Libro: “El otro sendero”, por Hernando de Soto. El Perú, hace
algún tiempo, inicio una gran tarea: integrar y formalizar a los informales.
Casi 100.000 comerciantes informales (buhoneros para nosotros) de Lima
dominaban la distribución minorista de artículos de consumo populares,
sujetaban el 93% del servicio de transporte urbano, desarrollaron sus propios
derechos e instituciones (normatividad extralegal, derecho que suplanta a otro
que no funcionaba).
El país, sus rentas públicas perdían una buena cantidad por
impuestos y servicios. Allí estaba una evidencia de la tradición comercial, el
derecho a la propiedad privada y ningún rastro de feudalismo.
Al Estado no le quedaba otra salida: otorgar títulos de
propiedad para generar más riqueza.
¿Por qué el tema? Sencillo: solo la participación de las
personas hace posible una reforma institucional con posibilidades de
permanencia en el tiempo. Si se busca o se quiere progreso, desarrollo
económico capitalista sostenido, hay que contactar y estimular a las personas,
solo así caminaremos por “el otro sendero”, el “sendero del progreso”.
¿Cuál es la clave? Estimular el progreso, el desarrollo,
alcanzar el capitalismo, permitiendo que millones de personas pobres, pero
emprendedoras, empresarias, comerciantes informales, se incorporen, se integren
y formalicen, sin burocratismo y tanto papeleo, con un nuevo y ágil sistema
legal, a la normalidad formal. Integrar la actividad informal, legalizarla.
Eliminar los monopolios, sobre todo, el del Estado. Democratizar el crédito y
alejarlo de la política y de la burocracia.
Algo semejante nos parece haberle oído a la ciudadana María
Corina Machado cuando exponía sus puntos de vista en la precampaña para la
candidatura de la oposición, MUD.
¿Cuándo se produce la informalidad? Cuando la población busca
fines moralmente legítimos a través de medios legales no permitidos, es decir,
a través de la ilegalidad. En otras palabras, son prácticas ilegales que se
hacen necesarias para realizar contratos o intercambios legítimos. (Legítimos,
se entiende, en una sociedad libre. Respetar y darle seguridad a la propiedad
privada)
Surgen, entonces, usos y costumbres alternativos al derecho
oficial que tienen un sorprendente parecido con las normas que los liberales
clásicos han sostenido, son las normas justas de una sociedad natural.
Lo que Hernando de Soto ha descrito, por consiguiente, es la
situación de una sociedad mercantilista absolutamente sobrepasada por los
hechos.
La situación actual de Venezuela tiene mucho que ver con eso, a
pesar de la oferta gubernamental comunista socialista y de 13 años en el
ejercicio del gobierno con todos los recursos del mundo.
Ahora bien, esta especie de laissez-faire que se produce en el
sector informal, paralelo, como se le quiera denominar, no es lo mejor de este
mundo:
1. Porque el costo
de operar en un sistema sobre regulado es enorme: los costos de transacción son
muy altos y la incertidumbre es permanente. De manera que el sistema, por el
hecho de operar en la ilegalidad, tiene un costo.
2. Porque las
sociedades que han logrado constituirse al margen del derecho formal, sobre
todo en zonas poblacionales, tienden a generar un Estado guardián, es decir,
surge una autoridad coercitiva que se encarga de hacer cumplir los contratos y
de castigar a los que los violan.
3. Por
consiguiente, no se produce una situación en la cual el Estado desaparece.
¿Y la seguridad? Para todos. ¿Publica? ¿Privada? La verdad que
asomarse al tema de la seguridad publica venezolana, la que esta obligado el Estado
a proporcionarnos a todos, conmociona. Un Estado forajido, fuera de ley, fuera
de la constitución vigente, cuál seguridad puede ofrecer a los ciudadanos.
Dejemos esta parte para otra oportunidad.
Con relativa frecuencia se dice que la existencia de policía
privada -cada vez más extendida en el mundo- de alguna manera mostraría que el
Estado no es necesario. El argumento debería ir más lejos, porque la existencia
de la policía privada o de la seguridad privada eficiente no demuestra que el
Estado es innecesario o sustituible. La seguridad privada, en el fondo, lo que
hace es permitir el pago de ciertos servicios de protección que constituyen un
añadido, un agregado, sobre la base de que el Estado existe.
Es algo similar a lo que ocurre cuando el régimen venezolano
garantiza seguridad social, jubilación, pero las personas hacen aportes. O lo
que ocurre en salud: el régimen garantiza la salud, pero las personas deben
hacer gastos superiores a sus recursos.
El régimen venezolano garantiza el orden social, protección, que
en la practica, hoy, no es tal y tiene que ser complementado por vías privadas;
pero de esa manera no surge un Estado privado. ¿Por qué? Porque lo que
caracteriza al Estado es la pretensión, la aspiración a ser el único órgano que
tiene el poder coercitivo en forma legítima en la sociedad. Toda otra
estructura de mando debe someterse a él.
Pero no es inherente a la existencia del Estado el que todas y
cada una de las funciones coercitivas estén dirigidas en forma centralizada. Es
perfectamente posible que haya ámbitos de autonomía relativa, siempre y cuando
estén subordinados, en última instancia, a la estructura general.
Entonces, por mucha policía privada que haya, no desaparece el
Estado sino en la medida en que cada una de esas policías privadas pase a ser,
en un territorio determinado, la última palabra en materia coercitiva, y bajo
ningún concepto admita que otro ejerza la fuerza en esa zona. Los casos de
seguridad privada, al menos los mas publicitados, están muy lejos de significar
esto. Son, en el fondo, transacciones al interior de un Estado que retiene su
aspiración de detentar el poder exclusivo. Esta aspiración es una meta ideal.
El Estado nunca tiene, en la realidad, el monopolio de la violencia, tampoco
nunca renuncia a esa aspiración. Es, entonces, una de esas ideas que dan
sentido al Estado, que constituyen una meta nunca obtenible pero nunca posible
de abandonar.
En el fondo, lo que subyace en esa aspiración es la aspiración a
ser regido por normas universales de derecho. Y la humanidad nunca lo ha
conseguido y, a la vez, nunca ha dejado de aspirar a ello. Esa es un poco la
paradoja que está envuelta en el concepto de Estado.
¿Y, el dinero? Unos dicen que el dinero, en cierto modo, es una
"idea reguladora". Es decir, hay algo en el dinero que es ideal, que
no es una realidad empírica. El principal medio de intercambio (o, si se
prefiere, el bien más intercambiable), nunca llega a ser tan excluyente.
En ese sentido, la idea de una moneda única seria una idea
reguladora, es decir, una meta que ni se abandona ni se logra. Por eso la
aparición de monedas alternativas parece inevitable, tanto como es inevitable
la tendencia a ir vinculándolas con una principal o dominante.
No tengo, por ahora, la certeza de por qué se produce esto, ni
sé si es necesario, pero supongo que algo tiene que ver con la existencia de un
Gobierno capaz de establecer impuestos y de determinar en qué moneda quiere que
se le paguen esos impuestos. Supongo que ahí hay una decisión que tiene que
tomar “la población” y que influye fuertemente en este tema.
Obviamente, el Gobierno, hoy, no es libre de fijar a su antojo
cualquier moneda o cualquier medio de pago, pero también es cierto que el
Gobierno tiene una fuerte capacidad para influir en este mercado.
¿Hasta qué punto es factible imaginar dineros competitivos como
una fórmula estable dada la existencia del Estado, dada su capacidad de exigir
el pago de impuestos en una moneda determinada, y hasta qué punto existe
siempre, en alguna medida, una situación de dineros alternativos o competitivos
como una realidad empírica, aunque siempre como una realidad en vías de ser
superada, como una realidad transitoria?
Tips:
• Victimas del
comunismo socialismo en el mundo: Vietnam del norte, 1945-1987, 1.600.000
victimas, régimen comunista.
• Tamaña
irresponsabilidad de todos: permitir, aceptar, inscribir un candidato
gravemente enfermo. ¡Locura colectiva! Entonces, de nada vale una queja, una
denuncia, una protesta, un grito de libertad. ¡Tamaña barbaridad! ¡Pero si a
los bárbaros los dejamos atrás o eso creíamos!
• Bochinche: con
los recibos de servicios, tales como CANTV y LUZ, no llegan a los domicilios
con regularidad y puntualidad, para empezar; en muchos casos alterados.
• ¿Puede la
Universidad, por lo menos, abrir una averiguación sobre la utilización del
titulo otorgado? ¿En cuales casos? ¿Hay antecedentes?
• ¿Estamos en
tiempos similares, salvo distancia, preliminares al totalitarismo nazi,
comunismo-socialismo, fascismo? ¡Detengamos tal regresión!
Lema histórico de Venezuela: “Dios y Federación”. Orquídea.-
Delta Amacuro: Mangle Rojo.
“Una vez terminado el
juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja”, proverbio italiano.
nelsonmaica@gmail.com
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