No hacía falta que saltara a la luz pública
una grabación en la que el “sapo” del G2 cubano, Mario Silva, rinde cuenta
sobre sus impresiones sobre la lucha encarnizada al interior del chavismo, para
advertir la podredumbre infecta en que se revuelca la oligarquía del gobierno
de Maduro.
La sumisión de este impresentable
personajillo a un poder extranjero, aunque no me sorprenda, no deja de merecer
un comentario, por las graves repercusiones políticas que está teniendo en el
país y al interior del chavismo.
La traición a la patria que el audio develado
comporta no podría ser más evidente. Las variadas marramucias que este episodio
bochornoso evidencia están a la vista.
La conducta personal del protagonista, sin olvidar los diversos delitos
que atribuye a un número importante de gerifaltes del régimen, debió, sin
ninguna duda, haber desencadenado una investigación por parte de las
autoridades competentes, lo cual de seguro no ocurrirá. Las “sutilezas”
jurídicas de la Fiscalía serán el argumento para no hacer nada. Por otro lado,
atizar este escándalo no le conviene a la mafia en el poder, y tratarán de
aplicarle sordina.
Para nadie es un secreto que en ese conjunto
amorfo que es el chavismo, después de la desaparición del finado autócrata, hay
un enfrentamiento a dentelladas que a medida que discurren los días se agudiza.
El botín para seguir robando no es poca cosa. Como no lo es tampoco mantener el
poder, es el paraguas que los
salvaguardará mientras tanto de la mano de la justicia, que algún día
llegará para castigar los delitos y arbitrariedades cometidos durante tres
lustros.
Muy pocos, los avestruces, les creen las
expresiones públicas que hacen de una falsa unidad interna. La casa chavista se
está derrumbando paulatinamente de manera inexorable, al calor de trapisondas y
traiciones. En este escenario interno de descomposición política y moral,
civiles y milicos indignos intrigan unos contra otros y se ponen las más
variadas zancadillas. Cada quien anda de su cuenta, no hay líder, y miembros de
la nomenklatura tratan de guarecerse de cara al chaparrón que se les bien
encima, y así preservar los bienes mal habidos y acumulados a la sombra del
poder. “A las puertas del cielo, primero yo que mi padre”, dirán las ratas que
huirán del barco cuando se inicie el naufragio.
Imagino que al gobierno cubano, principal
beneficiario de la locura chavista, le preocupa el descalabro que se asoma, y
estará tomando las previsiones que corresponden, entre ellas, me inclino a
pensar, estaría la de sacrificar al impresentable Mario Silva.
Los proxenetas políticos de la tiranía cubana
buscarán la fórmula de sacar el mayor provecho hasta el último momento; y
mientras la teta petrolera esté a su disposición, con seguridad intentarán
ejecutar una retirada ordenada desde el espacio despelotado de sus socios
chavistas. Teniendo en todo momento presente la máxima que enseña que del
ahogado, al menos, el sombrero.
Tiendo a pensar que el gobierno cubano fue el
que hizo circular la grabación, y que ello no era desconocido por el pupilo
Maduro. Esos piquetes al revés son propios de órganos de seguridad como el
siniestro G2. Echando al pajón a Silva, ficha desechable, golpean
fundamentalmente al Magnate de El Furrial y su claque milica, al tiempo que
intentan apuntalar a un Maduro endeble y sin liderazgo claro en la cueva de los
alacranes rojos.
Esta es una hipótesis que la vida nos
confirmará o no.
Con la revelación de la grabación, los
opositores democráticos, sin embargo, se anotan un importante triunfo político.
Sigue acumulando puntos, y la puesta al descubierto de la reunión del agente
cubano Silva con sus amos, episodio bochornoso que dibuja la degradación
política y moral en que han caído los que nos gobiernan, es otra iniciativa que
desenmascara, una vez más, hasta dónde son capaces de llegar en su indignidad
los que nos gobiernan.
Por lo pronto, el país sigue en la
incertidumbre política y económica. No está claro hacia dónde nos dirigimos
como país. No es descartable que el juego político pueda trancarse, con las más
graves consecuencias para todos. A pesar de la debilidad del gobierno, aún
tiene margen para la maniobra. Pero allí no hay capacidad, talento ni la
grandeza que se requieren. Sólo basura ideológica y ansias desmedidas de poder
y dinero los mueve.
Para las fuerzas democráticas las
interrogantes cruciales son: cómo mantener la necesaria tensión política que
consolide y amplíe el poder social acumulado; cómo impedir el avance de la
barbarie y cómo ampliar los caminos hacia una Venezuela próspera, de todos,
libre y en paz.
Emilio.nouel@gmail.com
@EnouelV
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