lunes, 12 de marzo de 2012

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE ¿LUCHA DE CLASES O CLASES DE LUCHA?

La pretendida lucha de clases que el Teniente coronel Chávez se empecina en insertar artificiosamente en Venezuela es su mayor despropósito sociopolítico desde que se quitó la careta demócrata en el año 2002 y nos mostró las purulencias de su castro-comunismo. Es una llaga social convenientemente maquillada con el falsario y rocambolesco ‘Socialismo del Siglo XXI’, una ¿interpretación? personalísima y libre -como las tareas de los párvulos en el kindergarten- del materialismo histórico acuñado por Marx y explicitado por él (por Marx, se entiende) en su Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política de 1859. Se trata de la mayor insensatez social acometida por él durante estos terribles 13 años de destrucción implacable de la institucionalidad política y social, en el país que alguna vez fuera conocido como República de Venezuela, hoy nación forajida que brinda su territorio como zona de aliviadero a Timochenko, el narco guerrillero de las FARC; que facilita el tráfico de drogas y que se alía con la escoria política y social del planeta.
Esa lucha de clases que el Teniente coronel se ha empeñado en reproducir artificiosamente en el ambiente social y en el sentimiento de los venezolanos del tercer milenio, es un inexistente conflicto de estamentos, irreal y vano, en una sociedad como la venezolana que ha sido de las más inclusivas en el continente Americano, y que durante los 40 años de democracia que antecedieron a  su desgobierno (1958-1998) acogió en su seno a cientos de miles de inmigrantes provenientes de otras culturas, civilizaciones y religiones, y les recibió con los brazos y el corazón de par en par, facilitándoles su inclusión desde el primer día como si fueran connacionales que regresan de un largo periplo inimaginado, con alegría y curiosidad por conocer todo lo bueno y novedoso que traían en sus almas y en sus maletas, y con el orgullo de mostrarles este vasto territorio, amplio y virgen, variado y sorprendente, para que de una buena vez echaran raíces, como lo hicieron, y se mimetizaran entre nosotros, enriqueciéndonos con sus culturas, sus genes y sus conocimientos.

Pero el Teniente coronel que ‘por hora’ ordena y manda, vía Twitter, desde su lecho de enfermo en La Habana, además de violentar la Constitución Venezolana al negarse a designar su reemplazo mientras dura su delicada recuperación física allá en Cuba (no explica el por qué no puede tratarse médicamente en su país y con los mismos ‘médicos comunitarios’ que tanto alaba), a pesar de todo ello persiste en reinterpretar torpemente la realidad venezolana para adecuarla a su mitomanía compulsiva y a los intereses crematísticos de sus obsecuentes seguidores. También a los intereses de otras naciones, como la Cuba de los hermanos Castro Ruz, ávida de los petrodólares (y también del oro) de este ex-país. Ignora, o pretende ignorar el Teniente coronel Chávez que la lucha de clases fue una teoría, que si bien explicó en su momento la existencia de los conflictos entre segmentos poblacionales antagónicos e irreconciliables por la vía del diálogo y la coparticipación, es una concepción social no representativa de la Venezuela del presente, sino de otros países y de otras sociedades en otros tiempos, una tesis alejada del actual imaginario venezolano porque es fundacional del socialismo utópico y del materialismo histórico, concebido por Karl Marx e interpretado por Friedrich Engels a través de la historia política, social y económica, esencialmente de Gran Bretaña y Alemania del Siglo XIX.

En esos estudios, Marx y Engels reflejaron las profundas tensiones sociales que en aquellos momentos y en aquellas locaciones europeas fueron causadas por las diferencias abismales entre pobres y ricos, hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores feudales y siervos, maestros y oficiantes, capital y proletariado. Es decir, por la inexistencia de libertad para la migración social, la carencia de una vigorosa clase media de empresarios y de pequeños propietarios, y por la existencia de una sólida e impermeable jerarquía de clases, que ni durante la época de la Colonia existió en Venezuela, aun cuando hubieran en aquellos tiempos clases sociales diferenciadas entre los venezolanos, desigualdades esencialmente sociales y jurídicas entre blancos peninsulares y blancos criollos; entre éstos y la mayoría de pardos, y entre los pardos y los esclavos y los indígenas, unas diferencias que en la práctica desaparecieron, como lo ratifica la historia de dos famosos medio-hermanos patriotas, uno legítimo: Simón Bolívar y otro bastardo: Manuel Piar, ambos hijos de don Juan Vicente Bolívar y Ponte en madres y circunstancias muy diferentes. Uno con madre de abolengo, doña María de la Concepción Palacios y Blanco, que pertenecía a la aristocracia caraqueña- y el otro de madre parda, una curazoleña de nombre Maria Isabel Gomez Quemp que don Juan Vicente cortejó a escondidas en la casa de la familia caraqueña Jerez de Aristiguieta. Pero a contrapelo de la historia y a pesar de la realidad actual, el Teniente coronel pretende desarrollar artificiosamente la estratagema de la lucha de clases para azuzar a los desinformados y mostrar con ella un presunto enfrenamiento de clases entre ‘patriotas’ y ‘escuálidos’, entre ‘pitiyanquis’ y ‘revolucionarios', con el único afán de crear y profundizar un postmoderno apartheid político y social en Venezuela.

Lo que sí hemos aprendido los venezolanos, cruelmente, a sangre y fuego y con ‘gas-del-bueno’, (así le llama Chávez a las bombas de gas pimienta que adquirió recientemente para sofocar las manifestaciones de quienes nos le oponemos) son las traicioneras clases de lucha que gusta practicar el Teniente coronel Chávez para satisfacer su narcisismo patológico y protagónico a través del poder, un sucedáneo vil de las normales relaciones heterosexuales que todo Presidente, por su condición de hombre debería sostener, con la frecuencia que le indiquen su edad y su vigor, con una compañera amorosa, fiel y estable, pero que él sustituye por la autocomplacencia viciosa del mando autocrático, cuya consecuencia, la sumisión de la voluntad del otro, revestida con el halago y la mirada al piso, es lo único que le satisface plenamente. Son tres las ‘clases-de-lucha’ que ha ejecutado Chávez contra los ciudadanos de Venezuela desde 1998. De cada una de ellas los demócratas hemos aprendido lecciones importantes:

La primera lección de lucha chavista fue la del jiu-jitsu con el pasado. Esta fue una lucha de reposicionamiento político, con técnicas de proyección, técnicas de inmovilización y golpes a las partes vitales de la sociedad. Entre diciembre de 1988 y mismo mes de 1999, la lucha de Chávez fue una técnica de proyección por el posicionamiento diferenciador y para eso convocó a una Asamblea Constituyente, en la que utilizó técnicas de inmovilización ciudadana para preñar a la Asamblea originaria con los constituyentistas rojos que bajaron de su ‘portaviones político’, una mayoría necesaria para hacerse de una Constitución Prét-a-porter, y mientras se abocaba a eso dejó olvidados a los miles y miles de muertos por el deslave en el Estado Vargas en diciembre del 99, el mayor corrimiento de tierra y lodo del continente americano que modificó dramáticamente el perfil geográfico del litoral central venezolano, y en el que perecieron o desaparecieron cientos de miles de venezolanos, una cantidad que nunca se sabrá por la ineptitud y la arrogancia de Chávez, empeñado como estaba en ‘celebrar’ la aprobación de la nueva constitución, ‘su bicha’ como le llamó semanas después. Vanidoso, prepotente y orgulloso al extremo, rechazó las ayudas y los auxilios internacionales aconsejado por Fidel Castro, con particular urticaria las ayudas de todo tipo que le ofreció el Gobierno de los Estados Unidos. Con infortunio y tristeza los venezolanos aprendimos que para Chávez sus proyectos son más importantes que la seguridad y la vida de los ciudadanos, y ese fue su golpe a una de las partes vitales de la sociedad: la confianza en la pericia del líder.

La segunda lección de pelea callejera nos la dio entre el 2002 y el 2003. Creíamos ingenuamente que estábamos contendiendo con un demócrata y en tal convicción organizamos multitudinarias manifestaciones de rechazo a sus pretensiones totalitarias. La sociedad civil, amparada por la Constitución del 99 (su ‘bicha’) convocó a un paro cívico nacional, al que se sumaron voluntariamente miles de trabajadores de las tres nóminas de PDVSA (paro constitucional que poco tiempo después la propaganda de la sala situacional del G2 cubano en Miraflores transmutaría en paro golpista petrolero)  y cuando la marcha indetenible  de más de un millón de caraqueños se le aproximó hasta el Palacio de Misia Jacinta (así se llamaba originariamente el Palacio de Miraflores) abandonó el poder intimado por los mismos militares que le apoyaban, se escondió detrás de un falso llanto y del crucifijo de un sacerdote, y se dejó llevar hasta la Isla de La Orchila, para desde allí  - en conchupancia con su compadre, el General Isaías Baduel, (para aquellos tiempos Comandante de la 3ª División de Infantería, la más numerosa y mejor armada del país) nos asestó la segunda lección de lucha sucia: El Catch-as-catch-can político, una pelea tipo wrestling de estilo libre con la que ejecutó una maniobra política sorprendente: Transformar un vacío de poder en un golpe de Estado.

La tercera y más reciente lección de pelea es el Pancracio chavista, una combinación de golpes bajos y lucha traicionera en la que vale todo, que consiste en el aplastamiento, por la vía de numerosos Decretos-Leyes, de la voluntad popular del pueblo venezolano que le rechazó mayoritariamente su solicitud a modificar, de fondo y forma, la novísima y presuntamente perfecta Constitución de 1999, y como un moderno Sóstratos de Sición (el más grande pancrasista griego de la antigüedad) el muchachote de Sabaneta atrapa primero los dedos de la oposición para rompérselos, y continúa con la fractura hasta que los demócratas abandonen la lucha.  Para lograr tal sumisión primero asume el rol de víctima; para esto echó mano de numerosísimos magnicidios que nunca ocurrieron porque nadie los ejecutó; también le cantó canciones a las viejecitas y le envió besos a los niños desde su maratónico programa ‘Aló Presidente’ y de nuevo desempolvó viejos crucifijos para jurarnos ‘por este puñao de cruces’ que se comportaría, ahora sí, como demócrata cabal. Pero tal conducta demócrata le es ajena y desconocida, pues luego de extender su mano a la oposición en saludo aparentemente institucional (lo hizo con la vergonzosa y celestina presencia del Centro Carter) finalmente aprisiona los dedos hasta fracturarlos con cualquiera de los instrumentos que tiene en su caja de herramientas institucionales, como el alicate CNE, el yugo TSJ, la pinza AN, la tenaza Fiscalía o la ganzúa deshabilitadora de la Contraloría y con esta lección de pelea artera, los venezolanos hemos aprendido a no creer en las ofertas de paz de Chávez, tampoco en sus llantos ni en sus arrepentimientos y hemos extremado el cuidado cuando se enferma, o se hace el enfermito, porque está más que comprobado que el Pancracio chavista es el tipo de reyerta que más gusta y que más conviene al narcisismo protagónico el Teniente coronel.

Ahora, sintiéndose fatalmente enfermo, con la derrota política y La Parca, tomadas de la mano y viéndole desde la puerta de su cómodo cuarto en La Habana, Chávez ordena a sus esbirros la ejecución de la más reciente clase de lucha, la squadristi della camicie rosse, su versión postmoderna de la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional, el cuerpo paramilitar de la Italia fascista de Benito Mussolini, un fascivenezolani di combattimento del que daremos más detalles en una próxima entrega.

andresmorenoarreche@gmail.com

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ZENAIR BRITO CABALLERO:“NO AL SOCIALISMO Y SI A LA EDUCACIÒN Y AL PROGRESO”

Pareciera que algunos mal llamados políticos venezolanos se quedaron estancados en el tiempo y siguen apelando a la trillada ideología socialista-comunista viendo constantemente si aparecen de primeros en las encuestas para  ganar nuevamente el 7 de octubre la ya iniciada carrera por la silla presidencial de Miraflores.
Las ideologías en Venezuela, lo mismo que el “jet set”, en nuestra sociedad no existen. Algunos intentan ubicarse en uno u otro grupo, pero rayan en lo ridículo y hasta en lo vulgar. Venezuela es un país que desde hace mucho tiempo dejó atrás a una población llena de méritos, pero que por razones obvias de longevidad y naturaleza humana ha ido desapareciendo, eso sí, dejando una huella para muchos insuperable. Quedan muy pocos hombres y mujeres que edificaron la Venezuela que marcó la diferencia en América Latina; que fue “modelo” en temas como la educación, la salud, el fortalecimiento de la clase media, el respeto por los derechos humanos y la paz social.
Hoy, quienes nos han gobernado durante 14 años, aferrados a políticas socialistas-comunistas a la cubana, llenos de ambición por enriquecerse lo más rápido posible, quienes optaron por un modelo ideológico bajo el nombre de socialismo del siglo XXI desaparecido ya de muchos países, han ido poco a poco vendiendo esta ideología  a las naciones cercanas como Ecuador, Bolivia o Nicaragua y quieren desesperadamente seguir gobernando para hacernos más parecidos al resto de la región y hasta superarla en corrupción, pobreza y deterioro social.
Quienes lucharon  y gobernaron en la llamada IV República, hoy están en el recuerdo de sus familiares, pero las nuevas generaciones de este país ni siquiera saben quiénes son ni lo que significaron para la historia patria. Eso se debe enseñar como parte del currículum académico en escuelas y colegios e insistir en emular a tan ilustres venezolanos, pero insistir y hacer del socialismo-comunismo en cada elección un “refrito” para ganar votos es cansado, odioso y no tiene lugar en un país donde ideologías gastadas y superadas, mal utilizadas y manoseadas, no ayudan a comprender la dimensión de los problemas sociales, económicos, ecológicos, laborales, fiscales, migratorios, de infraestructura y delincuencia que deberá enfrentar la próxima administración.
A los pobres de este país, a la maltratada clase media venezolana, a quienes les han matado a un familiar por cualquier baratija, a quienes sienten que les roban su dinero cada vez que pasan un peaje por una carretera que ya estaba construida, a quienes se les revuelca el hígado cada vez que deben apelar multas de tránsito, cuyos montos trascienden cualquier lógica en un país que tiene su infraestructura vial deteriorada y de tercer mundo.
A quienes nos duele ver cómo poco a poco nuestros índices sociales se vienen al suelo y en el exterior nos miran como cualquier país caribeño y ya no con aquella admiración y respeto, etc., a toda esta población no le interesa de cuál ideología es tal o cual candidato, si es de derecha o de izquierda, si son rojos, verdes o amarillos, lo que quieren es un gobierno que funcione, que ponga en regla a quienes intentan robarse la patria, a quienes se burlan del fisco, a quienes dejan en libertad a los maleantes, a quienes contratan empresas que cobran miles de millones por obras que deben hacerse una y otra vez porque en Venezuela las hacen mal, pero en otros países las hacen perfectamente, etc.
El gobierno venezolano sigue con el “slogan” que somos lo mejor y que nadie nos puede superar. Esto ya no es cierto y si bien la clase política roja-rojita, manchada, corrupta y con los mismos rostros de codicia y “vende patrias”, aspira a seguir gobernando este país como si fuera su finca o un cuartel militar, es precisamente el pueblo el que debe tomar una decisión: o nos quitamos de encima a este grupo de “politiquillos comunistas” que ya han robado suficiente y empezamos a escoger bien a quien nos va a gobernar, o le decimos adiós a lo poco que queda de una nación otrora ejemplo a nivel mundial.
Apelar a ideologías como el socialismo-comunismo superadas en otras latitudes, tratar de hacer creer a todo un pueblo que todavía existe en otros países es como intentar hacerles creer a los católicos del mundo que Benedicto XVI se convirtió al comunismo. La prensa y en general los medios de comunicación gobierneros tienen mucha culpa del “embrutecimiento” que vive la sociedad venezolana, y ni qué decir de las propias autoridades que, al mejor estilo de gobiernos dictatoriales, parecieran intentar mantener al pueblo sumiso, doblegado y sin mucho conocimiento porque “En boca cerrada no entran moscas”.
britozenair@gmail.com
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NELSON ACOSTA ESPINOZA: LA TRAMPA DEL CENTRISTA

En la última década, la reflexión sobre la actividad política ha avanzado considerablemente. Estos nuevos desarrollos teóricos se han caracterizado por poner distancia en relación a ciertos estilos investigativos que tradicionalmente han prevalecido en este campo. Me refiero al ensayo intuitivo, la crónica pasajera y la simulación electoral. Estas tendencias están siendo emplazadas, hoy en día, por nuevos enfoques en el campo de la investigación política. En especial por los que se cobijan bajo la denominación de “política de las emociones”.

Colocar las emociones en el centro de esta indagación facilita desembarazarse de ciertos atavismos racionalistas que generalmente se encuentran enlazados con cierta jactancia ideológica no lejana de una prepotencia programática.

Es bueno tener en mente que estas desviaciones racionalistas, hasta cierto punto, han sido responsables de derrotas electorales en el pasado reciente.

Tres libros emblemáticos proporcionan los referentes teóricos sobre los cuales descansa la política de las emociones: “Palabras que funcionan: No es lo que tú dices, es lo que la gente escucha” del analista político Frank Luntz; “El cerebro político. El papel de la emoción en la decisión del destino de la nación” escrito por el Dr. Drew Wester, profesor del Departamento de Psiquiatría y Psicología de la Universidad Emory en Atlanta; y, finalmente, los trabajos de George Lakoff, dentro de los cuales vale destacar “No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político” y “Punto de reflexión. Manual progresista”. El común denominador presente en estas investigaciones consiste en que todos estos autores han situado este debate sobre el lenguaje en el centro de las preocupaciones estratégicas de los dirigentes políticos.

George Lakoff, por ejemplo, advierte sobre los peligros de caer en el “mito centrista”. Esta “trampa”, así lo califica este investigador, consiste en creer que existe una ideología propiamente centrista. En nuestro caso, por ejemplo, este cuerpo de ideas se expresaría en la existencia de un grupo bien posicionado entre el chavismo y el progresismo de la oposición. De esta hipótesis se desprende una conclusión: si deseas triunfar en las venideras elecciones sería necesario seducir a este electorado centrista.

Sin embargo, esta apuesta implica ciertos apuros políticos. Por ejemplo, al “moderar” o “centrar” el mensaje se corre el riego que la propuesta pueda ser “enmarcada” en el discurso chavista. Esta circunstancia ocasionaría pérdida de identidad discursiva y comprometería la esencia emocional del mensaje de la oposición. Las primarias fue una elección excepcional. Se centró en un electorado cautivo, cansado de las experiencias extremas. El “mito del centrista”, en esta ocasión funcionó en forma efectiva. Me parece que las elecciones generales plantea un escenario distinto y mucho más complejo.

¿Qué repuesta proporciona George Lakoff a este dilema discusivo” El biconceptualismo: “el llamado centro está formado por biconceptuales, es decir personas que son conservadoras en algunos aspectos de su vida y progresistas en otros”. El biconceptualismo, en otras palabras, es la cualidad que tiene el votante centrista de pensar en términos “socialistas” en determinados aspectos y en vocablos progresistas y democráticos en otros temas. No existe pureza discursiva en las actitudes y emociones de los votantes centristas. Los electores que se consideran “chavistas” suelen tener valores democráticos en cuestiones importantes de su vida.

En consecuencia, sería necesario conectar con estos biconceptuales parcialmente liberales y progresistas apelando a sus identidades democráticas y regionales. La alternabilidad, derecho al voto, reconocer la victoria al adversario, identidad regional, elección de autoridades estadales y locales son valores que se encuentran profundamente arraigados en el cerebro de todos los votantes y que el socialismo aún no ha podido borrar. Este es el marco donde deben, por así decirlo, “enmarcarse” problemas como empleo, vivienda, salud, seguridad, etc.

No hay necesidad de “escorar” la propuesta chavista. Centrar, insisto, podría significar reforzar los valores del oponente y, en consecuencia, cuestionar los propios y alejar la base electoral de la oposición.

acostnelson@gmail.com   

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ANTONIO JOSÉ MONAGAS: PIDO LA PALABRA / VENEZUELA: PAÍS CONVULSIONADO

Venezuela resulta ser un caso paradójico por cuanto lejos de avanzar en el contexto del desarrollo económico y social que engloba la dinámica política internacional, desperdicia recursos y esfuerzos por lo que se ha reducido en términos de sus aducidas potencialidades y demostradas capacidades.
No es que por cultivar anhelos de democracia, pretenda vivirse sin los enredos o complicaciones  que se interponen en la senda de conducción de todo país. Por el contrario, las dificultades son necesarias pues sus efectos aleccionan. Naturalmente, es así si hay conciencia de sus implicaciones y sentido de las realidades ante la cual inciden. Razón tuvo el escritor escocés Samuel Smiles, al señalar que “el éxito resulta de la lucha contra los obstáculos pues sin obstáculos no hay verdadero éxito”.

Sin embargo el relativismo, entendido como el ámbito dialógico bajo el cual se discuten las verdades que encaminan el desarrollo humano y frente a la cual sucumben o se encumbran los hechos sociales o políticos, determina la posibilidad de retrasarse o adelantarse a la historia. O también, de inmovilizarse. Justamente, en medio del fragor de esta situación, Venezuela resulta ser un caso paradójico por cuanto lejos de avanzar en el contexto del desarrollo económico y social que engloba la dinámica política internacional, desperdicia recursos y esfuerzos por lo que se ha reducido en términos de sus aducidas potencialidades y demostradas capacidades. Los indicadores manejados desde la teoría geopolítica y de planificación del desarrollo social y tecnológico, revelan crasas desviaciones de la ruta del crecimiento económico y afianzamiento político de Venezuela.

Así puede advertirse los inconvenientes que, además de recurrentes, son contradictorios no sólo del discurso político pronunciado por personajes del alto gobierno. Igualmente, son la antípoda de las esperanzas de una nación que, figurativamente, detenta ventajas comparativas y competitivas desaprovechadas por un gobierno entretenido por perversos juegos de poder. Por consiguiente, las realidades muestran un país profundamente enmarañado. Tanto, que ha venido involucionando en la esfera de su economía. Aunque peor aún resultan ser sus prácticas de odio y revanchismo político adelantadas mediante el abuso de gobernantes aturdidos por el aplauso de hordas de fanáticos amparados por la impunidad desde la cual se permiten cometer serios barbarismos atentatorios de fundamentales preceptos constitucionales.

La agenda del día a día da cuenta del angustioso devenir político, económico y social que caracteriza la movilidad venezolana. Desde las arbitrarias transgresiones a la propia Constitución de la República, cuya letra luce muerta ante las disposiciones presidenciales propias de imposiciones militaristas, pasando por el alarde de un discurso destructivo reñido con valores de venezolanidad, hasta las arremetidas de fogosos camaradas vestidos a lo “diablo rojo” demostrando su incultura, insolencia e intransigencia con improperios y grotescas actitudes, caracterizan el discurrir nacional que ocupan titulares y secciones de prensa o notas que corren velozmente por las redes sociales. La situación se torna más crítica cuando nadie en el Poder Público Nacional, sea del Ejecutivo, Legislativo, Judicial o del Poder Moral osa invocar la Constitución para hacer prevalecer la legalidad y cumplimiento de su espíritu y doctrina.

Parecieran desconocer que cuando el ejercicio del poder público se hace con indolencia, abuso o desviación del poder, acarrea tal grado de responsabilidad individual que es objeto de la debida penalidad toda vez que contraviene los principios que fundamentan la Constitución. Tal torpeza o negligencia serán las razones que provocarán el fin de este régimen, Más, cuando tan conspicuos gobernantes convirtieron a Venezuela en un país convulsionado. Por no decir revuelto, enredado, y hasta desmedrado.

VENTANA DE PAPEL

DECAE CALIDAD DE VIDA FEMENINA

El Censo 2011, arrojó entre otros datos importantes que el 50,3% de la población es femenina y el 39% de los hogares en el territorio nacional dependen de una mujer. Sin embargo, el país que reporta la tasa más alta de embarazo precoz en América del Sur, ahora estimulado por el gobierno a través de un subsidio por niño nacido lo cual revela un problema que algunos sociólogos llaman: la feminización de la pobreza. O sea que la mayoría de los pobres en el país, son mujeres. Esto deja ver una brecha profunda entre la imagen de un país cuyo régimen busca exaltarla con su perorata socialista, y la de una nación repleta de problemas que afectan la calidad de vida de la mujer venezolana. Además que muchas viven solas y sobre ellas descansa la economía familiar mientras ganan menores salarios en comparación con los del hombre. Aún en sectores profesionales desempeñándose con mejores niveles educacionales.

No obstante, su condición económica sigue viéndose menguada a pesar de la tan cacareada igualdad de género aludida constitucionalmente (Artículo 21). A pesar de la existencia de leyes que supuestamente reivindican el papel de la mujer, no se cuenta con políticas públicas que pongan en práctica la respectiva normativa. Venezuela ha sido catalogada como uno de los países con mayor incidencia (Nivel 2) en problemas de tráfico de niños, prostitución infantil y trata de blancas. Esto hace advertir que el desarrollo de la ciudadanía es bastante precario originándose una falta de exigencias de importantes derechos básicos que apuntan a mejorar la calidad de vida de la mujer.

Poco se conoce una ley que, desde 1993, plantea la igualdad de oportunidades como praxis de vida social. O aquellas leyes que desde entonces tocan el tratamiento y eliminación de la violencia en Venezuela. Ni siquiera en las instituciones públicas encargadas de dichos problemas pues sus funcionarios se ocupan de hacer proselitismo y alabar la figura del Jefe del Estado. No hay duda de que ha decaído la calidad de vida de la mujer.

DEL EJERCICIO PROFESIONAL

Criticar el ejercicio profesional de un oficio, puede convertirse en un arma de “doble filo”. Por un lado, su acepción puede leerse desde la óptica que exige la capacitación que otorga el título proporcionado por universidades oficiales o privadas reconocidas por el Estado. Pero también, puede interpretarse desde la perspectiva de la remuneración obtenida en virtud del valor que no sólo la persona pueda agregarle al trabajo en cuestión, sino además de los valores que pueda exhortar a través del trabajo realizado.
De ahí que no es fácil. Por el contrario, la crítica puede devenir en un error conceptual. Inclusive, en un contrasentido epistemológico debido al ligero manejo de consideraciones que llevan a jugar con el concepto desde una posición dogmática. Aunque lo anterior lleva a posturas encontradas, puede hablarse de que el manejo del conocimiento es de entera libertad siempre y cuando quien lo realice no sobrepase la limitación legal en cuanto al hecho público de avalar lo realizado mediante firma que sólo corresponde a la persona autorizada por ley.
Cualquier individuo provisto del conocimiento adecuado, puede opinar o aportar su colaboración en torno al tema o situación de su interés. Esto quiere decir que expresar una opinión de contenido jurídico, por ejemplo, no debe verse como violación del ejercicio profesional del abogado. Más aún, la comunicación es un derecho asociado con la libertad de expresión, de opinión, de pensamiento y de información, que la naturaleza política y humana le otorga a toda persona para socializar y asirse de los elementos necesarios que le han de permitir la construcción de su mundo particular. La credibilidad no la pauta un título universitario. Tampoco la veracidad ni la objetividad. No se trata de ver al mundo por el reducto de un orificio, sino a través de la confianza que anima quien mejor sabe llevar la palabra a quien realmente la espera.

¿INVOCACIÓN O CONVOCATORIA ELECTORAL?

A pesar de que el gobierno regional merideño convocó este viernes a una marcha “de amor por Chávez”, con la pretensión de invocar por su salud, el resultado fue otro. Lo que se vio fue una marcha donde el jolgorio, el bullicio y el jaleo fueron las razones que caracterizaron dicho momento. Desde un helicóptero sobrevolando la concentración, camionetas con estridente música tropical, motorizados con ínfulas de bravucones, alusiones de mal gusto, hasta gente con cerveza en mano, fueron los elementos que distinguieron la congregación de seguidores del gobierno, fanáticos, funcionarios conminados con la estabilidad de sus cargos y curiosos.
En ningún momento se escucharon plegarias invocando por la salud del presidente del PSUV. La confusión fue de tal tamaño, que aquella marcha sirvió no sólo para trancar la Ciudad de los Caballeros. Igualmente se prestó para clamar los votos que necesitaría la reelección del comandante-candidato el próximo 7 Octubre.
Si la intención fue la de rogar por la salud presidencial, entonces quedaron mal parados ante la necesidad que ahora vive el comandante pues las oraciones fueron cambiadas por gritos y rumba barata. Al final, nada logró dicha marcha. Todo fue bulla y recursos gubernamentales despilfarrados.

amonagas@cantv.net
@ajmonagas

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ELIDES J. ROJAS L: EL CAOS QUE ESPERA A VENEZUELA. SOBRE LA MARCHA

Elías Jaua, en medio del Carnaval que está montando el chavismo para celebrar la nueva victoria de micomandante contra el tumor rebelde, soltó una de esas frases que por su contundencia y fuerza, deben entrar en la historia nacional a juro. Dijo el destacado académico que "si llega a ganar la oposición lo que viene es el caos".

Es verdad que Diosdado, Maduro, Jesse y hasta Izarra, a quien ya no le creen ni cuando hace anuncios de Estado, se han guindado de una manera más llamativa, de más clase y sobre todo con mayor daño en la zona afectada; pero, sin duda, las precisiones de Jaua, además de alabar sobradamente al amo tienen un efecto político realmente destructivo. Con solo imaginar lo que podría pasar aquí si a Chávez se le ocurre dejar de ganar elecciones, con solo pensar en qué clase de caos se meterá al país si opta por Capriles y deja a un lado al eterno, al comandante palante. Con solo hacer ese ejercicio podríamos provocar un mapa estratégico que a la larga generaría irremediablemente que la gente vuelva a votar por el comandante TNT.

Las cosas están así más o menos. Los malandros se matan entre sí en el 23 de Enero, desoyendo el llamado a la unidad de los dirigentes del partido. Más de 19.000 muertes violentas dejó la delincuencia en el 2011. Venezuela entre los 10 primeros países más peligrosos del mundo. 

El gobierno chavista importa gasolina para cubrir la diferencia que deja la menguada producción de Pdvsa. Chávez ha endeudado hasta casi 200.000 millones de dólares al país y piensa seguir en lo mismo por al menos seis años más. La quiebra de Pdvsa queda sin cubierta en la misma medida en que debe endeudarse para seguir operando y no para hacer nuevas inversiones. La inflación no baja de 25% cada año. La inversión nacional y extranjera en mínimos históricos gracias al castrocomunismo que promueve Chávez. El bolívar no es aceptado en ningún país fuera de Venezuela. 

La red hospitalaria y los sistemas de salud dependientes del gobierno chavista son una vergüenza mundial, a tal punto que el mismo Chávez prefiere ir a operarse a Cuba, un país hundido en la miseria y dependiente de los millones de dólares que le regala Chávez cada año. 

No hay luz, no hay energía eléctrica suficiente ni siquiera para la vida normal de las regiones, menos habrá para pensar en crecimiento y desarrollo. 

El desempleo oficialmente pasa del 10%, pero todo el mundo sabe que la mitad del país está en las calles vendiendo desde yoyos hasta chocolates de contrabando y que, además, el poco empleo formal que queda es precario y mal pagado. Chávez se ha empeñado en acabar con el sector privado y va muy bien. 

Se espera que termine su obra castrista en los próximos seis años. 

Chávez ha generado una profunda división entre los venezolanos que, por momentos, se torna violenta según cómo el mismo chavismo impulsa la confrontación. El chavismo es oscuro, embustero y manipulador. 

Las expropiaciones son robos, dijo María Corina Machado. Es verdad el gobierno chavista es una mafia, más que un gobierno. La corrupción alcanzó niveles inéditos que van en proporción a la cantidad de dólares que han ingresado por petróleo. A más plata más ladrones. El cuidado del ambiente es puro verbo para los chavistas. Los derrames petroleros y el desastre en el campo son la prueba de la incapacidad y desidia de la revolución en materia ecológica.

Esto es apenas una muestra del caos en que se encuentra el país ahora mismo. ¿Cómo será en caos que nos espera en caso de no ganar Chávez?

erojas@eluniversal.com
@ejrl

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OSWALDO ÁLVAREZ PAZ: ABANDERADO DE LA ESPERANZA (DESDE EL PUENTE)

Nuestros maestros de la Democracia Cristiana nos enseñaron que los pueblos no votan ni por el pasado ni por agradecimiento. Lo que se les da o la obras materiales que los benefician, son obligaciones del estado-gobierno a lo que tienen pleno derecho. Votan por la esperanza. Esto significa que aspiran progresar en el camino de la movilidad, hacia arriba. Mientras más avanzan menos necesitan la asistencia social.

Existe en todos los humanos responsables las ganas de vivir en un país capaz de garantizarles la seguridad de sus personas y bienes, de tener la posibilidad, con el esfuerzo sostenido, de formar decentemente a una familia. Educar a los hijos, garantizarles techo, educación, salud, comida y vestido. Tener acceso a los servicios básicos y, especialmente, a la administración de justicia, en fiel apego a la Constitución y las leyes. En definitiva, de abrirle a los hijos más y mejores oportunidades ante la vida que las tenidas por cada uno de nosotros. Es así como se mide el verdadero desarrollo de las naciones. No sólo por los recursos naturales, barriles de petróleo o reservas de oro. En definitiva no significan mayor cosa si lo primero no está plenamente garantizado.

A estas alturas no podemos limitarnos a especulaciones teóricas sobre ideologías o tendencias políticas matizadas por ellas, mucho menos cuando están marcadas por dosis de hipocresía que las deslegitiman al contrastarlas con la dura realidad. Podemos hacerlo. Discutir en planos superiores no es necesariamente inútil, pero agotarnos en eso es una verdadera estupidez. Hay que tener claro lo que sirve y lo que no sirve, lo útil y lo perjudicial para los pueblos. Lo bueno y lo malo. No se trata de agotarnos en hablar de derechas o izquierdas,  de capitalismo o socialismo, de estatismo centralizado o de libertad esencial para que cada cual sea dueño de su destino. La idea es encontrar y mantener el rumbo que haga posible la vigencia de la dignidad de la persona humana, la perfectibilidad de la sociedad civil y la justicia social como instrumento para alcanzar el bien común. No es complicado visualizarlo. Lo difícil es tener el coraje y la mística para romper con tantos vicios y corruptelas del pasado y del presente.

Lo peor del pasado son las desviaciones del presente, del actual régimen castro-chavista. En nombre del socialismo comunistoide a la cubana que pretenden imponer, trabajan contra toda esperanza. La ha matado la obsesión personalista y totalitaria del enfermo. No hay esperanza de un futuro mejor con este régimen. Henrique Capriles Radonski le está devolviendo a Venezuela la fe y la alegría. El renacer de la esperanza está en sus manos, pero la responsabilidad del éxito en la de todos los que creemos en la libertad y en los valores fundamentales de la democracia. Lo peor del pasado termina con Chávez. Ojalá y no se les ocurra intentar sobrevivir de mala manera. Será peor para ellos.

oalvarezpaz@gmail.com  Lunes, 12 de marzo de 2012

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MANUEL MALAVER: SANTOS: DOMESTICADOR DE DICTADORES

Viajó el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, unas horas a La Habana el miércoles pasado, pero no se piense que para enterarse de prima voce de la salud de su “nuevo mejor amigo” el presidente, Chávez,; tampoco para retratarse con el siempre convaleciente y siempre evanescente exhombre fuerte de Cuba, Fidel Castro; y mucho menos para firmar tratados de comercio y cooperación con el actual, Raúl Castro, sino para convencerlos de que desistieran de su amenaza de boicotear la “Cumbre de Las Américas” que se celebrará la próxima semana en Cartagena de Indias, Colombia, so pretexto de que una mayoría de países invitados no era partidaria de la presencia de Cuba en el evento.
Y lo logró, sorprendentemente lo logró, pues tanto los hermanos Castro, como Chávez, se comprometieron a dejar en libertad a sus países clientes del ALBA de asistir o no a la cumbre, y a solo emitir tímidos comunicados de protestas por el veto, extremando Chávez su obsecuencia con Santos que hasta llegó a prometerle que el mismo iría a la cumbre “si mis condiciones de salud lo permiten”.
En definitiva, que otro milagro de los tantos que ha logrado Santos en su ya larga carrera política, impensable antes de asumir la presidencia de Colombia en agosto del 2010, y que debe atribuirse, no solo a los cambios que se han producido en la región tan pronto la ola de restauración marxista que lideraron los “tres tristes tigres” que encontró en La Habana comenzó a desinflarse, sino también a las particulares dotes del presidente cachaco para encantar fieras ya armadas para atacarlo y destruirlo.
Juan Manuel Santos fue, en efecto, como ministro de la Defensa del gobierno de Álvaro Uribe, el principal responsable de la política para arrollar y tener al borde de la extinción a los movimientos guerrilleros de las FARC y el ELN (sostenidos y apoyados por los neomarxistas y neototalitarios de Chávez y los hermanos Castro), obligándolos por la fuerza, y no por ambiguas propuestas de paz, a estar prometiendo hoy la liberación de los 1500 secuestrados que aun tienen bajo su cautiverio, y el abandono del “secuestro extorsivo”.
Para lograrlo, Santos, no tuvo empacho en invadir territorio ecuatoriano para destruir las bases de operaciones de las FARC en ese país y dar cuenta de la vida de su jefe, el comandante, Raúl Reyes; de enviar comisiones y grupos de comando a capturar subversivos que operaban en Venezuela con la venia del gobierno de Chávez y de auspiciar, promover y ejecutar la extensión del “Plan Colombia” que permite la presencia de fuerzas del Ejército de Estados Unidos en instalaciones militares colombianas.
En otras palabras: que todo una política de movilidad militar rápida y vertiginosa, incontenible por presiones y amenazas de incendios mayores, que dejó sin aliento a enemigos internos y externos, desalojó a la subversión de las ciudades, pueblos, campos, carreteras y caminos y permitió que decenas de secuestrados regresarán a sus hogares.
Pero hay más, mucho más: ya en la presidencia por haber ganado las elecciones de junio del 2010, Santos asestó a las FARC golpes tan demoledores como la muerte de los comandantes, Víctor Julio Suárez Rojas, alias “El Mono Jojoy” y de Alfonso Cano (este último sucesor de Marulanda), a la par de destruir bases, campamentos, redes y grupos de apoyo que han logrado que sea el actual jefe de la guerrilla más vieja del continente, Timoleón Jiménez, alias Timochenko, quien esté proponiendo un “Plan de Paz”.
Operaciones todas que no ha dudado en trasladar a los países vecinos con los cuales estuvo en una oportunidad al borde de la guerra justo por no contenerse ni limitarse en su ofensiva, con sus entonces archienemigos, Hugo Chávez de Venezuela y Rafael Correa de Ecuador, pero que ahora colaboran dócilmente para que Santos reciba vía extradiciones en cárceles y campamentos a enemigos de su gobierno “estén donde estén”.
La gran pregunta es: ¿cómo con semejante curriculum y habiendo sido proclamado por los grupos subversivos colombianos, los líderes del socialismo del siglo XXI y los náufragos de la retroizquierda de todos los continentes como la “bestia negra” a vencer, como el enemigo público No 1 de los pueblos del mundo y de la revolución mundial, Santos “es el nuevo mejor amigo” de Chávez, se sienta en la misma mesa con los dictadores de Cuba, Fidel y Raúl Castro, mantiene buenas relaciones con el arisco y excéntrico hombre fuerte de Ecuador, Rafael Correa, se lleva bien con un presidente que no se ha contenido en amenazarlo públicamente con la muerte como Daniel Ortega, y al que, el folklórico y etnocéntrico marxista de Bolivia, Evo Morales, no pierde ocasión de referirse en términos entusiastas y elogiosos?
Pues la clave parece ser, aparte de sus dotes para la diplomacia en tiempos de guerra, o de preguerra, haber interpretado correctamente el cambio de tendencias en la política regional que, al igual que en los años 60, pareció darle a la izquierda radical un envión que la empujaría a dominar territorios, regiones y países como jamás habían soñado Lenin, Stalin, Mao y Castro, para luego reducirse a una minúscula zona de influencia, seguramente impresionante por su extensión territorial, pero no por la cantidad de habitantes, ni su participación en la política y economía regional y mundial.
En otras palabras: que las eternas olas de flujo y reflujo, las primeras que parecen elevarse hasta los cielos, y las segundas que ya se mueven a ras del suelo y significan poco a la hora de preservar la estabilidad, marcha y progreso del continente.
En efecto, ya Chávez y sus tutores, los hermanos Castro, no sueñan con una América del Sur que es la nueva tierra prometida para la restauración del comunismo, que continuarán otros países desprendiéndose de la órbita del imperio para sumarse a la del ALBA ( la iniciativa con que tramaron sustituir a la COMECON, el Pacto de Varsovia y la Guerra Fría,) y, mucho menos, que experimentos desgarradores como los totalitarismos del siglo XX (de los cuales Cuba es uno de los últimos ejemplos) pueda ser opcionable en un mundo donde la libertad y la democracia son sinónimos de la revolución tecnológica que sacude las bases de la comunicación y la interactividad humanas.
En este contexto, creo que la habilidad de Santos consiste, no en ir al remate, en perseguir a los enemigos hasta los últimos escondrijos y negándoles el agua y la sal, sino ofreciéndoles una vía de escape, un modus vivendi en el que, puedan mantener sus proyectos nacionales si les place y sus pueblos los toleran, pero cerrándoles el paso a cualquier intromisión en los asuntos internos de otros países, y mucho menos, exportando y financiando un proyecto a todas luces anacrónico y retrógrado como el “socialismo del siglo XXI”.
En breve, que la salida ideal para que los “tres tristes tigres y sus cachorros” emprendan una honrosa y discreta retirada, pues los hermanos Castro ya no aspiran a otra cosa que a implementar en Cuba un “socialismo a lo chino” (que es también capitalismo salvaje puro y simple), Chávez a delegar el poder a quien pueda sucederlo sin traumas ni divisiones, pues sus problemas de salud lo despertaron de la fantasía de su presidencia vitalicia, y Ortega, Correa y Morales sobrevivir antes que los electores de Nicaragua, Ecuador y Bolivia entiendan que gobernar es algo más que un circo, jugar para todos los equipos, y estar lanzando bravatas que no pueden sostener ni por su fuerza, ni por sus liderazgos.
Entre tanto, Juan Manuel Santos, continuará su trabajo: tratando de reducir la nada a los enemigos de Colombia tanto dentro, como fuera de sus fronteras; luchando por que se convierta en una de las grandes potencias de la región y el continente en el siglo XXI; y siguiendo atentamente los consejos del hombre a quien más respeta en cuestiones de política internacional, y ha sido clave para que el desmontaje de la nueva conspiración contra la libertad y la democracia en América se haya deshecho sin traumas no conflictos: Barack Obama.
manumalm912@cantv.net

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