismo.

          En estos casos la iniciativa corresponde al gobierno, porque si sus más altos funcionarios preservan el lenguaje insultante, agresivo y descalificador, el llamado de Maduro se convierte en una manipulación para engañar incautos. En principio tiene que imperar un acuerdo general de respeto al adversario a quien no puede continuar calificándose de enemigo de la Patria. Esto es una condición ineludible si  existe sinceridad en el planteamiento, porque la crisis que atraviesa el país no la puede solucionar un sector que apenas representa la mitad de los electores.

         El autoritarismo tiene ser que puesto de lado si no totalmente abolido, como demostración de que se puede y se debe dialogar entre factores de poder que representan partes iguales de la voluntad popular de los venezolanos. El momento histórico parece ser la gran oportunidad para descartar la mentira como política de Estado, preservando la ideología de cada uno de los dialogantes, pero buscándole solución a los grandes problemas de interés común, que son todos aquellos afectan a la totalidad de la población, como la inseguridad, el desabastecimiento y la escasez, como consecuencia de la reducción del aparato productivo, por las invasiones y expropiaciones de fincas e industrias en plena producción,  que nos han hecho más dependientes de la renta petrolera y de las importaciones.    

         Es la hora de la sensatez, del sentido común y de la objetividad a que obliga la nueva correlación de fuerzas políticas y sociales, que requieren de un diálogo respetuoso y la creación de un clima de conciliación nacional, para no precipitarnos en un abismo empujados por la violencia extremista de diferente signo, de derecha o de izquierda con iguales resultados de barbarie.  

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