martes, 7 de julio de 2015

JHOTANI MEDINA QUINTERO, MUD: “EN EL OESTE NO VOTA NADIE”, PSUV: “EN EL ESTE NO VOTA NADIE”

Me decidí a mentir, pero, eso sí, con más honestidad que los demás, ya que hay un extremo sobre el cual diré la verdad, y es que voy a contar mentiras. Luciano de Samosata
     Cuando leemos las declaraciones de los dirigentes de los extremos polarizados (MUD-PSUV), entendemos que los que estamos viviendo en Venezuela, es una tragedia que nos somete a las inclemencias y sumisión de la intolerancia y dogmatismo. El país que en alguna oportunidad fue la envidia de América Latina ahora es el reflejo de una suerte de quimera que nos podría llevar hacia un viaje sin retorno, a menos que no hagamos algo para evitarlo. La democracia más estable y fuerte de Latinoamérica ahora es un reflejo de la violencia social y política que se vivió durante los años de la guerra fría en Centroamérica o en los años setenta en Suramérica, que en esos años era un paraíso en dictaduras militares enfrentadas a militantes de izquierda o gobiernos socialistas, el caso de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 y Salvador Allende en Chile en 1973. Este camino que transitamos no es el más idóneo, es así como debemos hacer un esfuerzo de pedagogía política para superar estos escollos que recorremos en el sinuoso camino de la polarización política venezolana.

     Las recientes elecciones primarias del partido de gobierno, Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ocurridas el pasado domingo 28 de Junio, y el rechazo a sus resultados por parte de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) son el reflejo de una expresión existencialista de negación “heideggeriana” donde yo niego la existencia de mí otro yo. 
¡Eso no puede ser aceptable en un país cuya Constitución nacional y política consagra el principio de Estado Social de Derecho! Tampoco es admisible que un partido de gobierno opine y objete los resultados de las elecciones primarias de la MUD donde votó una cantidad considerable de venezolanos y venezolanas, aunque discrepamos de ellos en términos políticos, no debemos evadir que esos resultados también son legítimos. Cuando escucho a algún compatriota decir que en las elecciones de la MUD no votó nadie o de igual forma a las primarias del PSUV, sé que estoy frente a extremos polarizados que han sembrado el terreno social del país de un lenguaje político y beligerante, caldo de cultivo de una guerra civil, solo hace falta quien encienda el fósforo del primer tiro para que comience una guerra civil como la salvadoreña o la colombiana, guerras interminables y lamentables. 
Muchos se preguntarán ¿cuándo ocurriría eso? Yo les respondo, quizás el 6 de diciembre estalla la guerra si no nos ponemos serios en política. La política es un asunto muy serio que exige compromiso, dedicación, honestidad, sinceridad, transparencia, disciplina y perseverancia pero ante todo, responsabilidad.
     Las elecciones primarias del PSUV y la MUD no dejan de ser legítimas en cada uno de los sufragios que obtuvieron, sin embargo existe una suerte diabólica de negarse la existencia el uno al otro con el propósito de ver quién es más fuerte, mientras ocurre esa puja de pulsos sobre una mesa, el país se desangra en medio de la mayor escalada de violencia social producto de la delincuencia desatada donde ni los escoltas de los diputados del gobierno o ministros se salvan. 
Quizás algún día el hampa marche sobre Miraflores y el presidente tenga que ser evacuado porque su seguridad no pudo detener un fenómeno social derivado de la ingobernabilidad generada por la ausencia de gobierno, cargo y ocupación para el cual fueron designados los magistrados del país.
     Es así como el tiempo pasa entre “dimes y diretes” de ambos extremos polarizados y el país sin rumbo ni políticas coherentes, peor aún con un plan de gobierno (Plan de la Patria) voluntad testamentaria del presidente Hugo Chávez, fundador de la Revolución Bolivariana, pero que en la práctica este plan no se cumple, cuando ahí está la solución a todos los males de la República. 
Mientras esto sucede, los militantes del PSUV se preparan para decir en las próximas elecciones nadie votó en el Este de Caracas o de Barquisimeto, y, desde el Este de estas mismas ciudades dirán que en el Oeste nadie votó por el PSUV, la excusa perfecta para parafrasear al pensador geopolítico Karl Von Clausewitz “pasar a la realización de la política por otros medios: la guerra”, alegando cada quien su respectivo triunfo y negando a su prójimo. 
La solución a esta situación es la reforma de la Ley Orgánica de Procesos Electorales para darle a las minorías políticas representación proporcional ante el parlamento nacional, legislaturas estadales y concejos municipales como una forma de despolarizar al país y permitir la incursión política de una tercera vía… Hasta el próximo Lunes

Jhotani Medina Quintero
jhotanium@gmail.com
@jhotanimq

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