viernes, 28 de junio de 2013

ROSALÍA MOROS DE BORREGALES, VERGONZOSA REVOLUCIÓN


Existen cuatro pilares fundamentales en el desarrollo armónico y sostenido de un país; en ellos se soportan todos los planes de acción para la construcción de una sociedad capaz de alcanzar el mayor bienestar posible. 

No se trata de la panacea, no es algo novedoso, ni tampoco experimental. Ha sido probado desde tiempos remotos comprobando sus excelentes resultados, perfectibles, como todo lo humano. A saber, la salud, la educación, la libertad y la seguridad. Mientras estos cuatro pilares no sean la prioridad de un gobierno, sencillamente no habrá progreso en una nación y, como consecuencia, será cada vez menor la posibilidad de alcanzar una vida digna.

Lamentablemente, los venezolanos llevamos una década y media siendo gobernados por una partida de sátrapas que muy alejados de querer el bien de los venezolanos han pretendido despojarnos de todos nuestros derechos. Bajo el amparo de una revolución que prometió cambios sustanciales en las estructuras de la nación, con el fin de proveer una vida de oportunidades, estos revolucionarios de pacotilla solo han logrado enlutar a nuestra patria generando más miseria, muerte y dolor. ¡Vergonzosa revolución!

Es absolutamente inaceptable que en un país con tanta riqueza su gente tenga que sufrir verdaderos vía crucis para recibir los servicios de salud. Ellos, los revolucionarios, pretendiendo ser hombres muy importantes de negocios, solo hablan de la cantidad de petrodólares invertidos. Miden la eficiencia por el dinero; solo que ese dinero se va menguando mientras recorre un largo camino de corrupción. Al final, no hay vacunas para la influenza AH1N1, somos el segundo país en Latinoamérica con más decesos por esta enfermedad, solo superados por Brasil que cuenta con casi 200 millones de habitantes. ¡Vergonzosa revolución!

Contamos con los mismos hospitales construidos en democracia; pero ellos, los revolucionarios, se jactan de la red de CDI deteriorados por falta de mantenimiento, con sofisticados equipos tapizados por el polvo ya que el personal no fue instruido para su operación. Ni hablar de la injusticia cometida contra todos esos muchachos a quienes engañaron vilmente haciéndoles creer que los convertirían en médicos en tres años, quienes ahora andan sufriendo de cojera intelectual nada mas y nada menos que en el manejo de la salud de otros. Pero los revolucionarios traen verdaderos cambios, están muy ocupados probando las terribles consecuencias del tetero y diseñando la mejor toalla sanitaria al mejor estilo cavernícola. ¡Vergonzosa revolución!

Han tenido las arcas repletas para comprar voluntades en el continente y más allá de sus fronteras; sin embargo, el modesto presupuesto que genera la cesta petrolera a 100 dólares el barril no les ha alcanzado para construir escuelas, liceos y universidades. Lo más grave es que las que existen las han sometido al desmantelamiento por sus malandros asalariados. Con premeditación y alevosía llevan años reduciendo los presupuestos de las universidades. No tienen las luces entre sus prioridades. Tampoco, tienen la moral para dirigirse a los más valiosos profesionales de una nación, los educadores; sin los cuales no hay luz sino una profunda oscuridad que nos dirige al caos.  ¡Vergonzosa revolución!

Todos los derechos contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos son adquiridos desde el momento de ver la luz de este mundo. La palabra clave en esta declaración es libertad, puesto que el disfrute de estos derechos le ofrece al individuo libertad para ejercer una vida plena, que debe ser garantizada por el Estado. Tristemente, en nuestro país, la línea de separación entre Estado y Gobierno se encuentra completamente desdibujada. Pero, la revolución ha coloreado con su rojo sangriento las calles de nuestra nación. Solamente en el 2012 se registraron 14.000 homicidios. La revolución cercena el derecho a la vida mediante la impunidad al criminal. Mientras los ciudadanos están completamente desprotegidos, ellos, los revolucionarios viven y se trasladan en bunkers, custodiados al mejor estilo Rambo. ¡Vergonzosa revolución!

"Una sola cosa nos explica bien la historia y es en qué consisten los malos gobiernos". Thomas Jefferson

@RosaliaMorosB

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