miércoles, 12 de agosto de 2015

CÉSAR AUGUSTO YEGRES MORALES, ¿QUIEN FUE DIEGO FERNANDEZ DE SERPA?

Después del atropello perpetrado por la Alcaldía y la Municipalidad de Cumaná, arrebatándole, en forma arbitraria e inconsulta, el nombre de este formidable español a la Avenida que llevaba su nombre, en reconocimiento a sus aportes a la identidad de nuestra ciudad, hemos considerado necesario, esbozar un perfil de DIEGO FERNANDEZ DE SERPA, para el recordatorio y la memoria histórica.
A finales de 1514 se encontraban en estas tierras los franciscanos y dominicos, encargados de propagar la fe cristiana en los pobladores indígenas. Habían llegado a instancia de Pedro de Córdova, Nuncio de La Española (República Dominicana). No es temerario afirmar que este sacerdote es el verdadero fundador de lo que hoy es nuestra ciudad. En 1519 se crea la primera Diócesis con el nombre de Paria. Por diversas razones, el Obispo titular nunca pudo posesionarse del cargo. Era amigo personal de Erasmo de Roterdam, el famoso escritor holandés, autor del “ELOGIO A LA LOCURA”.
Los franciscanos establecieron sus casas en las cercanías de lo que hoy es Cumaná. Los dominicos se asentaron a 10 leguas hacia el oeste. Esos ensayos evangelizadores concluyen en 1520, los dominicos y en 1522 el de los franciscanos, debido al levantamiento, saqueo y muerte ocasionados por los indígenas. En 1521, Gonzalo de Ocampo construye una fortaleza de mala calidad, a orillas del río Cumana, hoy Manzanares. Hay que admitir el carácter perverso de Gonzalo de Ocampo, quien transportó hacia la Española, a cientos de indígenas y los vendió como esclavos. El padre Bartolomé de las Casas la llamó a  esta ciudadela Toledo.  Jácome Castellón edifica una fortaleza en regla sobre las ruinas de la anterior. Queda destruida en 1530. Permanece Nueva Córdoba como la primera ciudad fundada hasta 1561.
El 24 de Noviembre de 1569 llega el primer Gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía. Diego Fernández de Serpa le confiere el nombre de Cumaná. En la brevedad del tiempo, Fernández de Serpa traza calles, levanta 150 casas, construye la Iglesia, la Plaza Mayor, el asiento del Ayuntamiento y mejora la defensa militar de la ciudad. En 1591, Cumaná recibe el título de Ciudad y el privilegio de Escudo de Armas. No hay duda que la Armada de Fernández de Serpa, compuesta por cuatro navíos,  es la más importante llegada a las Provincias de Tierra Firme durante el Siglo XVI y desde luego en lo que se refiere a la Nueva Andalucía. Desde entonces, hay un gobierno con una organización y un destino político. Fernández de Serpa es el creador de la Provincia, organizador de la ciudad que se mantiene  como cabecera de gobernación. 
Nació en Palos de la Frontera, Andalucía, España alrededor del año de 1510. Desde joven se viene a América. En 1524, llega con su hermano a Cubagua, allí laboran como carpinteros ribereños. Acompaña a Diego de Ordáz en la expedición al Orinoco. Vuelve a Cubagua en 1537 y defiende a la Isla del acoso pirata de Ingleses y Holandeses. Fernández de Serpa pasa 48 años en América. Vive en Quito, Cartagena y Panamá, además de su larga estadía en nuestra tierra oriental.
En el documento fundacional (Archivo de Indias), se dice: “Y de inmediato esos primeros vecinos, autorizaron de viva voz y por escrito, libremente, democráticamente, al fundador para que formase república, es decir para que eligiera autoridades que debían gobernar al pueblo.” Eran 20 vecinos españoles, algunos con mujer y casas y 9 indios cristianos con su gente. “De acuerdo a la Ley, los indios eran vasallos en igualdad de condiciones a los peninsulares y a los españoles de cualquier parte”. No sabemos entonces, de dónde saca el Alcalde David Velásquez la especie de que Fernández de Serpa fue un bárbaro, genocida, atropellador de los indígenas. El español que le  confiere el nombre a nuestra ciudad, observó en todo momento las recomendaciones de Bartolomé de las Casas y le da  a los nativos un trato humano, civilizado y propio de un caballero. Diego Fernández de Serpa fallece en Cumaná en 1570. Deja una sucesión familiar que se prolonga en 14 generaciones.
En nuestro Artículo anterior, donde denunciamos el atropello de la Alcaldía y Municipalidad de Cumaná, decimos al final de ese escrito que estas Autoridades, dada su animadversión hacia todo lo que se parezca a España, deberían renunciar a hablar ese idioma. Que lo hagan en chino, ruso o iraní, que son los paradigmas de su idolatría ideológica. Le sugerimos al Alcalde cambiar su apellido Velásquez por Paramaconi u otro de cualquier etnia. Concluimos con una pregunta: ¿Dónde está Ramón Badaracco, Cronista de la ciudad? ¿Forma parte de esa componenda? ¿Por qué ese silencio que huele a complicidad?
César Augusto Yegres Morales
caym343@hotmail.com

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