lunes, 17 de agosto de 2015

FERNANDO OCHOA ANTICH, UN GOBIERNO SIN DESTINO, II,

En  mi anterior artículo rechacé la absurda tesis esgrimida por Oscar Schémel, según la cual los venezolanos, aunque golpeados por la crisis,  no deseaban un cambio de gobierno sino una rectificación en las políticas establecidas por el régimen de Nicolás Maduro. Mi argumento fue terminante: un gobierno que es derrotado en unas elecciones parlamentarias no tiene suficiente fuerza para reorientar un gobierno que ha perdido totalmente su base de sustentación. Estoy convencido que la única solución posible, después que la oposición triunfe en las elecciones parlamentarias, es construir un importante acuerdo entre distintas fuerzas sociales y políticas, que permita orientar a  Venezuela hacia un referendo revocatorio que le ponga fin a este gobierno al cumplirse, en el mes de abril de 2016, sus tres años de gestión como lo establece el artículo 72 constitucional. Diosdado Cabello mantiene que  la Asamblea Nacional no existe para cambiar presidentes. Justamente, allí es donde  se pueden crear las condiciones necesarias para ese gran acuerdo nacional.

Esta alternativa debe ser analizada a profundidad por los venezolanos. Tiene grandes ventajas. Sería una transición de tres años, con un origen constitucional y democrático, que superaría ampliamente la tradición histórica venezolana de Juntas cívico militares, con apenas un año de duración. Ese origen, y el natural respaldo popular que recibiría un nuevo gobierno, facilitaría poder enfrentar los complejos problemas nacionales, que, sin duda, se originan en la tendencia hegemónica del chavismo y en su equivocada visión económica. Estoy seguro que al ser  la crisis de tal magnitud deben existir sectores del chavismo que respaldarían  esta alternativa, como una forma de solución que permitiría mantener la vigencia de la Constitución de 1999 y los intereses de un gran partido popular como es el PSUV.  Es verdad, que también deben existir sectores de esa organización política que aspiran a conservar el poder a cualquier costo, pero hacerlo sería un gravísimo error que comprometería ampliamente el futuro del chavismo.
El gobierno de Maduro no tiene destino… Creer que imponiendo arbitrariamente numerosas cuñas de televisión y de radio va a fortalecer su desgastada popularidad es un absurdo, que sólo conducirá a un agravamiento de los crecientes problemas nacionales y al surgimiento de delicados estallidos de violencia. Esta realidad debe empezar a ser discutida por todos los sectores nacionales. El tiempo empieza a ser un factor a tomar en cuenta y es quizás la única debilidad que tiene la solución del Referendo Revocatorio.  Analicemos, por ejemplo, aspectos puntuales de la crisis económica. Veamos, lo que significa para la estabilidad de Venezuela la indetenible caída de las reservas internacionales: se están  “quemando” 2.500 millones de dólares mensuales. Venezuela ha gastado en tres meses 7.357 millones de dólares, produciendo tal caída en las reservas que apenas alcanzan a 15,000 millones de dólares. ¿Puede Venezuela resistir tan grave situación? No lo creo. El dólar se acerca a 700 bolívares, 
Otra pregunta, surge de inmediato: ¿Es capaz Nicolás Maduro  de enfrentar tan compleja situación política, económica y social  en medo de la grave desconfianza que genera su gobierno? 
Sin duda que no. Ha perdido toda credibilidad. Tuvo tiempo para haber ejecutado una propia política. No lo hizo. Al contrario, siguió al pie de la letra la forma de actuar de Hugo Chávez sin valorar que la situación nacional e internacional había cambiado totalmente. Esta absurda política fue acompañada con una acción que puede considerarse suicida: no tomar ninguna medida para enfrentar los distintos problemas nacionales. Esa total paralización ha conducido a Venezuela a una de las más graves crisis de su historia. De allí la urgente necesidad de un nuevo gobierno que genere suficiente credibilidad y confianza. Un aspecto de gran importancia es el prestigio personal de quien lo presida. La solución de la  crisis requerirá de importantes créditos internacionales y un ambiente que garantice una plena  seguridad jurídica para pode atraer suficientes inversiones privadas. Votar en las elecciones parlamentarias permitiría abrir ese camino… 
Fernando Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich.

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