Lo adelantamos hace poco más de un mes, el 18
de julio de este año, en un artículo que titulamos “Maduro quiere decretar un
Estado de Excepción” (ver:
http://www.cafeconazocar.com/el-calabozo-de-la-libertad-maduro-quiere-decretar-un-estado-de-excepcion/
) en el que analizamos la estrategia de Nicolás Maduro y sus asesores cubanos,
para tratar de suspender las elecciones del venidero 6 de diciembre.
Ayer, Maduro nos dio la razón, al decretar un
Estado de Excepción en 5 municipios del Táchira (Bolívar, Pedro María Ureña,
Junín, Libertad e Independencia). La razón esgrimida por Maduro, para tomar
semejante decisión, fue el ataque perpetrado contra un grupo de militares
venezolanos, por presuntos contrabandistas (el gobierno dice que son
paramilitares) que operan en la frontera entre Venezuela y Colombia, y que se
dedican a la extracción de productos regulados en territorio venezolano para revenderlos
en Colombia.
El ataque a los militares venezolanos, que
dejó 3 soldados heridos de gravedad, no ha sido reivindicado por nadie. No se
sabe, hasta ahora, si fue la guerrilla del ELN, las FARC, los paramilitares, o
delincuentes comunes. La única versión que existe es la del gobierno, que
asegura, sin mostrar hasta ahora una sola prueba, que se trató de grupos
paramilitares. Esa sola presunción ha servido para que Maduro ordenara el
cierre de la frontera de manera indefinida, el despliegue de 1500 militares y
la declaratoria de un Estado de Excepción.
Para que se tenga una idea de lo
desproporcionado que ha resultado la
decisión de Maduro (mucho más desproporcionada que la orden de Chávez de
desplegar diez batallones luego del asesinato del líder de las FARC, Raúl
Reyes, ocurrida en 2008), basta con recordar que antes de que la revolución
llegara al poder, en 1998, la guerrilla colombiana había perpetrado 38 ataques
en la frontera, contra puestos militares venezolanos, que dejaron 11 guardias y
cinco civiles venezolanos muertos. Pero nunca se decretó un Estado de
Excepción.
No puede ser casualidad que justo esta
semana, se produzca un incidente en el que hieren a 3 militares en la frontera.
Pero fíjense: la investigación todavía no ha concluido, apenas comienza a
sustanciarse el expediente, no han sido evacuados todos los testigos y
recabadas todas las pruebas, y el gobierno decreta un Estado de Excepción y
cierra la frontera más dinámica de la América del Sur por tiempo indefinido,
perjudicando a poco más de 100 mil personas entre el estado Táchira y el
Departamento Norte de Santander, y arrojando pérdidas económicas que de acuerdo
con El Nuevo Herald de Miami, ya superan los 400 mil dólares.
En mi modesta opinión, Nicolás Maduro intenta
desesperadamente encontrar una salida similar a la que buscó, el 2 de abril de
1982, el Teniente General Leopoldo Galtieri, presidente de facto de Argentina,
miembro de la Junta Militar que asumió el poder en 1976 y quien ejerció la
Presidencia de esa nación, entre 1981 y 1982.
Galtieri y los gorilas que gobernaban a la
Argentina desde 1976, acosados por una gran pérdida de popularidad, y
acorralados por las protestas y el descontento que había en aquel momento en la
nación austral, metieron a los argentinos en la primera guerra internacional
desde la Guerra del Paraguay de mediados de la década de 1860.
Y lo hicieron, creyendo que con ello, la
dictadura se iba a salvar de la caída, sin importar que aquella aventura le
costara la vida a soldados argentinos que no tenían ningún tipo de experiencia
en una confrontación armada. Galtieri sólo quería apaciguar los ánimos de los
ciudadanos que en las calles, todos los días, reclamaban alimentos, trabajo,
seguridad, vivienda, salud y mejores salarios, algo que ninguna dictadura, en
ninguna parte del mundo, ha podido ofrecer.
Contra viento y marea, aplicando la máxima de
Maquiavelo, de que el fin justifica los medios, el 2 de abril de 1982, el
gobierno militar de Galtieri, puso en práctica su decisión de invadir las islas
Malvinas. Un día antes, el presidente norteamericano Ronald Reagan, quien ya
tenía en sus manos el informe elaborado por la embajada de EEUU y la CIA,
confirmando que el gobierno de Galtieri iba a invadir Las Malvinas, intentó
disuadir telefónicamente a Galtieri, pero éste no hizo caso y se lanzó a la
aventura.
Analistas argentinos confirmaron tiempo
después que “la decisión de invadir Malvinas parece haber sido adoptada por la
Junta Militar con el objeto de crear una nueva realidad política a partir de la
crisis interna que sobrellevaba el gobierno después de seis años desde el golpe
de 1976. Era una huída hacia adelante. La operación de Malvinas era la última
carta bajo la manga que disponía el gobierno militar, desprestigiado y
agotado”.
Maduro y su desastroso gobierno, viven hoy,
en Venezuela, la misma realidad que vivió Leopoldo Galtieri en Argentina en
1982. El paralelismo es válido, a pesar de que Galtieri era militar y Maduro es
un civil, porque, salvando las distancias, es un hecho cierto y comprobado que en
Venezuela hay un gobierno militar presidido por un civil.
Maduro no quiere que haya elecciones
parlamentarias el 6 de diciembre. Todas las encuestas, absolutamente todas,
incluyendo la de Hinterlaces, manipulada y maquillada, muestran que el gobierno
va a perder esos comicios. Legalmente hablando, no hay manera de que Maduro y
el PSUV ganen las parlamentarias. Por esa razón, el gobierno busca
desesperadamente un motivo, que le permita crear las condiciones propicias para
la suspensión de las elecciones.
Inicialmente, la estrategia se dirigió hacia
Guyana, y la reclamación del territorio Esequibo. Pero tal parece que esa
estrategia fracasó, sobre todo después que el Caricom ofreció su apoyo al
gobierno de David Granger, y más concretamente, luego de la visita del
vicepresidente Arreaza a La Habana, buscando el apoyo de Raúl Castro, quien de
manera tajante le dijo que Cuba no apoyaría a
Venezuela en un hipotético conflicto armado con Georgetown.
Ante esa realidad, Maduro volteó la mirada
hacia Colombia, país con el cual la revolución ha mantenido un permanente
enfrentamiento desde los tiempos en que
Hugo Chávez era Presidente. El cierre indefinido de la frontera, el despliegue
de un millar de militares y la declaración de un Estado de Excepción, sin
ninguna justificación parecen apuntar en la dirección de que lo que se viene es
un conflicto de grandes proporciones.
Si la estrategia madurista continua su
desarrollo, lo próximo que vendría sería un decreto de Estado de Excepción para
algunos municipios en Zulia y otros en Apure, en la línea fronteriza con
Colombia. Después vendrán decretos similares en municipios del estado Bolívar y
en cualquier otro municipio donde se presenten situaciones conflictivas o
saqueos. Es, como lo apuntaba en un tuit, el colega Alberto Federico Ravell, un
Estado de Excepción decretado a cuenta gotas.
No quisiera concluir, sin antes hacer dos
preguntas a los soldados venezolanos: 1) los militares están dispuestos a ir a
una guerra contra Colombia, para darle a Maduro el motivo que necesita para
suspender las elecciones del 6 de diciembre? 2) Acaso no saben que la dictadura
de Galtieri en Argentina, se vino al piso precisamente después del fracaso que
significó la Guerra de las Malvinas?
Gustavo
Azócar Alcalá
cafeconazocar@gmail.com
@gustavoazocara
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