jueves, 9 de mayo de 2013

FELIPE GUERRERO, NI UNA MÁS

Fue una alumna sobresaliente. Era brillante en cada intervención que hacía en clase y luego se ha destacado como una exitosa docente  de gran prestigio profesional. Este fin de semana me envió un mensaje antes de partir a otras tierras. El recado escrito dibuja el dolor de la separación de su familia, de no saber si podrá volver a verlos, de dejar de aplicar los conocimientos adquiridos en su amada profesión de educadora, de sentirse desterrada, de dejar sus sueños, sus costumbres y las raíces a la deriva.
Se va una joven promesa por no soportar la indignación que produce  el vacío intelectual y la corrupción moral y económica que vive la patria. Se dispuso a renunciar como muestra de descontento ante la brutal agresión que viven todos pero particularmente las mujeres.
Decidió  abandonar este suelo que la vio nacer, este espacio que decía ser su casa, porque  ya no lo siente como tal.
Al partir, multitud de reminiscencias vinieron a su mente. Recuerdos que no había recordado cuando se convenció que debía marcharse, pero que ahora, al despedirse quizá por última vez, esas nostalgias se mostraron como recientes, como si la partida le hubiese transmitid
o los momentos vividos entre la paz y tranquilidad que ahora sentía tras ella.
Las dolorosas realidades pusieron más peso en el lado de la balanza que le precipitaba a partir.
Lo ocurrido en la sede nacional del Poder Legislativo precipitó el camino al exilio. Cuando en la sede del parlamento nacional ante la ausencia de argumento, se levanta el puño para golpear a indefensas mujeres  no solo estamos mostrando los bajos niveles de primitivismo de algunos que se hacen llamar «Diputados», sino que dibujamos  a unos seres repletos de odio y de crueldad que utilizan todas las herramientas del poder para pisotear a una dama.
Indigna cuando se oye  a los voceros que intentan justificar estas atrocidades afirmando que ese ataque es la acción particular de un sicópata, como se ha escuchado decir cándidamente, porque estas justificaciones lo que buscan es generar el ocultamiento del problema de la discriminación de la mujer.  Las infames expresiones «Ella se lo buscó» y demás excusas que se cuelan en el pensamiento de muchos pusilánimes deben ser erradicadas en el discurso de esta sociedad, porque sólo así se podrá construir una comunidad igualitaria y respetuosa.
«¡Ni una más!» fue el grito de guerra que utilizó la sociedad colombiana para convocar una millonaria marcha ciudadana que se realizó a mediados del año pasado, con el propósito de rechazar la deplorable práctica de la violencia contra la mujer.  «¡Ni una más!» es la expresión de rechazo que debe inundar todos los espacios en Venezuela para desnudar y aislar a los cobardes que se aprovechan de la debilidad física de la mujer para desatar contra ellas sus complejos y sus traumas cargados de salvajismo; porque en nuestra patria toda expresión femenina causa desagrado en quienes detentan el poder.
Ojalá y comencemos a gritar «¡Ni una más!» a fin de comenzar en serio una revolución en nuestra patria, la revolución de una sociedad realmente igualitaria y respetuosa.
Ni una mujer más golpeada, ni una mujer más discriminada, ni una mujer más excluida.
Que ni una mujer más se marche al exilio, porque con cada partida se nos va un sueño y es un sueño menos para  intentar hacer realidad y es una noche más en vela, sin poder soñar.
«¡Ni una más!», porque a Venezuela se le están terminando los sueños a causa de tantas noches en vela.
felipeguerrero11@gmail.com

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VÍCTOR RODRÍGUEZ CEDEÑO, UN CAMINO DIFÍCIL, PERO CIERTO

El régimen de Maduro no ha entendido el significado de su derrota electoral, el pasado 14 de abril. Insisten en la violencia de calle y en la Asamblea, en las chocantes cadenas y en los montajes y mentiras que la inmensa mayoría de los venezolanos rechaza con firmeza.
No han entendido que la auditoria que exigen los venezolanos, en base al artículo 236 de la Ley de Procesos Electorales,  no es una simple solicitud al órgano electoral para que se realice una “verificación de todos aquellos recursos materiales, tecnológicos (…) que garanticen la transparencia y la confiabilidad” del proceso; sino que esa auditoría es parte del derecho que tenemos los ciudadanos de elegir nuestras autoridades, consagrado en la Declaración de Derechos Humanos de 1948 y en la Convención Americana de Derechos Humanos (art.23-b) que precisan que todos gozamos del “derecho de votar y ser elegidos en elecciones periódicas autenticas (…) que garantice la libre expresión de la voluntad popular…”
No quieren aceptar que los venezolanos tenemos el derecho a vivir en democracia, entendida ésta como el único espacio en el que se pueden ejercer plenamente los derechos humanos. Menos quieren aceptar que los elementos esenciales de la democracia son, entre otros, el respeto por esos derechos y de las libertades fundamentales, el acceso al poder y su ejercicio de conformidad con el imperio de la ley, la celebración de elecciones periódicas, libres y justas por sufragio universal y por voto secreto como expresión de la voluntad de la población, la separación de poderes y la independencia del poder judicial.
Insiste el régimen de Maduro en ignorar que la democracia es un derecho humano colectivo que genera responsabilidades a unos y a otros. Adentro, los gobiernos deben garantizar su ejercicio pleno, respetando el orden jurídico; afuera, la comunidad internacional, los gobiernos, las instituciones y la misma sociedad civil deben exigir el respeto pleno de la democracia tal como lo prescribe en forma muy clara la Carta Democrática Interamericana, un compromiso jurídico asumido por los Estados de la región no para protegerse mutuamente, sino para garantizar a los ciudadanos su derecho a vivir en un régimen de libertades.
Para la mayoría de los venezolanos, hay un camino lo que el régimen se niega también a aceptar. La impugnación que ha planteado la Unidad Democrática  al Tribunal Supremo de Justicia es parte de ese derecho y como tal debe ser respetado. El tribunal deberá responder oportuna y adecuadamente acerca de esa solicitud, lo que no es fácil, dada su constitución y la dependencia del Ejecutivo que ha mostrado siempre. Ello, sin embargo, y así deberá también entenderlo el régimen de Maduro, no cerraría el tema pues al agotar los recursos internos, se abre la posibilidad de gestiones ante los órganos internacionales regionales y universales competentes, no solamente los encargados de la protección de los derechos humanos, sino los políticos facultados para conocer las cuestiones relativas a la paz y la seguridad interna e internacional.
Las decisiones de los órganos internacionales deberán ser respetadas por Venezuela y en consecuencia se tendrían que organizar lo antes posible nuevas elecciones presidenciales, evidentemente, bajo  nuevas condiciones y con observación internacional imparcial.
La comunidad internacional deberá ejercer sus legítimas influencias para garantizar las decisiones de los órganos internacionales y el cumplimiento del orden jurídico, sin descartar sanciones que garanticen la protección de los ciudadanos que en definitiva es lo realmente fundamental. Un estado de ilegitimidad y de confrontación pondría en peligro el disfrute pleno de los derechos de los ciudadanos y con ello la paz interna nunca exenta de consecuencias internacionales. Ojala el régimen entienda que no se trata de una "injerencia externa", sino de una "intervención legitima" que exigen las nuevas realidades.
victor rodriguez cedeño
vitoco98@hotmail.com

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ARTURO RAMOS CALDERA, CONFIANZA EN EL LIDERAZGO

Hemos vivido catorce años de estrés, de agobio permanente, de violencia e inseguridad creciente, de mentiras, blasfemias, persecución y acoso, de maltrato físico y mental. Hemos vivido la división artificial pero profundamente dolorosa de nuestra población, la destrucción creciente de nuestro sistema democrático, de nuestra soberanía, de nuestra libertad de expresión, de nuestra economía, de nuestro país.
Pero el 14 de abril ganamos las elecciones, somos mayoría, el pais es otro. Perdimos el miedo y tenemos un líder a la cabeza de los partidos democráticos que conforman la Mesa de la Unidad. Tanto ganamos las elecciones, que los enchufados han evitado a toda costa poner en evidencia el fraude electoral que cometieron negándose a la auditoría solicitada ante el CNE por Henrique Capriles Radonsky. No hay otra forma de entender la negativa del CNE, mas cuando hay precedentes de auditorías  realizadas a personajes del PSUV por el CNE en los mismos términos a los solicitados por Capriles.
La violencia desatada en todo el país y en particular en la Asamblea Nacional, la persecución de los empleados públicos que pudieron haber votado por Capriles y la criminalización de la disidencia, son sólo muestras de lo que son capaces de hacer para mantenerse en el poder, de lo que son capaces de hacer para desviar la atención de los temas del día a día: inflación, desabastecimiento, inseguridad, fallas en el suministro de energía eléctrica y un sin número de problemas de todos conocidos.
Las dificultades de todos los días pueden nublar nuestro entendimiento y pueden hacernos difícil el darnos cuenta que estamos atravesando por un pésimo pero transitorio momento; que, por ahora, estamos sufriendo los embates de la mentira, es decir, de los aferrados al poder; que la base de apoyo sobre la que se asienta el gobierno se resquebraja al ser percibido como ilegítimo a los ojos de la mayoría que votó por Capriles, así como para un porcentaje importante y creciente de quienes votaron por Maduro, es decir, un porcentaje cercano al 70% de la población del país; que la legitimidad, aunque así lo deseen, no se puede alcanzar ni imponer por la fuerza ni por la represión y que al evadir la auditoría el gobierno solo retrasa, agrava, complica y hace más difícil la solución de la crisis política que reina en el país desde el 14 de abril; que la verdad no tardará por imponerse; que la reunificación de los venezolanos esta más cerca de lo que imaginamos; que el rescate de la democracia y de la dignidad patria no tardará en hacerse realidad y que en pocos años volveremos a ser el país que soñamos: un país donde podamos vivir felices de nuevo, donde la inseguridad sea un cuento del pasado, donde la inversión privada nacional y extranjera, la creación de empleos de calidad, la disminución del desempleo, nuestro esfuerzo productivo y el control de la inflación nos devuelvan la calidad de vida perdida.
Tenemos que mantener clara la meta y el propósito que nos motiva a pesar de los nubarrones del día a día, tenemos que mantener la confianza en el liderazgo muy bien ganado de Henrique Capriles y de los miembros de la Mesa de la Unidad. Ellos irán guiando este proceso y nosotros tenemos que brindarles todo nuestro apoyo, mantenernos activos y guardar muy firmemente en nuestro corazón la convicción de que lograremos en tiempo prudencial rescatar la democracia y el futuro de bienestar y felicidad que deseamos para nuestra patria.
Arturo Ramos Caldera
aramosc@citruslab.com

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PEDRO PAUL BELLO, REFLEXIONES SOBRE EL LIBRO DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA DE GENE SHARP. (IX)

PLANIFICANDO LA ESTRATEGIA.
Quienes lideren la resistencia tienen que formular un plan de acción global que ayude a la gente que padece, debilitar la dictadura para después derribarla y establecer una verdadera democracia que dure mucho tiempo y se establezca así, definitivamente, como sistema de vida. Para realizar tal plan se deben concebir cálculos muy precisos de la situación del país, así como asegurar opciones para llevar a cabo acciones eficaces. De esa manera será posible llevar a cabo la gran estrategia y las campañas para hacer realidad el logro de la libertad.
Hay algunos factores que son muy importantes para la gran estrategia y las estrategias de campaña: toda planificación estratégica de resistencia exige comprender a fondo la dinámica del conflicto y atender diversos factores como los de gobierno, los militares, los históricos y los económicos y culturales.
Será fundamental definir el propósito verdadero de la lucha. En efecto, no basta con derribar la dictadura: de lo que se trata es de establecer, o restablecer, una sociedad verdaderamente libre, que se caracterice por poseer un sistema democrático de gobierno.
Destaca Sharp que, en particular, las estrategias tienen que responder a interrogantes como éstas:
• ¿Cuáles son los principales obstáculos para lograr la libertad? • ¿Qué factores facilitarían el alcanzarla? • ¿Cuáles son los puntos fuertes de la dictadura? • ¿Cuáles son las diversas debilidades de la dictadura?  • ¿Hasta qué punto son vulnerables las fuentes de poder de la dictadura?• ¿Cuáles son los puntos fuertes de las fuerzas democráticas y de la población en general?• ¿Cuáles son los puntos débiles de las fuerzas democráticas y de la población en general, y cómo pueden corregirse? • ¿Cuál es la posición de terceras personas no inmediatamente involucradas en el conflicto que están ayudando, o podrían ayudar, bien a la dictadura, bien al movimiento democrático y cómo podrían hacerlo?
Para la gran estrategia, los estrategas deben escoger el medio de lucha idóneo para utilizarlo en el conflicto venidero. Deben evaluar tanto las ventajas como las limitaciones técnicas alternativas para la lucha. Además, deben preguntarse, como lo indica Sharp:
“ * ¿Estará el tipo de lucha que se escoja dentro del marco de las capacidades de los demócratas? * ¿Utilizará la técnica escogida las fuerzas de la población dominada? * ¿Enfoca la técnica escogida las debilidades de la dictadura o busca golpearla donde está más fuerte? * ¿Los medios que se usen ayudarán a los demócratas a cobrar más confianza en sí mismos, o dependerán de terceras personas o de proveedores externos? * ¿Qué historial tienen los medios escogidos de haber servido para el derrocamiento de otras dictaduras? * ¿Producirán un aumento, o una disminución en la cantidad de víctimas y otras pérdidas que podrían ocurrir en el conflicto venidero? * Asumiendo que se vaya a tener éxito en cuanto al derrocamiento de la dictadura, ¿qué efecto tendrían los medios escogidos en el tipo de gobierno que emerja después de la lucha? ”
“Los estrategas tendrán que analizar la dinámica de sus conflictos particulares, y determinar si el desafío político responde afirmativamente a las interrogantes anteriores.”
PLANIFICANDO PARA LA DEMOCRACIA.

El autor prosigue recordando que “el objetivo de la gran estrategia contra la dictadura no es simplemente la caída de los dictadores sino establecer un sistema democrático y hacer imposible el surgimiento de una nueva dictadura.” Con esto en mente, señala que para el alcance de tales objetivos, los medios de lucha necesarios deben escogerse de manera que permitan cambiar “la distribución del poder efectivo de la sociedad.” ¿Qué significa esto? Pues que en la sociedad y sometida por la dictadura, con un gobierno sumamente fuerte, tanto las personas como las instituciones resultan ser sumamente débiles. En efecto, el dictador tirano se apodera de todas las instituciones y amenaza a todas las personas, aún aquellas que forman parte de su propio grupo político de apoyo. De no corregirse radicalmente ese tipo de relación, se corre el riesgo de sustituir una dictadura por otra, con el agravante de que ésta última puede ser aun peor. “El desafío político contribuye a una más equitativa distribución del poder efectivo, mediante la movilización de la sociedad contra la dictadura, tal como fue discutido en el Capítulo V.”
FORMULANDO UNA GRAN ESTRATEGIA.

Después de estudiar la situación, incluida la selección de medios y el papel de la ayuda del exterior, los planificadores tienen que esbozar la mejor manera que encuentren para desarrollar el conflicto. Este plan va a extenderse desde un presente hasta que se instaure el sistema democrático en inmediato el futuro.
Como siempre, los planificadores se harán varias preguntas de una manera más específica que antes; en efecto, plantearán considerandos para diseñar la gran estrategia a fin de luchar mediante el desafío político: serán preguntas como estas:
¿Cuál es la mejor manera de empezar una lucha a largo plazo? ¿Cómo podría la población oprimida acumular suficientes fuerzas y confianza en sí misma para desafiar la dictadura, aunque inicialmente sea de manera limitada? ¿Cómo puede aumentarse con el tiempo y la experiencia la capacidad de la población de aplicar la no cooperación y el desafío político? ¿Cuáles deberán ser los objetivos a alcanzar en una serie de campañas limitadas, dirigidas a recuperar el control democrático de la sociedad y a limitar el de la dictadura?¿Quedan aún instituciones independientes que hayan sobrevivido la dictadura y que pueden usarse en la lucha por establecer la libertad? ¿Qué instituciones de la sociedad pueden ser rescatadas del control de los dictadores, o cuáles instituciones han de ser creadas de nuevo por los demócratas para satisfacer las necesidades de éstos y para establecer esferas de ejercicio democrático aún cuando la dictadura continúe?¿Cómo puede desarrollarse la fuerza organizacional en la resistencia? ¿Cómo se puede adiestrar a los participantes? ¿Qué recursos (financieros, materiales, etc.) se requerirán a lo largo de la lucha? ¿Qué tipo de simbolismo será el más efectivo para movilizar a la población? ¿Por medio de qué tipo de acción y en qué etapas se verán progresivamente debilitados o eliminados los recursos del poder de los dictadores? ¿Cómo puede la población que resiste persistir en el desafío y a la vez mantener la necesaria disciplina no violenta? ¿Cómo podrá la población satisfacer sus necesidades básicas durante el curso de la lucha? ¿Cómo se podrá mantener el orden social en medio del conflicto? ¿Qué hará la resistencia democrática, a medida que se aproxime la victoria, para seguir construyendo las bases de la sociedad de la post-dictadura y lograr que la transición sea lo menos brusca posible?
Es necesario tener presente que no hay cursos prescritos; que cada lucha por derribar un régimen de fuerza y establecer un sistema democrático es diferente y, por tanto, que no resulta posible crear un modelo de estrategia para la liberación contra las dictaduras. En efecto, cada lucha tiene su propio modelo. Precisamente, analizar cuál y cómo, corresponderá a los planificadores de cada caso. Por otra parte, es cierto que: “Cuando la gran estrategia para la lucha ha sido cuidadosamente planificada hay razones de peso para darla a conocer ampliamente. Las grandes cantidades de gente que hace falta que participen estarán más dispuestas y aptas para actuar si entienden la concepción general así como las instrucciones específicas. Es posible que el saber esto tenga un efecto muy positivo en la moral y en su voluntad de participar y actuar apropiadamente” 
En este punto, Gene Sharp, apoyado en su experiencia, introduce esta sorprendente sugestión: “En todos los casos los lineamientos generales de la gran estrategia se darán a conocer a los dictadores y esto, potencialmente, puede llevar a aquéllos a ser menos brutales en su represión, a sabiendas de que, políticamente, puede salirles el tiro por la culata. El haber sido alertados sobre las características especiales de la gran estrategia podría también contribuir a causar disensiones o descontento entre los partidarios del dictador.”
Una vez que se ha adoptado el plan estratégico global para derribar la dictadura y establecer la democracia, los sectores democráticos deben conocerlo y aplicarlo. Empero: Cuando haya abundante evidencia de que la gran estrategia escogida fue mal concebida, o cuando las circunstancias de la lucha hayan cambiado fundamentalmente, es posible que los planificadores tengan que alterar la gran estrategia. Aún entonces, deberá hacerse solamente después de que el cálculo fundamental se haya hecho de nuevo, y se haya desarrollado y adoptado una estrategia nueva más adecuada.  CONTINUAREMOS.
ppaulbello@gmail.com

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NELSON ACOSTA ESPINOZA, CAPRILES: LA FORTALEZA DE UN LIDERAZGO, OBSERVATORIO VENEZOLANO DE LAS AUTONOMÍAS

A “carajazos” aspiran los oficialistas resolver la crisis institucional del país. En ese terreno, señala el presidente Maduro, el PSUV tiene ventaja. Sus diputados y dirigentes tienen mayor capacidad como “camorreros” que los de la oposición. Ello se debe, Nicolás dixit, a que estos señores provienen de los sectores populares. Desde luego, esta lectura no tan solo es errónea sino que asume una visión indigna de lo medular de nuestro pueblo. Pendencieros son estos oficiantes del llamado Socialismo del Siglo XXI. No en balde, es vertiginosa la caída del respaldo popular al gobierno.
Traigo a colación estas infelices expresiones con la finalidad de ilustrar el carácter agonal que presenta la coyuntura política en el país. En estas situaciones límite vale la pena reflexionar sobre el tipo de liderazgo que la nación requiere. Existen modelos a imitar. Veamos.
Winston Churchill ofreció a los ingleses “sangre, sudor y lágrimas”. No se dejó tentar por consideraciones tácticas. Fue sincero. Por esa razón, pudo encarnar el sentimiento patriótico de toda la población inglesa. Charles de Gaulle, a contrapelo de la opinión mayoritaria de la población francesa que apoyaba al Mariscal Pétain, decide no reconocer la capitulación ante los alemanes y proseguir la resistencia. Ese gesto valiente lo convirtió en el símbolo de la nación francesa. Nelson Mandela entendió que debía ser el líder de los surafricanos; de todos los habitantes de esa nación. Así pudo superar los obstáculos que imponían la brutal segregación racial existente en ese país. Todos estos ejemplos poseen un común denominador: liderazgos fuertes que supieron empinarse sobre sus circunstancias.
Me parece que estos modelos ayudan a ilustrar la calidad de liderazgo que se requiere para superar la crisis que confronta el país. El “madurismo” comienza a derretirse al calor de su propia incompetencia y rivalidades internas. La oposición, por su parte, ha crecido electoral y políticamente. Hoy no tengo dudas sobre el liderazgo de HCR. Capriles expresa, no tan sólo al grupo de venezolanos que tradicionalmente se ha opuesto a este régimen, sino a todos los venezolanos. Vale decir, a la nación que conocemos como Venezuela.
Una preocupación. La historia enseña que la “muchedumbre” por sí sola no acierta en relación a estas urgencias históricas. Se requiere de un liderazgo que oriente energías y canalice pulsiones. Fuerte e individualizado y que propicie una transformación de los presupuestos compartidos por nuestra élite política. Las direcciones colectivas no son eficientes. HCR no debe dar concesiones. Ojo con la práctica política que apuesta al corto plazo. La tarea es más compleja. Desconocer al régimen y batallar por unas nuevas elecciones.
No olvidar que es el líder quien ayuda a los ciudadanos a convertirse en sujetos de acción política.
autonomiaspoliticas@gmail.com

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ALBERTO JIMÉNEZ URE, IMPRECAR A LA INTELECTUALIDAD PROCLIVE AL «PODER HEGEMÓNICO»

«Que yo conciba lícito, lo urgente en Ultimomundano es que, en tiempos de resurrección de tiranos, quienes somos la mayoría incontaminada restituyamos la paz: fijándole término a los criminales fraudulentamente investidos de supremacía, en los estados que ellos minaron y dejaron de ser de Derecho»
Es la «Fase Superior del Totalitarismo y la Devastación»: el «Poder Hegemónico». Se trata de un asunto que, virtud a los consejos de si  se sabe cuáles literato-tastos y filosofastros proclives a la Pendencia de la Internacional (Comunista) Socialista Unida, susurran a faltos de sesos y perezosos mandatarios ultimomundanos para que impongan el «Poder Hegemónico» y perviertan con decisiones «del liga» disciplinas fundamentales para el desenvolvimiento y discurrir de las sociedades. Enumero algunas: la «Judicial», «Penal», «Política», «Comunicacional», también la de la «Mercadería», «Asistencia Médica», «Derechos Humanos», «Educativa», «Policial», «Militar», la «Teologal» y en el  ejercicio del «Pensamiento» representada en la joya más preciada de la Civilización.
Los proclives sí saben que se trata de institucionalizar decisiones que, por fácticas, jamás podrían merecer legitimidad ante el «Principio de la Razón Suficiente e Inmutable» que blinda a inteligencias no contaminadas de acomodos criminales. Y no duden de mi fidedigno malestar e indescriptible conmoción y dolor espiritual, aun cuando «cupio me esse clementem: miserum te si intellegis, miserum si non intellegis». Esa propensión animalesca, primitiva, hacia la férrea dominación de una casta de seres inferiores, pero armados y con determinación para cometer toda clase de delitos a la Humanidad lesivos, no tiene nada de novísima en la Historia Universal de Infamias.
Es inobjetable que la oficiosa propaganda segregacionista, de odio, división entre ciudadanos, la amenaza subliminal e igual explícita y profusa en instrumentos de comunicación social bajo el perverso control de quienes tienen el foete asesino con el cual castigan a los pueblos, sólo pretende fomentar guerras civiles en los territorios donde gobiernan de facto y ya sin enmascararse de impolutos demócratas.
El agravamiento de las conductas de jaurías, delictivas y potencialmente genocidas que orgullosa exhibe la casta de mofetas de Pendencia de la Internacional (Comunista) Socialista Unida ha encendido todas las alarmas del Sector Civilizado del Mundo. Si tuviésemos que definirla en términos médicos, diríamos que se trata de una «endemia» sin obstáculos en curso para convertirse en «pandemia». Deterioro de la Ética y Moral que salpica y contamina a representantes de todos los ámbitos de las sociedades, empero con insospechado énfasis en la Intelectualidad Latinoamericana. Los apátridas y gozosos neo-fascistas devastan mientras son aplaudidos por la minoría del bufonariado cómplice conformado por escritores, poetas, músicos, artistas plásticos, docentes y políticos de la Nómina del Mercenariado Cobarde. Sin embargo, vaticino que el Vulgo se apartará de esos desalmados y –pronto- vendrán mejores y de reparación días («Dicere nemo potest, nisi qui prudenter intelligit») 
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com

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