En la encuesta de
mi artículo de la semana pasada, preguntábamos "¿Cómo ve la situación del
país en los próximos 4 meses?".
Las respuestas
fueron contundentes: 88,57% dijo "Mucho Peor", y 11,43% dijo
"Peor". Nadie dijo "Igual", "Mejor", o
"Mucho Mejor". Nadie.
En la última
encuesta Omnibus de Datanalisis (fecha de campo: 10 al 23 de julio 2015), 87,2%
evalúa negativamente la situación del país. Solamente 11,7% lo hace
positivamente.
39,3% dice que la
situación es "Muy Mala" y un escuálido 0,6% "Muy Buena".
La evaluación de
gestión de Nicolás Maduro es rechazada por el 70,4% de la población. El
chavismo que todavía a duras penas lo apoya ya no alcanza ni el 25%.
Todo aquél masivo
apoyo que en las clases populares tuvo en una época el chavismo se desvaneció tan
rápido como se acabó el dinero que financiaba ese atorrante e irresponsable
populismo.
En el plano
internacional, el conflicto con Guyana ha dejado al descubierto lo que
presumíamos: que los países del Caricom, tan bien alimentados a punta de
petróleo y promesas por Chávez en su momento, cambiarían de posición en las
primeras de cambio.
El actual
presidente de Caricom y primer ministro de Barbados les aclaró al yerno
vicepresidente Arreaza y a la folclórica cancillera Delcy Rodríguez, que todo
el bloque apoyaba las actuales fronteras de Guyana. Otros como Granada,
Dominica, Barbados, Santa Lucía hicieron lo mismo. PetroCaribe ya no tiene el
poder de antes y muchos de los países por nosotros financiados muestran
economías boyantes, que contrastan con nuestra quebrada Venezuela.
Hay un dicho que
reza "Lo que fácil viene fácil se va". En esta simple y sabia frase
se resume el auge y caída del chavismo. Dieciséis oscuros años que la mayoría
quisiéramos no recordar en un futuro, pero que muy probablemente nos van a
resultar inolvidables.
A pesar de todo
este cuadro, el régimen venezolano sigue viendo y promoviendo un país que
avanza "a paso de vencedores", un país maravilloso que progresa
diariamente, un país "potencia", como les encanta decir.
Nada más lejos de
la verdad.
Pareciera que los gobernantes venezolanos sufren una intensa crisis de pareidolia. Resulta que la pareidolia es "un fenómeno psicológico donde un estímulo vago y aleatorio - habitualmente una imagen - es percibido erróneamente como una forma reconocible" (Wikipedia dixit).
Pareidolia es,
por ejemplo, la visión de animales o rostros de personas en las formas de las
nubes o en las cimas de algunos cerros o en edificios. O también la audición de
mensajes reconocibles en grabaciones en idiomas desconocidos. O el creer ver
imágenes de todo tipo en objetos cotidianos como árboles, rocas, o plantas y
hasta en planetas.
Maduro, Cabello y
todo el combo que todavía manda en Venezuela están bajo los efectos de la
pareidolia. Viendo lo que no existe. Prometiendo lo que no hay. Fantaseando.
Pero la inmensa
mayoría de los venezolanos está muy clara de lo que ocurre. Y el 6 de Diciembre
les va a pasar factura.
Para concluir, un
dato curioso: se dice que la pareidolia puede haber ayudado a las sociedades
antiguas a organizar el caos y hacer el mundo inteligible. Resulta que los
incapaces revolucionarios venezolanos también en esto han fracasado.
Bernard Horande
bhorande@gmail.com
@bhorande
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