Hace
26 años, el 18 de agosto de 1989, se suscitó un hecho que pese a haber podido
cambiar la realidad de la historia colombiana y de la región, no tuvo la debida
relevancia en las discusiones sociales, reuniones políticas e incluso en los
medios de comunicación. El vil asesinato en Soacha del precandidato liberal
Luis Carlos Galán deja todavía una triste herida de lo que pudo haber sido el
destino de un país y lo que es años después.
Una
frase señala que Galán debe ser recordado como alguien que fue capaz de dar la
vida con tal de defender sus ideales y poner en práctica los principios en los
que creía. Queda la añoranza de haber pensado que su llegada al poder podía
darle a Colombia el empujón definitivo que la llevara por la senda de la paz,
la justicia y que la ubicaría en la vía al primer mundo.
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| LUIS CARLOS GALÁN, |
Pudo
la violencia y la crueldad silenciar la voz de una figura popular que sin
ningún tipo de temor decidió apartar a algunos individuos de dudosa procedencia
que se encontraban en su entorno porque no veía congruente aceptar su
colaboración, cuando su meta era castigar, en el marco de la legalidad, a
quienes se lucraban del narcotráfico, exhortaban a la violencia y propugnaban
el dolor. Mientras era amenazado y su entorno diezmado Galán veía el horizonte
de los hombres que sueñan mejores sociedades y seguía firme en su paso por
institucionalizar a Colombia.
No
hay manera de saber cómo hubiese podido ser su gobierno, lo que sí es que
después de más de un cuarto de siglo de haber sido asesinado, sus banderas de
ética, libertad y respeto al individuo cobran vigencia, más en una región en la
que muchas veces la decencia en el ejercicio político no existe y los
postulados esgrimidos en una campaña son transformados acomodaticiamente para
beneficiar a sectores influyentes que quieren imponer determinados intereses.
Todavía
son oscuros los elementos que permiten aclarar el asesinato del connotado líder
de la política y explicar el intento artero de un grupo desalmado que quiso
darle una estocada al país. Sin embargo, aunque nunca haya podido conseguir la
Presidencia de su nación, deben los seguidores de Galán estar orgullosos porque
demostró que su legado pudo perdurar en el tiempo y que su país, aunque con
algunos errores, logró transitar por la senda del futuro, pudiendo sustentar su
visión de progreso en el sufragio y la vía democrática. Sin lugar a dudas Galán
ganó un lugar en la historia mundial.
Luis
D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
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