El tema de la censura china al uso de las redes no
es novedoso pero tiende a agravarse cuando el gobierno considera que la
subversión está siendo impulsada por sus contenidos y han anunciado que, para
controlar esta distorsión, estacionará funcionarios de la policía dentro de las
grandes empresas que proveen el servicio.
La garra está apretando más al promover una Ley
sobre cíber-seguridad que los dotaría de un control aún más severo y obligaría
a los manejadores de las redes a entregar al gobierno importantes contingentes
de información.
Baidu, Tencent, Weibo y Alibaba son las empresas que
están bajo la mira en esta primera etapa. De hecho, algunas de ellas ya están
siendo compelidas a contratar dentro de su planta profesional a censores
calificados. El objetivo, en apariencia, es detectar contenidos relacionados
con pornografía y violencia pero el caso es que, por igual, estos dedican
esfuerzos denodados para encontrar críticas evidentes o veladas al manejo del
país y cuestionamientos al partido gobernante.
La
intimidación está yendo tan lejos que la organización Humans Rigths Watch está
observando el fenómeno y ha opinado que lo que se intenta es atemorizar a los
usuarios frecuentes de los servicios de mensajería digital que alcanza a 650
millones de usuarios. Oficialmente se declara “contenido ilegal” todo aquello
que perturba a los perros de presa encargados por el gobierno de peinar los
chats.
La más vasta red de chateo denominada WeChat (en
chino Weixin) que opera dentro de Tencent está siendo milimétricamente
rastreada por los espías gubernamentales. Ella abarca 270 millones de personas
que lo usan para fines estrictamente privados o institucionales. Treinta y cinco blogs ya han sido eliminados
del mapa sin explicación ninguna y se cuentan por cientos los chats de
comunidades privadas, con acceso restringido a sus socios, que son borrados por
entero de la noche a la mañana.
Otra vuelta a la tuerca controlista está siendo
aplicada a las VPN (Virtual Private
Networks) o redes privadas que operan en Internet, las que son consideradas
oficialmente como “tumores que crecen de
manera natural en la sociedad” de acuerdo al criterio de los agentes de
seguridad. Sobre estas recaerá todo el peso de la nueva Ley.
Asi pues, el gobierno no cejará en su empeño de
crear una matriz de opinión de señale a los cibernautas como terroristas. Altos
funcionarios del Partido Comunista se han pronunciado asegurando que 90% del
terrorismo en algunas localidades proviene de iniciativas que se perfeccionan
en las redes digitales y que la violencia es solo la consecuencia de los videos
que aparecen en internet.
La realidad es que las autoridades del gigante
asiático se están valiendo del desarrollo de un movimiento antiterrorista mundial
y una práctica global iniciada por las grandes naciones, consistentes en
controles convenidos con las empresas líderes proveedoras de los servicios del
cíber-espacio para que los contenidos que se publiquen en Internet no atenten
contra la seguridad, la moral y las buenas costumbres. Solo que los chinos
están utilizando la bota del omnímodo poder comunista arbitrariamente, para
aplastar el sagrado derecho de opinar y disentir del accionar de los gobiernos
y el de simplemente comunicarse libremente entre particulares.
Beatriz
De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
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