Después del atropello
perpetrado por la Alcaldía y la Municipalidad de Cumaná, arrebatándole, en
forma arbitraria e inconsulta, el nombre de este formidable español a la
Avenida que llevaba su nombre, en reconocimiento a sus aportes a la identidad
de nuestra ciudad, hemos considerado necesario, esbozar un perfil de DIEGO
FERNANDEZ DE SERPA, para el recordatorio y la memoria histórica.
A finales de 1514 se
encontraban en estas tierras los franciscanos y dominicos, encargados de
propagar la fe cristiana en los pobladores indígenas. Habían llegado a
instancia de Pedro de Córdova, Nuncio de La Española (República Dominicana). No
es temerario afirmar que este sacerdote es el verdadero fundador de lo que hoy
es nuestra ciudad. En 1519 se crea la primera Diócesis con el nombre de Paria.
Por diversas razones, el Obispo titular nunca pudo posesionarse del cargo. Era
amigo personal de Erasmo de Roterdam, el famoso escritor holandés, autor del
“ELOGIO A LA LOCURA”.
Los franciscanos
establecieron sus casas en las cercanías de lo que hoy es Cumaná. Los dominicos
se asentaron a 10 leguas hacia el oeste. Esos ensayos evangelizadores concluyen
en 1520, los dominicos y en 1522 el de los franciscanos, debido al
levantamiento, saqueo y muerte ocasionados por los indígenas. En 1521, Gonzalo
de Ocampo construye una fortaleza de mala calidad, a orillas del río Cumana,
hoy Manzanares. Hay que admitir el carácter perverso de Gonzalo de Ocampo,
quien transportó hacia la Española, a cientos de indígenas y los vendió como
esclavos. El padre Bartolomé de las Casas la llamó a esta ciudadela Toledo. Jácome Castellón edifica una fortaleza en
regla sobre las ruinas de la anterior. Queda destruida en 1530. Permanece Nueva
Córdoba como la primera ciudad fundada hasta 1561.
El 24 de Noviembre de
1569 llega el primer Gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía. Diego
Fernández de Serpa le confiere el nombre de Cumaná. En la brevedad del tiempo,
Fernández de Serpa traza calles, levanta 150 casas, construye la Iglesia, la
Plaza Mayor, el asiento del Ayuntamiento y mejora la defensa militar de la
ciudad. En 1591, Cumaná recibe el título de Ciudad y el privilegio de Escudo de
Armas. No hay duda que la Armada de Fernández de Serpa, compuesta por cuatro
navíos, es la más importante llegada a las
Provincias de Tierra Firme durante el Siglo XVI y desde luego en lo que se
refiere a la Nueva Andalucía. Desde entonces, hay un gobierno con una
organización y un destino político. Fernández de Serpa es el creador de la
Provincia, organizador de la ciudad que se mantiene como cabecera de gobernación.
Nació en Palos de la
Frontera, Andalucía, España alrededor del año de 1510. Desde joven se viene a
América. En 1524, llega con su hermano a Cubagua, allí laboran como carpinteros
ribereños. Acompaña a Diego de Ordáz en la expedición al Orinoco. Vuelve a
Cubagua en 1537 y defiende a la Isla del acoso pirata de Ingleses y Holandeses.
Fernández de Serpa pasa 48 años en América. Vive en Quito, Cartagena y Panamá,
además de su larga estadía en nuestra tierra oriental.
En el documento
fundacional (Archivo de Indias), se dice: “Y de inmediato esos primeros
vecinos, autorizaron de viva voz y por escrito, libremente, democráticamente,
al fundador para que formase república, es decir para que eligiera autoridades
que debían gobernar al pueblo.” Eran 20 vecinos españoles, algunos con mujer y
casas y 9 indios cristianos con su gente. “De acuerdo a la Ley, los indios eran
vasallos en igualdad de condiciones a los peninsulares y a los españoles de
cualquier parte”. No sabemos entonces, de dónde saca el Alcalde David Velásquez
la especie de que Fernández de Serpa fue un bárbaro, genocida, atropellador de
los indígenas. El español que le
confiere el nombre a nuestra ciudad, observó en todo momento las
recomendaciones de Bartolomé de las Casas y le da a los nativos un trato humano, civilizado y
propio de un caballero. Diego Fernández de Serpa fallece en Cumaná en 1570.
Deja una sucesión familiar que se prolonga en 14 generaciones.
En nuestro Artículo
anterior, donde denunciamos el atropello de la Alcaldía y Municipalidad de
Cumaná, decimos al final de ese escrito que estas Autoridades, dada su
animadversión hacia todo lo que se parezca a España, deberían renunciar a
hablar ese idioma. Que lo hagan en chino, ruso o iraní, que son los paradigmas
de su idolatría ideológica. Le sugerimos al Alcalde cambiar su apellido
Velásquez por Paramaconi u otro de cualquier etnia. Concluimos con una
pregunta: ¿Dónde está Ramón Badaracco, Cronista de la ciudad? ¿Forma parte de
esa componenda? ¿Por qué ese silencio que huele a complicidad?
César Augusto Yegres Morales
caym343@hotmail.com
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