Mi particular condición de doble ciudadano
venezolano-uruguayo, ex militante del MLN, y opositor acérrimo al chavismo,
ocasiona en mis modestos análisis políticos un ruido de fondo.
Y es que nunca logro escribir para consumo
interno porque siempre estoy pensando en cómo ayudar a la conservadora
izquierda uruguaya para que logre por fin juzgar al chavismo en su justa
medida.
Tarea harto difícil por cierto, si
consideramos que hasta el mismísimo Pepe, hoy Presidente gracias a la
“Democracia Burguesa” que tanto denostábamos en los 70, no logra despegarse de
su coxis guerrillero y juzga los desmanes del Socialismo del Siglo XXI a través
de su asombro con respecto a “la idiosincrasia y la cultura tropical”.
Algo así como que este abrumador despelote trágico en el que estamos
inmersos desde hace 15 años no es resultado de las nefastas políticas
económicas de La Revolución, ni de su violencia mediática y fáctica, ni de su
corrupción, ni de su exclusión, ni de la utilización perversa de las
estructuras de Estado, sino de una condición climática, racial y educativa.
En esa perspectiva me pregunto cómo juzgará
la dirigencia oficialista uruguaya el regalo otorgado por el señor Mario Silva,
hombre de total confianza del Comandante extinto y tal vez el mayor energúmeno
comunicacional del régimen.
Quizá opten por ignorar el asunto, por
echarle tierrita encima como hacen los canes con el pupú, ya que esa es la
actitud asumida por todas las instancias del gobierno venezolano al que tanto
ellos respetan.
Pero
tal vez, eso aspiro, algún jerarca acucioso se tome el tiempo de escuchar la
grabación.
Esa persona, lo sé, quedará anonadada y
mirando hacia los lados para ver si otro lo ayuda a entender el asunto.
¿Cómo
es que el más procaz comunicador de la red estatal (por cierto un civil) tiene
12 fusiles de asalto otorgados por el mismísimo Ministro de la Defensa para su
protección personal?
¿Cómo es que insinúa como si fuese una gracia
que mató a dos tipos?
¿Cómo es que rinde sus informes al jefe del
G2 cubano, el mismo que funge de Gran Mandón dentro de las instalaciones
militares venezolanas?
¿Cómo es eso de que está de acuerdo con “Mi
Comandante Fidel” en que no se puede seguir jugando a la democracia burguesa
porque “esa vaina de las elecciones nos puede resultar carísima” y acabar con
La Revolución?
¿Cómo es que el tipo expone con pelos y
señales la más feroz corrupción a nivel gubernamental y militar mientras la
Fiscal General y la Contralora afirman que son generalidades y ellas no han
recibido denuncias concretas al respecto?
¿Cómo es que el querubín de Chávez,
santificado por la credulidad radical, el mismo que afirmaba junto al
Presidente que “jugarían al rojo con la oposición”, afirma ahora que se está
fraguando un Golpe de Estado desde las filas del oficialismo más rancio bajo la
anuencia del Presidente de la Asamblea Nacional y nadie le presta atención?
-¡¿Pero che, qué es esto?!- dirá tal vez el
diligente jerarca uruguayo.
-¡¿Qué revolución socialista es esa que
estamos apoyando, vo!?... ¡Esto es grave, no puede ser el resultado de tomar
agua de coco y comer bananas!
-¡¡Escuchame, creo que metimos la pata,
aquello es un relajo, hay que hablar urgentemente con el Pepe!!-
Soñar no cuesta nada.
german_cabrera_t@yahoo.es
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