viernes, 28 de junio de 2013

NARCISO GUARAMATO PARRA, ROMULO BETANCOURT BELLO

Si en alguna materia no tuvimos que improvisar los hombres de Acción Democrática cuando asumimos la responsabilidad de gobierno, fue ésta de la política petrolera. Teníamos conocimiento del problema, fórmulas concretas para abordarlo y decisión de rectificar, de una vez por todas, el rumbo entreguista, o vacilante, que siempre habían adoptado los gobiernos venezolanos ante los consorcios del petróleo. Rómulo Betancourt
En el último día de junio de 1914, cambian los paradigmas en Venezuela Cuando empieza a manar el petróleo en el pozo Zumaque Uno de Mene Grande. El país deja de ser una nación que vive del producto de la tierra a una que vive de la renta de un producto de la tierra.
Un hombre predestinado a conducir a su país en dos ocasiones está consciente de la situación como ninguno de sus contemporáneos y logra modificar la política petrolera inclusive fuera de las fronteras cambiando las relaciones comerciales internacionales.
Rómulo Antonio Betancourt Bello[1] nace el 22 de febrero de 1908 en la casa No 3 de la calle Bolívar del pueblo de Guatire[2], Municipio Zamora del Estado Miranda. Ubicada a dos horas y media de Caracas, Guatire era el centro comercial de una región agrícola bastante próspera: cultivos y moliendas de caña, destilerías de aguardiente amén de haciendas de café y otros renglones agrícolas; en el pueblo existían varias firmas comerciales de importancia y por supuesto, la infaltable iglesia[3]. En la actualidad forma parte de la Gran Caracas.
Su padre fue Luis Betancourt García un emigrante canario, llegado al país a los dieciséis años de edad y su madre, la criolla Virginia Bello Milano. El matrimonio Betancourt Bello, eran lo que se podría llamar de clase media en un país de muy humildes ingresos. Tenían un vivo interés por la instrucción y la cultura. Luis Betancourt, aparte de su actividad comercial fue editor de un periódico local y desde un principio fomentó la lectura en su hijo Rómulo, logrando que este se volviera un lector voraz y que en su juventud soñara con volverse todo un escritor, lo cual será, pero no en la forma inicialmente prevista.
INFANCIA
Rómulo pasó su infancia en Guatire pero al comenzar sus estudios de bachillerato se traslada con su familia a la ciudad capital y se inscribe en el Liceo Caracas donde convive con la futura intelectualidad venezolana y es alumno del gran escritor Rómulo Gallegos. Este ambiente estudiantil es oxigeno que alimenta su pasión por ser escritor. Como era lo natural para alguien interesado en las letras, al concluir el bachillerato se inscribe en la Universidad Central de Venezuela para cursar estudios de Derecho.
1928
Los hechos acontecidos en la semana el estudiante en el año 28, provocan un cambio radical en su vida, tiene que cambiar la poesía por el ensayo, la ficción por el reportaje periodístico y la política pasa a ser la pasión que nunca le abandonara por lo que resta de su vida.
Perseguido por el gobierno de Juan Vicente Gómez, parte al exilio en Curazao, lugar donde se forma el futuro líder que causará, según la opinión de muchas personas, una verdadera revolución en Venezuela[4]. Como parte de su formación autodidacta[5] lee y hace el resumen de los 15 tomos de la “Historia Contemporánea de Venezuela” de Francisco González Guinán[6], lo que le da un conocimiento muy grande sobre la idiosincrasia de su país. Manuel Caballero refiere que Betancourt con la ayuda de un diccionario ingles-español leyó el libro del autor norteamericano Ludwell Denny “We fight for oil”[7], dando inicio a un estudio profundo de la industria petrolera.
Muerto el dictador, Betancourt regresa al país siendo sin duda el venezolano que más aporte ha dado a la conformación de una conciencia nacional, orientada hacia el control por el Estado, de sus riquezas básicas. Ningún otro venezolano puede comparársele en la sostenida prédica, oral y escrita, acerca del tema petrolero. En sus discursos, en sus artículos de prensa[8], en folletos y libros denunció lo nefasto que fue la política de concesiones y la acción de las compañías petroleras.
1940
Prueba de su sólida formación en materia económica, como muy pocos venezolanos la tenían para la época[9], es el inicio a partir del 9 de marzo de 1937, de la redacción de la columna “Economía y Finanzas” en el Diario Ahora. Fueron muy diversos los temas tocados por Betancourt: agricultura, petróleo, gestión pública, etc. como lo demuestran algunos títulos de sus artículos: Las Finanzas de los Estados (11.5.37); ¿Se trabaja por la desvalorización del Bolívar? (28.9.37); Economía dirigida frente a economía liberal (5.1.38); La depresión económica en Estados Unidos (9.7.38); Escuela libre de Ciencias Económicas y Sociales (29.10.38); El Banco Central de Emisión y las medidas de emergencia económica (11.9.39). Parte de estos artículos dan cuerpo al que será su primer libro publicado, ”Problemas Venezolanos” (Santiago de Chile, 1940)
En el año 1956 publica su obra magna: “Venezuela, política y petróleo”, en donde realiza una defensa de su labor de gobierno en el trienio 45-48 y una crítica muy documentada a la política petrolera de la dictadura[10]. Texto de lectura obligatoria para todo el que desea comprender el papel jugado por el petróleo en el desarrollo de Venezuela. Historia patria y petróleo fueron los ingredientes que formaron al gobernante, al hombre que guío la transformación del país en la segunda mitad del siglo XX.
Dos veces asume Rómulo Betancourt la conducción del país: la primera durante el período 1945-1948 y la segunda durante el período 1959-1964. Durante las dos presidencias, el tema petrolero es prioritario, La política petrolera propulsada por Betancourt y respaldada por Acción Democrática, su partido, tenía como objetivo el aprovechamiento y defensa al máximo posible de una riqueza que no había rendido, a país beneficios apreciables y estaba basado en lo que él denominó 8 fórmulas simples y concretas[11]:
1.      Elevación de los impuestos hasta el límite que entonces se consideró razonable, dentro de un sistema capitalista y la economía de mercado.
2.      Concurrencia de Venezuela como entidad autónoma al mercado internacional del petróleo, vendiendo directamente sus “regalías”.
3.      Cese radical del sistema de otorgamiento de concesiones a particulares, y planeamiento de una empresa del Estado a la cual se atribuiría la facultad de explotar directamente, o mediante contratos con terceros, las reservas nacionales.
4.      Industrialización de la mayor parte del petróleo venezolano dentro del país; y organización de una refinería nacional, con capital estatal o mixto.
5.      Adecuadas medidas para la conservación de la riqueza petrolera, típico recurso natural no renovable; y utilización del gas emanado de los pozos que tradicionalmente se venía desperdiciando.
6.      Reinversión por las compañías concesionarias de una parte de sus utilidades en la vitalización y desarrollo de la economía agropecuaria.
7.      Mejoras sustanciales en salario, prestaciones sociales y condiciones de vida y de trabajo de los obreros y técnicos venezolanos al servicio de la industria.
8.      Inversión de una cuota elevada de los ingresos obtenidos de la nueva política impositiva sobre el petróleo en crear un economía diversificada y propia, netamente venezolana.
Fueron muchos los éxitos que en materia petrolera lograron los gobiernos de Betancourt como es el caso de la creación de la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP) en abril de 1960. Pero hay dos que por sus repercusiones internacionales pueden ser considerados los grandes logros. Dejemos que sea el propio Presidente que nos lo señale: 
“En 1946, cuando fui por primera vez Jefe de Estado en mi país, Venezuela fijó unilateralmente, por decisión soberana de la nación, la relación 50-50, mitad y mitad, en el reparto del producido en ganancias de la explotación del petróleo, reparto paritario entre las compañías concesionarias productoras y el Estado. (Esta fórmula, traducida a la jerga internacional petrolera con el nombre de fity-fity, se extendió como mancha de aceite al Medio Oriente y a todas las áreas petrolíferas del mundo. Y significó para numerosos pueblos que recibían céntimos de dólares por la prodigiosa riqueza del subsuelo suyo, el comienzo de valorización de un producto natural sobre el cual ejercían dominio y exacción las compañías transnacionales y sus socios comanditarios: los Estados Industrializados de Occidente capitalista. Y en 1960, cuando por segunda vez ejercí la Presidencia de la República, fue Venezuela pionera, abanderada en la creación de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), el más audaz y exitoso empeño de defensa y contraataque de los países ricos en materias primas valiosas, y militarmente débiles, frente al férreo complejo militar-industrial de las grandes potencias occidentales. Por primera vez en el mundo moderno, un grupo escaso de países sub-desarrollados, o en proceso de desarrollo, concertaron sus políticas y la acoplaron en un solo fuerte haz unificado, logrando con esos esfuerzos normas de comercialización a los supermillonarios centros financieros de Nueva York, Londres, París y Berlín. En un sector vital de la economía mecanizada del siglo XX, ya no fueron los compradores, implacables por omnipotentes, los que fijaron los precios del petróleo crudo; lo fijaron los vendedores. [12]
Tradicionalmente se le ha atribuido a Juan Pablo Pérez Alfonzo la paternidad de la OPEP, pero debemos recordar que el formaba parte de un equipo de gobierno dirigido por el Presidente Rómulo Betancourt. Como bien lo afirma Manuel Caballero, quien diseñó en primer lugar la política general del país en materia petrolera fue, como es muy normal, Rómulo Betancourt, no sólo por su condición de Presidente de la República, sino por su inquietud, desde 1929, por las cuestiones del petróleo [13]. Por lo tanto el verdadero padre es Betancourt. Pèrez Alfonzo siempre tuvo el cuidado de que quedara claro, él era el ejecutante de una política diseñada por el Presidente [14].
Culminado su mandato en 1964, decide irse al exterior, a un exilio voluntario, para no entorpecer al presidente electo Raúl Leoni, su compañero de muchas luchas y de partido. Fija residencia en Suiza después de haber vivido un tiempo en Nápoles. Se dedica a la reflexión intelectual y a la escritura[15].
En 1972 regresa definitivamente a Venezuela. Sin embargo visitaba muy a menudo la Ciudad de Nueva York, lugar donde lo alcanza la inmortalidad el 28 de septiembre de 1981. “Con el se extinguía el quinto de los más grandes hombres de la historia venezolana. Los cuatro precedentes fueron: Simón Bolívar, José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco y Juan Vicente Gómez. Esta lista no encierra una comparación ni tampoco es valorativa. Son los más grandes por ser los que tienen mayores dimensiones los que ocupan mayor espacio […] para bien o para mal (para bien y para mal) han ocupado el centro de la escena y durante su trayectoria vital para los venezolanos nos hemos visto obligados a definirnos frente a ellos: hemos sido así bolivarianos y antibolivarianos; paecistas y antipaecistas; guzmancistas y antiguzmancistas; gomecistas y antigomecistas; finalmente betancuristas y antibetancuristas” [16]. Rómulo Betancourt no fue economista pero se convirtió mediante el estudio disciplinado en un experto petrolero y cambió el mercado internacional del petróleo. Sin lugar a dudas fue un protagonista en la economía venezolana
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[1]La mayoría de las biografías consultadas hacen omisión del segundo nombre del presidente Betancourt. Algunas obtenidas por vía electrónica registran el nombre de Rómulo Ernesto Betancourt Bello. Sin embargo se decidió respetar el nombre señalado por la politóloga, periodista y escritora María Teresa Romero en su libro ”Rómulo Betancourt”, editado por El Nacional, por considerarlo un fuente másconfiable.
[2] Romero, María Teresa. Rómulo Betancourt. Biblioteca Biográfica Venezolana no 13. C.A. editora el Nacional. Venezuela. 2005. P.10
[3] Caballero, Manuel. Rómulo Betancourt, político de nación. Alfa Grupo Editorial y el Fondo de Cultura Económica. Venezuela. 2004. P.28
[4] Así me lo manifestó en entrevista personal el Dr. Enrique Tejera París quien formo parte del gobierno de Betancourt a la caída del Dictador Marcos Pérez Jiménez. En su libro “Gobierno en mano”, el Dr. Tejera Paris escribe “…en ese contexto criollo, puede decirse que sin duda no ha existido en nuestro país revolución política mejor concebida y dirigida que la que se inició en enero de 1959”.
[5] Betancourt nunca llega a culminar sus estudios universitarios.
[6] Diccionario de Historia de Venezuela. Tomo 1. Segunda Edición. Fundación Polar. Venezuela 1997.
[7] Caballero, Manuel. Ob.cit. p.371
[8] Betancourt escribió incansablemente en diversos periódicos de América Latina y en especial en el periódico del Partido Comunista de Costa Rica.
[9] La Escuela Libre de Economía de la Universidad Central de Venezuela se crea en octubre de 1938 y la primera promoción de economistas gradúa en julio de 1942. Hasta la fecha las personas vinculadas con la ciencia económica eran abogados. Caso muy especial fue el de Alberto Adriani, graduado de economista en Europa.
[10] Betancourt quiso escribir un texto que pudiera ser leído por cualquiera, pero le salió como el mismo lo denominó un “mamotreto”, un texto muy extenso, lleno de datos, tablas que hacen un poco pesada su lectura sin embargo su valor es indiscutible.
[11] Betancourt, Rómulo. Ob.cit. p. 283.
[12] Betancourt, Rómulo. El Petróleo de Venezuela. Editorial Seix Barral. España. 1978. P.125.
[13] Caballero Manuel. Ob.cit. p.381
[14] Ibid.
[15] Romero, María Teresa. Ob.cit. p. 123.
[16] Manuel Caballero. Ob.cit. p.418
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