sábado, 18 de julio de 2015

GONZALO VILLAMIZAR ADARME, DE URGENTE SOLUCIÓN, EL ESEQUIBO

En este  segundo siglo  de  batallar por  el Esequibo,  curiosidades de la historia  muestran  anécdotas y controversias oficiales que sugieren  la imposibilidad de llegar a un acuerdo. Venezuela, cumpliendo con legalidades que vienen desde nuestra condición de colonia española, con geografía propia desde 1777, vive una  crisis en 1899 por culpa de  límites, obra del imperio británico que por entonces devoraba patrimonios por doquier, en un afán de apoderarse hasta del río Orinoco.

              Entremos en la historia  para aliviar de momento el desagrado de este conflicto interminable, recordando  que el año 99 es significativo en nuestro devenir: 1499, Américo Vespucio nos bautiza con el nombre de Venezuela; 1599, se completa la formación de las ciudades coloniales, el famoso corsario  Walter Raleigh llega al país en su misión destructora, como maleante de los mares y como agente encubierto del imperialismo británico contra el imperio español, en  largo viaje por el interior tramonta el Orinoco hasta descubrir el brazo Casiquiare, impresionante obra de la naturaleza; 1699, en plena madurez del imperio colonial don Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyo, Caballero de la Orden de Calatraba, gobernador de la provincia de Venezuela, de pronto enferma su mente  y el cargo es adjudicado por la Municipalidad, primera vez frente a la omnipotencia del régimen desde Sevilla, germen de los acontecimientos del 19 de abril de 1810; 1799, ocho de mayo, ahorcamiento de José María España, mártir de la independencia, inicio de los sucesos que culminaron en Carabobo en 1821;  1899, Cipriano Castro llega a Caracas al frente de la invasión andina que cubrirá medio siglo gobernando, fecha coincidente con el Laudo Arbitral de París; 1999, otra invasión, destructora de Venezuela, cuya descripción y análisis habrá de corresponder a futuros historiadores.

             Continuamos con el drama Esequibo. Esta palabra tiene su origen en el apellido de un  lugarteniente de familiar de Cristóbal Colón, presente en esas tierras en misión descubridora para agregarla al patrimonio español allá por inicios del siglo XVI; el vocablo trascendió con acento aborigen y de otro idioma europeo para regresar con cambios fonéticos al castellano con ese nombre. Lo que primero  atrajo a aquellos navegantes fue una curiosa isla que nace en el río Cuyuní  ya casi al final de su trayecto, muy al norte, cuando se desprende  de su curso un caño, llamado Brazo Negro,  que contornea dejando aislada  una porción de tierra para más adelante volver al cauce del río; es la isla Anacoco, de 28 km2, el único sitio que por esos lares tiene vida venezolana con la presencia de militares y civiles desde 1966, el 12 de octubre; el 14 de octubre  el presidente de Guyana exigió la inmediata evacuación de la isla y destrucción de las instalaciones, el 18 del mismo mes el Canciller Ignacio Irribarren Borges le contestó “ el gobierno de Venezuela rechaza la propuesta por cuanto la isla de Anacoco es territorio venezolano en su integridad y la república de Venezuela siempre ha estado en posesión de ella”. El río Esequibo tiene un estuario  apenas superado por el de Río de la Plata, da nombre al territorio en disputa,  son 159.000 kilómetros, el 74% de la superficie de la república de Guyana, allí hay 200.000 habitantes, para una población total de 890.000 de la república de Guyana, en ninguna parte se habla castellano- apenas en la isla de Anacoco.   

                   Se conoce el declinar del imperio español, iniciado a raíz de la destrucción del ejército expedicionario de Morillo por obra y gracia de los ejércitos de Simón Bolívar, por eso le llaman Libertador de América Latina; nunca más intentó España  repetir aquella expedición, el siglo XIX fue   fácil  para Inglaterra en su propósito imperial, con vía libre para  la ampliación de sus territorios, trayendo hasta nosotros los intentos en la región de Guayana. Venezuela, bajo la eterna guerra civil, para 1899 vivía al borde de su extinción, momento cuando se produce el laudo Arbitral de París, el 3 de octubre de ese año, dando mañosamente al imperio británico la total soberanía del Esequibo, violando la Historia y el Derecho, para sesenta años después saberse la verdad mediante la denuncia escrita de uno de los dos norteamericanos que nos representaron, revelada después de su muerte.

              Venezuela denuncia ante la ONU el Laudo de París, se acepta, se estudian los pormenores y se abren caminos para la solución pacífica  mediante el Acuerdo de Ginebra el 17-2-1966. El Secretario General asume la responsabilidad de promocionar soluciones mediante el nombramiento del Buen Oficiante, de fecha 31-3-1987, en 2014 murió el ciudadano asignado para tales funciones, desde entonces se espera nuevo funcionario.  El problema  ha adquirido recientemente conflictividad preocupante, lejos de los procedimientos pacíficos auspiciados por las Naciones Unidas. Los últimos  quince años han sido de absoluta negligencia en el manejo del problema, prácticamente Venezuela eliminó las conversaciones indicando total desinterés por boca del presidente Chávez en una visita a la capital de Guyana, durante sus seis años de canciller el presidente Maduro jamás mencionó el Esequibo mientras el gobierno  de Guyana violaba los compromisos adquiridos hasta llegar al presente donde un probable  conflicto bélico se menciona.   La experiencia centenaria revela que no hay forma de solución, un siglo más habrá que esperar para que la ONU, convertida en verdadero gobierno mundial, imponga sus criterios sin apelación, ya no hay oficiante ni recurso valedero, lo que ha llevado a la mención  de la fuerza, de un Goliat, Venezuela, contra el minúsculo David, agresión a un país treinta veces  menor que el nuestro aplastándolo con chatarra soviética. !Urgente!...   ¡Urgente!...impedir  a nuestras fuerzas armadas llegar a la mayor cobardía, manchando la bella historia de nuestro ejército libertador, que abatió la tiranía para  crear seis repúblicas. A los oficiales actuales, que mediten, respeten la gloria de Bolívar y su tropa.

                 Solución: administrar el Esequibo conjuntamente los dos países, soberanía compartida al 50%  explotando riquezas de suelo y subsuelo, fundar una colectividad  con equilibrio en lo económico, social y cultural, inédita forma de gobernar una región nacida para ser binacional, respetando la ecología de la región, dando paz y prosperidad ciudadana, devoción por los derechos humanos, una creación insólita como ejemplo al mundo, sueño de Miranda y de Bolívar en  hermandad de América.

Gonzalo Villamizar Adarme
gonvillan1924@gmail.com
@gonvillan1924

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