viernes, 7 de agosto de 2015

LUIS GARRIDO, CARICATURA DE PATRIOTISMO

Una copia de la historia de la guerra de Las Malvinas es lo que ha reeditado Nicolás Maduro en un desesperado intento de contener el fuerte  aluvión de votos  que,  como resultado del rechazo de la gran mayoría de los venezolanos contra la infame política de su gobierno, serán  sufragados  el 6 de diciembre.   Por supuesto que  sí hay  diferencia entre los hechos que condujeron a esa alocada aventura, cuyo razonamiento buscaba la supervivencia de una dictadura;  porque aun  existiendo similitud en el derrumbe de los dos gobiernos, la dictadura logró   tocarles  el corazón patriótico a los argentinos, mientras el de aquí  babea el micrófono con argumentos mal copiados frente a una abrumada población ansiosa de resolver los problemas que golpean   duramente  su  calidad de vida.  
          
El objetivo de Maduro    -aunque  está presente el tema territorial-   es comprometer  al  país en una discusión que avive el sentimiento patriótico;   pero, no gozando de la credibilidad del pueblo porque su política ha venido de fracaso en fracaso, menos   podrá convencer con argumentos mal aprendidos y en su diplomacia de micrófono, desde donde más que argumentar razonamientos que puedan ser interpretados por los venezolanos, termina elaborando un “pasticho”  en cuyos  ingredientes no ha faltado “la figura del muerto que sigue vivo”.   
Estos procedimientos,  propios de mandatarios que se apoyan en  la sumisión de esos enanos tarifados que le cepillan la alfombra roja y le dan muestras de idolatría, son los que inexorablemente lo llevan camino al derrumbe.  Esto pasó con Leopoldo Galtieri en Argentina, quien siendo víctima  de un total rechazo a su gobierno, inventó una guerra apelando al nacionalismo patriótico: recuperar por la fuerza las Islas Malvinas, en reclamación desde el siglo anterior,  con  ínfulas de gran héroe. 
La reacción súbita de Nicolás ante Guyana,  si se tratara de un gobierno nacional ponderado y respetable, llamaría a la reflexión;  pero siendo nuestro personaje un presidente sin moral alguna, por ser él el heredero de la ruina del país iniciada en el gobierno de su “padre” político, es quien menos pudiera imaginar que a los venezolanos les tocará el corazón con un litigio desfigurado y  su falso patriotismo.  Esa campaña publicitaria  incesante no sensibiliza al pueblo por más que el gobierno trate de involucrarlo.   Maduro no se trasnocha por el Esequibo, su angustia son las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.   Que las tiene perdidas.                    
@luirgarr

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1 comentario:

  1. Impecable observación, es que en todo lo que hacen se les ve la costura

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