La
reciente visita oficial de Juan Manuel Santos a los Estados Unidos, y la forma
particularmente cordial en que fue recibido en la Casa Blanca por el presidente
Barack Obama, me hizo reflexionar sobre uno
de los más delicados errores cometidos por Hugo Chávez y Nicolás Maduro
en estos catorce años de gobierno.
Me refiero al total deterioro de nuestras
relaciones diplomáticas y políticas con los Estados Unidos Ese deterioro va a incidir en mil cosas, pero
de manera particular tiene una inmensa influencia en la estrategia venezolana
ante las siempre complicadas relaciones con Colombia, las cuales
permanentemente han oscilado desde dos extremos sorprendentes: un importante
avance en el proceso de integración
político y económico y a encontrarnos al
borde de la guerra.
Las relaciones políticas entre Colombia y los Estados Unidos han sido
particularmente muy estrechas. Recuerden la presencia de tropas colombianas en
la guerra de Corea y la muy discreta posición de su gobierno ante la
inaceptable presencia de la flota inglesa en nuestro continente durante la
guerra de las Malvinas y el incumplimiento de los Estados Unidos a sus
obligaciones militares, establecidas en el TIAR, con los demás países
americanos. En contraposición, analicen la decidida actitud del gobierno del
presidente Luis Herrera Campíns, quien, en dicha crisis, no sólo respaldó
política y diplomáticamente a Argentina, sino que tuvo el coraje de apoyarla
militarmente facilitándole material de guerra para sus aviones de combate.
En las dos más recientes crisis
militares con Colombia, me refiero a las ocurridas en 1952, durante el gobierno
de Marcos Pérez Jiménez, como
consecuencia de la presencia de la
fragata ARC Padilla en nuestro mar territorial, cerca del archipiélago de Los
Monjes y en 1987, durante el gobierno de Jaime Lusinchi, por la presencia de la fragata ARC Caldas en
nuestro mar territorial en el golfo de Venezuela, los Estados Unidos
mantuvieron una estricta posición de neutralidad durante la movilización
militar venezolana, Es importante entender que preservar esa posición es
fundamental para mantener el necesario equilibrio militar entre Colombia y Venezuela y que sólo es
posible lograrla, conservando nuestra absoluta libertad de acción política,
mediante una inteligente política
internacional.
Los gobiernos venezolanos tuvieron la perspicacia, durante muchos años, de
lograr preservar la neutralidad de los Estados Unidos, estableciendo una
inteligente política que permitió a Venezuela ser garantía de seguro suministro
petrolero para el mundo occidental durante la Segunda Guerra Mundial y las
recurrentes crisis militares ocurridas en el Oriente Medio como las guerras de
los Seis Días, de Yon Kipur y de Irak. Lamentablemente, esa pragmática política
internacional que permitía a Venezuela mantener estrechas relaciones, al mismo
tiempo, con los Estados Unidos, la Unión Soviética, Israel, los países árabes y
Cuba fue interrumpida por la absurda e ideologizada política exterior impuesta
por Hugo Chávez. La verdad es una sola: traición a la Patria...
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