lunes, 12 de marzo de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO:“NO AL SOCIALISMO Y SI A LA EDUCACIÒN Y AL PROGRESO”

Pareciera que algunos mal llamados políticos venezolanos se quedaron estancados en el tiempo y siguen apelando a la trillada ideología socialista-comunista viendo constantemente si aparecen de primeros en las encuestas para  ganar nuevamente el 7 de octubre la ya iniciada carrera por la silla presidencial de Miraflores.
Las ideologías en Venezuela, lo mismo que el “jet set”, en nuestra sociedad no existen. Algunos intentan ubicarse en uno u otro grupo, pero rayan en lo ridículo y hasta en lo vulgar. Venezuela es un país que desde hace mucho tiempo dejó atrás a una población llena de méritos, pero que por razones obvias de longevidad y naturaleza humana ha ido desapareciendo, eso sí, dejando una huella para muchos insuperable. Quedan muy pocos hombres y mujeres que edificaron la Venezuela que marcó la diferencia en América Latina; que fue “modelo” en temas como la educación, la salud, el fortalecimiento de la clase media, el respeto por los derechos humanos y la paz social.
Hoy, quienes nos han gobernado durante 14 años, aferrados a políticas socialistas-comunistas a la cubana, llenos de ambición por enriquecerse lo más rápido posible, quienes optaron por un modelo ideológico bajo el nombre de socialismo del siglo XXI desaparecido ya de muchos países, han ido poco a poco vendiendo esta ideología  a las naciones cercanas como Ecuador, Bolivia o Nicaragua y quieren desesperadamente seguir gobernando para hacernos más parecidos al resto de la región y hasta superarla en corrupción, pobreza y deterioro social.
Quienes lucharon  y gobernaron en la llamada IV República, hoy están en el recuerdo de sus familiares, pero las nuevas generaciones de este país ni siquiera saben quiénes son ni lo que significaron para la historia patria. Eso se debe enseñar como parte del currículum académico en escuelas y colegios e insistir en emular a tan ilustres venezolanos, pero insistir y hacer del socialismo-comunismo en cada elección un “refrito” para ganar votos es cansado, odioso y no tiene lugar en un país donde ideologías gastadas y superadas, mal utilizadas y manoseadas, no ayudan a comprender la dimensión de los problemas sociales, económicos, ecológicos, laborales, fiscales, migratorios, de infraestructura y delincuencia que deberá enfrentar la próxima administración.
A los pobres de este país, a la maltratada clase media venezolana, a quienes les han matado a un familiar por cualquier baratija, a quienes sienten que les roban su dinero cada vez que pasan un peaje por una carretera que ya estaba construida, a quienes se les revuelca el hígado cada vez que deben apelar multas de tránsito, cuyos montos trascienden cualquier lógica en un país que tiene su infraestructura vial deteriorada y de tercer mundo.
A quienes nos duele ver cómo poco a poco nuestros índices sociales se vienen al suelo y en el exterior nos miran como cualquier país caribeño y ya no con aquella admiración y respeto, etc., a toda esta población no le interesa de cuál ideología es tal o cual candidato, si es de derecha o de izquierda, si son rojos, verdes o amarillos, lo que quieren es un gobierno que funcione, que ponga en regla a quienes intentan robarse la patria, a quienes se burlan del fisco, a quienes dejan en libertad a los maleantes, a quienes contratan empresas que cobran miles de millones por obras que deben hacerse una y otra vez porque en Venezuela las hacen mal, pero en otros países las hacen perfectamente, etc.
El gobierno venezolano sigue con el “slogan” que somos lo mejor y que nadie nos puede superar. Esto ya no es cierto y si bien la clase política roja-rojita, manchada, corrupta y con los mismos rostros de codicia y “vende patrias”, aspira a seguir gobernando este país como si fuera su finca o un cuartel militar, es precisamente el pueblo el que debe tomar una decisión: o nos quitamos de encima a este grupo de “politiquillos comunistas” que ya han robado suficiente y empezamos a escoger bien a quien nos va a gobernar, o le decimos adiós a lo poco que queda de una nación otrora ejemplo a nivel mundial.
Apelar a ideologías como el socialismo-comunismo superadas en otras latitudes, tratar de hacer creer a todo un pueblo que todavía existe en otros países es como intentar hacerles creer a los católicos del mundo que Benedicto XVI se convirtió al comunismo. La prensa y en general los medios de comunicación gobierneros tienen mucha culpa del “embrutecimiento” que vive la sociedad venezolana, y ni qué decir de las propias autoridades que, al mejor estilo de gobiernos dictatoriales, parecieran intentar mantener al pueblo sumiso, doblegado y sin mucho conocimiento porque “En boca cerrada no entran moscas”.
britozenair@gmail.com
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