miércoles, 15 de julio de 2015

LUIS EDUARDO MARTÍNEZ HIDALGO, LA UNIVERSIDAD DE LOS MAESTROS

Días atrás me invitaron y asistí a la graduación de la Universidad Pedagógica Experimental “Libertador”-Instituto Pedagógico de Maturín “Antonio Lira Alcalá.
Tuve el privilegio de conocer a Antonio Lira Alcalá y de compartir con él; fue desde muy joven un apasionado de la docencia y titulado en biología dedicó su vida a la enseñanza que entre muchos logros exhibe la fundación de la institución que ahora lleva su nombre. Maturinés, dirigente gremial, activo militante de Acción Democrática, enamorado de su esposa Juanita y padre devoto, es buen ejemplo de lo que es posible ser y contribuir con el bien común cuando se posee una vocación excepcional de servicio.
El acto sobrio y solemne con un manejo cuidadoso de los detalles y las emociones lo que dice mucho del responsable, Roberto Tineo, educador también de dilatada trayectoria en Monagas. Pleno el auditorio de familiares orgullosos de los en minutos graduados, ingresaron en procesión profesores, especialistas, magister y doctores, el claustro, los consejeros directivos y universitarios para finalmente ocupar el presidio las autoridades rectorales.
El himno nacional y el “Gaudeamos Igitur”, canción anónima estudiantil del siglo XVIII originalmente llamada  “Sobre la brevedad de la Vida”, interpretados magistralmente por la coral de la UPEL-IPM, la solicitud de los títulos, la lectura de las actas, fueron parte de un guion milimétricamente llevado que tuvo como protagonistas principales a cada uno de los estudiantes –que todos lo eran- que recibieron sus medallas y títulos cerrando con los doctores investidos como tales al serles impuestos sus insignias académicas.
Por mis responsabilidades universitarias, concurro anualmente a una veintena de graduaciones-de hecho este fin de semana co-presidiré la de Millennia Atlantic University, institución educativa acreditada estadounidense basada en Florida- pero me siento en cada una como padre entusiasta que se llena con el triunfo de su hijo. Confieso que en esta oportunidad lo disfruté más y me admiré más porque estaba consciente del esfuerzo personal de quienes egresaban, del combate diario contra la adversidad de bastantes de los que vestían toga y birrete, del empeño por ser mejores que marcaba a la totalidad de la promoción. No era, no es ninguno, de los que se graduaban privilegiados de la fortuna o como diría mi abuela Pancha “nacidos en cuna de oro”, por el contrario, sin excepción, son demostración de cómo a fuerza de tenacidad y fe se alcanzan estadios superiores de existencia a pesar de lo humilde de nuestro origen.
Cerró el acto, el rector en funciones Alcides Zaragoza, a quien me unen lazos de permanente afecto, con un discurso que gustó mucho. La calificación de la UPEL como “La Universidad de los Maestros” fue muy dignificante y pone bien en alto la distinción de Maestro que va mucho más allá de cualquier título profesional. Maestros fueron Simón Rodríguez, Andrés Bello, Rómulo Gallegos –el primer presidente civil y civilista de Venezuela-, Mario Briceño Iragorry, Cecilio Acosta, Luis Beltrán Prieto Figueroa; maestras –es justicia recordarlas y no por paridad de género-  fueron las hermanas Sáez –Faustina, Irma y Daría-, Armenia de Alfaro, Estela Mata, Leonor de Brión, y con ellas y ellos, miles más que en las aulas formaron generaciones.
Zaragoza recalcó dos premisas para los recién graduados: “Estudiar, estudiar, estudiar”; “Trabajar, trabajar, trabajar”. Lo dijo tres veces para que no quedara duda.
En lo que a mí se refiere, suscribo plenamente el exhorto del rector en funciones, de “La Universidad de los Maestros”, porque es estudiando recurrentemente y trabajando infatigablemente que individuos y pueblos superarán sus limitaciones de hoy y convertirán sueños en realidades.
Mucho se habla de los males que nos aquejan pero poco se indica de cómo superarlos. A cada mal que es posible mencionar las soluciones definitivas terminarán pasando por trabajar y estudiar. Y si el caso es ver fuera de nuestras fronteras, a otros países que hoy son ejemplo de prosperidad, equidad y progreso, analizando lo alcanzado necesariamente tenemos que concluir que lo fue el resultado del trabajo colectivo y de la educación –de excelencia hay que acotar- para el común.
A la comunidad de la Universidad Pedagógica Experimental “Libertador”-Instituto Pedagógico de Maturín “Antonio Lira Alcalá, en ocasión de la pasada graduación, mis más efusivas felicitaciones en verso del himno del graduado:  “Vivat Academia/Vivant profesores/Vivat membrum quodlibet/vivant membra qualibet/Semper sint in flore” que traducido libremente podemos leer como: Viva la Universidad/vivan los profesores/ vivan todos y cada uno de sus Miembros/resplandezcan siempre.
Luis Eduardo Martínez Hidalgo
vicerrector.ugma.unitec@gmail.com
@rectorunitecve

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