(A propósito del artículo "¿Tocamos
fondo?" de Luis Vicente León en El Universal 2/8/15, el cual se anexa)
A veces la
angustia que genera una situación adversa hace que nos preguntemos
reiteradamente la misma cuestión y no nos percatemos de lo obvio: "Nunca
se sabe cuando un país tocará fondo sino hasta después de haberlo tocado".
Pareciera una verdad de Perogrullo. Por supuesto que cualquier medida
correctiva drástica para "salir del fondo" traerá más dolor que la
situación previa, y hará que "el fondo" se mueva y no se haya tocado
todavía. Pero cuando dicha medida se aplica es porque es necesaria y ya no
quedan muchas otras alternativas. Las otras son paliativos que extienden la
agonía pero no resuelven; por las que el fondo nunca se alcanza. El mismo Luis
Vicente León, en entrevista reciente, ponía el parangón del paciente al que le
dicen que se tiene que someter necesariamente a una cirugía extractiva de
apéndice para evitar una septicemia que lo llevaría a la tumba. Obviamente el
enfermo tiene la esperanza de sentirse mejor después de la operación, pero
antes, durante y más tarde tendrá que correr con una serie de sacrificios
(entre ellos el económico), restricciones, dolor, tratamientos, amarguras,
limitaciones, depresiones, etc., que harán que no se sienta mejor hasta
comenzar a recuperar la salud y remontar la cuesta. (Por eso, entre otras
cosas, todavía no habríamos "tocado fondo").
Salir adelante
(digo yo) implica conocimiento, análisis, sabiduría, dictamen, decisión,
determinación, acción, disciplina, monitoreo constante, ajustes, fe, esperanza,
fuerza de voluntad, profesionalismo, y muchas otras cosas y virtudes... Pero
para ello, para la aplicación de las medidas correctivas, tiene que haber pleno
acuerdo entre el paciente y el médico...y lo mismo al interior del equipo de
facultativos que intervendrán en el caso...El deber ser. Una ilusión hipotética, con la sapiencia del
fiel de la balanza: abandono de las doctrinas y prácticas erradas actuales para
aplicar las mejores técnicas, de avanzada, con tecnología de punta, y por
galenos reconocidos a nivel nacional e internacional, con métodos clínicos
probadamente exitosos. (Utopía milagrosa del entendimiento y la concordia en
una Venezuela archi-polarizada). Venezuela viviría en el mejor de los mundos y
en plenitud de armonía y hermandad. Obviamente, es lo ideal, pero... aquí, en
Venezuela, lamentablemente NO hay ese encuentro, esa visión común. Aquí se
enfrentan dos concepciones de la "medicina" socio- política-
económica totalmente opuestas y excluyentes. Quedan entonces dos opciones no
concurrentes y hasta antagónicas: A) El paciente se sigue descompensando,
deteriorando y sufriendo mientras le aplican medidas distraccionistas,
probadamente fracasadas, y sigue tomando hierbitas...per secula seculorum (caso
Cuba castrista). Estado de postración y resignación inoperante. Muerte en
vida. B) Cirugía radical impuesta, aún a
costa de su voluntad (caso Chile- Pinochet) para corregir y enderezar rumbos.
Dolor, privaciones, tratamiento forzoso y limitativo de libertades, pero con la
aplicación de fórmulas exitosas le permitirían al paciente su recuperación en
el mediano plazo, aún a pesar de su oposición o negativa a someterse a la
intervención quirúrgica. El paciente se salva y mas adelante podrá llevar a cabo
una vida sana, vigorosa, plena y expansiva (caso Chile democrático).
Ahora, la
pregunta de las 64.000 lochas: ¿Tiene el paciente uso de razón, libertad, libre
albedrío, dominio de la voluntad, soberanía? ¿Quién ejerce la patria-potestad?
¿Quién asume las consecuencias si algo sale mal? ¿Quién domina la situación
durante el amargo y difícil periodo de recuperación? ¿Quién asume los costos
(financieros, económicos, políticos, etc.)?
Hay una tercera
vía para estos casos(siempre hay una tercera vía): Pasa el tiempo, el paciente
se agrava tan profunda y severamente que entra en convulsiones, colapsa, y ya
en estado crítico lo tienen que llevar a la Emergencia del Hospital, donde la
misma situación caótica y de falta de atención dejó en total precariedad las posibilidades
de actuación y por ende de salvación, sino por métodos radicales, extremos, y a
veces arcaicos y hasta salvajes, heroicos, con grave riesgo para la vida del
muy deteriorado enfermo. El Juramento Hipocrático le exige a los
"médicos" de guardia actuar y salvar vidas, aun trabajando con las
uñas. Ya no le van a preguntar al paciente o a los familiares, o tutores, por
su consentimiento para aplicar esta o aquella medida, este o aquel tratamiento,
si amputarán o no, si usarán bisturí, escalpelo, segueta o serrucho. Actuarán
quirúrgicamente y sin ambages, y tal vez hasta de manera brutal. La operación
va a ser mucho más riesgosa. La recuperación va a ser mucho mas costosa, lenta,
larga, amarga... Y también dejará secuelas que arrastrará el paciente y su familia...por
mucho tiempo. Todo por un craso error conceptual desde el inicio, una
ignorancia supina y el sacrosanto "derecho" a meter la pata, seguirla
metiendo adrede, de una manera irresponsable y criminal, a pesar de todas las
advertencias y recomendaciones de la familia y de los galenos y expertos sobre
un régimen de vida desordenado y probadamente fracasado. Un estado al margen de
la racionalidad y el derecho. Un Estado Forajido. ¿A quién compete actuar ante
un caso de enajenación o de marginación legal y constitucional? No sólo el
tabaco mata de manera silenciosa, como también lo hace la hipertensión
arterial. La ignorancia mata. La terquedad mata. El fanatismo mata. ¿"El
sacrosanto derecho" a suicidarse? ¿Suicidarse y con ello causar la muerte
de otros, sean inocentes, extraños o no? ¿Terrorismo, y en este caso
"Terrorismo de Estado" contra su propia población? Ciertamente un caso de ética y patriotismo.
De moral y resolución dentro de los dictados de la recta conciencia y la praxis
legal y constitucional. El derecho inalienable a recuperar la Constitución, la
Soberanía y la Libertad, hoy perdidas. Pareciera que la Sociedad Venezolana
estuviese dopada o durmiese un largo y profundo letargo. Pareciera que a
Venezuela sus apoderados le estuviesen aplicando una muerte lenta asistida,
premeditada y alevosa, bajo un manto de cinismo profesional. Una sigilosa
eutanasia. Criminal.
Bernardo Conde
Caracas, 2 de
Agosto de 2015
Artículo anexo:
¿Tocamos fondo?
LUIS VICENTE LEÓN
| EL UNIVERSAL
domingo 2 de
agosto de 2015
Cuando oigo a la
gente decir que estamos tocando fondo me invade una angustia terrible: ¿será
que les digo lo que pienso o me hago el loco? A veces es mejor callarse cuando
no tienes nada bueno o útil que decir. Pero este no es el caso. Poner el debate
de la crisis sobre la mesa es indispensable si queremos presionar los cambios
necesarios para que el país no siga cayendo por el despeñadero.La respuesta
correcta a esa expresión de que el país está en el peor momento que se puede
estar es: ¿te volviste loco? ¿No entiendes que esta crisis está en plena
expansión y que nadie está haciendo algo racional para atajarla? ¿Que incluso
si se estuvieran tomando medidas correctas, cosa que obviamente no está
pasando, empeoraría aún más la situación en el corto plazo?¿Tienes alguna duda
de que la inflación este año será mayor que la que hemos visto nunca antes en
el país? Y mientras eso ocurre, ¿quién le ha explicado a la población que
estamos en una crisis de alto impacto y que es necesario aplicar correctivos de
ajuste que exigirán sacrificios mayores y programas de acompañamiento a la
población más pobre para ayudarlos a surfear lo que podría ser un drama social?
¿Cuál es la estrategia que han propuesto para abordar ese problema, que no sea
una oferta de más controles de precios, expropiaciones e intervenciones, de
esas que han aplicado por más de una década y que ha sido precisamente la raíz
de la desinversión, la caída de la producción y las distorsiones económicas que
explican la crisis y, por supuesto, la inflación?¿Te parece que va a mejorar el
abastecimiento de productos cuando el gobierno ha reducido dramáticamente las
asignaciones de divisas para materias primas, maquinarias, equipos, tecnología,
todo esto indispensable para garantizar la producción nacional? ¿Te imaginas un
abastecimiento mayor cuando lo único que crece son las deudas que mantiene el
gobierno con las empresas productoras, cuyos accionistas han decidido no seguir
metiendo sus divisas en una cárcel cambiaria, que sólo tiene visita conyugal
para los panas del carcelero?¿Cuál es el impacto que crees que tendrá sobre la
economía del país el hecho de que los ingresos en divisas de la nación se han
caído a menos de la mitad, afectando el flujo su caja e imposibilitando que el
gobierno pueda maquillar la crisis ocasionada por sus controles?¿Te parece que
la caída de casi nueve millardos de dólares en las reservas este año, incluso
cuando el gobierno endeudó Citgo por dos mil quinientos millardos, cobró a
descuento la deuda de República Dominicana por otros dos e hizo un swap de oro
por mil milloncitos más, mandó una señal de que todo va a mejorar en breve?Me
encantaría decir que sí. Que todo es controlable. Que el país recuperará en
breve la estabilidad. El único problema es que no es verdad. Y que caernos a
mentiras no ayuda en nada a la solución del problema.Lo único que nos ayudará
es presionar el cambio del modelo intervencionista. Exigir racionalidad en la
política económica. Proponer acciones conjuntas entre el sector privado y el
gobierno. Entender que no habrá salida fácil y que independientemente de quién
sea el culpable, todos, sin excepción, vamos a pagar por él. Y estar dispuestos
a provocar y participar en los acuerdos nacionales necesarios para validar un
ajuste que se hace indispensable, pero que será costoso, muy costoso y que nos
obligará, como decía Laureano el viernes pasado: "a meter la cabeza entre
las piernas y colocarnos en posición de impacto para capear el temporal de
calamidades que se avecinan". Pero antes de ponerte en esa posición, no
olvides hacer lo que tienes que hacer, lo correcto, lo necesario, lo
racional... a pesar de tener miedo.
luisvicenteleon@gmail.com
Bernardo Antonio Conde
baconde33@yahoo.com
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